Marcas de una Iglesia Unida

Exposición de Efesios  •  Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 27 views

La unidad dentro de la Iglesia se observa en lo que hay en común, así como también en la diversidad que en ella existe.

Notes
Transcript
Handout
[Mostrar la imagen de los pingüinos emperador]
Uno de los animales que más me han impactado en toda mi vida han sido los pingüinos emperador. Estas aves viven en la fría Antártica, donde tienen que ideársela para poder sobrevivir. Realizan un viaje de meses para poder ir al océano y conseguir comida para ellos y para sus crías. Pero lo que más me impresiona de ellos, es lo que hacen en la temporada de invierno, cuando las temperaturas bajan extremadamente.
[Mostrar la imagen de cerca de los pingüinos reunidos]
Para mantener el calor entre ellos, los pingüinos se reúnen en un grupo para mantener el calor entre ellos y soportar el frío extremo del invierno.
[Mostrar la imagen de lejos de los pingüinos reunidos]
Así es como se ven desde una toma lejana. Y lo que me llama la atención de esta práctica que tienen los pingüinos emperador es que se van turnando. Los que están más adentro del grupo, más calientitos, se van moviendo después de un tiempo, hacia la parte exterior del círculo. Hacen esto para que los que están en los extremos, tengan también espacio en la parte más cálida del grupo.
Es realmente sorprendente cómo estos animales tienen este instinto para sobrevivir, pero también el instinto de comunidad para poder soportar el frío crudo del invierno. No sé si éstos animales razonen, pero es impactante, mis hermanos. Sin embargo, lo triste de esta escena es que pareciera que los animales tienen más espíritu de unidad que los seres humanos. Y mayormente los cristianos, que hemos sido llamados para la Unidad. Y por tal razón, Pablo escribe en Efesios 4.1-10 una exhortación acerca de la Unidad que debe haber dentro de la iglesia.
Efesios 4:1–10 LBLA
Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos. Pero a cada uno de nosotros se nos ha concedido la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por tanto, dice: Cuando ascendio a lo alto, llevo cautiva una hueste de cautivos, y dio dones a los hombres. (Esta expresión: Ascendió, ¿qué significa, sino que El también había descendido a las profundidades de la tierra? El que descendió es también el mismo que ascendió mucho más arriba de todos los cielos, para poder llenarlo todo.)
Nos encontramos en la segunda mitad de la carta a los Efesios. Ahora el apóstol parece cambiar el enfoque que ya había venido mostrando desde Efesios 1: la doctrina. Sin embargo, con la palabra “pues” de Ef. 4.1, nos muestra que hay unas implicaciones a todo lo que ya ha venido hablando: la práctica.
Se ha mencionado que la teología sin práctica no sirve para nada. Y es cierto. De nada sirve tener llena la cabeza de información y de doctrinas, si dicha teología no se convierte en acción. Pero, a pesar de que Pablo invierte los otros tres capítulos de su carta para hablar de los aspectos prácticos de la teología, algo que está claro y que no podemos ignorar es que, aún en esa sección práctica de la carta hay teología.

La teología sin práctica no sirve para nada. Pero la práctica sin teología está igual de vacía.

Y espero que el día de hoy, y por los domingos que nos quedan por delante, podamos comprender esta verdad, y abrazarla todos los días de nuestro peregrinaje. Y Efesios 4.1-10 nos ayudará a comprender el fundamento de la Unidad dentro de la Iglesia. Es decir, vamos a aprender el día de hoy cuáles son esas Marcas de la Unidad en la Iglesia. Para ello, dividiremos nuestro texto en dos verdades:
La Unidad en la iglesia se ve en la relación interna de los miembros de la iglesia (1-6)
La Unidad en la iglesia se ve en la diversidad de dones de los miembros de la iglesia (7-10)

La Unidad en la Iglesia se ve en la relación interna de los miembros de la iglesia (v.1-6)

