Corramos Para Obtener el Premio
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Introducción
Introducción
En 1936 el atleta afroamericano Jesse Owens participó en los juegos Olímpicos de Munich, Alemania.
Durante este tiempo Adolfo Hitler estaba en poder.
Era durante ese tiempo que el partido Nazi estaba en poder en Alemania.
Ellos creían que la raza blanca, ariana, eran la super raza por encima de todos los demás.
Se creían superiores en todo aspecto - físico, mental, intelectual, etc.
Seguramente Alemania se llevaría todas las medallas de oro y así demostraría que los alemanes eran la super raza mundial.
Para sorpresa de todos uno de los atletas de los EEUU era un sencillo afroamericano llamado Jesse Owens.
Para sorpresa de Hitler y el resto de Alemania Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro, lo cual molestó demasiado a Hitler.
Jesse Owens demostró que no existía ninguna super raza. Él corrió con determinación . Él no corrió para ganar segundo ni tercer lugar.
Jesse Owens corrió para ganar la medalla de oro y demostrar que él sería el campeón.
Podríamos preguntar que tiene que ver las olimpiadas de 1936 con 1 Corintios 9:24-27.
Tiene que ver mucho.
Las olimpiadas eran un competencia de atletas que se celebrara en Olimpia, Grecia.
Era una competencia donde los atletas entrenaban con bastante dedicación para poder competir y así ser nombrados campeones.
En 1 Corintios 9:24-27 Pablo hace alusión a unos juegos similares que se celebraban en Corinto cada dos años - los juegos Ístmicos de Corinto. Hoy Pablo exhorta a Agua Viva a:
Correr para ganar el premio
El que corre debe entrenarse con disciplina
El que corre debe evitar ser descalificado
Corramos para ganar el premio
Corramos para ganar el premio
Pablo escribe a los Corintios que estaban muy familiarizados con las competencias de los juegos Ístmicos y Olímpicos:
¿No saben que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero solo uno obtiene el premio? Corran de tal modo que ganen.
Los hermanos habían ido a los estadios.
Ellos habían presenciado a los corredores competir unos contra otros.
Ellos habían visto como los campeones recibían una corona de pino como símbolo de su victoria.
Muchos habían escuchado del famoso “maratón” que era una carrera de 26 millas.
Pablo utiliza esa imagen, ese cuadro de los atletas corriendo, esforzándose cada uno para que los corintios entendieran:
Solo uno obtiene el premio.
En una carrera podrían haber 5, 10, 20, 100, 200 que compiten - pero a final de cuentas solo uno va a obtener el premio.
Solo uno va a salir victorioso.
Solo uno va a lograr el primer lugar.
Pablo sabe que cada atleta que compite tiene la misma meta.
Ninguno espera llegar en último lugar.
Ninguno corre esperando que logre el segundo lugar.
Todos han estado soñando con esta carrera por varios meses.
Todos los que competían podían ya hasta oler la corona de pino que recibirían al ganar la competencia.
Pablo toma pues esta imagen de los atletas, esforzándose, corriendo con todas sus fuerzas, haciendo todo lo necesario, para poder llegar a la meta y: ganar!
Esa era la meta.
La meta era el triunfo.
La meta era la victoria.
La meta era llegar al final y lograr el premio.
Pablo usa la imagen de la carrera y la compara con la carrera del creyente.
Cada creyente está corriendo una carrera.
Desde el momento en que aceptamos a Cristo entramos en la carrera.
En el momento que aceptamos al Salvador Jesucristo iniciamos nuestra carrera Cristiana.
…pero muchos en Corinto llegaron a olvidar cómo deberían correr.
Muchos se volvieron negligentes.
Otros entraron en desanimo.
Otros retrocedieron.
Otros se estancaron.
Otros perdieron el impulso.
…y cada uno de estos Pablo les exhorta a seguir corriendo la carrera como el corredor que corre con todas sus fuerzas para obtener el galardón / el premio / la victoria.
Entre pruebas y luchas, dificultades y problemas, entre la pandemia y responsabilidades del día a día llegamos a olvidar que estamos en una carrera.
Llegamos a olvidar que somos herederos de la vida eterna y que tenemos la promesa de un galardón.
Cada creyente recibirá un premio, una recompensa, un regalo de parte de Dios en la eternidad.
sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban;
«Por tanto, Yo vengo pronto, y Mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra.
Jesús ha de recompensar a cada creyente por cada obra hecha en su nombre, por cada esfuerzo, por su dedicación a los caminos de Dios, por su entrega, por su fidelidad, por tu trabajo, por su devoción a Dios, por su servicio al pueblo de Dios y al prójimo.
Ninguna obra, ningún esfuerzo será sin recompensa.
Entrenemos con disciplina
Entrenemos con disciplina
Pablo sabe que ganar una carrera requería esfuerzo y dedicación.
Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
Los que competían entrenaban por unos 10 meses antes de la competencia.
Se abstenían de ciertos alimentos.
Se abstenían de desvelos.
Vivían un estilo de vida estricto en cuanto alimentación, sueño, descanso, y entrenamiento para lograr tener condición apta para una competencia.
Los que competían sabían que la disciplina que guardarían no era en vano.
