¿Donde están los Elias de Dios?

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Isaias 43:16-21

Hoy es un dia muy especial, y no por que después de un año de pandemia no podemos reunir otra vez, sino por que hoy el Señor esta haciendo algo nuevo y te va a mantener al borde de la silla. Hoy tus ojos serán abiertos para ver las nuevas posibilidades que está creando, vas a quere salirte de ese pellejo para ver lo que Dios ya está haciendo en tu vida, para tener esa visión que te hace saltar del asiento.
¿Lo creees?
Isaiah 43:16–21 NVI
Así dice el Señor, el que abrió un camino en el mar, una senda a través de las aguas impetuosas; el que hizo salir carros de combate y caballos, ejército y guerrero al mismo tiempo, los cuales quedaron tendidos para nunca más levantarse, extinguidos como mecha que se apaga: «Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados. Me honran los animales salvajes, los chacales y los avestruces; yo hago brotar agua en el desierto, ríos en lugares desolados, para dar de beber a mi pueblo escogido, al pueblo que formé para mí mismo, para que proclame mi alabanza.
Hoy el Señor no está diciendo que el que se quiera quedar en las formas pasadas, se queda, por que Él esta haciendo cosas nuevas. Muchos quieren regresar a lo mismo, la comodidad de vivir 6 días en el mundo y 1 dia con el Señor. Eso se terminó. Si vamos a ver hacia atrás es para concer la senda antigua en la cual el mismo Jesús anduvo cuando estubo en la tierra. Pero la Iglesia que conocieron hasta antes de la pandemia va a desaparecer.
Muchas veces fijamos la mirada en las cosas que nos rodean, inclusive en asuntos escatológicos. Que si ya viene el anticristo humano, que son los últimos dias, etc. Pero el Señor Jesus nos dijo que a nosotros no nos corresponde conocer la hora no el momento.
Acts 1:7 NVI
—No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre—les contestó Jesús—.
Pero de inmediato nos enfoca en lo que le interesa a nuestro Señor y Dios
Acts 1:8 RVR60
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Recibir poder para compartir. Es decir sabemos que cada vez el tiempo se acerca, pero si te enfocas en eso te desenfocas de la prioridad de Reino, que es: Ser testigo de Jesucristo. No te engañes, si bien debes dar testimonio por tu ejemplo a las personas sumergidas en el sistema del mundo, el testificar implica abrir la boca de forma intencional para liberar a los cautivos del las garras del infierno. Ese lugar donde hay un ser que se come tu carne pero nunca acaba, te deja com un gusano, sin brazos ni iernas, lugar de tinieblas donde solo escuchas terrores pasando junto a ti.
Se te da el poder para que prediques y sanes traigas a la Vida eterna a los muertos. Todo don que Dios nos da, lo da con un objetivo bien claro. Testificar sobre Jesús, compartir las buenas noticias del evangelio.
Todos queremos poder de Dios, pero ¿para que? ¿Para hacer tesoros en la tierra acaso? ¿Para vivir bien, sin problemas, sin nadie que nos persiga? Hermano déjame decirte que ningun personaje en la Biblia recibió poder de Dios y vivió sin ataques y persecuciones, sino, TODO LO CONTRARIO.
Acts 9:16 NVI
Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.

¿Aún quieres el poder de Dios?

