Sermón: HE AQUI EL HOMBRE
INTRODUCCION:
«Será aquel varón como un escondedero contra el viento, y como un refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa» (Is. 32:2).
«He aquí el Hombre.» Humano, pero divino; sin pecado, pero hecho maldición; el Amado de Dios, pero expuesto al viento y al turbión de la ira del hombre y del diablo.
Él es «como un escondedero». Él es poderoso para salvar, porque es compañero de Dios (Zac. 13:7)
Los que no conocen este escondedero con arroyos de agua se dedican a cavar pozos en tierra. Pozos con aguas contaminadas
Todas mis fuentes están en ti.
«Como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.» Esta sombra no es como la de la calabacera de Jonás. Es una sombra que sigue al peregrino a través de la tierra calurosa entera. «La roca que los seguía» (1 Co. 10:4)
Pueden sobrevenir pruebas repetidas y duras, y el calor de la opresión puede ser intenso, pero Él es una sombra
La vejez o grandes padecimientos pueden hacer parecer que el camino parezca largo, pero permanece en la Sombra.
Los seres amados se han ido, y se han roto lazos tiernos y santos, y el corazón anhela a alguien. He aquí el Hombre, que es la sombra de protección en esta tierra fatigosa y calurosa, y reposa en comunión bajo sus alas
Goce de bendiciones. Todos los que se sientan a su sombra tienen gran deleite. Aquí tenemos varias cosas que caracterizan a los salvos del Señor, y que permanecen bajo la sombra de sus alas disfrutando de su comunión
1. Sus OJOS están aclarados. «No se cerrarán entonces los ojos de los que ven» (v. 3). Ellos han visto su necesidad, han visto su oportunidad, y ahora ven a Dios.
2. Sus OÍDOS son abiertos. «Los oídos de los que escuchan estarán atentos.» Ellos han oído su invitación, han obedecido su llamamiento, y ahora escuchan anhelantes su Palabra.
3. Su CORAZÓN es enseñado. «El corazón de los atolondrados comprenderá para saber» (v. 4). Sí, los que reposan en Él como su «escondedero» serán enseñados por Jehová (Is. 54:13). El corazón atolondrado será entonces hecho recto.