Ellos sabían que este era el camino para lograr el premio.
Ellos sabían que después de tanto tiempo de esfuerzo, de entrega, de sacrificio correrían de tal manera que llegarían a la meta final.
Ellos podían sentir la corona de pino siendo puesta sobre sus cabezas.
Ellos sabían que todo esta entrega valdría la pena pues era necesario para poder recibir el premio al final.
Luego Pablo usa otro ejemplo de ring de boxeo.
Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire,
Pablo ve su propia carrera y no es como el boxeador que solo da golpes alocados al aire.
¡No! El boxeador entrena para dar un golpe que pueda tirar a su oponente.
El boxeador entrena para dar un golpe exacto, fuerte, y triunfante.
Pablo anima a los hermanos a entender la determinación de los atletas de recibir un premio corruptible - la corona de pino.
Estos que competían estaban dispuestos a hacerlo sabiendo que recibirían una corona que al pasar de los días se secaría y perdería toda su hermosura.
Pero Pablo compara la corona corruptible con la corona que recibirá cada creyente:
Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
¿De qué corona habla Pablo?
En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman Su venida.
Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según Su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,
para obtener una herencia incorruptible, inmaculada, y que no se marchitará, reservada en los cielos para ustedes.
Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, ustedes recibirán la corona inmarcesible de gloria.
’No temas lo que estás por sufrir. Yo te digo que el diablo echará a algunos de ustedes en la cárcel para que sean probados, y tendrán tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la vida.
Cristiano, no pierdas de vista la promesa de los galardones que cada creyente recibirá en base a nuestras obras de esta vida.
Esta realidad es la que impulsaba a Pablo a decir: yo golpeo mi cuerpo, lo someto, lo disciplino, porque se que al esforzarme en los caminos de Dios - recibiré de parte de Dios un galardón.
Notemos la entrega de Pablo, el esfuerzo, la dedicación, la perseveración en cuanto a su vida Cristiana.
En ocasiones nos sorprendemos de lo mucho que fue usado Pablo por Dios.
Nos sorprendemos de como Pablo logró hacer tanto durante su ministerio.
Nos sorprendemos de como Dios lo llevó de un lugar a otro para establecer y fortalecer a las iglesias de Cristo.
…pero olvidamos que Pablo era un hombre dedicado a su llamado como creyente.
Pablo sabía que desde el momento que conoció a Cristo su vida era conocerlo más y más.
Pablo sabía que su meta en esta vida era servir al Cristo resucitado.
Pablo anhelaba entregar su vida completa a Cristo.
Pablo no era la clase de creyente que decía estoy desanimado, me siento frio, me siento como que ya no puedo, no soy tan exagerado como otros en mi Cristianismo, pastor es que usted no conoce los muchos compromisos que tengo yo…nada de esto.
Pablo sabía que Cristo había tenido misericordia de él mostrándole su salvación y ahora estaba dedicado en alma y cuerpo a servir a Dios por el resto de su vida, cueste lo que cueste.
No era una entrega parcial. Era una entrega completa al Cristo de la gloria.
Evitemos ser descalificados
Evitemos ser descalificados
La preocupación de Pablo por los Corintios y por su propia vida era:
sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado.
Esto no significa perder la salvación.
Pablo no estaba preocupado que a final de cuentas él pudiera perder la salvación.
Más bien se refiere al hecho que a causa de su descuido espiritual, su negligencia, su falta de disciplina en esta vida pudiera perder su galardón.
Hermano pongamos nuestra mirada / nuestros ojos en la meta.
Creamos que recibiremos de parte de Dios un galardón.
Trabajemos por el maestro.
Esforzémonos no solo por las cosas corruptibles de este mundo.
Si nos dedicamos al trabajo, a nuestros quehaceres, a nuestros compromisos de este mundo - que bueno.
Pero no olvides que estos logros se acabarán al igual que la corona de pino de los juegos Ístmicos.
Si tu esfuerzo solo es para esta vida, lamento decirte que estarás perdiendo los muchos galardones que podrías recibir en la eternidad.
Trabaja, esfuerzate por las cosas que no se corrompen - sirve a Dios con dedicación y que no sea solo las sobras de tu tiempo y de tu vida.
¡Da lo mejor al maestro!
Conclusión
Conclusión
¿Por qué desear un galardón?
¿Por qué desear una corona?
¿Acaso no es suficiente ser heredero de lal vida eterna?
¿Por qué tanta ambición por recibir de Dios galardones en la eternidad?
La respuesta es muy sencilla: porque Dios nos anima con la promesa de un galardón y debemos anhelarlo.
Pero en mi mente encuentro otra respuesta:
Y alrededor del trono había veinticuatro tronos. Y sentados en los tronos, veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en la cabeza.
los veinticuatro ancianos se postran delante de Aquel que está sentado en el trono, y adoran a Aquel que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
Estoy convencido que tras recibir de parte de Dios estas hermosas coronas y galardones lo primero que haremos es quitarlas de nuestras cabezas y las rendiremos al rey, las traeremos ante su presencia en alabanza y adoración.
Tendremos algo con que alabarlo por toda la eternidad reconociendo que todo es por él y para él - a él sea la gloria.