S2 - Padre Perdónalos [...]
Introducción
Su vida de oración
Su ministerio terrenal había concluido: ya no podía utilizar sus manos para multiplicar panes y peces, ni para tocar y sanar a los leprosos, porque estaban clavadas en la Cruz. Tampoco le era posible andar para llevar amor y ayuda a los necesitados, puesto que tenía los pies enclavados en el madero. O llamar a su lado a los niños, ya que estos no podían alcanzarlo y pronto el costado suyo se vería traspasado por una lanza. Así que no podía moverse, ni tocar, ni ayudar… ¿qué podía hacer entonces? Algo maravilloso: orar.
El gran problema del pecado - Conciencia cauterizada
A las personas les es posible tener una comprensión tal que, internamente, sepan que Jesús es el divino Salvador que Él afirma ser, y con todo, no estar dispuestas a admitirlo en público, debido a todos los cambios en su conducta que una admisión así haría necesarios. Es posible tratar de hacerse sentir bien a sí mismo con respecto a su propia falta de honradez moral, inventando razones, por absurdas que sean, para no tratar a Jesús como alguien digno de nuestra fidelidad
No eran ignorantes; estaban reprimiendo la convicción y sofocando un conocimiento real, aunque indeseado; estaban cerrando los ojos firmemente ante la luz, y encalleciendo su conciencia al llamarla tinieblas.