EL FRUTO DEL ESPIRITU SANTO sosa
Sermon • Submitted
0 ratings
· 1,883 viewsNotes
Transcript
a. Cualquier confusión en el uso de los Dones no viene por obedecer las Escrituras, sino por el descuido de las mismas.
Mientras que los Dones del Espíritu conciernen al servicio del creyente, el Fruto del Espíritu concierne al carácter.
No es el caso de un momento especial de bendición como los Dones, pero el producir el Fruto del Espíritu en la vida del creyente es el resultado de una vida vivida en rendición al Espíritu. El Fruto del Espíritu es la cosecha inevitable donde hay una vida vivida en sumisión al Espíritu. La palabra "Fruto" esta puesta en singular en las escrituras, con el pensamiento que todo es de una clase, divino y sobrenatural, a pesar del hecho que hay diversas manifestaciones. Hay sin lugar a dudas una relación muy íntima entre la obtención del Fruto del Espíritu y santificación progresiva. En ambos el carácter es modificado y el la generalización (estándar) de la santidad es alcanzado, no solo por medio de esfuerzo propio o lucha personal, pero por rendición incondicional a Dios en Su tercera Persona.
A continuación estudiaremos El Fruto, en forma individual, de un todo.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
FRUTO - AMOR.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
"Amor es el sentimiento que inclina el corazón hacia lo que le place".
Platón definía el amor superior como el deseo de lo bueno, la aspiración, la ascensión gradual hacia la suprema idea del bien.
"El amor a Dios, considerado en sí mismo y sin ninguna mezcla de motivo interesado, ni de esperanza, es el amor puro o la caridad perfecta", dijo Fenelón.
Cuando uno ama de veras, se prefiere el bien de la persona amada al bien propio. La madre que ni duerme ni descansa cuidando al hijo moribundo, el esposo que pierde su salud debido al excesivo trabajo para sustentar y alimentar a su familia, o el padre que se arroja a la peligrosa corriente para salvar a su hijo que se ahoga; se niegan a si mismos, se sacrifican y sufren por el supremo bienestar de los seres queridos.
"El verdadero amor tiene corno base la renuncia al bien individual" afirmó Tolstoi.
No importa que la persona amada lo agradezca, no importa las privaciones que ello implique, lo que cuenta es el beneficio que reciba el receptor del amor.
"Amar es gozar con la felicidad de otro" enseñaba Leibniz.
Amar es un anhelo ferviente de que la persona amada goce de bienestar y felicidad. En sentido esencial se opone al egoísmo. Se ama al hermano, al amigo, al desvalido, al desgraciado, al prójimo, al enemigo. Es la tendencia de lo superior y perfecto a descender hasta lo inferior e imperfecto, en amor hacia todas las cosas por el amor mismo y no por la mera apetencia de ellas.
El amor a Dios debe ser total y pleno, ofrecido sólo a él y expresado en servicio, reverencia y obediencia. Jesús declaró que la ley se resume en el amor a Dios y al prójimo, ambos deben ser activos y concretos.
Cristo nos dio el ejemplo más puro y elevado del amor desinteresado y abnegado. El nos enseña que éste debe ser total y sin reserva. Es Su muerte y resurrección es donde el Señor ha puesto en acción su amor por la redención de una humanidad perdida, caída y fracasada. Su muerte voluntaria es el resultado del amor del Padre y del Hijo.
Pablo escribió "Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado"
y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Es el Espíritu el verdadero manantial del amor. Para poseer amor basta que el Espíritu Santo nos llene completamente. La vida cristiana es sencillamente vivir amando, cuando estamos poseídos por él, el amor brota espontáneamente como el agua de la fuente.
En el idioma griego existen cuatro términos para designar el amor:
I. EROS. Se refiere a la atracción física o sexual que un hombre siente hacia una mujer y viceversa. El amor erótico lleva en sí la idea de pasión o afecto carnal,
II. FILIA. Cariño o estima calurosa hacia los amigos.
III. STORGE. Afecto familiar que se siente por los padres, por los hijos o por los hermanos.
IV. ÁGAPE. Este es el amor más sublime profundo e inquebrantable Esta palabra "ágape"
se refiere al amor cristiano sobrenatural, el cual sólo es posible cuando es impartido por el Espíritu Santo en el creyente.
En la actualidad se habla mucho de amor. El lema de las obras clásicas, delas grandes novelas y poemas gira siempre en torno al amor. Todo drama que conmueve hasta las fibras más profundas del ser, toda hazaña de valentía y coraje, toda acción heroica, toda demostración de benevolencia y compasión, tienen como fundamento el amor.
Pero debemos establecer una diferencia. Tanto el eros, como el filia y el storge son aspectos del amor natural y humano. En cambio el ágape es "el amor del Espíritu". Sólo el Espíritu Santo puede producirlo, procede de las alturas. Nos viene de arriba. Es divino, celestial y glorioso. Incomparablemente superior a cualquier amor terreno.
1. El amor humano es emocional, sentimental, espera ser correspondido,
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
retribuido; pero el amor de Dios es desinteresado, imparcial, paciente y misericordioso. No espera recompensa. Es sufrido.sacrificado y abnegado. No se irrita, no guarda rencor. Jesús en la cruz pronunció aquellas memorables palabras: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"
Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
palabras que revelan su incomparable amor hacia sus adversarios y crueles verdugos. El Señor no tuvo ningún sentimiento adverso hacia ellos, ninguna palabra hiriente, ningún deseo vengativo. Vivió amando y murió amando. Pregonó el amor con el ejemplo hasta el último momento de su existencia. Muchos de los mártires cristianos en la antigua Roma morían en el Circo o en el Coliseo cantando alabanzas a Dios y con una sonrisa en sus labios, sin proferir palabras de injuria a sus torturadores. A pesar de que muchos eran destrozados despiadadamente por las fieras, sin embargó, no había en sus rostros expresiones de ira o desesperación.
El sublime amor del Espíritu extiende su noble influencia al paria, al miserable, al desvalido, a aquellos que nada pueden hacer por nosotros; como también expande sus luminosos rayos hacia los enemigos, los que nos calumnian, los que se burlan, los que no nos saludan, los que nos tratan mal. El amor siempre perdona, bendice a los que nos maldicen, ora por los que nos ultrajan y persiguen, y olvida todas las ofensas.
2. El amor humano es limitado y sectario, en cambio el amor del Espíritu es general, universal, amplio, ancho, profundo.
El odio suscita rencillas,
pero el amor cubre todas las transgresiones.
Ama por el mero hecho de amar, sin favoritismos. El Señor hace salir el sol sobre justos e injustos.
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
La benefactora lluvia cae sobre el campo del bueno y del malo. "De tal manera amo, Dios al mundo", Dios ama a todos, quiere que lodos sean salvos porque su esencia es amor.
El corazón amoroso es abierto para toda clase de amistad, brinda su cálida influencia sin mirar a quién, se expresa y comunica con justicia, equidad y comprensión.
El amor natural puede llegar a ser exclusivista cuando sólo aprecia a los de su familia, nacionalidad, raza, color, posición o círculo social.
Jesús dijo: "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo"
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.
Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
El ágape se extiende igualitariamente a lodos, deja caer sus semillas de bondad, cariño y dulzura en cada corazón que encuentra a su paso. Presto está en ayudar y consolar a toda persona en cualquier momento y situación.
3. FI amor humano es momentáneo o temporáneo. El amor del Espíritu es perenne, permanente, imperecedero. Dios le habló a Israel diciéndole: "
Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.
El amor humano es irregular y,fluctuante. Depende de la situación en que no encontremos o de los seres con los cuales no relacionemos.
Hay personas que según su estado temperamental o se encuentran en la cima; amorosas, tiernas y cariñosas, o descienden al valle de la brusquedad, tosquedad y rudeza.
Nuestro estado de ánimo no debe afectar la demostración del amor. Las personas que nos rodean no deben sufrir por nuestra situación personal. Si estamos pasando por pruebas y tribulaciones no debemos traslucirlo ni contagiarlo a nuestro prójimo. Marchen bien las cosas o no marchen bien es preciso seguir amando. El gozo del Señor es nuestra fortaleza.
Nada debe impedir que el río interior del amor pueda fluir libremente para el beneficio de nuestros semejantes.
4. El amor humano es más bien exterior, depende de lo que ve. Pero el amor del Espíritu vive y se sostiene por fe.
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
El amor humano toma en cuenta la apariencia física, o las virtudes o cualidades de la persona amada.
Dios con su amor contempla al pecador y ve en él un santo en potencia. Jesús pasó por donde estaba Mateo cobrando los impuestos y no vio a un simple cobrador de impuestos como lo hubiera visto cualquier hombre, sino un discípulo ferviente y un talentoso escritor de uno de los evangelios.
Cristo se encontró con María Magdalena y sus ojos amorosos no vieron en ella a la prostituta endemoniada y despreciable, sino a una mujer libre, santa y fiel servidora de su causa.
Cristo llamó a Juan "Hijo del trueno", hombre precipitado y violento; el cual tratado en la escuela del amor, llegaría a ser el discípulo amado, y el escritor más tierno, profundo y delicado sobre el tema del amor.
Dios nos ve a través del lente de su amor. El nos contempla no como estarnos hoy en nuestra inmadurez, sino cómo llegaremos a ser en el futuro, siervos fervientes y esforzados por su causa. Su mirada de amor siempre se extiende al porvenir. El nos ve desarrollados, crecidos, útiles, brillantes, glorificados y victoriosos. El no toma en cuenta que somos barro informe en sus manos ahora, sino que nos observa ya acabados y perfeccionados como vasijas ideales en donde su poder se muestra con toda su plenitud.
5. El amor humano es impulsivo e instintivo.
Como ciudad derribada y sin muro
Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
El amor del Espíritu es de origen divino. Viene como producto de la presencia sobrenatural del Santo Espíritu en nuestro corazón. Procede del corazón de Dios al corazón del hombre. Es celestial, puro, santo, inconmensurable. No crece en forma natural en el terreno de nuestra carne humana. Tiene su fuente en el Todopoderoso. Es infinito y permanecerá para siempre.
El amor humano es de origen terreno, por lo tanto desaparecerá ya que nuestra vida es tan breve en comparación con la eternidad. Vivimos setenta u ochenta años y luego la vida terrena se termina.
Mas el amor divino es el salvador del mundo, es el que nos ha permitido formar parte de la familia celestial, y es el que nos ha abierto las puertas al hogar eterno en donde estaremos disfrutando de una comunión indisoluble con Dios y todos los redimidos.
6. El amor humano es pasional e inmoderado. El amor del Espíritu es sobrio, sensato y templado. Mantiene su equilibrio y justicia, sin excesos y violencias
Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
El esposo que entrañablemente ama a su esposa, que se comporta tan dulce delicadamente con ella, puede en un arranque pasional proferirle las palabras más groseras e hirientes movido por los celos o el enojo. Los padres que quieren tanto a su hijo, pueden descuidarse en la educación y disciplina del mismo; permitiéndole que haga lo que quiera.
no poniendo freno a sus desbordes juveniles por temor a ofenderle, desbordes que pueden afectar su futuro y llevarle al fracaso. El genuino amor disciplina, educa, Incluso prohíbe para el mayor bien de la persona amada. El amor del Espíritu es correctivo e instructivo. El Señor
mira siempre el porvenir, el horizonte. El sabe lo que nosotros precisamos para madurar correctamente en la vida cristiana. Sus pensamientos no son siempre nuestros pensamientos, ni sus caminos son nuestros carninas Por esa causa es que El muchas veces usa la vara de la corrección: nos castiga, nos hiere, para encauzarnos y enderezarnos, no porque quiera perjudicarnos, sino porque nos ama y desea nuestro supremo bien.