¿Estás realmente dispuesto a derramar una, una sola gota de tu sangre?
Veamos que se requiere, veamos el Ejemplo de Elias.
Sabemos que Elías era un hombre «de pasiones semejantes a las nuestras», pero,
¿Y nosotros somos hombres de oración como él?
¿Por qué Dios se fijó en alguien como Elias?
Elías salió de la oscuridad al escenario del Antiguo Testamento como un hombre maduro. La reina
Jezabel, aquella hija del infierno, había destruido a los profetas de Dios reemplazándoles por sacerdotes
de dioses falsos. Oscuridad espiritual cubría la tierra. El pueblo estaba ciego y bebía la iniquidad
como agua. Cada día se levantaban nuevos templos paganos, donde se practicaban crueles ritos en los
que perecían inocentes víctimas humanas de niños y damitas.
Todo esto ocurría en un pueblo que llamaban a Abraham su padre, y cuyos antepasados habían
clamado a Dios en sus tribulaciones y habían sido librados de todas sus angustias. El Señor de gloria
parecía ausente y la sal había perdido su sabor. El oro se había convertido en escoria. Sin embargo, de su
profunda apostasía Dios levantó a un hombre —no un comité, ni una secta, ni un ángel, sino un
HOMBRE—, y un hombre de pasiones semejantes a las nuestras. Dios llamó a un hombre, no a
predicar» sino «a estar en el Portillo». Como Abraham en antiguo. tiempos, así ahora Elías «estuvo ante
el Señor» Por esto el Espíritu Santo pudo escribir su biografía en - dos palabras: «Elías oró.» 1 Reyes 18:42. Nadie
puede hacer nada más importante para Dios y para los hombres.
Tales hombres de oración son siempre benefactores nacionales. Elías era uno de éstos. Oyó una voz,
vio una visión, experimentó un poder, se enfrentó con un enemigo y, contando con Dios como aliado,
obtuvo una gran victoria.
Las lágrimas que derramó, las angustias que sufrió y los gemidos que profirió están escritos en el
Libro de las Crónicas de Dios. Por fin, Elías emergió con la infalibilidad de un profeta. Conoció la
mente de Dios. Por tanto, un solo hombre conquistó una nación y alteró el curso de la Naturaleza. Este,
«total desconocido», se mantuvo firme e inconmovible como los montes de Galaad cuando cerró
los cielos con su palabra. Por la llave de la fe, que se adapta a todos los cerrojos, Elías cerró los cielos,
se puso la llave en el bolsillo y Acab tembló - Aunque es maravilloso cuando Dios se apodera de un
hombre, es todavía más admirable cuando un hombre se apodera de Dios. Que un hombre de Dios
«gima en el espíritu, y Dios clamará: «Dejadme hacer.» Nosotros quisiéramos las proezas de Elías, pero
no sus destierros.
Hermanos, si hacemos la obra de Dios, a la manera de Dios, en el tiempo de Dios y con el poder de
Dios, tendremos la bendición de Dios y las maldiciones del diablo. Cuando Dios abre las ventanas del
cielo para bendecimos, el diablo abre las puertas del infierno para atacarnos. La sonrisa de Dios significa
el ceño del diablo. Los simples predicadores no pueden ayudar ni dañar a nadie; pero los profetas
conmueven a todo el mundo y hacen desesperar a algunos. El predicador suele ir con la multitud, el profeta
va en contra. Un hombre pobre, pero ardiente y lleno de Dios, será tildado de mal patriota porque
habla contra los pecados de su nación; de severo, porque su lengua es espada de dos filos; de
desequilibrado, porque el peso de la opinión está en su contra. El predicador será ensalzado, el profeta
abucheado.
Juan el Bautista pudo mantenerse seis meses en prisión; pero él y Elías no podrían permanecer seis
semanas en la calle de una ciudad moderna. Los encerrarían en un manicómio por reprender el pecado y
no silenciar su mensaje.
Los evangelistas de nuestros tiempos lloran el poder de los sistemas ateos, pero cierran la boca ante
la amenaza de la religión nominal y apóstata.
Nadie siente compasión por las multitudes engañadas, en vida y en muerte, con formas nocivas de religión. Tales
multitudes tienen que conmovernos, como conmovieron a Elías circunstancias parecidas. El enemigo ha
venido como un río.
¿No hay ningún guerrero de Dios, revestido con la armadura del Espíritu Santo,
capaz de levantar bandera contra él? Sólo un lugar mantendrá el corazón en pasión y los ojos en visión.
Este lugar es la cámara secreta de oración. Elías, con un volcán en el corazón y voz de trueno, apareció
en el reino de Israel para un tiempo como ése.
Las dificultades para la evangelización mundial son muchas en nuestros días. Pero las dificultades
dan lugar a hombres decididos. ¿Has llegado ante ríos que te parecen invadeables? ¿Te hallas ante
montañas incruzables? Dios es especialista de cosas imposibles para todo otro poder.
Pero el precio es alto. Dios no quiere ser nuestro asociado sino a condición de ser dueño.
Elías vivió con Dios. Consideró los pecados de la nación como pecados contra Dios; se entristeció
sobre tales pecados como Dios mismo, y habló contra ellos como Dios. Fue tan apasionado en sus
oraciones como en su denuncia del mal. Su predicación era como fuego y los corazones de los hombres
como metal fundido.
Pero «los pasos del hombre de bien son ordenados por el Señor» (Salmo 37:23). El Señor dijo a
Elías: «Escóndete», y más tarde dijo: «Muéstrate». Habría sido un gran error esconderse cuando tenia
que reprender a reyes por el amor de Dios, y peligroso desafiarles sin orden expresa del Señor. Es un
error predicar si el Espíritu nos ordena esperar en el Señor. Debemos aprender a decir como David:
«Alma mía, espera siempre en Dios» (Salmo 62:5). ¿Quién se atreverá a pedir a Dios cortar todos
nuestros propios apoyos? Los caminos de Dios no son nuestros caminos. Sus caminos son «escondidos»,
pero El nos los revela por el Espíritu Santo.
¿Le ordenó Dios alojarse en Chérit y Sarepta en algún. gran hotel? ¡Oh, no! ¡A este profeta de Dios,
a este predicador de la justicia le fue ordenado alojarse en casa de una viuda pobre!
Más tarde la oración de Elías fue un modelo de oración concisa: «Escúchame, oh Señor, escúchame,
para que este pueblo pueda conocer que Tú eres el Señor y que Tú has cambiado su corazón> (IReyes
18:37). E. M. Bounds. tiene razón al decir que las oraciones breves en público son el resultado de largas
oraciones en secreto. Elías oró, no por la destrucción de los profetas idólatras, ni que cayeran rayos
sobre el rebelde pueblo de Israel, sino para que la gloría y el poder de Dios se revelaran como Dios
quisiera.
Nosotros tratamos de ayudar a Dios a salir de las dificultades. Abraham lo intentó, y
hasta el día de hoy el mundo sufre su error a causa de Ismael. En cambio, Elías trató de poner las cosas
más y más difíciles para Dios. ¡Pidió fuego e hizo empapar el altar de agua! Dios quiere vernos
atrevidos en nuestras oraciones. «Pídeme y te daré las gentes por heredad, y por posesión tuya los
términos de la tierra» (Salmo 2:8).
¡ Oh hermanos! La mayoría de nuestras oraciones son advertencias y consejos a Dios.
Nuestra oración está teñida de egoísmos, ya sea para nosotros mismos, para nuestra denominación o
para nuestro grupo. ¡Perezca tal pensamiento! Nuestro objetivo debe ser Dios solo. Es su honor el que
está puesto en juego. Su bendito Hijo el que es despreciado e ignorado. Sus leyes, quebrantadas. Su
nombre, profanado; su Libro, olvidado, y su Casa, convertida en un círculo de actividades recreativas.
Dios necesita mucha paciencia para con las oraciones de su pueblo. Le decimos lo que tiene que
hacer y cómo. Hacemos juicios y formulamos apreciaciones cuando oramos. En una palabra: lo hacemos
todo menos orar.
¿Cómo pueden enseñar lo que no saben?
La persona que pudiera inducir a muchos creyentes a orar levantaría el más grande
despertamiento que el mundo haya conocido. La falta no está en Dios. «El es poderoso para hacer
conforme al poder que obra en nosotros.» El problema para Dios hoy día no es el Ateísmo, ni la
Religión falsa, ni el Liberalismo o Modernismo. El problema para Dios que la bases fundamentales están muertas.
Yo se donde está el Dios de Elias, pero

