¿Hasta dónde llega la envidia? (Salmo 37:1-7)

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En este sermón abordaremos el sentimiento de la envidia, para ello definiremos qué es la envidia, algunos ejemplo de personas de la Biblia que tuvieron envidia y cómo vencer la envidia.

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¿Qué es la envidia?

La envidia es un tema que lo tenemos al orden del día, incluso me atrevería ha decir que todos en cierto sentido y en ciertos momentos de la vida hemos tenido que luchar con la envidia incluso en ocasiones probablemente la envidia a triunfado sobre nuestros corazones.
En ocasiones, la envidia está tan arraigada en lo profundo de nuestros corazones que pocas personas ven que estamos combatiendo con ella.
Ahora bien, al tratar este tema habría que hacer una distinción entre codiciar y envidiar, aunque en cierto sentido en muchas ocasiones se entre mezclan, la diferencia que existe entre una y otra es que codiciar es poseer aquello que no tenemos, mientras que envidiar además de desear y poseer aquello que no tenemos, es desear y poseer aquello que tiene otra persona y no nosotros. Una forma para definir la envidia sería la siguiente: «Deseo de poseer los dones, posesiones, posición o logros de otra persona»
La envidia conlleva un elemento de deseo. Alguien ha experimentado un beneficio en la vida y tú lo quieres para ti. John Pipper dice lo siguiente en relación a este tema «La envidia usualmente surge cuando no tiene lo que el corazón desea» ¿cómo se evidencia esto en nuestro día a día?.
Un ejemplo de situaciones que nos puede producir envidia es ver la prosperidad económica por parte de otras personas. También cuando una persona a tu alrededor está triunfando, crece su fama, su reputación y éxito. Otra situación es cuando otros gozan de buena salud y tu estás combatiendo con una enfermedad. Existen muchas oportunidades para la envidia.
Tenemos que tener mucho cuidado de no compararnos con otros porque ahí es donde nace la envidia en el momento que estás dispuesto a compararte con otros. Es muy peligroso comparar las circunstancias, es muy peligroso comparar los dones.
No tendría que hacer mucho esfuerzo para demostrar que la Biblia condena rotundamente este tipo de emoción. En la Biblia encontramos varios versículos que prohíben la envidia, algunos ejemplos serían el Salmo 37:1; Proverbios 23:17; Gálatas 5:26 y 1 Pedro 2:1. Todos estos versículos nos enseñan que no hay que ser envidioso por lo que ser envidioso no es bíblico va en contra de la voluntad de Dios.