7. El amor humano tiene como fundamento las virtudes de la persona amada.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
Mira sus cualidades, su apariencia, sus gracias, sus méritos, su posición. El amor del Espíritu es desinteresado, proviene del corazón, del alma, de las entrañas, de adentro. Cuando Samuel iba a ungir al futuro rey de Israel, el Señor le advirtió
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
El amor natural se siente seducido por los atributos del ser amado, por su belleza, su simpatía, su personalidad. Mas el amor del Espíritu prodiga su cálida influencia a todo el mundo, a todos los seres, hasta los más bajos, desaprobados y miserables.
Para el borracho, el ladrón, el criminal, el traidor, el drogadicto, siempre hay una esperanza, una oportunidad, una puerta que se abre por medio del amoroso Espíritu Santo. Para el ser más repulsivo y condenable existe lugar bajo la sombra de la cruz.
El amor divino pudo rescatar al jefe pandillero de Nueva York Niky Cruz, héroe principal del libro ‘La cruz y el puñal" y hacer de él un consagrado cristiano, predicador del evangelio.
Por su amor, el Señor nos ve no como somos, sino como llegaremos a ser.
8. El amor humano es natural, terreno, imperfecto.
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
El amor del Espíritu es divino, puro, celestial, completo y perfecto. Cuando el Espíritu Santo nos llena de su presencia, nos repleta de su amor. Al inundar el Espíritu el receptáculo de nuestro corazón nos llena de Cristo, ya que el Espíritu Santo revela a Cristo, muestra a Cristo, glorifica a Cristo, nos implanta la naturaleza de Cristo, Así que, cuanto más estamos llenos del amor del Espíritu, la persona de Cristo se mostrará más evidente en nosotros, de modo que podemos exclamar con el apóstol Pablo: "Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí" Gálatas 2.20. Y todas las virtudes cristianas podrán brotar de nuestro corazón, la ternura, la paciencia, la mansedumbre; las cuales harán que nos asemejemos más patentemente al Rey de Reyes y al Señor de Señores. "A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria"
Colosenses 1.27.
9. El amor humano es egocéntrico,
Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
sólo piensa en sí mismo, en su propia satisfacción, beneficio y bienestar. Es de naturaleza egoísta porque su propósito es lograr sus fines, sus deseos, sus ambiciones, saciar sus propias aspiraciones.
El hombre generalmente quiere a quién corresponda a su amor, ama a los que le tratan bien, aquellos de los cuales puede sacar ventajas, provechos y beneficios.
El amor divino es generoso, dadivoso y servicial. Ama sin esperar recompensa o reconocimiento. Ama por la alegría de amar. Ama porque anhela consolar, ayudar, socorrer, levantar. Está dispuesto a la negación y al sacrificio con el fin de ver la felicidad en el ser amado.
Muchas veces el amor de naturaleza pasional se ha descontrolado transformándose en odio, celos y resentimiento al sentirse decepcionado por no sor correspondido. Cuántos crímenes, violencias y horrores se han cometido por un amor herido que se ha vuelto en ira cruel, despiadada e irracional.
En cambio el amor del Espíritu es dadivoso, altruista, se olvida de sí, se priva de su propio bienestar y comodidad con tal de ver contentos a los demás.
10. El amor humano es perecedero.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
Toda tú eres hermosa, amiga mía,
Y en ti no hay mancha.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
En cambio el amor del Espíritu permanecerá para siempre. "El amor nunca deja de ser" Se acabarán los dones, las profecías, se terminarán, las lenguas cesarán, la ciencia con todos sus logros, descubrimientos y conquistas tendrá su fin. Pero el amor jamás dejará de ser. Es la más valiosa, grande y elevada virtud "Y ahora permanecen la f e, la esperanza y el amor; pero el mayor de ellos es el amor"
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Amar es el fruto del Espíritu, es el resultado de estar en estrecha relación con el cielo, es a evidencia de un sólido crecimiento espiritual. Pero además es un mandato del Señor Jesús, él dijo en
Dios nos insta, nos manda que amemos. Es el glorioso Espíritu Santo quien puede educarnos en la escuela del amor. Jornada tras jornada, año tras año, él va tratando con nosotros, limándonos, puliéndonos, para que en toda nuestra personalidad pueda brillar con todo su fulgor la perla del amor de Dios. Amor que esta esencia de la santidad, la plenitud de toda bondad y la fragancia suprema de Cristo en nosotros.
11. El amor humano es reaccionario y vengativo.
No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
Mas el amor del Espíritu es misericordioso, perdona y olvida. Cuando Dios nos perdona arroja todas nuestras iniquidades a la profundidad del mar y no se acuerda más de ellas.
El novio que ama, en una suprema demostración de cariño, puede obsequiarle a su amada un fresco ramo de tiernos pimpollos, o con suma caballerosidad le puede alcanzar el pañuelo de seda que se le ha caído, pero el mismo, al verse ofendido o desechado, puede enceguecerse de tal manera que sus manos crispadas e iracundas pueden golpear, empuñar el cuchillo o apretar el gatillo. El amor humano puede transformarse en odio feroz y sanguinario al verse defraudado.
EI amor del Espíritu no se cansa de perdonar. Cristo dijo que debiéramos hacerlo hasta setenta veces siete. El perdón debe practicarse indefinidamente. El amor divino no alberga ninguna clase de sentimiento vegetativo de ira, revancha o desquite.
El ágape es el amor cristiano sobrenatural. Debe ser buscado y cultivado intensamente.
Es el amor que se interesa más en dar que en recibir. Es el amor que se proyecta para el beneficio de nuestros semejantes.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Es el amor por todos los hermanos, incluyendo a aquellos que no están de acuerdo con nosotros y nos irritan. Es el amor que no nace por lo que puede tener el ser humano, sino por lo que es el ser humano en si. Es una manifestación libre, espontánea, un esfuerzo deliberado, desinteresado, que no espera galardón ni retribución. Es el amor que se consume a si mismo en aras del bien de los demás.
El ágape no conoce limitaciones, ni distinciones de cultura, nacionalidad, sexo o rango Nadie lo puede destruir.
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
Este maravilloso amor sólo puede encontrarse en aquellas personas que son motivadas, saturadas y capacitadas por la unción del Espíritu Santo.
El amor del Espíritu es "sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser" Corintios 13.4-8.
Lo que más necesita la humanidad es amor. Al nuestro alrededor existen personas hambrientas y sedientas de amor. La frase "nadie me ama" se encuentra con frecuencia. ¿Quiénes deben ser los dadores del ágape? ¿Quiénes pueden realmente sembrar el amor de Dios en los corazones vacíos? ¿Quiénes pueden ser fuentes de amor y cariño para sus semejantes? Pues, nosotros, que ya hemos experimentado y sentido el amor de Dios. ¡Dejemos, pues, que los ríos del amor del altísimo nos inunden! ¡Permitamos que ellos fluyan incesantemente de nuestro corazón! Sembremos amor, amor y amor, porque sembrando amor sembramos a Cristo.
GOZO
Alegría, dicha, contentamiento, regocijo, complacencia, satisfacción, bienaventuranza.
"Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo" Romanos 14.17.
El término "gozo" aparece sesenta veces en el Nuevo Testamento. El verbo "regocijar" se encuentra setenta y dos veces. El mensaje del evangelio es "buenas nuevas de gran gozo"
Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:
pablo aconsejó: "Estad siempre gozosos"
1ª Tesalonicenses 5.16. "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo:
¡Regocijaos!" Filipenses 4.4. Es la orden divina para el creyente. Existe gozo en el creer. Cuando los samaritanos se entregaron al Señor había gran gozo en la ciudad,
así que había gran gozo en aquella ciudad.
El Espíritu Santo es el Espíritu de gozo.
En el mundo se habla mucho de gozo. Existe el gozo natural, que no es fruto del Espíritu sino que procede de la satisfacción de tener una esposa, una familia. Existe el gozo de viajar, de contemplar la naturaleza; de participar de un deporte; de escuchar música agradable; de desempeñar un trabajo correctamente; de deleitarse con una comida.
Pero todos esos gozos son efímeros, temporarios, pasajeros, momentáneos. No son permanentes. La belleza de una flor se marchita, el vigor de la juventud disminuye, la familia con los años se desintegra; los seres queridos se van. La alegría terrena nunca es completa debido a la inestabilidad del ser humano y a la fugacidad de la vida. Un famoso millonario contemplando a su hijo muerto a los veintidós años en un accidente de aviación exclamó: ¿Y ahora para qué quiero la vida? Su corazón destrozado por ese golpe no pudo resistir y al poco tiempo él también murió.
El sabio Salomón disfrutó de todas las alegrías que los mortales pueden experimentar. No negó a sus ojos ninguna cosa que desearan, ni se privó de ningún placer. Sin embargo, luego de aventurarse en toda clase de diversiones, arriba a la conclusión de que. "Todo es vanidad y aflicción de Espíritu, y sin provecho debajo del sol"
Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
El Señor nos invita, a través de su Palabra, a que estemos permanentemente gozosos. El gozo del cristiano no es sólo una emoción pasajera, sino una corriente ininterrumpida en cualquier circunstancia, tanto en los momentos de victoria, corno en las situaciones de pruebas y dificultades. La alegría de Cristo es perenne. Tanto el creyente individual, como la iglesia en general, deben vivir en una constante atmósfera de gozo.
¿Cuáles son las características del gozo del Espíritu que lo hacen realmente incomparable?
1) - Debemos gozarnos en el Espíritu porque Dios mismo es el manantial de dónde él procede. "Y el Dios de esperanza, os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo"
Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Dios mismo constituye el secreto de toda alegría y regocijo espiritual. David escribía desde la hondura de su alma. "Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre"
Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre.
Los goces terrenos son efímeros porque provienen de cisternas rotas que no retienen aguas, proceden de circunstancias pasajeras y cambiantes. El jardín se engalana en primavera, pero el invierno le hurta la belleza. El dinero se gasta y se va. El banquete dura sólo unos momentos. Pero el gozo que viene del cielo no está sujeto a las vicisitudes de la existencia.
Dios es eterno, inmutable: sus virtudes son para siempre "Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo" Eclesiastés 2.26. Jesús dijo:
"Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido"
Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
Pedro escribió: "En quién creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso" 1ª Pedro 1.8. ¡Regocijaos en el Señor siempre! Sólo él puede concedernos una alegría exuberante y duradera.
Jesús, durante su ministerio terreno, se regocijó en el Espíritu: "En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó"
En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.
A su regreso de una gira evangelística los setenta volvieron llenos de gozo por los milagros, señales y liberaciones que habían hecho en el nombre de Jesús. El Señor entonces se regocijó en el Espíritu, en lo más intimo de su ser, "se conmovió de regocijo" por el amor y la sabiduría del Padre al revelar a los niños lo escondido a los sabios y entendidos. Cristo se gozaba no sólo por lo que el Padre hacía, sino también por lo que el Padre era en sí; fuente de amor, bondad y misericordia.
Hoy también tenemos que gozarnos no sólo por las obras que Dios realiza, sus sanidades y prodigios: sino también por lo que él es en sí "la plenitud de nuestro gozo" y "la fuente de nuestra vida".
2) - Debemos gozarnos en el Espíritu ante el privilegio de servirle. Cristo se regocijó en la salvación de las almas. En el evangelio según San Lucas, capítulo 15, Jesús pronunció tres parábolas: la de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la del hijo pródigo, cada una de las cuales enfatiza la verdad del regocijo que hay en el Padre y en los ángeles cuando un pecador se arrepiente El quiere que también nosotros poseamos este gozo del Espíritu, pero para disfrutarlo es necesario que salgamos corno él a encontrar la oveja perdida. Es preciso que busquemos con diligencia al pecador extraviado; como la mujer a la moneda perdida. Es imprescindible que tengamos un corazón misericordioso y amante como el padre que recibe a su hijo pródigo.
Cuando el Señor nos bautiza con el Espíritu Santo, con la señal física de hablar en otras lenguas, un gozo pleno satura el corazón. Pero ese gozo debe traducirse en un entusiasta deseo de testificar, de anunciar el evangelio.
