CLASE 7 SANTIAGO

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INTRODUCCIÓN

Tanto las Escrituras como los filósofos antiguos le daban gran importancia a la sabiduría
Salomón escribió: “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia” (Pr. 4:7).
nueve siglos después, el filósofo romano del primer siglo a.C., Cicerón, declaró que la sabiduría es “el mejor regalo de los dioses” y es “la madre de todas las cosas buenas”. Ambos consideraban la sabiduría como la más alta, noble y valiosa de todas las posesiones.
los hebreos los que claramente comprendieron que la verdadera sabiduría no era intelectual, sino de conducta. De ese modo, el tonto más grande es el que conoce la verdad y no la aplica. Para los judíos, la sabiduría era la habilidad para vivir rectamente.
Pero tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento ponen en claro que hay dos clases de sabiduría, la sabiduría del hombre y la sabiduría de Dios, la sabiduría de abajo y la sabiduría de lo alto.
En el Antiguo Testamento, las palabras “sabiduría” y “sabio” aparecen unas trescientas veces, cien de ellas solamente en Proverbios.
El rey Salomón buscó sabiduría por encima de todo
Salomón necesitaba sabiduría para resolver los problemas económicos, militares y sociales, así como para otras decisiones, a fin de solucionar los asuntos que continuamente se presentarían en la relación del rey con su propio pueblo y con las naciones vecinas.
El libro de Eclesiastés, que casi todos los investigadores creen que fue escrito por Salomón (vea 1:1, 12, 16; 2:4–9), se clasifica entre los libros de sabiduría del Antiguo Testamento, junto con Job, Salmos, Proverbios y Cantar de los Cantares. Pero la sabiduría de la que habla Salomón en Eclesiastés es evidentemente humana en su perspectiva.
Salomón dijo de sí mismo: “Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desviaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor” (Ec. 1:16–18). En otras palabras, la sabiduría es un fracaso total.
El rey se entregó a toda clase de placeres, riquezas, extravagancias, conocimiento humano, risas, vino, grandes edificaciones, posesiones diversas, entretenimientos musicales, satisfacción sexual, logros personales y aun locuras y cosas insensatas (2:1–11). Y aunque reconoció que la sabiduría humana sobrepasa la necedad, concluyó que el hombre sabio y el tonto han de sufrir la misma suerte final, ¡la muerte (vv. 12–16)!
Esta no es la sabiduría que el Señor desea y proporciona a su pueblo. Cuando conducía a los israelitas desde Egipto a la Tierra Prometida, se lamentaba de ellos: “¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, y se dieran cuenta del fin que les espera!” (Dt. 32:29). Su preocupación era por su sabiduría espiritual, que les haría volverse de la apostasía a Él.
Nadie puede vivir sin sabiduría, ya que a nadie le gusta que lo llamen estúpido. Por lo tanto, la sabiduría es atesorada por los que la tienen y buscada por los que carecen de ella. Es aquí entonces, donde Santiago hace una pregunta bien directa:

V.13 ¿QUIEN ES SABIO Y ENTENDIDO ENTRE VOSOTROS?

Una persona sabia y entendida demuestra por lo que dice y por lo que hace que posee sabiduría.
Santiago califica el término sabio con la palabra entendido. Esto significa que una persona sabia también tiene experiencia, conocimiento y habilidad.
La sabiduría consiste en tener perspicacia y pericia para llegar a conclusiones correctas.
Incontables ejemplos demuestran que la gente de muchos conocimientos no es necesariamente sabia. Pero cuando una persona con conocimiento tiene perspicacia, sin duda es sabia. Si hay una persona sabia y entendida entre vosotros, dice Santiago, que lo demuestre con su vida.