Efesios 4:1 LBLA
Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados,
Es interesante que Pablo vuelve a referir su condición en la que estaba en ese momento. Pablo seguía encarcelado en Roma, mientras escribía esta carta. Pero a pesar de ello, el apóstol no dejó de creer que todo estaba bajo el plan soberano de Dios: “prisionero del Señor”. Pero en esta ocasión, Pablo no va a hablar de su condición circunstancial, puesto que ya se habló en Ef. 3.1. Cuando Pablo comienza diciendo: “Yo”, está haciendo uso de su autoridad apostólica que de parte del Señor le ha sido entregada.
Recordemos que nos encontramos en la sección práctica de la carta, y Pablo comienza con una exhortación: “les ruego que ustedes vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados”. Las palabras “andar dignamente” significan o dan la idea de que la manera en que los efesios debían comportarse debía ser consecuente, “correspondiente a algo”, en este caso, correspondiente al llamado con el que fueron llamados. Es decir, tomando en cuenta todo lo que ya se habló en los tres capítulos anteriores, así deben de vivir. Todo lo que aprendieron, todo lo que ya saben acerca de su posición en Cristo,ahora deben vivir de tal manera que refleje lo que verdaderamente son. Una vida consecuente a la fe.
Esto obviamente va en contra de todos aquellos hombres y mujeres que piensan que por profesar la fe cristiana ya quedó desechada la vida en santidad. Aquellas personas que dicen que por estar bajo la gracia, y no bajo la Ley, estamos exentos de cumplir la Ley. Pero no es así, mis hermanos. La Biblia enseña totalmente lo contrario, y de hecho lo vimos cuando estudiamos Efesios 2.10: “fuimos salvados para hacer buenas obras”. No se puede hablar de salvación sin que haya evidencias de ello. Como un pastor (Paul Washer) una vez dijo:
Si dices que el Señor te salvó, pero sigues viviendo de la misma manera, yo me pregunto: ¿de qué te salvó?
No mis hermanos. No es posible. 1 Jn.2.6 nos dice que:
1 Juan 2:6 LBLA
El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo.
Pero quizá tú me digas: “Como fui escogido desde antes de la fundación del mundo, y mi salvación está segura en el Señor, no importa ya cómo viva”. Ante tal razonamiento yo siempre respondo: “No has entendido el evangelio”. Pablo bien claro lo está diciendo en Efesios 4.1, “Anden de acuerdo con el llamamiento con el que han sido llamados”. Has sido llamado por un Dios santo, debes vivir de esa manera, santa.
Efesios 1:4 LBLA
según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El. En amor
Por eso estuve muy insistente en los domingos anteriores acerca de la teología y que entendiéramos las doctrinas fundamentales de la carta. Porque, si no entendemos nuestra posición en Cristo, si no entendemos ese Llamamiento eficaz que el Señor ha hecho para con Sus hijos, será imposible que vivamos de acuerdo a ese llamamiento.
Aquí es donde Pablo va a responder a dos preguntas que podemos hacernos:

¿Cómo podemos vivir de acuerdo al llamamiento de Dios?