¿Dónde están lo Elias de Dios hoy?

Si estás dispuesto a pagar el precio de dejarte atrapar por Dios y de tu atrapar a Dios y obedecerle en todo lo que El te pida, ponte de Pie.
Reconce preimeramente que Dios no puede actuar; no porque seamos demasiado ignorantes, sino porque somos demasiado autosuficientes. ¡Hermanos, nuestras capacidades son nuestros impedimentos, y nuestros talentos piedras de tropiezo!
Quizás sientas o has pensado que tu no puedes tomar este reto, por tu edad, o por una enfermedad o cualquier otra situación o quizás desde niño o niña escuchaste que Jesús es tu amigo, pero hace mucho que no lo ves.
Jesús tenía un amigo, era hermano de Martha y Maria y se llamava Lázaro. Jesús visitó su casa y trajo las nuevas del Reino de los Cielos a esa casa. Lázaro creía en Jesús, eran amigos. Pero la Biblia nos cuenta que Lázaro enfermó y murió. Jesús no fue a buscarlo para orar por él. Seguramente que Lázro esperaba verlo llegar para aliviarse, pero no llegó. ¿Dónde está ese Dios amoroso que promete sacarme de cuaquier situación habra pensado Lazaro? o quiás ¿Soy demasiado pecador, no quiere verme? Pero Dios tenía otros planes. Era necesario que su Nombre fuera glorificado.
A Lázaro despues de morir su esperanza, lo ataron de pies a cabeza, lo sepultaron y pusieron una piedra para sellar el sepulcro. Abandonado en la oscuridad. Si te sientes así, en oscuridad, muerto de miedo, atado y enterrado bajo las mentiras que has creído; déjame decirte que la Palabra dice que todo el que cree en Jesucristo no morirá. Jesús viene hoy a la tumba, ordena que la piedra sea removida. Jesús te llama por tu nombre, y te dice SAL!
En este mometo está corriendo por tus venas, más que sangre, es la misma vida deJesucristo que te inunda, el amor que lava el pecado.
Respira estás vivo. El poder la muerte no pudo detenerte.
Estás vivo en la tierra de los vivos.
Isaiah 43:19 NVI
¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados.
Señor, quiero encontrarte en oración no para pedirte cosas vanas, quiero atrapar tu corazón en oración. Mis prioridades ahora son tus prioridades. Tomo hoy la desición de tomar acciones que nos acerquen más. Apartaré un tiempo fijo para orar y meditar en tu Palabra, para que me hables. Buscaré compartir el evangelio aunque eso me haga sufrir como a Pablo o a Elias.
Aqui estoy. Amén
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