Pastoreando el Corazon
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La Familia es Su Primera Iglesia y El Enfasis del Corazón
Su esposa y sus hijos están abajo de su cuidado. De hecho, vemos en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9 que la mayordomía de la familia es muy importante y la habilidad de pastorear su familia es un requisito para pastorear una iglesia local.
…marido de una sola mujer (1 Tim. 3:2)
…que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción (1 Tim. 3:4)
...el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. (Tito 1:6)
Si la iglesia pequeña no está en orden, su habilidad de guiar la iglesia grande no va a estar en orden.
Afortunadamente, crecí en el hogar de un pastor quien implementó los principios en este libro. Compartiré mis experiencias muchas veces en esta enseñanza.
Yo estoy comprometido para casarse, y Dios mediante quisiera implementar estos principios en la vida de mi familia sí El Señor nos regale hijos.
En nuestros ministerios y en nuestras familias, ¿cuál es más importante?
¿Un cambio de comportamiento? ¿Un cambio de corazón?
Vamos a ver lo que dice La Biblia.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. - Proverbios 4:23
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? - Jeremías 17:9
Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre. - Mateo 15:18-20
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. - Lucas 6:45
El corazón del problema es el problema del corazón.
En la misma manera que queremos aplicar la verdad de La Palabra de Dios a los corazones de la gente en la congregación en la esperanza que El Espíritu Santo haga la obra, como papás queremos aplicar la Palabra de Dios a los corazones de los niños. Que El Señor haga su obra en sus corazones.
La Biblia enseña que el corazón es el hombre interior.
La fuente de lo que adoramos
La fuente de lo que deseamos
La fuente de lo que tememos
Que nuestros corazones y los corazones de nuestros hijos adoren, deseen, y teman a Dios en su grandeza y santidad.
Porque la verdad es que desde la concepción de nuestros hijos, ellos son paganos. Cada uno de nuestros hijos necesitan un cambio de corazón hacia Dios.
Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios. Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno - Salmos 14:2-3
He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. - Salmos 51:5
Ilustración
En el 28 de septiembre en el año 1990, en Los Ángeles, California, nací un pagano con una disposición de corazón orientada a mí mismo y no hacía a Dios.
Yo era un bebé lindo.
Yo era un bebé feliz.
Yo era un bebé contento.
Pero en mi corazón moraba pecado, una inclinación hacía egoísmo y lejos de Dios.
Por lo tanto, cuando tuve 5 años y en desobediencia rechacé comer el sándwich de mantequilla de maní que mi mami hizo, el problema fundamental no fue que yo fue alguien escogido con mi comida.
El problema fue que en mi corazón, quise reemplazar mi mamá como autoridad y hacer y comer cualquier cosa que me pareció bien en el momento. Mi egoísmo y orgullo en no estar contento en mi puesto bajo de la autoridad de mi mamá.
Mis papás tuvieron que disciplinarme, pero en una manera que me ayudó en ver el pecado en mi corazón. En esta instancia, mis papás tuvieron que pastorear mi corazón.
Para Pastorear Nuestros Hijos, Necesitamos Entenderlos
Influencias Formativas
Orientación Hacia Dios
La Necesidad de Pastorear el Corazón
El corazón tiene que ver con lo que adoramos y lo que amamos. Se llama “el hombre interior.” Quienes somos en verdad en el fondo.
Necesitamos entender de nuestra conducta y la conducta de nuestros hijos vienen de su corazón.
En mi adolescencia, amaba el deporte de basquetbol. Siempre estaba, en el calor y en el frío, dia y noche, practicando. Una vez mi hermano menor me desafió en un partido, y él me venció. Estuve tan enojado, y empecé a gritar a mi hermano en mi ira. Obviamente mi papá me reclamó por mis malas palabras y actitud contra mi hermano, pero lo que dije y cómo me comporté no fueron los problemas fundamentales. El problema fue que el básquetbol se ha convertido en un ídolo en mi vida. Mi sentido de valor no venía de ser hijo de Dios, sino que por ser el mejor jugador. Cuando alguien desafiaba a mi ídolo, yo me enojaba.
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