Efesios 4:2–3 LBLA
con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
En estos versículos hay únicamente dos verbos, los cuales son muy interesantes, pues describen una acción que no tiene fin: soportándose y esforzándose.
Me llama la atención que Pablo utiliza tres sustantivos para describir la manera en que como creyentes debemos soportarnos unos a otros: humildad, mansedumbre y paciencia. y el porqué hago hincapié en estas tres palabras es debido a que son parte del fruto del Espíritu en el creyente.
Gálatas 5:22–23 LBLA
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.
Y el mismo Pablo, en Filipenses 2.1-5 exhorta a los creyentes a imitar la misma actitud de Cristo: la humildad. Podemos decir que, la humildad, la mansedumbre, y la paciencia son los rasgos que caracterizan a un creyente que vive de acuerdo al llamado que ha recibido de Dios. Un hombre o mujer cristianos son aquellos que soportan con humildad, mansedumbre, y paciencia a los hermanos de la Iglesia, y también con aquellos que no son creyentes.
¿Éstas son las características que te describen a ti en tu trato con los demás?
Ahora que estoy trabajando en una librería cristiana, he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas, miembros de muchas iglesias, e incluso a inconversos que piensan que son creyentes. Pero, lo que me sorprende (y lo digo con mucho dolor) es que han llegado muchas personas, buscando Biblias o libros cristianos, con una actitud muy altanera. Creyendo que saben mucho de Biblia y teología, se acercan y te piden libros o Biblias, de una manera grosera e irrespetuosa. Recuerdo un día que llego un hombre que presumía que conocía autores, y hablaba de una manera que nos hacía menos. Pero cuando hablé con él, y le hice preguntas sobre la Biblia, se quedó callado al no poder responder.
Hubo otra ocasión en la que una hermana, que había pedido unas Biblias, pero por un pequeño error de precio (porque ella estaba buscando una Biblia en especial, pero pidió otra por error), esa confusión bastó para que empezara a hablar fuerte y se saliera de la tienda. Antes no azotó la puerta.
O qué tal, aquella ocasión en la que una hermana que llamó por teléfono a la tienda para que le atendiéramos, pues había mandado whatsapps para solicitar unos libros, pero porque estábamos ocupados no habíamos podido contestarle. Habló a la tienda y nos regañó porque no la habíamos atendido rápido, y nos culpo de pésimo servicio, por tan solo tardarnos un par de minutos.
Y podríamos seguir, mis hermanos, narrando momentos en los que las personas son orgullosas y nos humillan, o que no controlan sus impulsos y se desquitan con nosotros, o que pierden los estribos porque no les damos la atención cuando ellos lo requieren, en el instante que lo solicitan.
¿Qué hay de nosotros cuando no somos pacientes con los demás, en la fila del banco o en supermercado?
¿Qué de aquellas ocasiones que no funciona nuestro teléfono o coche, o cuando las cosas no salen como queremos y nos enojamos?
¿Qué cuando sentimos que somos mejores que las otras personas porque estudiamos más que ellos, o porque tenemos más edad, o recursos?
¿No estamos igual nosotros como ellos?
Oh, mis hermanos, Pablo nos anima a que nos soportemos unos a otros, mayormente entre hermanos. Pero la segunda palabra que Pablo usa es: esforzándose en guardad la unidad.
Esta palabra puede que nos confunda un poco, pues la hemos usado mal en muchas ocasiones. Cuando se nos pide hacer algo muy difícil, y no lo logramos, decimos: “Me esforcé.
Mi papá tenía un dicho, y lo usaba específicamente cuando llegábamos a casa con nuestras calificaciones de la escuela. Cuando le decíamos que sacamos un seis, en lugar de un 10, nos preguntaba qué había pasado. Y nosotros ¿qué le decíamos? Me esforcé lo más que pude. Y él nos decía: Si diste tu 100% y eso terminó en un 6, eso para mí es un 10; porque lo hiciste con todo tu esfuerzo.
Bueno, Pablo no se está refiriendo a eso. Otra manera de traducir esta palabra está en la Nueva Traducción Viviente: “Hagan todo lo posible”. Básicamente, esta palabra trae la idea de apresurarse a hacer algo, poner todo el empeño, o tener diligencia para realizar una tarea. Pablo les escribe a los efesios para exhortarles a que debían vivir como verdaderos cristianos, poniendo todo el empeño posible para mantener la unidad dentro de la iglesia. No solo traten de estar unidos. Usen todos sus recursos y fuerzas para mantener esa unidad entre ustedes.
Pero, notemos una cosa: Hay que mantener la unidad, no producirla. Nosotros como cristianos no podemos crear unidad. Podemos reunirnos y juntarnos, pero crear unidad no está en nuestras capacidades. Es en el Espíritu que dicha unidad existe dentro de la iglesia.
Nuevamente, recordando lo que vimos en los capítulos anteriores, judíos y gentiles habían sido reconciliados entre sí al ser derribada la pared de separación (Ef. 2.14), y judíos y gentiles vinieron a ser una familia en Cristo. Fue el Espíritu Santo quien nos unió a Dios en la salvación, pero también nos unió a otros como una gran familia. Por lo tanto, esta unidad que Pablo menciona en Ef.4.3 no sale de nosotros, pero si es nuestra responsabilidad mantenerla.
Esto nos lleva a la segunda pregunta que Pablo responderá:

¿Por qué debemos mantener esa unidad en la Iglesia?

Efesios 4:4–6 LBLA
Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
Leamos de nuevo estos versículos y veamos qué palabra se repite.
Efesios 4:4–6 LBLA
Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
UN SOLO. Pablo repite siete veces la palabra uno para enfatizar una cosa: Algo nos une.
Pablo usa tres de los “uno solo” para hablar acerca de las Personas de la Divinidad, mientras que las otras cuatro para hablar acerca de los aspectos de la salvación.
UN solo Espíritu
UN solo Señor
UN solo Dios y Padre de todos
UN solo cuerpo
UNA sola esperanza
UNA fe
UN bautismo
No voy a tocar el tema de la Trinidad, pues nos tomaría demasiado tiempo que no poseemos. Pero solo diré que así como en la Deidad, las tres Personas son UNO, así el Cuerpo de Cristo debe ser UNO. Y puede que en este punto todos nosotros estamos de acuerdo, sin embargo, Pablo también menciona cuatro aspectos que nos unen como cristianos: el cuerpo, la esperanza, la fe, y el bautismo. Pero aquí es donde la Iglesia del siglo XXI ha tenido muchos problemas.
Está claro que aquel que niegue la Trinidad, es considerado como hereje, pues ha negado al Dios Verdadero. Pero, ¿qué hay de aquellas en las que no hay razón para división en la iglesia?
UN solo cuerpo. Todos decimos, y de hecho cantamos que “Somos Iglesia”, pero qué pasa cuando platicamos con los pentecostales, los bautistas, o los presbiterianos. ¿Seguimos pensando que somos UN solo cuerpo?
UNA sola esperanza. Todos creemos y anhelamos estar ya con el Señor por la eternidad (al menos eso espero). Pero que pasa cuando nos topamos con personas que piensan distinto con respecto a cuando vendrá el Señor. Como UNIFAM se cree que el Señor viene antes de la Tribulación y que habrá un Milenio en la Tierra, pero qué de los que creemos que ya estamos viviendo en el Milenio, y que la Iglesia pasa por la Tribulación. ¿Seguimos teniendo la misma esperanza?
UNA fe. Todos creemos que la salvación es por fe, y no por obras. Ahí sí, compartimos la misma fe. Pero qué pasa por nuestra mente cuando nos encontramos con cristianos genuinos, que creemos que Dios escoge quien se salva y pasa por alto a los demás, o que la salvación no se pierde, cuando en la iglesia donde se congrega se dice que sí. ¿Seguimos teniendo la misma fe?
Oh, mis hermanos. Es posible que no tengamos conflictos o rencores con los hermanos de la iglesia, o entre ustedes que están escuchando el mensaje. Pero, ¿qué de esa separación que se hace en la Iglesia del Señor a causa de posturas o denominaciones? ¿Realmente estamos poniendo todo el empeño para mantener la unidad?
¡¡Cristianos!! Dejemos de pelear por aspectos secundarios. Dejemos de separarnos por arminianos, calvinistas o reformados. Dejemos de “hacernos fuchi” entre denominaciones. Ya basta tanta división dentro del cuerpo de Cristo. Bien lo dijo Richard Baxter, pastor puritano que vivió en Inglaterra en 1615:
Los llamados calvinistas o (arminianos), u otras divisiones y grupos en su mayoría oran con fervor por la prosperidad de su partido en particular, gozándose y dando gracias cuando todo les va bien. Pero si otro grupo sufre, prestan poca atención, como si no supusiera pérdida alguna para la iglesia mayor.