Ejemplos de personas envidiosas

Ahora pasaremos a meditar algunos ejemplos bíblicos de algunos personajes que tuvieron envidia para darnos cuenta hasta que punto tan peligroso puede llevarnos la envidia.
El primer ejemplo que mencionaré será el caso de Isaac y los filisteos que se describe en Génesis 26:13-15. En tal pasaje la Biblia nos enseña que Isaac se enriqueció en gran manera hasta tal punto que las personas que estaban a su alrededor empezaron a tener envidia de él. ¿Qué es lo que acabaron haciendo? motivados por la malicia de sus corazones cogieron los pozos que tenía Isaac y se los tapó llenándolos de tierra. Por lo tanto, la envidia puede llevarnos a molestar a una persona.
El segundo ejemplo que hablaré será la enemistad de 2 amigos. Estas personas tenían un vínculo tan estrecho entre ellas que se sentaban a comer en la misma mesa, disfrutaban de sus victorias y triunfos juntos, pero en el momento en el que uno de ellos triunfó más que el otro, la envidia empezó a corroer el corazón de esa personas. Estos dos personajes de los cuales estoy hablando son David y Saúl. Ambos durante un tiempo eran muy amigos, pero nos dice la Biblia en 1 Samuel 18:6-9 que aconteció un día que regresando David de una victoria que obtuvo contra un filesto el pueblo salió a la calle para recibirlo con panderos y danzar. A partir de ese momento Saúl intentó hacerle la vida imposible a David deseando y buscando incluso la muerte. Por lo tanto, la envidia puede llevarnos a romper amistades que para nosotros habían sido muy valiosas.
El tercer ejemplo lo vemos en los celos que Raquel tuvo de Lea. Y esto es algo que me sorprende enormemente, porque si leemos la historia de Jacob, quien realmente Jacob amaba era a Raquel, además la Biblia nos describe que Raquel era más hermosa que su hermana, pero lo sorprende de esta historia es que por primera vez en la historia la amada, la bella va a tener envidia de la despreciada y fea. Aunque Raquel aparentemente lo tenía todo y era motivo para poder dar gracias a Dios, le faltó una cosa que se convirtió en esa piedra en el zapato, lo único que tenía Lea que no tenía Raquel es que ésta podía tener hijos. Llegó a ser tanta la envidia que había en el corazón de Raquel que la Biblia nos dice en Génesis 30:1 que Raquel deseaba su propia muerte si no podía tener hijos, no podía soportar que su hermana tuviera hijos y ella no. Por lo tanto, tengamos cuidado de la envidia porque puede llevarnos a desear nuestra propia muerte por no obtener aquello que deseamos y que otros tienen.
Luego si de envidia hablamos, creo que no podría dejar de mencionarse el caso tan famoso bíblico que nos habla acerca de lo malo que es la envidia. Seguro que en algún momento de la predicación se te vendría a la mente el nombre de dos hermanos, Caín y Abel. El acontecimiento más llamativo de esta historia se puede leer en Génesis 4:3-5 en el que cada uno de ellos llevaron una ofrenda a Dios. Caín al ser agricultor llevó parte de su cosecha como ofrenda a Dios y Abel al ser ganadero llevó los primogénitos de sus ovejas como ofrenda a Dios. Sin embargo, cuando Dios miró a Caín vio algo que el hombre no es capaz de ver que son las intenciones con las que se hacen las cosas y al ver esas intenciones Dios no miró con agrada a Caín y por lo tanto tampoco vio con agrado su ofrenda. Mientras que por otra parte Dios vio las motivaciones de Abel y aceptó tanto la motivación de Abel como su ofrenda. Esto provocó que Caín se desanimara y tuviera envidia de su hermano por tener una ofrenda que agrada a a Dios. Caín le dijo a su hermano de dar una vuelta por el campo y en ese momento Caín se levantó contra su hermano para asesinarlo. Por lo tanto, hermanos y hermanas, tengamos mucho cuidado de la envidia ya que nos puede llevar incluso a matar a nuestro propio hermano.
Y si pensáramos que con Caín y Abel hemos llegado a lo más lejos que nos puede llevar la envidia, estamos completamente equivocados ya que todavía la envidia nos puede llevar más lejos incluso de matar a nuestro propio hermano. La Biblia nos enseña que la envidia fue lo que hizo que entregaran al autor de la vida, la envidia llevó a Cristo a que muriera de forma despiada tal y como leemos en Mateo 27:17-18.
Así que tengamos mucho cuidado de la envidia, porque puede llevarnos al mismísimo infierno al rechazar a la única persona que puede darnos vida eterna, espero y deseo que nadie de los que escuchen este mensaje tengan envidia de Dios o de los cristianos impidiéndole tal envidia acercarse Cristo al único que puede salvar sus vidas de las llamas eternas del infierno.

¿Cómo vencer la envidia?