No olvidemos que al ser llenos del Espíritu Santo; recibimos poder de Dios, dinamita divina para servir al Señor.
Cada cristiano sellado por el Espíritu es un ganador de almas, ya que el Espíritu actuando dentro de él lo va a impulsar para trabajar activamente por la causa del Altísimo. El concede dones y ministerios para servirlo mejor.
La tarea prioritaria de la iglesia es el evangelismo. Toda congregación que quiera mantenerse viva y feliz debe realizar evangelisrno. La presencia del Espíritu dentro del cuerpo de Cristo hace que éste se descentralice para esparcirse corno un agresivo ejército para llevar las buenas nuevas de salvación a los inconversos.
Las iglesias de mayor crecimiento en el mundo son las que oran más, las que buscan más de las inagotables tuerzas del Espíritu Santo, las que se gozan más en el servicio cristiano. Tanto la iglesia del Dr. Cho en Seúl, Corea, como la iglesia Metodista Pentecostal de Jotabeche, Santiago, Chile, como la de las "Asambleas de Dios" de Madureira, Río de Janeiro. aunque empleando diferentes métodos de evangelización, todas reconocen su imperiosa necesidad del Espíritu Santo, todas trabajan fervientemente, todas se gozan en el servicio. Para los creyentes de estas congregaciones es un gozo ir a la iglesia, es un gozo salir a evangelizar, es un gozo pertenecer a un gran movimiento conquistador
Cuando Pablo y Bernabé iniciaron su primer viaje misionero, luego de recorrer Chipre y predicar en Antioquía de Pisidia, estaban "llenos de gozo y del Espíritu Santo" .
Hechos 13:52.
El apóstol Pablo le expresa a los tesalonicenses: "Vosotros sois nuestra gloria y gozo.
1ª Tesalonicenses 2.20.
¡Hay gozo en los cielos cuando un pecador se arrepiente!
"Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas" Salmo 126.6
¡Qué gozo indescriptible produce el servicio cristiano! ¡Qué alegría inconmensurable! Los cielos retumban de regocijo cuando un alma se convierte, los ángeles desbordan de alegría cuando un pecador se refugia al pie de la cruz. ¡Sirvamos, prediquemos, enseñemos, testifiquemos! ¡Los que enseñan Justicia a la multitud resplandecerán como estrellas a perpetua eternidad!
3) - Debemos gozarnos en el Espíritu al hacer la voluntad de Dios.
Jesús se deleitaba al hacer la voluntad del Padre:
"Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" Juan 6.38. Cuando los sabios y gobernantes le hablan desechado y despreciado, cuando su pueblo le rechazó como Mesías, el Señor manifestó gozo en aceptar el rechazo como la voluntad del Padre.
Las persecuciones, las afrentas, los vituperios que sufrimos en este mundo por causa de Cristo son permitidas por Dios a fin de amoldarnos a la semejanza de su amado Hijo y deben ser aceptados con gozo. "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia" Santiago 1.2-3. "Gozaos cuando sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado"
1ª Pedro 4.13-14.
Pablo testificaba. "Sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones"
2ª Corintios 7.4. "Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" 2ª Corintios 12.10.
Cuando Pablo y Silas arribaron a Filipos en su segundo viaje misionero para predicar el evangelio, fueron encarcelados por echar fuera el demonio de adivinación de una joven. Luego de azotarlos brutalmente el carcelero les puso los pies en el cepo, encerrándolos en el calabozo de más adentro. Pero ellos no estaban tristes ni desanimados.
En la mitad de la noche oraban a Dios cantando himnos con regocijo. Y de repente, sobrevino un gran terremoto de modo que los cimientos de la cárcel se sacudían, se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron.
El carcelero viendo las puertas abiertas pensó que los presos se habían escapado y sacó la espada para matarse. Pero Pablo clamó a gran voz y le dijo "No te hagas ningún mal pues todos estamos aquí; y entonces el carcelero se postra ante Pablo y Silas y les dice: ¿Qué puedo hacer para ser salvo? Y ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa" Hechos 16.31. Y en aquella noche el carcelero se convirtió "y se regocijó con toda su familia de haber creído en Dios" Con las espaldas heridas y sangrientas, los discípulos no perdieron el gozo del Espíritu.
Ellos estaban allí cumpliendo la voluntad de Dios que les había enviado a Filipos para predicar a Cristo. En medio de la adversidad, Cristo es glorificado, y el carcelero con todos los suyos se regocijó por haber encontrado la vida eterna.
Cuando todas las cosas marchan bien es fácil gozarnos, mas el genuino gozo del Espíritu se muestra en medio de los problemas, pruebas y sufrimientos. "El gozo del Señor es nuestra fortaleza".
Hacer la voluntad de Dios con alegría debe ser el blanco supremo de nuestra vida; aunque ello implique tener que pasar por peligros, crisis y tempestades. El divino Consolador nos dará un revestimiento especial de poder para estas circunstancias y su gozo nunca faltará.
4) - Debemos gozarnos en el Espíritu pues el regocijo divino es imperecedero, permanente, eterno. Gloriosas recompensas hay para nuestra labor por el Señor.
Aun en medio de la agonía de la cruz, Cristo se gozó con anticipación de ver linaje y el fruto del trabajo de su alma. "Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos" Isaías 53.10-11.
Hebreos 12.2 dice "Puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios" Jesús tenía un gozo "puesto delante de él", él vivía mirando el futuro, el porvenir, en la perspectiva de una gran cosecha de almas, de una multitud incontable de redimidos en la gloria que llegarían allí por su sacrificio expiatorio en la cruz.
Este gozo puesto en la seguridad de la victoria final fue lo que mantuvo firme a Cristo hasta llegar al Calvario.
El creyente también espera este gozo inefable y glorificado cuando escuche de labios del divino maestro las alentadoras palabras. "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor" Maleo 25.21
El apóstol Pablo se gozaba grandemente ante la visión del galardón que iba a recibir por su labor: "Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados" Filipenses 4.1. "Porque ¿Cuál es la esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante del Señor Jesucristo, en su venida?
1ª Tesalonicenses 2. 19.
¡Qué gran privilegio ganar almas para el reino de los cielos! ¡Cuánta recompensa! Dios tiene galardones, coronas incorruptibles de gloria, premios especiales para los que siembran para la eternidad. Por eso es que el gozo del Espíritu es inefable.
No se puede comparar con los goces del mundo; estos son fugaces, huyen y desaparecen con rapidez, son de muy corta duración. En cambio el gozo divino es continuo y eterno: "Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido"
Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
Vale la pena seguir testificando. Vale la pena seguir predicando. ¡Esforcémonos! "Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano"
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
PAZ.
"Estado de sosiego y tranquilidad, serenidad de Espíritu"
La paz es uno de los dones más gloriosos que Dios tiene para sus hijos. Es un tema central de la Palabra de Dios. Cuando la Biblia habla de paz lo hace en un sentido mucho más profundo y significativo de lo que el mundo lo hace. Para éste, paz significa sencillamente tranquilidad y ausencia de guerras o disturbios; o se refiere a aquel genio sosegado y apacible, o a la afabilidad de unos con otros, especialmente en las relaciones familiares.
La paz de la cual nos hablan Las Sagradas Escrituras es más que el estado de reposo, armonía o calma; es el acto de recibir todos los beneficios y gracias de Dios. Tiene su fundamento en Dios mismo: "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" Filipenses 4.7.
Es imposible gozar de una genuina paz interior sin La ayuda y la presencia de Dios.
Para el apóstol Pablo Dios es "nuestra paz". En sus epístolas siempre mencionaba. "la gracia y la paz de Dios y del Señor Jesucristo".
El Dios de la paz desea conceder una perfecta y completa paz a sus hijos para que puedan reposar en él en todas las contingencias de la vida.
Existen cuatro manifestaciones o aspectos de la paz divina a nuestro favor:
I. LA PAZ CON DIOS
A) Cristo es el manantial de la PAZ
"Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" Romanos 5.1. El hombre, muerto en delitos y pecados, está separado y alejado de Dios; vive esclavo de la maldad, los vicios, el mundo, la carne y el diablo.
Pero por la gracia de Dios, por la sangre preciosa derramada por Cristo en la cruz; somos limpiados, salvos y santificados. Lejos de Cristo estábamos sin esperanza y sin Dios en el mundo, no pudiendo agradar ni al Señor ni a nuestros semejantes. Pero ahora, Cristo ha obrado la reconciliación; podemos disfrutar de comunión con Dios y el prójimo. "Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre" Efesios 2.17-18.
La paz del corazón, del Interior del alma; viene a nosotros por el perdón efectuado por la sangre del Cordero de Dios. La conciencia intranquila y culpable sólo puede descansar plenamente por la restauración que opera la cruz de Cristo "El castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su haga fuimos nosotros curados" Isaías 53.5. "Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz" . Colosenses 1.20.
B) El Espíritu Santo es el agente de la PAZ
Jesús dijo: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" Mateo 11.27. A sí mismo él se presentó como el origen, el productor la fuente de la paz. El es la paz, el descanso y el reposo del pueblo de Dios. Por medio de su sacrificio el hombre puede vivir en armonía con Dios.
Mas, quién promueve y pregona la paz de Cristo hoy es la tercera persona de la Trinidad; el bendito Espíritu Santo. El es el vicario, el representante, el sustituto de Cristo. El es el "otro Consolador" quien tendría el ministerio de ayudarnos, fortalecernos y saturarnos de paz.
Jesús cuando dio la promesa del Consolador a sus discípulos les dijo: "no se turbe vuestro corazón", "yo rogaré al Padre y os daré otro Consolador para que esté con vosotros para siempre".
Cuando recibimos el bautismo en el Espíritu Santo, con la señal de hablar en otras lenguas, sentimos inmediatamente la paz de Cristo en el alma. Es una paz profunda, avasallante, dominante. Es una paz dinámica, "como un torrentoso río" que corre por toda nuestra personalidad inundándonos de una maravillosa seguridad.
"El ocuparse del Espíritu es vida y paz" Romanos 8.8. Cuando nos preocupamos buscando las inescrutables riquezas del Espíritu, él se encarga de fortalecer. Espíritu, es él quien nos "da testimonio en nuestro espíritu", es él quien nos "da testimonio en nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" Romanos 8.16.
II. LA PAZ DE DIOS
"Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo;
y sed agradecidos" Colosenses 3.15. "Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera" 2ª Tesalonicenses 3.16.
A) La paz que concede Jesús
Antes de ser crucificado, el Señor varias veces habló a sus discípulos tratándoles de preparar para el momento de su muerte. Les anuncio que seria menospreciado por los ancianos y sacerdotes y luego crucificado y muerto. Los discípulos se quedaron muy tristes y preocupados, entonces el Maestro les da la promesa del descenso del Consolador y de que él les daría de su paz: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" Juan 14.27.
El Señor vio lo que precisaban esos corazones turbados y abatidos, ellos urgentemente necesitaban su paz, esa paz que sólo Cristo podía proporcionarles porque él vino para hacer la paz. Su paz no es ni temporal ni pasajera, es perenne. Sea en momentos de victoria, como en las tormentas y huracanes de la vida, esa paz permanecería. No es una paz circunstancial, ni fofa, ni falsa como la que el mundo ofrece, sino una paz inconmovible.
La paz del mundo es fugaz y traicionera. ¡Cuántos tratados de paz han sido violados, cuántas promesas, cuántas normas de convivencia!
La paz que Cristo nos concede es plena y abundante. No comprende tan solamente la tranquilidad espiritual; sino también todos los beneficios que él obtuvo al morir en la cruz, la salud, la prosperidad, la bendición, el bienestar.