¡Cuán doloroso es, mis hermanos, ver que nos afecta más lo que nuestra denominación o sistema teológico sufre, pero ignoramos el dolor de las otras denominaciones. Nos enfrascamos en nuestra teología, y rechazamos a aquellos que no comparten nuestra idea. Pero, cuando nos presentemos delante de nuestro Dios, Él no te preguntará si eras arminiano o si pertenecías a UNIFAM Izcalli. Él no me preguntará si era reformado y creía que la savación no se perdía. Lo que el Señor nos preguntará es si verdaderamente fuimos buenos mayordomos de lo que Él nos dio. Si somos Suyos, o no. Eso nos preguntará.
Recientemente hubo un escándalo dentro de la iglesia, a causa de lo que Ravi Zacariah hizo mientras vivía. Este hombre fue un gran apologeta de nuestros tiempos. Defendió y expuso increíblemente la fe ante ateos y gente. Sin embargo, ya difunto desde el verano del año pasado, fue acusado y hallado culpable de abuso sexual a muchas mujeres durante su vida. Al oír esa desgarradora noticia, el amarillismo cristiano se ocupó de que la misma iglesia hablara en contra de este hombre, y que otros lo defendieran.
No voy a ponerme de ningún lado, ni firmaré ni negaré si este hombre era y/o fue salvo. Lo que sí quiero hacer mención es que como cristianos nos enfocamos en aspectos secundarios, y no en lo que en realidad importa. En lugar de orar por las familias de las mujeres abusadas, atacamos a este hombre que, hasta donde sabemos, fue llamado por Dios. El caso similar de Max Lucado, pastor y escritos reconocido, que abiertamente se disculpó con los homosexuales por haberlos condenado, y aceptándolos ahora como “hijos de Dios” también. Muchos lo atacaron, pero ¿quién oró porque se arrepintiera? Ciertamente no muchos.
Y si he hecho mucho énfasis en este punto, es porque deliberadamente he querido aprovechar la oportunidad para hablar acerca de este gran mal que existe en la Iglesia hoy día. Mis hermanos, el mundo nos está observando, y está viendo que entre nosotros mismos nos estamos atacando y dividiendo. No nos atacan con nuestra fe, sino con nuestra conducta. Pero el Señor Jesús lo expresó categóricamente:
Juan 13:35 LBLA
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros.
¿Realmente estamos viviendo de esa manera?
No nos dará tiempo de ver el segundo punto, mis hermanos, pero no quiero dejarlo al aire. La unidad de la iglesia se ve claramente en la relación interna de los miembros de la iglesia. Pero, esa misma unidad se ve, además, en la diversidad de dones de los miembros de la iglesia. Lo cual hablaremos a detalle la próxima semana.
Por el momento, considero que es necesario pausar aquí y ponernos a reflexionar lo que hoy aprendimos.

Conclusión

Así como los pingüinos que vimos al principio, nosotros como miembros de la Iglesia UNIFAM debemos unirnos de la misma manera que ellos para protegernos unos a otros, pues estamos bajo ataque, dentro como fuera de la iglesia.

Aplicación

Y quiero dejarte unos principios prácticos para que esta semana los pongamos en práctica:
1. Acercarse al hermano o hermana de la congregación con quien han tenido alguna diferencia y arreglar la relación.
2. Llamar, visitar, o mandar watsapp a mínimo un hermano de la congregación durante la semana.
3. Orar por un hermano o hermana de otra denominación, y que esa persona esté enterado que se está orando por ella.
Related Media
See more
Related Sermons
See more