¡Tu Dios tiene poder!
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Sabes que conforme acumulamos primaveras, dejamos de vivir de la imaginación y empezamos a recrear o a vivir de la memoria; en lugar de crear un futuro, repetimos el pasado. Es que yo hice esto…, me acuerdo que una vez…, cuando tenía tu edad…
En la ciencia hay una rama que es la técnica de neuro imágenes y ésta dice que al envejecer el centro cognoscitivo pasa del lado derecho -que es el lado creativo-, al lado izquierdo que es el lado lógico.
En el mundo espiritual eso puede ser peligroso, porque en lugar de vivir por fe -que a eso nos impulsa-, vivimos por lógica. En lugar de creer una promesa, recordamos milagros del pasado; nos acomodamos, cuando deberíamos estar creyendo todas las promesas aun sin cumplir. Espiritualmente nunca somos demasiado viejos o jóvenes para perseguir los sueños que Dios pone en el corazón; Dios nos ha dado promesas y lo hace constantemente, porque es Dios Gracia y Misericordia, además es Dios. Al dejar de orar o de creer las promesas que Dios te dio ¡pierdes la fe! Si te ha dado una promesa, pero dejas de creer, de anhelar, de pedir, de luchar, lo que pasará es que te conformarás con sueños pequeños, algo que puedes hacer sin SU Ayuda, confías más en ti que en ÉL.
A Dios le honra cuando crees que quiere hacer cosas grandes, que Casa de Fe impactará a Oaxaca, México y el mundo con SU Evangelio. Pero se necesita ¡Fe! La que que incluso te hace estar dispuesto a parecer loco, ingenuo o de plano tonto.
Noé construyo un arca en el desierto cuando nunca había llovido, el ejército de Israel al ir a una guerra con pocos guerreros a propósito, los magos al seguir una estrella, Pedro al salir de la barca en el mar de Galilea, Jesús al caminar con una corona de espinas, todos tienen lago en común: parecieron locos, ingenuos o tontos; pero el resultado habla por sí solo. Noé se salvó del diluvio, el ejército ganó esa batalla, los magos hallaron al Mesías, Pedro caminó sobre el agua y Jesús fue coronado Rey de reyes.
Moisés tuvo un momento parecido, en que pudieron pensar que estaba loco, era ingenuo o tonto, cuando se presentó ante Faraón y le exige que deje ir a su pueblo, o al levantar la vara en el mar, o cuando le dice a todo Israel que comerían carne…en medio del desierto.
Y sabes, en la vida aprendes que para experimentar, recibir, vivir el milagro, primero tienes que arriesgar, o enfrentar la crisis. Y quizá tu reputación ante los demás se vea afectada y si no estás dispuesto en arriesgarla, Dios no te usará para construir un arca o caminar en el agua. Hoy veremos una parte de la vida de Moisés guiando al pueblo.
“...el pueblo de Israel también comenzó a quejarse: «¡Oh, si tuviéramos un poco de carne! —exclamaban—. Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto y teníamos todos los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos que queríamos. ¡Pero ahora lo único que vemos es este maná! Hasta hemos perdido el apetito».” Números 11.4–6 (NTV)
El pueblo se queja recordando el pescado gratis, pepinos, la cebolla el ajo, y es que están descontentos con su situación actual, pero olvidan que era gratis porque ¡eran esclavos! Victimas de genocidio, horas extenuantes de trabajo, pero ternuritas ¡extrañan la carne! Se quejan, piden un milagro, aunque están viviendo en un milagro donde todos los días tienen mana a la puerta de su tienda.
A veces somos parecidos a ellos, porque todos los días a cada instante estamos rodeados de milagros, pero siempre tenemos un motivo de queja o petición en medio de los milagros.
Tan solo para escuchar y procesar lo que escuchas tu cerebro realiza millones de impulsos a través de miles de millones de sinapsis; ahí sentado tu corazón hace circular cerca de 5 lts de sangre a través de 160 km de venas, arterias, vasos capilares. El planeta viaja a 107 km por hora al mismo tiempo que rota sobre su eje a 1600 km/hr. Pero ¡quién piensa en esos milagros cuando lo que necesito es salud, dinero y amor!
Israel se queja malamente y sorprende que Dios les responda con paciencia y decide darles carne, no para un día o 5 o 10, sino por 30 días.
“Entonces Moisés respondió al Señor: —¡Hay seiscientos mil soldados de infantería aquí conmigo y aun así dices: “Yo les daré carne durante un mes entero”!Aunque matáramos a todos nuestros rebaños y manadas, ¿podría eso satisfacerlos? O si pescáramos todos los peces del mar, ¿alcanzaría?” Números 11.21–22 (NTV)
Moisés saca el ábaco y las cuentas no le salen, no cuadran los números ¿cómo lo hará Dios? No se le ocurre nada, no imagina cómo le hará para darles carne por un mes. Ni todo el ganado que llevan les alcanzaría.