B) Asegurados por la paz de Dios
Se dice comúnmente que "la vida es una batalla" y es muy cierto. Existen muchos adversarios que tenemos que enfrentar; el pecado, el mundo, la carne, los peligros, las dolencias, las pruebas, el diablo, etc. Muchos cristianos pierden la compostura y la calma debido a las adversidades y a la presión de las circunstancias. En lugar de exaltarse o irritarse por los sinsabores de la vida; el cristiano genuino debe depositar sus cargas en el Señor. "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepase todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" Filipenses 4.6-7. Por la súplica constante el creyente debe llevar sus necesidades al Señor. De nada sirve ponerse nervioso y perder tos estribos o la calma. El Señor nos ha dado la receta para obtener ayuda en medio de los embates de la existencia. Hay que descansar en sus brazos de amor, echando toda nuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de nosotros, La oración eficaz del gusto puede mucho.
Cuando oramos ponemos en movimiento la mano que creó el mundo, que trazó los cielos.
El Señor promete contestar todos nuestros ruegos: él nos dará su paz, la paz que sólo él posee por ser santo, puro, bueno, poderoso y lleno de amor. Tenemos que estar "Calzados con el apresto del evangelio de la paz", el cual nos da firmeza y estabilidad. Cuando su paz nos envuelve podemos pararnos valientemente delante del enemigo, teniendo la completa seguridad de que él nos dará la victoria. Si su paz está con nosotros no resbalaremos ni caeremos. Los temores y afanes serán hechos añicos por el divino Consolador y exclamaremos desde las fibras más íntimas de nuestro ser: ¡Qué maravilloso, qué glorioso es el Señor!
La paz que nos viene del Espíritu es eminentemente práctica. Hace sentir su generosa influencia en nuestro diario vivir. Para cada problema y necesidad está disponible para cubrirnos con su manto de seguridad. Cuando aparecen los quebrantos de salud:
arrecian las dificultades económicas, o los temores quieren apoderarse de nosotros, podemos recurrir a aquél que nos ha dicho: "Mi paz os dejo, ml paz os doy". El puede auxiliarnos y alentarnos para salir triunfantes en cualquier contingencia por difícil que sea.
Precisamos acostumbrarnos siempre a echar mano de la paz de Cristo. No debemos permitir nunca que las tempestades de la vida nos agobien y desalienten El desánimo es presagio del fracaso.
Tenemos una roca firme en quién descansar, un castillo fuerte para refugiarnos. El es el dueño de la situación. Nada hay difícil para él, sigue sentado en el trono, es nuestro Supremo Sacerdote. Alleguémonos, pues, al trono de su gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
III. LA PAZ CONSIGO MISMO
"Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuísteis llamados en un soto cuerpo, y sed agradecidos" Colosenses 3.15. El Señor desea que nuestro corazón sea un jardín de la paz, en donde ella pueda crecer y dar sus generosos frutos, "mucha paz tienen los que aman tu ley" Salmo 119.165. "Pero los mansos heredarán la tierra y se recrearán con la abundancia de paz" Satmo37.11.
A) La paz debe crecer
La paz del Espíritu debe ser como un impetuoso río, fluyendo, creciendo en nuestro interior. Pero para que esa paz corra libremente es necesario caminar en santidad. En Isaías 48.18 el Señor nos dice. "¡Oh, si hubieras atendido mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar". Dios desea concedernos una desbordante paz; pero para ello debemos guardar su Palabra, eliminar de nuestro corazón todo pecado. Si dejamos que el orgullo, la envidia, el rencor, los celos, florezcan en nuestro corazón imposible será que tengamos una genuina paz. El pecado trae intranquilidad, desvelos y zozobras.
La paloma de la paz que es santa y pura huye del corazón rebelde y pecaminoso. La ira debe ser refrenada, la soberbia extirpada y el odio arrancado de raíz. SI permitimos que estas malezas crezcan nos volveremos hacedores de iniquidad y perderemos la comunión con Dios y la vida eterna.
Para que podamos disfrutar de una descollante paz es preciso que seamos humildes y mansos. Cuanto más quebrantados estemos más reconoceremos nuestra total dependencia del Altísimo. Los mansos son aquellos que han renunciado a su yo, al egoísmo, al orgullo, para servir a Dios y a su prójimo.
Aquél que está quebrantado puede fácilmente comunicarse con sus semejantes; sus contactos con las personas ya no son señalados por la brusquedad, la agudeza o la reciedumbre. Su carácter es humilde y apacible, y todo su ser, sus modales, su voz, muestran que posee la paz interior del Espíritu.
Cuando estamos quebrantados no confiamos en nuestras propias capacidades humanas, sino que hemos aprendido a descansar y esperar en él con una fe decidida y firme.
"En descanso y reposo seréis salvos, en quietud y confianza será vuestra fortaleza" Isaías 30.15.
Dios anhela que la paz que hoy late en nuestro ser siga creciendo. Andemos en santidad, quebrantémonos más y más; y la paz del Espíritu será un tesoro inestimable en nuestra vida espiritual.
En la actualidad mucho se habla de paz. Pero lo cierto es que existen muy pocas personas que puedan disfrutarla. La ciencia dice que el setenta por ciento de las enfermedades tiene su origen en factores psicosomáticos; preocupaciones, angustias, temores y ansiedades. Infinidad de personas se enferman del corazón, úlceras y nervios por causa de tensiones emocionales; porque les falta tranquilidad interior. Viven en un estado de depresión que a veces les conduce al mismo suicidio.
Las instituciones de enfermos mentales están repletas de gentes que han vivido en un estado de ansiedad, angustia, postración y derrote. La psiquiatría con sus diversas terapias no puede dar una solución definitiva a los conflictos interiores. Los médicos pueden ayudar al cuerpo, pero sólo Dios puede salvar el alma y proporcionar imperecedera paz.
Para que haya una complete paz interna es la clave una buena relación con Dios. Cuando estamos saturados de su Palabra, y dependemos de su ayuda diariamente buscándola por medio de la oración, no existe lugar para la ansiedad, la preocupación o la depresión.
B) Plenitud de paz
Isaías 26.3-4. dice: "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en tí persevera. porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos".
Paz completa, perfecta, tienen aquellos que confían, cuyos pensamientos perseveran en el Señor. No es sólo un sentimiento de reposo y quietud; sino una experiencia decisiva de bienestar y seguridad que procede de un abandono incondicional y total a la protección divina.
"He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad" Jeremías 33.6.
El Señor está dispuesto a darnos abundancia y plenitud de paz, paz que sobrepasa todo entendimiento, paz tan sublime y gloriosa que ninguna circunstancia por adversa que sea puede menoscabarla.
IV. LA PAZ CON NUESTROS SEMEJANTES
"Seguid la paz con todos" Hebreos 12.14. "Tened paz entre vosotros"
1ª Tesalonicenses 5.13.
A) Instrumentos de paz
Dijo el sabio Salomón: "Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él". Proverbios 16.7.
Nuestra paz debe mostrarse también en las relaciones que tenemos con nuestros semejantes, especialmente en nuestra familia e iglesia. Debemos ser promotores de la paz, canales de paz. Esto significa que en el lugar en dónde nos movemos, actuamos o trabajamos debemos cuidarnos y no fomentar situaciones tirantes o embarazosas, discusiones que puedan alterar los ánimos y crear una atmósfera de discordia.
En toda relación debemos mostrar siempre un espíritu perdonador, manteniendo una actitud amorosa y comprensiva. Preciso es eliminar todo sentimiento de desquite, todo deseo revanchista, "mía es la venganza -dice el Señor- yo daré el pago". "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de beber". Romanos 12.17-20.
Perdonar es un atributo divino, una virtud del alma. Jesús perdonó hasta en los últimos momentos de su vida "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" Lucas 23.34
Si nosotros no perdonamos las ofensas, tampoco nuestro Padre celestial perdonará nuestras ofensas. El hecho de perdonar es un acto de paz, de armonía, de conciliación. Sólo los corazones llenos del amor del Espíritu pueden perdonar como Cristo perdonó.
B) Seguir la paz
El Señor quiere no sólo que promovamos la paz sino que también sigamos la paz. El apóstol Pablo aconseja a su hijo en la fe Timoteo que siga "La justicia, la fe, el amor y la PAZ, con los que de corazón limpio invocan al Señor". 2ª Timoteo 2.22. Lo que revela realmente que somos propiedad de Dios es que producimos justicia, amor y paz. Pablo también aconseja: "Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación".
Romanos 14.19. En la iglesia, en la fraternidad de los santos, hay que fomentar todo lo que contribuye a la unidad y armonía del cuerpo de Cristo.
"Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor; solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" Efesios 4.1-3.
En medio de un mundo turbulento, como el ave que en medio de las rugientes olas, posa tranquilamente en la cima de una roca, nosotros los hijos de Dios tenemos paz como un río,
paz de Dios; paz con Dios; paz con nosotros mismos y paz con nuestros semejantes. ¡Sigamos, prosigamos, persigamos la paz! En la tierra hay mucha aflicción, pero Cristo es nuestra maravillosa paz. ¡Gloria a Dios!
EL FRUTO PACIENCIA
INTRODUCCION: Hoy quiero hablarles, básicamente de lo que ya les expuse anteriormente y presentar el tema, a manera de introducción; en forma gráfica, tomando de la vida real como ejemplo, un "RACIMO DE UVAS", simbólicamente éste racimo de uvas representaría El Fruto del Espíritu Santo y que está constituido sólo por nueve uvas.
Tres para con Dios: Amor, Gozo y Paz.
Tres para con el prójimo: Paciencia, Benignidad y Bondad.
Tres para consigo mismo: Fe, Mansedumbre y Templanza.
Estas son las muestras indelebles de El Fruto, de una verdadera intimidad con Cristo.
Ya les prediqué, a cerca de las tres primeras uvas (Amor, Gozo y Paz).
De esta segunda triada, mi tema es: Las uvas para con el prójimo, manifestado como El Fruto, en la forma de PACIENCIA.
Leeremos de La Santa Biblia, en la Epístola a Los Gálatas, capítulo 5, versículo 22 y 23 (Gá. 5:22, 23), para recordar cuál fue nuestro punto de partida.
La Biblia dice:
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay Ley".
De El fruto del Espíritu Santo, manifestado como la PACIENCIA, les hablaré cuatro puntos principales.
Ellos son:
1. La Paciencia de Dios.
2. La Paciencia con relación a los demás.
3. La Paciencia en circunstancias adversas.
4. La Paciencia en la carrera cristiana.
1.
2. LA PACIENCIA DE DIOS.
En la Epístola a los Romanos, capítulo quince, versículo cinco (Ro. 15:5), La Biblia dice:
"Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús".
En la segunda Epístola a Los Tesalonicenses, capítulo tres, versículo cinco (2 Ts. 3:5). La Biblia dice:
"Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo".
Como algo imposible de definir, acerca de Dios, intento inferir de Su Palabra, lo que creo que es lo más acertado. Y digo:
La Paciencia es una cualidad esencial de Dios.
¡Cuán inmensa, podría decir infinita e incomprensible es La Paciencia de Dios!. Analice Usted.
1. Lo insultan con los calificativos más denigrantes.
2. Niegan Su misma existencia.
3. Violan sus gloriosos Mandamientos.
4. Lo acusan de todos los males y padecimientos que hay en el mundo.
Podría seguir enumerando, muchísimas cosas más, de lo que se manifiesta contra Dios.
Pero Dios en Su Paciencia, a toda criatura, aún les da:
1. Vida.
2. El aire que respiramos.
3. El sol.
4. Las lluvias.
5. Sus familias, amistades, goces y pasatiempos.
6. Bendiciones de toda índole, que realmente no lo merecen.
¡Todo esto y mucho más, se deben a La Paciencia de Dios!.
Todos los seres humanos nos hemos beneficiado de La Paciencia del Creador.
Si no fuera por La Paciencia de Dios:
a) Millones de seres humanos que han vivido y viven egoístamente, no disfrutarían de las bellezas de este mundo.
b) Las Naciones malvadas en sus actos y designios, hubieran sido extirpadas.
c) Toda la raza humana, hubiese sido barrida de sobre la faz de la tierra.