V.13 “MUESTRE POR LA BUENA CONDUCTA SUS OBRA”

Muestre traduce un aoristo imperativo, haciendo del verbo una orden. “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros?”, dice él, “Muestre”
la sabiduría y la inteligencia que no se demuestran en una vida recta y piadosa están carentes de valor espiritual.
Santiago aconseja a los lectores que muestren su sabiduría e inteligencia por sus (implícitas) buenas obras
Santiago parece indicar que entre los cristianos los hombres sabios y entendidos son la minoría, ya que no todo aquel que pertenece a la comunidad cristiano adquiere sabiduría.
Pero exhorta a quienes la tienen a demostrar por palabra y obra que efectivamente son sabios. Santiago utiliza el verbo demostrar en el sentido de “probar”. Que el hombre realmente aporte verdaderas pruebas de que posee sabiduría y entendimiento. Que lo confirme por medio de su conducta diaria.
¿A qué se refiere Santiago cuando usa la expresión buena conducta? Se refiere a un modo de conducirse, noble y digno de alabanza. Es cierto, Santiago enfatiza “obras hechas en la humildad que proviene de la sabiduría”. Pero el hombre sabio afirma su noble conducta por medio de palabras y obras.
La amabilidad se manifiesta en la persona que ha recibido sabiduría y que lo demuestra en todos sus hechos.
En el libro de Eclesiástico, conocido también como Sabiduría de Jesús el hijo de Sirac, el escritor detalla algunos preceptos acerca de la humildad y dice: “Hijo mío, ejecuta tus tareas con humildad; entonces serás amado por aquellos a quienes Dios acepta” (Sir. 3:17, RSV).
La mansedumbre es un rasgo del carácter que da honra a Dios, un fruto del Espíritu (Gá. 5:23).
V.14 “PERO SI TENEIS CELOS AMARGOS Y CONTENCIÓN EN VUESTRO CORAZÓN” (SABIDURIA FALSA)
La falsa sabiduría no reconoce la soberanía de Dios, la voluntad de Dios ni la verdad de Dios. En esos tres versículos Santiago analiza brevemente la motivación (v. 14), las características (v. 15) y los resultados (v. 16) de la falsa sabiduría.
La motivación se determina siempre en el corazón. Esto es donde se origina el creer y el no creer, el pecado y la rectitud. Jesús les dijo a los discípulos en el camino a Emaús: “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!” (Lc. 24:25).
Felipe le dijo al etíope eunuco: “Si crees de todo corazón, bien puedes [ser salvo]” (Hch. 8:37)
Pablo declara: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó V 2, p 183 de los muertos, serás salvo” (Ro. 10:9). También el Señor puso en claro que “del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mt. 15:19). Por esa razón Salomón advirtió: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Pr. 4:23).

V.14 “CELOS AMARGOS”

Pikros (amargos) tiene el sentido esencial de puntiagudo, afilado, espinoso o cortante.
Aquí lo emplea de forma metafórica para describir el peor tipo de celos, ese que es áspero, con filo, cortante y destructivo, que no se preocupa por los sentimientos ni el bienestar de los que son blancos de él.
Aquellos cuya vida se basa en la sabiduría humana, y son motivados por ella, son inevitablemente egoístas, viviendo en un mundo en el que sus propias ideas, deseos y normas son la medida para todo.
Cualquier cosa o persona que sirve a esos fines se considera buena y amiga; si amenaza a esos fines, se considera mala y enemiga.
Los que se apropian de esta sabiduría terrenal y egoísta se resienten de cualquiera o cualquier cosa que se interponga entre ellos y sus propios objetivos.

V. 14 CONTENCIÓN

la contención, que es típicamente la causa en la que se basa el celo amargo. contención traduce la palabra griega eritheia, que tiene la connotación de disputa, agresividad y egoísmo extremo.
Se usa para la satisfacción personal y autorrealización a toda costa, que son las metas supremas de todo empeño carnal. No tenía lugar para otros, mucho menos para la genuina humildad.
Es este incontrolable encumbramiento del yo en el mundo actual que es la antítesis del llamamiento de un humilde, desinteresado, dador, amoroso y obediente hijo de Dios.
Una persona cuya motivación tiene como base la sabiduría del mundo es inevitablemente [jactanciosa].

