Seguirás huyendo

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Podemos escuchar a Dios y sin embargo estar huyendo de Él

Jonas fue un profeta judío al cual Dios le dio una misión para con el pueblo de Nínive.
Dios habló a Jonás para que fuera a Nínive y les predicara porque eran gente perversa a los ojos de Dios, sin embargo Jonás se levantó y se fue en dirección contraria.

1 El SEÑOR le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitai: 2 «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto qué perversa es su gente».

3 Entonces Jonás se levantó y se fue en dirección contraria para huir del SEÑOR. Descendió al puerto de Jope donde encontró un barco que partía para Tarsis. Compró un boleto, subió a bordo y se embarcó rumbo a Tarsis con la esperanza de escapar del SEÑOR.

¿Cuántas veces Dios nos ha hablado y actuamos como Jonás?
¿Cuántas veces Dios nos ha dicho: “ve a nínive” y nos vamos para Tarsis?

Las personas cerca de nosotros se ven afectadas cuando huimos del Señor.

Cuando huimos de lo que Dios no ha pedido hacer personas a nuestro alredor se ven afectadas con esas desiciones, tal cual los marineros del barco en el que Jonás huía hacía Tarsis.

4Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. 5Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir. 6Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.

Hoy puede significar la salvación de alguien, que por nosotros huir de lo que DIos nos ha mandado hacer o tener miedo, una persona puede no conocer al Señor y perderse. Debemos tener presente que nosotros somos los que tenemos la misión de predicar y así hacer que las personas conozcan al Señor o al menos hablarles y que ellos tomen sus propias desiciones, para así nosotros librarnos del juicio de Dios:

16Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 17Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. 18Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. 19Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma. 20Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano. 21Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.

Por más excusas o caminos tomemos para alejarnos de Dios, él siempre nos trae de vuelta.

Al igual que como Jonás, aún en medio de los tratos de Dios seguimos poniendo excusas para seguir huyendo de él:

11Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más. 12El les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros. 13Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. 14Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido. 15Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor.

Más sin embargo no hay excusa que valga para Dios, él siempre cumplirá su propósito en nosotros tal cual lo hizo con Jonás:

17Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.

Así que no sigamos huyendo de lo que Dios nos ha llamado a hacer, porque como hizo con Jonás hará con nosotros si seguimo huyendo de él.
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