Tú has estado en situaciones similares. Dios quiere que dejes de preocuparte por esa deuda, por ese resultado médico o te pide que cambies de trabajo por uno con menos ingreso y ¡no tiene sentido! No cuadran los números. Quiere que te comprometa en el trabajo del Reino, que compartas, que estudies un discipulado, pero eso significa sacrificar horas de descanso de sueño y Dios sabe que tienes cosas qué hacer y sólo tienes domingo por las mañanas para hacerlo.
Parece imposible alimentar a toda la nación, un mes entero y ¡con carne! En ese momento Moisés tuvo que tomar una decisión: creer con fe esa promesa o rechazarla. La lógica le grita ¡no! Y la fe le susurra ¡sí! Moisés tiene que decidir.
1500 años después en la región de Judea. Unos 1500 hombres sin contar mujeres ni niños están escuchando a Jesús, pero se hace tarde y no hay comida, Jesús pide a sus discípulos que ellos sean quienes les dan comida y lo único que encuentran son 5 panes y 2 peces. Andrés dijo lo que todos estaban pensando:
“Aquí hay un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué sirven ante esta enorme multitud?».” Juan 6.9 (NTV)
Las cuentas no cuadran 5+2=7, pero lo que no sabía es que cuando incluyes a Dios 5+2= suficiente. Porque Dios no solo multiplicó la comida, sino que hasta sobró. En las matemáticas de Dios 5+2= de sobra. Tuvieron sobrantes que fueron más que su inversión inicial. ¿Te habrías imaginado vivir con el 50% de tus ingresos? En el año pasado, muchas familias, personas, vieron su ingreso reducido por la pandemia, negocios cerraron, media paga y, es verdad, con limitaciones, pero ¡aquí estamos todos! Los discípulos tuvieron sobrantes que fueron mucho más que su inversión inicial.
Si pones en las manos de Dios lo poco que tienes, la poca fe que tienes, la poca confianza, los pocos recursos, no sólo las cuentas saldrán bien, sino que Dios lo multiplicará, un pequeño recordatorio ¡vigila tu motivación! Porque no es negocio, es obediencia y fe.
Jesús hizo algo antes que los discípulos empezaran a repartir ¡dio gracias! No esperó hasta después del milagro, sino que lo agradeció antes que el milagro sucediera, alabó como si ya hubiera recibido el milagro.
Creo que el Espíritu Santo está llamándonos a la obediencia, por eso las luchas, las pruebas. Hemos hablado de la confianza en Dios en las finanzas, hemos hablado de buscar la bendición de Dios, de estar desesperados por Su bendición y hoy sobre confiar y tener fe, yo creo que es, porque lo que viene es grande, Dios quiere llevarnos a tomar decisiones que cambie nuestra vida radicalmente. Te pregunto ¿estás orando, leyendo la Biblia? ¿estás listo para ser capacitado, para ser discipulado?
Moisés tiene que tomar una decisión ¿qué haces cuando la voluntad de Dios no tiene sentido? ¿cuándo un sueño no encaja en la lógica humana?
“Así que Moisés salió y comunicó al pueblo las palabras del Señor...” Números 11.24 (NTV)
Moisés decidió creer y arriesgar su reputación. Decidió creer y como para no poder echarse atrás, se compromete diciéndole a todo el pueblo, no se lo quedó pensando mejor no decir nada, por si las dudas. Quizá fue el momento en que más tembló al decirlo al pueblo; las cuentas no salen, pero la voluntad de Dios así lo ha dicho y ÉL no toma en cuenta nuestras matemáticas. Moisés no tiene idea de cómo lo hará Dios, pero ya no es asunto suyo, sino de Dios.
Muchas veces interpones el “cómo” en el camino de lo que Dios quiere hacer a través de nosotros o en nosotros. No imaginamos cómo lo hará, así que ¡no lo entendemos! Y no hacemos nada, no pedimos ese milagro, porque parece imposible.
Cuando sabes que vas al precipicio no tienes mas que orar, y cuando Dios te pide que des pasos de fe, se siente así. Creo que Moisés oró varios días ¿qué más podía hacer? A veces parecerá arriesgado creer una promesa o dar el paso en la promesa, pero es más arriesgado no orar, no creer.
“Ahora bien, el Señor envió un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer por todo el campamento. Las codornices volaban por kilómetros en todas las direcciones a la altura de un metro sobre la superficie de la tierra. Así que el pueblo salió y atrapó codornices todo ese día, a lo largo de la noche y también todo el día siguiente. ¡Nadie recogió menos de dos mil kilos! Entonces las pusieron a secar por todo el campamento.” Números 11.31–32 (NTV)
Están en el desierto de Parán a unos 80 km del mar mediterráneo y 80 km al suroeste del mar muerto; las codornices viven cerca del agua y no vuelan largas distancias. De no ser por ese viento sobre natural, no hubieran llegado tan lejos tierra adentro. Al cansarse dejan de aletear y caen como piedras, llovió, más bien granizó codornices. La Biblia dice que volaban a un metro de altura, así que más de uno salió lastimado.
Por 2 días y una noche se la pasan recogiendo codornices, cada uno recogió no menos de 2 toneladas ¡te imaginas! Apiladas hasta 1 mt. de altura, tantas aves que el sol se ocultó, algunos calculan que cayeron unos 105 millones de codornices. Dios no solo provee de forma dramática, sino que en proporciones exageradas.