Que desinteligencia, existen hombres (Hablo genéricamente) que viven en la opulencia, cómodos, en posiciones envidiables, y consideran que es fruto de su propio esfuerzo el haber obtenido sus riquezas y bienes terrenales, olvidándose o no reconociendo que Dios es el Autor y dueño de todo lo que existe.
La Biblia dice: (En el Evangelio de San Mateo 16:26).
¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?.
En otro pasaje Bíblico, (En la Parábola del rico insensato, en el Evangelio de San Lucas 12:20). Dios le dijo:
"Necio, esta noche vienen a pedir tu alma".
Fíjese el Apóstol San Pablo, cuando escribió la Epístola a Los Romanos, en el primer capítulo, describe la historia de la depravación del ser humano.
Les leo ahora, una porción de La Biblia, en la Epístola a Los Romanos, capítulo uno, versículo veintiuno. (Ro. 1:21).
"Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido".
Estas personas, están llenas de toda injusticia, maldad, codicia, perversidad, envidias, homicidios, riñas, engaños, y otras cosas similares, pero desastrosas.
Estos son los que desprecian La Paciencia de Dios. Lea en su casa La Epístola a Los Romanos capítulo dos, versículo cuatro. (Ro. 2:4). La tendencia del hombre es abusar de La Paciencia de Dios. El hombre trata siempre de justificar sus acciones. Se atribuye el mérito que en realidad no lo tiene,
Les daré algunos ejemplos con relación, a lo que les estoy mencionando.
a. El impío comete sus maldades y nada catastrófico le ocurre.
b. El político ambicioso, promete un paraíso de prosperidad y felicidad, y cuando llega a la cúspide del poder se olvida de sus promesas.
c. El Padre o Madre que abandona su hogar e hijos y aparentemente lo pasa muy bien.
d. Un país poderoso, ocupa una Nación indefensa, la conquista y sigue de lo más campante, pensando que todo está muy bien, después de haber destruido pueblos y vidas.
Y seguiría diciendo, etc., etc., etc. Tal vez Ud. o Uds., en este instante, están pensando en muchas cosas que no he mencionado, y conoce estas realidades.
Estos siguen y siguen, abusando de La Paciencia de Dios.
Pero Dios sabe, que llegará el momento cuando esas personas, verán sus sueños y su seguridad arrasados.
Dios espera con Paciencia, el día en que los suyos verán Su Gloria y triunfarán sobre toda clase de abusos.
En la segunda Epístola del Apóstol San Pedro, en el capítulo tres y en el versículo nueve, (2 P. 3:9), dice:
"El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento".
Si el hombre tiene que sufrir o atravesar experiencias duras y amargas, para llegar al arrepentimiento, debe considerarlo como una incomparable bendición, porque si se arrepiente y busca a Cristo El Señor, la Paciencia de Dios ha sido justificada y la salvación será una realidad.
Si se llega a la salvación, es porque Dios es paciente, dándonos el suficiente tiempo para llegar a esa conquista.
Dios nos espera cada día, cada hora, cada instante, siempre con Su amor tierno, y con los brazos abiertos.
Dios hoy te sigue esperando, sigue siendo paciente. Él quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de Su Verdad. Entonces podrán decir aquel día, los que la encuentren, con mucha alegría: "Encontramos al Maestro y ahora somos de Él".
2.
3. LA PACIENCIA CON RELACION A LOS DEMAS
Paciencia con respecto a los inconversos
"El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio". (Proverbios 11:30).
Leo en la Epístola de San Pablo a Los Efesios, en el capítulo cuatro, versículo dos. (Ef. 4:2), y dice lo siguiente:
"Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor".
Esta porción Bíblica nos muestra cual debe ser, la conducta del cristiano.
Leo otro pasaje Bíblico, en segunda Timoteo, capítulo tres, versículo doce, (2 Ti. 3:12). Y dice así:
"Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución".
Por causa del Señor Jesús seremos:
· Atacados en orden físico.
· Vituperados.
· Despreciados, criticados, calumniados y zaheridos.
Al pasar por estas circunstancias debe salir a relucir El Fruto de La Paciencia. Por esa causa Dios crea en nosotros frente a éstas adversidades, un Espíritu de Paciencia, que no busca represalias.
Los intereses del yo, la sensibilidad en cuanto al yo desaparecen. Por esto, en cualquier lugar donde nos encontremos, tenemos que dar testimonio de nuestra fe.
Hay un Coro que dice: "Brilla en el sitio donde estés"
Les doy un ejemplo de la vida real. (Describir cuando era estudiante del IBRP).
La Luz no tiene comunión con las tinieblas.
La Paciencia de Cristo, es la arma más efectiva e incisiva para pasar por alto, los vituperios y mostrar el incomparable amor de Dios.
El Señor nos da, El Fruto de la Paciencia, justamente para vencer estas adversidades, y es ahora en nosotros La Paciencia de Cristo, por el Poder del Espíritu Santo.
Nuestra paciencia con relación a los demás, una vez que recibimos del Señor, por medio de Su Espíritu Santo, diríamos que se comporta como:
· No a la auto defensa en nuestra vida.
· No a la sensibilidad para reaccionar.
· No más represalias.
· No a contra golpear, sino estamos preparados a presentar la otra mejilla.
· No al pleito, estamos preparados por Cristo el Señor, para darles aún nuestra capa.
· Si nos obligan a cargar un kilómetro, vayamos dos.
· Si alguien viene a pedirnos algo y lo necesita, estamos capacitados para ayudarle con lo que tenemos.
El cristiano que recibió El Fruto, manifestada en la forma de La Paciencia, aguanta, se niega a sí mismo, y a la larga ve los resultados positivos, porque su única preocupación es servir a sus semejantes, ganar almas y buscar que la gloria y la honra sea de nuestro Maestro a saber Jesucristo.
3. LA PACIENCIA CON RESPECTO A LOS CRISTIANOS
El creyente debe cultivar La Paciencia, con relación a los Hermanos en Cristo.
El Apóstol San Pablo dice a Los Efesios, en el capítulo cuatro, versículo uno y dos, (Ef. 4:1-2).
" Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándonos con paciencia los unos a los otros en amor".
En la Iglesia del Señor, o sea el cuerpo (simbólicamente) de Cristo, se encuentra que:Hay, diferentes opiniones.
· Hay,personalidades distintas.
· Hay, ministerios diferentes.
· Hay, dones variados.
· Hay, talentos multifacéticos.
Pero a pesar de todas estas características, es necesario fomentar la unidad en medio de la diversidad.
Cada miembro del cuerpo desempeña una tarea especial, pero todas, a pesar de la diversidad de funciones manifestadas, deben trabajar como un todo, para un solo
Organismo, presidido por Cristo.
Debe existir una armonía e interdependencia recíproca entre todos los miembros y órganos.integrantes del cuerpo.
Así debe ocurrir dentro de la Iglesia del Señor.
Todas las tareas dentro de la Iglesia del Señor, están definidas y todas sin excepción son importantes.
Por eso La Paciencia, soporta la flaqueza de los débiles y deja pasar por alto infinidad de situaciones, gracias a la presencia interior del Espíritu Santo.
Jesús dijo:
" Yo estaré en vosotros".Produce en nosotros, "El hacer y el querer", de Cristo.
2. En la Epístola del Apóstol San Pablo a Los Romanos, dice en el capítulo cinco, versículo tres, (Ro. 5:3).
"Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia".
Jesús es el Señor de La Paciencia. Según La Biblia, en el Libro del Profeta Isaías, capítulo cincuenta y tres, versículos, tres y siete. (Is. 53:3,7), encontramos lo siguiente:
"Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca".
En La Epístola a los Hebreos, capítulo cinco, versículo ocho y nueve. (He. 5:8,9). Tenemos:
"Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le,,obedecen".
,Otro ejemplo Bíblico, que nos da Jesús, se encuentra en la primera Epístola del Apóstol San Pedro, capítulo tres, versículo dieciocho. (1 P. 3:18). Y dice así:
"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el Espíritu".
Otro ejemplo Bíblico de La Paciencia con relación a las circunstancias adversas, es: La de Job. Pasaje Bíblico muy conocido.
La Palabra de Dios nos exhorta a buscar La Paciencia y consuelo, por eso debemos leer Las Escrituras.
Todas las dificultades que tenemos que enfrentar, tienen un significado.
Detrás de toda tormenta, existe una gran bendición.
"A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien".Lo último de este tercer punto principal, puedo decir que:
"El sufrimiento es el Maestro por excelencia en la vida cotidiana; por lo general las adversidades, dan siempre experiencia y sobre todo paciencia".
3. LA PACIENCIA EN CIRCUNSTANCIAS ADVERSAS
4. LA PACIENCIA EN LA CARRERA CRISTIANA
En la Epístola a Los Hebreos, capítulo doce, versículo uno. (He. 12:1). Dice:
"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante".
Para poder correr exitosamente veremos tres formas probables. (Preparativos).
A) 1. En toda competencia, existen normas estrictas que hay que cumplir.
2. Hay que correr de acuerdo a los reglamentos establecidos.
3. El que compite, debe ajustar su conducta durante la competencia a las leyes imperantes, si no cumple será descalificado.
Son muy conocidas las reglas en una carrera pedestre, violar algunas de las leyes, constituye la descalificación del concursante.
En nuestra carrera espiritual, existen también normas que debemos obedecer.
Se debe correr, legítimamente, y ser genuino.
Las normas para el Creyente están en las Sagradas Escrituras, a saber La Biblia.
En esta competencia, La Biblia constituye el fundamento de nuestra carrera cristiana, debemos cumplirla, obedecerla, acatarla, y ponerla en practica.
En el Libro de Apocalipsis, capítulo tres, versículo diez. (Ap. 3:10), dice:
"Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré en la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra".
Dios llama a La Biblia, "Palabra de mi paciencia". Porque Dios lo espera con amor al hombre hundido en el cieno del pecado, y también espera que se vuelva con un espíritu, contrito y humillado.
B) CORRER CON PACIENCIA, porque hay una nube de Testigos, que nos observan de todos lados, de lugares increíbles y aún más, las profundidades espirituales nos observan atentamente y sienten el peso, del triunfo de nuestra carrera.
CONCLUSION
En el Idioma Hebreo, Paciencia se dice:
SEBELAGUT =
Paciencia como nombre, el idioma Griego:
1. Es decir la paciencia que crece bajo las pruebas.
2. HUPOMONE = (hupo = bajo; mone = permanecer).
3. ANOCHE = (anecho = denota contención, soportar, sufrir).
Paciencia como verbo:
1. MAKROTUMEO = Largura de ánimo o tener paciencia.
Paciencia como El Fruto:
El creyente que recibió Este Fruto de Dios, tiene la virtud de: saber sufrir, soportar las adversidades, dificultades, infortunios, imposiciones, pruebas, trabajos que realiza de todo tipo con fortaleza, sin lamentarse, y sin perturbación de ánimo.
Paciencia como una primera definición
Se define entonces como:
"La Espera y sosiego de las cosas que se desean mucho".
Paciencia como una segunda definición
Es la perseverancia de hacer el bien, de realizar trabajos pesados o minuciosos, que es una forma modesta del amor.
Aquellos que NO son pacientes son culpables de rendirse a las circunstancias, cometiendo un tipo de indulgencia propia y se rinden al lujo de la carnalidad.
Por medio del proceso de Este Fruto, el creyente además es guiado por el Espíritu a refrenarse de la venganza, por males cometidos en su contra.
Del Griego (Makrothymia), Significa que él debe tener firmeza, para no dejarse llevar por la ira, cuando lo provocan o insultan.
Por esta causa podemos clamar a Dios, pidiendo; Ven Espíritu Santo y toma control de mi vida.
Y alabamos diciendo, Gloria a Dios, Eres Poderoso, Eres Grande, Abba Padre, te Exaltamos hoy Señor.