Ahora bien, ya hemos visto qué es la envidia y hemos reflexionado sobre algunos ejemplos bíblicos acerca de la envidia y hacia dónde nos puede conducir ese sentimiento, es un sentimiento que no tiene límites y nunca se sacia. Pero pienso que hay una pregunta que mucho de nosotros nos hacemos y es ¿Cómo puede pelear, luchar, resistir en mi vida a la envidia?
En el Salmo 37:1-7 que hemos leído al principio de la predicación, nos da algunas pautas para poder vencer a la envidia. Lo primero que tenemos que hacer es confiar en Dios como nos dice el versículo 3. Cuando tenemos envidia de alguien es porque pensamos que nosotros merecemos obtener eso y no la otra persona, pensamos que Dios se ha equivocado al otorgar eso que deseamos a otra persona y no a nosotros. Pero, la Biblia nos enseña a confiar en Dios. Dijimos al principio de la predicación que una de las cosas que se encuentra detrás de la envidia es el sentimiento de que las cosas no están yendo tan bien para nosotros como debería, pero tienes que saber que Dios sabe lo que hace en todo momento y la vida de Job nos enseña que aquella persona que espera y confía en Dios al final sale triunfando. No envidies las posesiones de tu hermano o hermana confía y espera en Dios que Él ya te dará en su tiempo lo que te mereces.
En segundo lugar, al definir la envidia hablamos que nos conduce al resentimiento, por eso al Biblia nos enseña que para no caer en el resentimiento y pensar que nosotros merecemos más de lo que tenemos, lo que hay que hacer es deleitarse en Dios y ya él nos concederá las peticiones de nuestro corazón. Nosotros queremos invertir el orden de Dios que primero nos conceda las peticiones de nuestro corazón y luego nos deleitamos, pero la Biblia nos enseña a primero deleitarnos en Dios y luego ya él concederá las peticiones de nuestro corazón.
Lo tercero que podemos hacer para batallar con la envidia es seguir el mandamiento del Salmo 37:5 que consiste en dejar todas nuestras cargas, ansiedades, preocupaciones y envidias en las manos de Dios. Tenemos que aprender a confiar en Dios y la forma de demostrar eso es dejando nuestras vidas en sus manos.
Y por último, mencionar que el consejo más importante, del cual los otros tres depende de éste y es que la única solución para la envidia es tener a Jesús de nuestra parte ya que teniendo a Jesús tenemos todo lo que necesitamos y por lo tanto no tenemos la necesidad de envidiar a nadie porque todo lo que necesitamos ya lo tenemos. Cuando envidiamos a alguien es porque tenemos la sensación de que nos falta algo, cuando los filisteos taparon los pozos a Isaac es porque pensaron que necesitaban enriquecerse más, cuando Saúl envidió a David es porque pensaba que necesitaba más fama y adoración de la que tenía, cuando Raquel envidio a Lea es porque pensaba que necesitaba un hijo, cuando Caín asesinó a Abel es porque pensaba que necesitaba el reconocimiento y alabanza por parte de Dios, cuando los fariseos y sacerdotes entregaron a Jesús es porque pensaban que necesitaban más autoridad en el pueblo, pero si dejas que Jesús llene tu vida ya no necesitarás envidiar nada de nadie porque estarás completo, con Cristo estamos completos y no necesitamos nada más.
Hubo un momento en la vida de Pedro que tuvo envidia por Juan. Esta historia la tenemos en Juan 21:18-22 en esa historia Dios le revela a Pedro de que forma iba a morir y al ver Pedro que Juan estaba detrás tuvo curiosidad de qué era lo que le iba a deparar a ese discípulo amada de Jesús y Pedro le pregunto por la muerte que iba a sufrir Juan. Sin embargo, Jesús que quería trabajar en el corazón envidioso de Pedro parafraseando a Juan 21:22 dijo ``Pedro no te metas donde no te llaman, no te preocupes por eso, tu misión ahora es seguirme, es que yo esté a tu lado, preocúpate de seguirme y de lo demás ya me encargaré yo, no te entrometas en la vida de otra persona, sígueme a mí y espero yo ser suficiente para ti´´
Termino con una frase de Bernardo de Claraval que trata acerca de la envidia:
«No hay nada como el nombre de Jesús para retener la ira, apaciguar el engreimiento del orgullo, la curación de la herida que produce la envidia, alejarnos del camino del desenfreno, apagar la llama de la lujuria, moderar la sed de la codicia, y poner en fuga a toda lascivia. Porque cuando nombre a Jesús, pongo delante de mí la imagen del hombre, manso y humilde, bondadoso de corazón, sobrio, casto, misericordioso, sin par en la pureza y santidad, y al mismo tiempo, Dios todopoderoso que sana por medio de su ejemplo, y nos fortalece con su ayuda»
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