V.14 “NO MINTAIS CONTRA LA VERDAD”

contra la verdad, contradecir absolutamente el evangelio de Jesucristo y la clara enseñanza de todo el Nuevo Testamento. Casi al principio de esta carta, Santiago se refiere a la salvación como que Dios “nos hizo nacer por la palabra de verdad”, y al final dice: “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad”
No hay otra cosa más característica de la humanidad caída e irredenta que el ser dominada por el ego.
Santiago está diciendo que, si una persona dice que es de Dios y que tiene la sabiduría de Dios, pero su vida está motivada y caracterizada por la contención y los celos amargos, simplemente está [mintiendo] contra la verdad. Sin importar lo que diga, esa persona no puede ser salva. Es una mentira viviente.

V.15 ESTA SABIDURIA NO ES LA QUE DESCIENDE DE LO ALTO

Los tres grandes enemigos del creyente son el mundo, la carne y el diablo, que se corresponden con las tres características de la sabiduría falsa que Santiago menciona aquí
tres de las características fundamentales y más distintivas de la sabiduría falsa e impía
sabiduría es terrenal.
Está limitada al presente mundo material de tiempo y espacio. Por definición, está restringida a cosas que el hombre puede descubrir, teorizar sobre ellas y lograr por sí mismo.
No tiene lugar alguno para Dios ni para las cosas de Dios.
No tiene lugar alguno para la verdad o la iluminación espiritual
esta sabiduría es motivada por el orgullo, la contención, la jactancia, el egoísmo, el interés personal y el engrandecimiento propio. Se engendra en sociedades cuyos lemas son “LUCHA POR tus propias cosas”, “HAZLO a tu manera”, y “Busca lo más importante”. Impregna la filosofía, la educación, la política, la economía, la sociología, la psicología y todas las demás dimensiones y aspectos de la vida humana contemporánea.
2. En segundo lugar, la falsa sabiduría es animal
sensual, carnal. Se vincula solo con el hombre caído e irredento, que está totalmente corrupto por la caída y separado de Dios.
Se origina en “el hombre natural [que] no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Co. 2:14)
Todos sus sentimientos, deseos, apetitos, conductas e impulsos tienen como base una forma humanista de ver el mundo y al hombre, quien, como es de suponer, llega a ser la medida de todas las cosas.
3. En tercer lugar, la falsa sabiduría es diabólica.
Aunque sea humana, terrenal y carnal, su raíz está en Satanás mismo, obrando a través de sus ángeles caídos, quienes se rebelaron con él contra Dios en otro tiempo.
Satanás siempre ha prometido sabiduría a los que tienta, asegurando que se debe dudar de la Palabra de Dios y aceptar la suya, que fue la esencia de su tentación a Eva en el huerto del Edén. Contradiciendo lo que el Señor le había dicho a Adán, Satanás le dijo a ella: “Sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Gn. 3:5).
El apóstol le advirtió a Timoteo que “el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Ti. 4:1)

V.16 “PORQUE DONDE HAY CELOS Y CONTENCIÓN ALLI HAY PERTURBACIÓN Y TODA OBRA PERVERSA”

la perturbación y toda obra perversa son términos generales que cubren una gran multitud de malos resultados concretos, que no hay necesidad de detallar.
Pero sin duda incluyen la ira, la amargura, el resentimiento, las demandas, el divorcio, las divisiones raciales, étnicas, económicas y una multitud de otros desórdenes sociales y personales. También incluyen la ausencia de amor, intimidad, confianza, compañerismo y armonía.
Akatastasia (perturbación) tiene el sentido esencial de inestabilidad, y por lo tanto se emplea para referirse a un estado de confusión, sedición, desorden, tumulto, a veces incluso de rebelión y anarquía.
la perturbación no caracteriza al pueblo de Dios, sino más bien al “hombre de doble ánimo… inconstante [akatastasia]”
La idea es que absolutamente nada que tenga al final algo bueno resulta de la sabiduría humana.
Si una persona dice tener fe salvadora en Jesucristo y afirma que tiene la sabiduría de Dios, pero tiene un corazón orgulloso, jactancioso y egoísta, y lleva una vida mundana, sensual y centrada en sí misma, sus reclamos de tener la salvación son falsos. Está mintiendo contra la verdad (v. 14).