EL FRUTO BENIGNIDAD.
INTRODUCCION: como expliqué anteriormente, hoy de nuevo les hablo del "Racimo de uvas", que simbólicamente representa El Fruto del Espíritu Santo, y que está constituido sólo por nueve uvas. Recordemos entonces cómo esta formado este,racimo:
Tres (uvas) para con Dios: Amor, Gozo y Paz.
Tres (uvas) para con el prójimo: Paciencia, Benignidad y Bondad.
Tres (uvas) para consigo mismo: Fe, Mansedumbre y Templanza.
Ya les prediqué, a cerca de las cuatro uvas de este racimo. (Amor, Gozo Paz, y Paciencia), de esta segunda triada, mi tema es: Las uvas para con el prójimo, manifestado como El Fruto, en la forma de BENIGNIDAD, según Gálatas 5:22 y23.
Les comunico, que Los Dones y El Fruto del Espíritu Santo, ambos son IMPORTANTES.
La primera parte de la historia es, comenzando desde el Día de Pentecostés y que continúa hasta ahora, con maravillas y señales mostradas por medio de los Dones del Espíritu. Pero esta historia para que tenga un buen balance, debemos recordar de darle igual importancia a El Fruto del Espíritu.
En la iglesia de Corinto no faltaban los dones del Espíritu (Según 1 Cor.1: 7), pero sufrían de la escasez de El Fruto. Aquella iglesia sufría de divisiones, la inmoralidad, peleas entre los creyentes, problemas de matrimonios y desórdenes en la reunión.
Dios por medio de Pablo dirigió estas cartas, que en esencia contenían la indicación de que Los Dones fueran acompañados de El Fruto del Espíritu.
Cuando se manifiestan Los Dones según la voluntad de Dios, por medio de algún Hermano o Líder de la Iglesia y éste no lleva una vida piadosa, la causa de Cristo
Sufre reproche. Si los creyentes hablan en lenguas pero no muestran amor, son como metal que resuena (1 Cor. 13:1). Lo que debería edificar la iglesia, llega a ser una causa de irritación para la congregación y los vecinos que nos conocen.
Los que se deleitan, admirando las manifestaciones espectaculares, suelen tildar o juzgar a otros sobre la base de Los Dones. Sin embargo Dios hace Su fallo sobre la base de El Fruto. Uno puede manifestarse con el Don de profecía, entender los misterios, poseer gran fe, pero no alcanza la medida que Dios quiere, (lea en 1 Coro. 13: 2), porque falta El Fruto del Espíritu.
Cuando entra el Espíritu habrán Dones, pero a la vez debe haber Fruto. Jesús declaró que la manera de distinguir entre los profetas falsos y verdaderos, no era por sus Dones sino por Sus Frutos (Mateo 7:15,16). También nuestro Padre Celestial se deleita cuando llevamos mucho Fruto (Juan 15:8).
El hombre natural al mirar esta lista del Racimo de nueve uvas, describe como una vida inalcanzable. Pero por el Espíritu sí, uno puede alcanzar esta vida. Jesús dio el secreto y dijo: "Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí"
(Juan 15:4).
La Palabra de Dios, indica que los creyentes deben desear los mejores Dones (1 Cor. 12:31), pero a la vez registra el mandamiento de Jesús de que moremos en Él para poder llevar Fruto del Espíritu y no el esfuerzo del creyente.
Solamente cuando los Dones del Espíritu y El Fruto del Espíritu reciben el mismo énfasis pueden los creyentes desarrollarse como Dios desea.
Un fundamento de la Benignidad, esta en (1 Cor. 13:4),
Donde se muestra como una clase especial de amor.
El que no aceptó el Evangelio de Jesús, "cree que a nosotros no nos importa nada de lo que les pasa". Vez tras vez, esta expresión nos acucia, pensemos ¿Nos importa realmente? ¿O es fingido? ¿Es sólo una actitud que la iglesia asume sin que en realidad se traduzca en algo tangible?
Uno de los rasgos característicos de la iglesia del Cristo viviente, es el amor que obra, el que se interesa, es en realidad La Benignidad para con el prójimo.
Mientras que con Los Dones accionamos, con el Fruto nos formamos, porque Dios está más interesado en lo que somos. Por medio de El Fruto del Espíritu Santo podemos venir a ser lo que Dios quiere que seamos.
Recuerde que la prueba verdadera de que somos espirituales se mide por El Fruto del Espíritu y no por las manifestaciones sobrenaturales del Espíritu Santo actuando. Debemos producir fruto y mucho fruto.
No todos son usados o han sido instrumentos en la operación de Los Dones. Si una persona no es usada con Los Dones, no significa que haya una deficiencia en su vida espiritual. En cambio, la ausencia de cualquier Fruto mencionado por Pablo en Gálatas, sí es deficiencia. Porque al producir Fruto, sabrán si somos espirituales o no.
El Fruto del Espíritu es una virtud divina y no humana. El Fruto es el mismo carácter de Cristo Jesús. La manera que podemos ser como Cristo, amen de otras cosas más, es sí permitimos que el Espíritu Santo haga este trabajo profundamente en nuestro corazón.
De El Fruto del Espíritu Santo, manifestado como La BENIGNIDAD, Les hablaré con tres puntos principales.
Ellos son:
1. La Benignidad de Dios.
2. La Benignidad par los nuevos creyentes.
3. La Benignidad para los necesitados.
a. Los enfermos.
b. Los preocupados.
1. "¿O menospreciáis las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?"
(Romanos 2:4).
Anteriormente, ya mencioné que El Fruto Benignidad es una virtud divina, máxima del Señor. Él es muy "rico en benignidad".
Dios desde el cielo, ve a sus criaturas en sus, desgracias, derrotas y miserias, enredados por tentáculos, como el dolor, la tristeza, las enfermedades y angustias. Pero Dios es misericordioso y benigno, se compadece de nosotros, inclinando su corazón para sacarnos del pantano del sufrimiento y ponernos sobre la roca de los siglos que es nuestro Señor Jesucristo.
Mas, Dios no es solo benigno con Su Pueblo selecto y escogido de Hebre.
(Israelitas). Él es también piadoso y clemente con los redimidos, con los que han sido adoptados como hijos suyos. Pero lo más glorioso aún es que esa misericordia del Señor, se extiende también a todos los habitantes de la tierra.
"Porque Él es benigno para los ingratos y malos". (Lucas 6:35).
"Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras".
(Salmo 145:9).
Dios es Benigno para aquel que está en dificultades.
Dios es misericordioso para aquel que se encuentra en orfandad.
Dios es benigno para los que están en Sanatorios y Hospitales.
Dios es compasivo para con los niños, los huérfanos, los miserables y los indiferentes a las cosas espirituales.
Dios es benigno par los que se burlan y blasfeman su nombre.
Dios es benigno con los que habiendo conocido su verdad, se apartaron.
Dios es benigno, con los que nunca han escuchado el mensaje del Evangelio y el nombre de Jesús.
Dios es benigno en aliviar el padecimiento, sanando a la humanidad de sus enfermedades.
Dios es benigno, con Su Plan maravilloso, de las Dispensaciones del Tiempo, que se fueron cumpliendo una tras de otra, hasta la llegada de Su Hijo, El Mesías; Jesucristo, que murió por la humanidad, que resucitó por el Poder del Espíritu Santo, para luego ascender al Padre e iniciar su ministerio de Sumo Sacerdote.
Como Sumo Sacerdote, Cristo sigue derramando las riquezas de su benignidad, contestando nuestras oraciones y dándonos nuevas fuerzas en los momentos de debilidad.
Dios es misericordioso, permitiendo que sus Sagradas Escrituras aún existan y que estén al alcance de todos.
En este mundo perdido, con innumerables dificultades, de todos los ordenes, por la benignidad de Dios, aún se puede obtener la salvación para entrar en las moradas del cielo.
La sorpresa del hombre es tan grande, cuando ve a otros hombres, transformados por la sangre de Cristo Jesús, en personas tiernas, cariñosas, compasivas y con un amor sobrenatural para transmitir el mensaje de la esperanza de la benignidad de Dios.
1. LA BENIGNIDAD DE DIOS
2. LA BENIGNIDAD PARA CON LOS NUEVOS CREYENTES
"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo ".
(Efesios 4:32).
"Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos ".
(1 Tesalonicenses 2:7).
La Biblia hace hincapié en que tenemos que soportar al débil en la fe, sobrellevar sus cargas, siendo comprensibles y delicados con ellos.
La Palabra de Dios, nos enseña detalladamente cómo, debemos tratar, a los nuevos convertidos, dándonos instrucciones claras, para ayudarlos a crecer y fortalecerse en su vida espiritual y material.
Por falta de Benignidad, se pierden preciosas almas por las cuales, murió Jesucristo.
Los nuevos convertidos, son niños en Cristo, recién nacidos para vida eterna y se comportan como niños de la vida real y esa es la causa por la cual debemos tenerles mucha paciencia, no conocen el mensaje de La Biblia, ni las costumbres cristianas, no saben alimentarse por sí mismos, el alimento espiritual tenemos que servirles con cucharilla y dándoles porciones pequeñas despacio y moviéndonos al ritmo que ellos se manejan y no al nuestro, ya que nos consideramos como adultos en la fe, por la cual sería imposible para ellos seguir a nuestro ritmo.
Por no saber cómo tratarlos, la falta de tacto, delicadeza y sabiduría, nosotros perjudicamos la fe de los nuevos.
Cuando ayudamos a los nuevos en Cristo, no es conveniente, presentar un evangelio legalista, de normas y prohibiciones, los ahuyentaremos, ya que ellos lo verán cómo un evangelio negativo y pesimista.
Esto no quiere decir que les ocultaremos la verdad, sino todo a su debido tiempo. Primero los niños espirituales deben saborear a Cristo, gustar de Cristo y entregarse completamente a Cristo, esto significa que cuando las personas dejan entrar a Cristo en sus corazones, todo lo demás vendrá por añadidura.
El mensaje del Evangelio es Cristo-céntrico, luego el Espíritu Santo va ir puliendo, purificando y educando toda la personalidad del nuevo creyente.
San Pablo, tuvo una doble relación para con los convertidos en su ministerio.
1. Ante Dios eran sus hermanos.
2. También eran sus hijos a los que había engendrado espiritualmente.
En este sentido, como hijos, él estaba obligado a cuidarlos, así como un niño lactante necesita todo el amor y la benignidad de su madre.
El niño pequeño necesita de sus progenitores una atmósfera de cariño, él comprende desde que nace el lenguaje de la dulzura.
Es muy conocido, que en los primeros años del infante se forman los rasgos más sobresalientes de su personalidad.
La Iglesia del Señor, con sus Miembros, deben brindar a los nuevos creyentes, por paralelismo de lo descrito anteriormente, las mismas características maternas, y que sea real para ellos un ambiente de cordialidad, cari- dad, interés y calor humano.
Si sienten el aprecio y la simpatía de los hermanos máscrecidos, será muy difícil que se aparten del camino del Señor.
1. LA BENIGNIDAD PARA LOS NECESITADOS
" Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia."
(Colosenses 3.12).
" Porque el siervo de Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido."
(2ª Timoteo 2.24).
Es normal que todos los días tenemos contacto o comunicación con diferentes clases de personas, amigos y desconocidos, algunos buenos y amables; otras difíciles de soportar.
En esos momentos, nos encontramos con situaciones de enfermedad, dolor, tristeza, preocupación, soledad, angustia, ansiedad, etc.
En todos éstos casos; es necesario poner en práctica el Fruto de la Benignidad.
Analizaremos dos subdivisiones:
A) Benignidad hacia los enfermos.
B) Benignidad hacia los preocupados.
A. Benignidad hacia los enfermos.
Cuando Dios expulsó a Adán y Eva del huerto del Edén (Génesis 3:24), las enfermedades han plagado al hombre.