Moisés no imaginó cómo sería la respuesta a su oración, no había precedente, pero él tuvo el valor de creer, confiar esa promesa y cuando oras no sabes cómo Dios se mostrará, como resolverá tu problema, como proveerá para lo que prometió. Lo que nos corresponde es creer esa promesa, no te pongas a calcular, suponer, porque cuando Dios entra en la ecuación lo que da, siempre excede lo que pones y provee de donde ni lo imaginas.
La fe crece, así como aprendemos las tablas de multiplicar: de menor a mayor y cantado. Nuestro Señor Jesús enseñó sobre la multiplicación y nos dijo que la obediencia y el trabajo lo multiplica por 30, 60 y ciento por uno.
A Dios no le ofende que creas sus promesas más grandes, sino cuando ¡no le crees! Dios empezará a cumplir sus promesas, esas pequeñas que has creído, pero cada vez te dará sueños más grandes.
Mantente creyendo y orando, como iglesia Dios nos está llevando a creer las promesas que nos dio, ser un lugar donde Su presencia se manifieste, milagros, señales, prodigios, sanidad, liberación, un lugar donde cada uno cumple su responsabilidad como creyente y el Dios que da la visión, suplirá lo que es necesario.
¿Cuántas de nuestras oraciones son a Dios rogando que nos limpie y de más fe para seguir creyendo y trabajando en Sus promesas? Y ¿cuántas son sobre nuestras peticiones, nuestra gloria y comodidad? Si Dios respondiera esas oraciones harían corto circuito con los propósitos o la preparación necesaria en nuestra vida. No aprenderíamos lecciones que nos quiere enseñar, ni cultivaría el carácter que está formando en nosotros. Es verdad que a veces no vemos la respuesta, por eso no busques la respuesta, no la vas a hallar, pero si buscas a Dios, la respuesta encontrarás.
Quizá tus sueños han fracasado porque eran pequeños y Dios permite que fracasen para que puedas ir por los sueños más grandes.
Termino con esto, antes que la lluvia de codornices llegara, Dios le pregunta a Moisés, algo que te pregunta a ti hoy. Tu respuesta determinará el tamaño de tu oración y de tu fe, te dirá cómo crees cada promesa que Dios te ha dado.
“Entonces el Señor le dijo a Moisés: —¿Acaso mi brazo ha perdido su poder? ¡Ahora verás si mi palabra se cumple o no!” (Números 11:23, NTV)
¿Qué responderías? ¿ha perdido poder? ¡es obvio que no! Dios es Todo Poderoso, no hay nada que no pueda hacer, pero muchas veces oramos como si el problema, la situación fuera más grande que Dios, tanto SU poder como Su gracia es infinitamente mayor.
A W Tozer decía que un bajo concepto que se tiene de Dios es el origen de cientos de males, pero un alto concepto de Dios, es la solución a 10 mil problemas. Cuando llegas a creer esto, tu mayor problema no es un divorcio, un hijo con problemas, no es un negocio que ha fracasado, o un diagnóstico médico, no es un hijo o hija en dificultades, no se trata de no dar importancia a los problemas, pero antes tienes que responder esto ¿son tus problemas más grandes que Dios? ¿acaso el poder de Dios es limitado?
Sólo tienes 2 respuestas ¡sí o no! ¿es tu Dios lo suficientemente grande para sanar tu matrimonio, tu salud, tus hijos, tus finanzas? La promesa de Dios para Moisés era enorme ¡dar carne por un mes a toda esa gente! No tenía lógica, pero en ese momento Moisés tuvo que tomar una decisión, quizá dudó, y Dios le pregunta ¿acaso mi brazo ha perdido su poder?
El tiempo más importante en tu vida es el tiempo de oración ¡no te quedes afuera! El tamaño de nuestras oraciones, van en función del tamaño de nuestro Dios y si Dios no conoce límites, entonces tampoco nuestras oraciones deben tener límites.
Para Dios no hay nada grande ni pequeño, fácil o difícil, posible o imposible, porque ÉL no está sujeto a las leyes que Él creó; nuestras oraciones más difíciles, para ÉL son fáciles.
¿Acaso el poder de Dios es limitado? La pregunta no es si Dios puede, la pregunta es ¿lo hará? Y aunque no sepas si lo va a hacer, sí sabes que lo puede hacer y porque sabes que puede, tú puedes orar con esa seguridad.
“…—¿Acaso mi brazo ha perdido su poder?...” (Números 11:23, NTV)
¿Recuerdas los milagros que Dios hizo en Egipto para que faraón dejara salir a su pueblo? Lo que conocemos como las 10 plagas, pues mira a qué atribuyeron esos milagros.
“...«¡Es el dedo de Dios!», exclamaron los magos ante el faraón...” Éxodo 8.19 (NTV)
¡Qué! El dedo de Dios, ¿de qué mano? Yo creo que fue el meñique. Puede que alguna ocasión dudes de cuál es SU voluntad, pero nunca dudes de Su Poder.
Palabra de Dios
Oremos