V.17 “PERO LA SABIDURIA QUE ES DE LO ALTO”

se refiere, desde luego, a la propia sabiduría de Dios, que Él da por gracia a los que confían en su Hijo, Jesucristo. El Antiguo Testamento iguala la sabiduría con el amar a Dios (Pr. 9:10). El Nuevo Testamento vincula la fe salvadora con la sabiduría espiritual. En el Sermón del Monte Jesús dijo: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un V 2, p 189 hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mt. 7:24).
Las “palabras” a las que se refiere tienen que ver con la salvación, con tomar la puerta estrecha y el camino angosto que conduce a la vida eterna (v. 14) y con tener una relación personal con Él (v. 23).

LA MOTIVACIÓN DE LA VERDADERA SABIDURÍA

es primeramente pura, (3:17a)
Hagnos (pura) denota el concepto de ser libre de contaminación o mancilla y la empleaban los antiguos griegos para referirse a una ceremonia de limpieza por medio de la cual un adorador se purificaba y llegaba a ser merecedor de acercarse a los dioses.
Aun los paganos comprendían que solo se podían acercar a la deidad con un corazón puro. El escritor de Hebreos nos recuerda que, sin tal pureza o “santidad… nadie verá al Señor” (He. 12:14).
Hagnos se deriva de la misma raíz que hagios, que por lo general se traduce “santo”. Por lo tanto, no es una interpretación forzada decir que la sabiduría pura es sabiduría santa. Al venir de lo alto, es decir, de Dios, no podía ser de otra manera.
La sexta bienaventuranza es “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt. 5:8). David buscó la pureza de corazón, al decir en su oración: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve… Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal. 51:7, 10).
Juan nos asegura que “todo aquel V 2, p 190 que tiene esta esperanza en él [Jesucristo], se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Jn. 3:3)
sabiduría es pacífica
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt. 5:9). La verdadera sabiduría no ocasiona conflicto por su egoísmo, sino que produce paz por su humildad
la sabiduría divina es amable
Una persona amable es humildemente paciente, se somete al deshonor y al abuso, a los maltratos y la persecución, sabiendo que “bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” y “bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan V 2, p 191 toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos
Los verdaderamente amables saben que “el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido” (2 Ti. 2:24), que con humildad y “con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” (2 Ti. 2:25).
la sabiduría divina es llena de misericordia
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt. 5:7). El creyente [lleno] de misericordia evidencia su fe salvadora y su vida transformada, no solo al perdonar a los que le han hecho mal, sino extendiéndoles su mano para ayudarlos en cualquier necesidad. Como el buen samaritano
la sabiduría que es de lo alto está llena de… buenos frutos
se refiere a toda clase de buenas obras. La fe genuina se demuestra con verdaderas buenas obras (Stg. 2:14–20). Un creyente se conoce por hacer el bien y dar muestras del fruto del Espíritu (Gá. 5:22–23). En todo esto refleja su “hambre y sed de justicia” (Mt. 5:6).
la sabiduría que es de lo alto es sin incertidumbre
significa que no se parte o divide, por consiguiente sin incertidumbre, indecisión, inconsecuencia, vacilación o duda. La palabra se empleaba a veces para indicar imparcialidad, el tratar a todos por igual, sin favoritismos, una importante cualidad espiritual que Santiago ya había destacado
la sabiduría divina es sin hipocresía
La hipocresía es uno de los pecados que más condenó Jesús, cuatro veces solo en el Sermón del Monte (Mt. 6:2, 5, 16; 7:5). Repetidamente Él reprendía a los escribas, fariseos y otros líderes judíos por su grosera hipocresía y falta de sinceridad. Advirtió a sus discípulos: “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía” (Lc. 12:1)

V. 18 LOS RESULTADOS DE LA VERDADERA SABIDURÍA

18. Los pacificadores que siembran en paz levantan una cosecha de justicia.
¿Cuál es la tarea de los pacificadores? Dicho en términos simples, ellos son los que buscan reunir a los contendientes para lograr armonía y paz. Pero, me apresuro a añadir, ellos también practican la paz tratando de vivir en paz con todos (Ro. 12:18). En suma, harán todo lo que esté a su alcance para evitar la lucha y promover la paz.
Es una cosecha de justicia la que es sembrada en paz por aquellos que buscan la paz.
“El efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre” (Is. 32:17).
Pr. Gabriel Sosa
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