1) Los hebreos creían que la enfermedad era resultado del pecado en el individuo a quién Dios tenía que castigar (Génesis 2.17).
Proverbios 23:29-32, del pecado de los padres
(2º Samuel 12:15)
2) La enfermedad debido a una seducción de Satanás. (Mateo 9.34 y Lucas 13.16)
3) Hay pasajes bíblicos, que demuestran que no siempre hay una explicación fácil de la enfermedad (Job 34.19-20)
En el período del AT, el pueblo hebreo relacionaba la sanidad con Dios. (Salmo 103.3)
(Malaquías 4.2)
Durante el ministerio de Jesús la sanidad de los enfermos tuvo preponderancia.
Hasta en nuestros días encontramos las curaciones rituales, religiosas y milagrosas. Paralela con la medicina clásica.
En el curso de la historia de Israel y de otros pueblos afectaron siempre las enfermedades; les cito algunas de ellas, donde no puedo entrar en los detalles explicativos, porque no es el tema que estoy tratando.
Hay enfermedades como:
A) Afasia
B) Apoplejía
C) Ulceras
D) Defectos físicos
E) Ceguera y sordera
F) Sarpullido
G) Cáncer
H) Tisis o tuberculosis
I) Disentería
J) Edema o hidropesía
K) Perturbaciones endocrinas
L) Epilepsia
M) Desórdenes femeninos
N) Fiebres
O) Gangrena
P) Gota
Q) Cojera
R) Lepra
S) Malaria
T) Desórdenes mentales y nerviosos
U) Parálisis
V) Plagas
W) Enfermedades de la piel
X) Viruela
Y) Insolación
Z) Síncope
AA) Enfermedades venéreas
BB) Gusanos
En nuestro diario vivir, nos encontramos con ésta lista interminable.
Al tratar con las personas, que tiene alguna de estas enfermedades, no es tarea fácil. El enfermo necesita de nuestra comprensión y sobre todo, cariño. La recuperación del mismo será positiva, salvando las dificultades; si vive en un ambiente de ternura y benevolencia. El factor de la sanidad natural, se expresa en diferentes formas, veamos una. Proverbios 17:22, conocemos que para las enfermedades del cuerpo y del alma, el remedio eficaz es el amor. El amor triunfa, cuando todo lo demás ha fracasado. El poder sanador del amor jamás se comprenderá completamente por los mortales. Fue el amor y la compasión, lo que envió al Señor a la cruz.
Cuando visitamos y cuidamos a un enfermo debemos hacerlo pensando como si nosotros tuviéramos lo mismo; es una forma de identificarse con sus sufrimientos.
Es necesario ser positivos en la comunicación, optimistas, mostrarles y engendrarles fe, hacerle saber que tenemos un Dios que todo lo puede, capaz de sanar toda clase de enfermedades y que se compadece de los que sufren.
La Benignidad quiere decir: que hay que tratar a otros de la misma manera que Dios nos ha tratado a nosotros.
El trato, es determinante, más aún con los niños se debe desarrollar la benignidad, ternura y cariño. La Benignidad y amabilidad es un lenguaje que pueden hablar los mudos y oír y entender los sordos, es algo positivo y activo.
Hay sanidad en la expiación por la Cruz de Cristo.
¿Qué podemos hacer para solucionar el problema de la soledad?
1. Jesús, clamó a Dios en la hora de la necesidad.
2. Desarrollar una actitud mental positiva basado sobre la fe en Dios, ayuda a vencer el problema.
3.
4. Aceptar la humanidad de otros, de modo que no seamos amilanados por su falta de comprensión o por sus ofensas.
5. El pecado no confesado, ni abandonado nos esclaviza en nuestra soledad.
Declárelo a Dios para ser libre. Recuerde Hebreos 13.4.
Tristeza ( Mateo 5.4)
1. La tristeza, por haber sido atrapado en algo deshonesto no tiene bendición.
2. La tristeza, por haber fracasado con un designio egoísta no tiene bendición.
3. El pesar por las consecuencias, más bien que por el pecado, es un pesar sin toque de Dios.
La tristeza, según Dios expresa constricción por el pecado.
B) Benignidad hacia los preocupados
Las circunstancias sociales, económicas y políticas actuales, nos introducen a una vida de ansiedad, preocupación y zozobra.
Con frecuencia en nuestras iglesias tenemos que ayudar a ésta clase de personas.
Muchos de ellos se enferman del corazón y los nervios debido a sus preocupaciones, actúan bruscamente, se irritan con facilidad, sé acomplejan y deprimen.
A ellos debemos ministrarles con Benignidad y ternura. La amabilidad conduce a considerar, obrar con buen tino, que es lo debemos hacer.
La amabilidad, significa siempre ayuda, saber apreciar a los demás, es el ser constructivo, es tratar de ver lo bueno que hay en los demás, es perdonadora y misericordiosa.
La benignidad es un delicado Fruto que todos debemos cultivar.
Estamos viviendo en los tiempos peligrosos de los postreros días. En vista de las densas tinieblas espirituales que están cubriendo el mundo entero, es urgente la necesidad de poner en práctica ahora, lo que las Sagradas Escrituras ordenan.
Según el Plan de Dios, sobrevendrán acontecimientos, difíciles sobre la redondez de la tierra, y los corazones de las multitudes se va a secar por el temor y la expectación. Sólo el trato benigno puede ayudarlos a salir de éste pantano, para que puedan encontrar en Cristo, la columna firme en que aferrarse. (En Santiago 3.17, habla de la sabiduría espiritual).
Los preocupados, deben anhelar la sabiduría genuina, es necesario que la pidan y que la busquen en Dios. Él realiza una obra secreta en el interior de sus corazones por medio de su Espíritu Santo.
Nosotros estamos involucrados en un glorioso y espiritual mandato, de ganar almas para el Reino de los Cielos, para obedecer y cumplir, precisamos cultivar algunas virtudes esenciales, una de esas virtudes es el Fruto Benignidad.
Si somos conscientes de la tremenda responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros, vamos a buscar la sabiduría del cielo, precisamos el discernimiento especial del Espíritu, para poder ayudar a las complejas preocupaciones del ser humano. Dios puede capacitarnos dándonos una inteligencia aguda para poder orientar a los agobiados por las penas de la vida, Jesús tenía esa capacidad de penetración en la intimidad espiritual de los hombres y podía solucionarlo en el momento. Isaías 50.4 – Marcos 9.23.
Que la Benignidad y ternura de Cristo nos capa-cite para que sea una bendición a los corazones hechos trizas por la pena y el dolor.
CONCLUSION:
En el idioma Hebreo, Benignidad se dice:
Medibut-leb = ser benigno.
En el idioma Griego, Benignidad se dice.
Como adjetivo:
1. CHRESTOS = Placentero, benigno.
2. EUPEITHES = Dispuesto a la Obediencia.
Como verbo:
3. CRESTEUOMAI = Ser Benigno.
BENIGNIDAD COMO FRUTO:
Es el milagroso toque, el misterioso vínculo del Espíritu, que nos hace agradables a los demás; es ese carisma, esa indefinible fuerza que hace que otros confíen en nosotros para que podamos extenderles una mano de amor y misericordia.
Es poder bajo control completo. El Espíritu Santo expresa por medio del creyente la virtud de ser un verdadero caballero y una verdadera dama bajo toda circunstancia.
Es el propósito del Espíritu en este Fruto de producir en el creyente una madurez sazonada, una suavidad de todo lo que es desagradable y rudo.
FRUTO – BONDAD.
INTRODUCCIÓN:
Es la consideración por los demás, el deseo de hacer el bien sin mirar a quién, tener caridad. Misericordia, generosidad, altruismo.
Los hermanos que recibieron el Fruto del Espíritu Santo, son personas generosas, por que Dios se manifiesta a través de ellos con Su Don y Fruto, tienen inclinación, disposición, servicio, sin esperar recompensa de los demás y los que no recibieron el Fruto de Dios, empiecen a rogar a Dios, y cuando lo reciban, entonces será más fácil que el Señor empiece a usarlos ampliando, perfeccionando su ministerio.
La esencia de Dios es DAR: San Juan 3.16; Hechos 20.35. Nuestra bondad, debe ser en el Espíritu y actitud. Gálatas 6.9.
Con la bondad nos daremos a los demás; como se dio Cristo, Esteban, Pablo y los Apóstoles, entonces el fluir del Espíritu Santo será abundante por intermedio de nosotros.
Todos los dones, talentos, capacidades y ministerios que el Señor nos ha dado son para el beneficio de la Iglesia, para el perfeccionamiento, crecimiento y edificación de la Iglesia.
Según las oportunidades que se nos presente, será necesario hacer el bien a todos, no solo a los creyentes y amigos, sino a todos nuestros semejantes, Gálatas 6.10; Mateo 5.44.
En esto los hijos de Dios debemos ser semejantes al Padre Celestial, cuyo amor abarca a la humanidad entera, prodigando su amor y cuidados infinitos sobre aquellos que le aman y adoran y a los que diríamos son de la familia, pero por ahora están viviendo en otro barrio.
Me expreso de la siguiente forma:
Sembremos el bien mientras podamos, como uno puede y nos permitan, haciendo lo más correctamente, y cuando podamos.
¡Preste atención! A esta regla de oro, que es uno de los resúmenes de La Ley y los Profetas. Mateo 7.12.
Cuando estemos en la presencia del Señor, frente al "Tribunal de Cristo", seremos juzgados por nuestras verdaderas obras, llamadas buenas por nosotros, siendo galardonados por las mismas, de tal manera como dice La Biblia, "Un baso de agua que demos en nombre del Señor Jesús, no perderá su recompensa".
Del Fruto Bondad, en este mensaje les hablaré con los siguientes puntos principales:
1. Los pensamientos deben ser bondadosos.
2. Las palabras deben ser bondadosas.
3. Las acciones deben ser bondadosas.
4. La bondad debe ir en aumento.
1. Los pensamientos deben ser bondadosos.
Leo Filipenses 4.8.
De este pasaje Bíblico inferimos:
"Lo que el hombre es , es producto de sus pensamientos"
En este caso La Bondad, como Fruto del Espíritu Santo, proviene de Dios, y nace en las mentes generosas de los verdaderos creyentes., Isaías 32.8.
Esta clase de pensamiento es bendecido, Salmo 41.1
En nuestra naturaleza suceden variadas cosas, entre ellas el dar y recibir. Una alma bondadosa, de buen nombre que recibió esta virtud, piensa en dar y en continuar dando, es semejante a un manantial que brota ininterrumpidamente.
El ejemplo clásico es:
Así como no se puede detener la corriente de un río, y más aún cuando este es caudaloso o está llegando después de una lluvia intensa, comparativamente, es imposible detener la corriente de los buenos pensamientos que fluyen como manantiales inagotables, como corrientes de un río caudaloso, y cuando recibió la lluvia del Espíritu Santo, llega tronando las muchas aguas de pensamientos puros, honestos y justos.
Para que esto suceda nuestra mente debe ser rendida completamente a Cristo.
1ª Corintios 2.16.
Si tenemos la mente de Cristo, debemos actuar como ÉL, durante su ministerio pensó constantemente en otros, ÉL había venido para servir y no para ser servido, esta es la gran enseñanza que aprendimos del Señor, pensar en los pecadores, los enfermos, los pobres, los ancianos, los huérfanos, los fracasados, deben estar siempre en nuestro corazón para mostrarles nuestro cariño, amor y comprensión.
Les doy la nota de prevención de otro ejemplo clásico; decimos:
"No podemos impedir que las aves vuelen sobre nuestras cabezas, pero sí que hagan nido"
El enemigo de nuestras almas, Satanás es muy sutil en sembrar pensamientos morbosos y perjudiciales, cuando vengan estos pensamientos, es necesario combatirlos.
Una idea se combate con otra idea, un pensamiento malo combatimos con otro bueno, cuando un pensamiento pesimista nos aguijonee, no nos detengamos en él, resistámoslo, expulsémoslos en el nombre de Jesús.
