La confesión del ungido

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La victoria de David es una inspiración para el cristiano cuando se encuentra enfrentando dificultades difíciles.

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La confesión del ungido

1º Samuel 17:45–47 (RVR60)
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. 47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.

Introducción

David era un jovencito cuando fue ungido como rey, en ese tiempo también realizo una de las hazañas más grandes de la Biblia, derrotó al gigante Goliat.
Cuando Saúl era el rey de Israel, tenían continuamente guerra contra los filisteos.
Los filisteos proponen una lucha cuerpo a cuerpo entre dos paladines de cada ejercito para resolver el conflicto.
Pero el paladín de los filisteos era un guerrero de 3 metros, experto en batalla desde la juventud. cuyo equipo de guerra pesaba 200 lbs.
Todo los soldados israelitas le tenían miedo, incluso el rey quien era el más alto de todo Israel.
David si estuvo dispuesto a pelear contra el filisteo, venciéndolo cuando lo derribó con una piedra en la frente.

La confianza de David

A diferencia de los otros israelitas, David no se fijaba en la estatura y capacidad de Goliat.
Él tenía su confianza en el Dios de Israel, no tuvo temor de declarar en alta voz: ...¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? 1º Samuel 17:26.
David conocía a su Dios y sus promesas, “por un camino vendrá contra ti y por siete caminos huirán delante de ti”, “nadie te podrá hacer frente”
Así nosotros tenemos las promesas de Dios: “Si Dios es con nosotros...”, “todo lo puedo en Cristo...”, “He aquí estoy con vosotros...”
Conocer a Dios nos da la confianza de enfrentar las circunstancias que amenazan nuestra vida.

No confió en la armadura terrenal

Saúl en su desesperación aceptó la disposición de David, lo vistió con su armadura, pero David no pudo caminar con ella.
David no confiaba en las garantías terrenales, Él confiaba en la protección de Dios, pues testificaba que peleó contra osos y leones por defender sus ovejas.
Tomó únicamente su cayado, su onda y cinco piedras del arrollo.
El gigante se burló de él, pues no podía ver con sus ojos terrenales la protección divina que tenía David.
2º Reyes 6:17
17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

La confesión de David ante el filisteo

Al estar frente al gigante, David confirmó su fe en Dios:
1º Samuel 17:45–47 (RVR60)
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. 47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
David se presenta en nombre de Jehová.
Declara lo que Dios hará y cómo lo hará.
Para Gloria y testimonio de lo grande y fuerte que es Dios.

Conclusión

Los demás israelitas a pesar de ser también del pueblo de Dios, no conocían a su Dios como David.
Conforme tengamos comunión con nuestro Dios y conozcamos su Palabra, le vamos conociendo a Él y sus promesas.
Nuestra fe se fortalecerá, así cuando venga los gigantes a querer derribarnos, podremos derribarlos en el nombre del Señor.
Recuerde que por muy grande sean sus dificultades, nuestro Dios es mucho más grande.
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