Nuestros pensamientos deben ser nobles, altruistas y positivos. Proverbios 21.5.
Si tenemos buenos pensamientos en relación a Dios, la vida y nuestros semejantes, llegaremos a ser generosos de bendición y útiles.
2. Las palabras deben ser bondadosas
Nuestros pensamientos, se vinculan por medio de las palabras con nuestros semejantes, palabras habladas o con señales que se utiliza en el lenguaje para los sordos y en general, hasta un silencio es una palabra muy profunda, de esa manera nos comunicamos expresando lo que sentimos o queremos. Por eso; grandes pensamientos, requieren palabras específicas, significativas para luego plasmarse.
Jesús dijo: "De la abundancia del corazón habla la boca" Lucas 6:45.
En nuestra vida diaria sostenemos muchas conversaciones, hablamos abundantemente, la mayoría de las palabras que pronunciamos los cristianos genuinos son buenas y correctas. Todo pensamiento bondadoso lo podemos trasmitir por medio de palabras. Si brota una idea nueva en el corazón podemos buscar el término adecuado para ilustrarla. La gran fábrica del lenguaje es el pensamiento. La mente siempre encuentra la manera de dar a conocer sus ideas.
Al escoger las palabras es necesario tomar en cuenta su influencia sobre el corazón y el alma. Las palabras bondadosas y generosas mejoran el alma; pero las palabras pobres, mezquinas e hirientes, la perjudican. Aquel que se expresa en palabras amargas, escandalosas, egoístas y falsas, puede llegar a envenenarse con ellas. La lengua es un miembro muy traicionero. Una lengua desenfrenada causa grandes males Santiago nos dice que "la lengua es un miembro pequeño", pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad.
La lengua está puesta entre los miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es Inflamada por el Infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a semejanza de Dios. De una misma boca proceden la bendición y la maldición. Hermanos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por la misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos ¿puede acaso la higuera producir aceitunas y la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce" Santiago 3:5.12.
Ya que la lengua, humanamente hablando, es un miembro indomable ¿quién lo puede dominar? Sin duda que el glorioso Espíritu Santo. Cuando el divino Consolador llena nuestra lengua, ella llega a ser un instrumento de paz y bendición. Nuestro lenguaje es cambiado totalmente, nuestras palabras pronunciarán siempre lo bueno y agradable al Señor.
La señal física externa del bautismo en el Espíritu Santo es hablar en otras lenguas, Hechos 2:4. Y creo que una de las razones por las cuales Dios escogió las lenguas, es que cuando el hombre le entrega la lengua al Señor; que es el miembro más ingobernable que tenemos, esto revela un total quebrantamiento, una completa sumisión a él. Es por la acción interior del Espíritu que nuestro vocabulario se vuelve bondadoso y apacible. Cuanto más llenos estemos del Espíritu Santo, nuestras palabras exaltarán más a Cristo.
Para el bien de nuestras almas, y para provecho de nuestros semejantes, permitamos que el divino Espíritu tome total control de nuestro vocabulario. Una boca consagrada puede ser una inagotable fuente para pregonar las incomparable verdades del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
3. Las acciones deben ser bondadosas
La bondad es el amor en acción. La bondad es una expresión del amor, el cual hace que el alma sea noble y caritativa, inspira al sacrificio y a las acciones loables nunca falla. Si queremos ser generosos debemos tener un corazón tierno y amante. El egoísta no su interesa por nadie, sólo por el yo. El odio se niega a dar buenas dádivas; la indiferencia se olvida de hacerlo, la avaricia seca las fuentes de la generosidad. Pero el amor siempre está buscando la forma de hacer el bien a otros. Nunca secansa. Jamás desespera.
El amor se sacrifica, no calcula los costos, actúa y hace todo lo que puede.
La historia del "Buen Samaritano" es una de las lecciones más elevadas del amor. El sacerdote y el levita vieron al hombre herido y moribundo junto al camino y pasaron de largo. El sacerdote con su religión, y el levita con sus leyes, no pudieron ayudar al hombre maltratado. Pero el Samaritano, con su corazón lleno de compasión, se acercó al herido; con ternura y misericordia vendó sus heridas; y luego le llevó al mesón y cuidó de él. ¡Bondad maravillosa! ¡Caridad espontánea!
¡Compasión genuina! Tenía un gran corazón, por eso estaba preparado para realizar cualquier tarea encomiable, cualquier obra generosa.
Dios no necesita tanto grandes mentes, ni grandes capacidades, él necesita grandes corazones, corazones rendidos, corazones quebrantados, por los cuales pueda circular libremente el torrente de su bondad.
Nuestras acciones son producto de nuestros pensamientos. A los pensamientos mezquinos, corresponderán acciones mezquinas; a los pensamientos grandes, grandes acciones.
Es imprescindible cultivar un alma bondadosa. El amor y la dulzura emanan de un corazón generoso.
Dios nos ha creado seres sociales, pertenecemos a una familia, a una comunidad. Ningún hombre vive para sí, cuando procura hacer esto fracasa. Los santos verdaderamente, no son los anacoretas y ermitaños que se refugian en grutas y monasterios para vivir en paz y santidad. Los santos genuinos viven entre los hombres y hacen que el mundo sea mejor por medio de su vida y ejemplo. La vida en sociedad es ambiente favorable para la bondad.
Al estar en contacto con nuestros semejantes podemos hacer el bien, sembrar la generosidad y el cariño. Jesucristo "anduvo haciendo bienes", tenía un alma bondadosa. Toda su vida fue un continuo dar. Y al final, se dio a sí mismo en la cruz, para que con su sacrificio expiatorio, la humanidad tuviera oportunidad de salvarse.
Si tenemos realmente un alma generosa vamos a desear servir, ayudar, e incluso sacrificarnos por nuestros semejantes. Las grandes multitudes están hambrientas y sedientas del Señor. Y así como Cristo alimentó a las multitudes, les predicó y sanó; él nos ha puesto a nosotros entre las desorientadas muchedumbres de hoy para que las alimentemos, les prediquemos el mensaje de la esperanza, la salud y la victoria.
No basta solamente tener buenas intenciones. Los pensamientos y palabras deben ser traducidos en acciones. La bondad de Jorge Muller le llevó a servir a los huérfanos de Inglaterra, dependiendo exclusivamente de la ayuda divina. La bondad de Florentina Nightingale fue la que operó para que dejara a su país y fuera a servir a los heridos de la guerra de Crimea, "la dama de la lámpara", como se le llamó, ha quedado en la historia como una heroína de la fe por su generosidad, bondad y altruismo, Bernabé, hijo de consolación, era un varón bueno, "lleno del Espíritu Santo y de fe" Hechos 11.24, que vendió su propiedad para ayudar a los santos necesitados de la iglesia primitiva.
Dorcas fue una sierva fiel del Señor que "abundaba en buenas obras y en limosnas que hacia" Hechos 9.36.
Recordemos que nuestra vida es muy breve en comparación con la eternidad; somos como la flor del campo, como la neblina que pasa, como un fugaz pensamiento. ¡Tan breve es nuestra existencia! Por lo tanto, mientras vivamos, hagamos todo lo posible por sembrar buenas acciones. No hay tiempo para acciones egoístas. Mientras nuestros pulmones respiren y la sangre circule por nuestras venas; hagamos el bien, ayudemos, prediquemos, testifiquemos. Demostremos que Cristo mora en nuestro interior a través de una vida práctica pletórica de acciones nobles.
Tanto egoísmo, envidia, codicia y avaricia hay en este mundo. ¡Cuántas almas tumbadas y fracasadas por las acciones rastreras de sus intereses mezquinos! El egoísmo marchita y contrae el alma. En cambio, la bondad, la ensancha y eleva.
4. La bondad debe ir en aumento
La bondad, cual la corriente de un Impetuoso río, debe ir en aumento. Muchos nos caudalosos; como el Amazonas, nacen de una insignificante vertiente que fuego crece, crece hasta transformarse en un ancho y profundo caudal. Así debe ser el fruto de la bondad. El apóstol Pablo dice que: "no nos cansemos, pues, de hacer el bien; pues que a su tiempo segaremos, si no desmayamos" Gálatas 6.9.
La bondad es una creciente virtud, nunca llegaremos a la meta. Según crecemos en la plenitud del Espíritu, así debemos crecer en bondad y generosidad. Existen personas que se cansan de hacer el bien. Pero debemos dar, dar y dar, en todo tiempo, hasta que lleguemos al cielo. Constantemente. Un alma noble desea dar y continuar dando. Como fue ejemplificado anteriormente. Sería una calamidad tratar de atajar la corriente de un río o impedir que el agua brote del manantial.
El dar es parte del plan de Dios para todo cristiano que quiera servir efectivamente al Señor. El genuino hijo de Dios anhela enriquecer su alma con el propósito de dar más y hacer más el bien.
Dios quiere que abundemos en bondad: "Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad" Romanos 15.14.
"El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas" Mateo 12.35.
El corazón del hombre bueno es como un cofre lleno de preciosas joyas. Es una bendición estar con el generoso; sus palabras, pensamientos y acciones son siempre consoladores y alentadores. Su actitud abierta y servicial es un incentivo para aquellos que le rodean.
"El que siembra generosamente, generosamente también segará" 2ª Corintios 9.6. Cuanto más generosos, más bendiciones recibimos.
Los cristianos debemos ser activos y militantes en el ejercicio de la bondad. A nuestro alrededor existe un sinfín de oportunidades para practicar la generosidad cristiana. Somos la sal de la tierra para dar sabor de Cristo. Somos la luz del mundo para Iluminar con los benefactores rayos del sol de justicia.
Una humanidad enferma, indigente y desesperada, necesita urgentemente nuestra ayuda, Si mucho tenemos, mucho podemos dar.
Ayudar y orar por un enfermo, dar de comer al hambriento, extender un vaso de agua al sediento, vestir al desnudo, visitar a los presos; son actos de bondad que serán recompensados con creces por el Señor.
No nos cansemos, pues, de hacer el bien en todas las oportunidades posibles. Esforcémonos por crecer en utilidad y al fin de nuestra carrera recibiremos esas inconmensurables palabras de nuestro divino redentor quién nos dirá: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor"
Mateo 25:21.
5. La bondad es el amor en acción
La bondad es una expresión del amor, el cual hace que el alma sea noble y caritativa, inspira al sacrificio y a las acciones loables. Nunca falla. Si queremos ser generosos debemos tener un corazón tierno y amante. El egoísta no se interesa por nadie, sólo por el yo. El odio se niega a dar buenas dádivas; la indiferencia se olvida de hacerlo, la avaricia seca las fuentes de la generosidad. Nunca se cansa. Jamás se desespera.
El amor se sacrifica, no calcula los costos, actúa y hace todo lo que puede.
La historia del "Buen Samaritano" es una de las lecciones más elevadas de amor. El sacerdote y el levita vieron al hombre herido y moribundo junto al camino y pasaron de largo. El sacerdote con su religión, y el levita con sus leyes, no pudieron ayudar al hombre maltratado. Pero el samaritano, con su corazón lleno de compasión, se acercó al herido; con ternura y misericordia vendó sus heridas; y luego lo llevó al mesón y cuidó de él. ¡Bondad maravillosa! ¡Caridad espontánea! ¡Compasión genuina! Tenía un gran corazón, por eso estaba preparado para realizar cualquier tarea encomiable, cualquier obra generosa.
Dios no necesita tanto grandes mentes, ni grandes capacidades, él necesita grandes corazones rendidos, corazones quebrantados, por los cuales pueda circular libremente el torrente de su bondad.
CONCLUSIÓN
Una primera definición: Calidad de bueno, inclinación para hacer el bien, blandura y apacibilidad de genio.
Una segunda definición: Ser tolerante, misericordioso, altruista, piadoso, generoso, caritativo, magnánimo, filantrópico, abnegado.
En Hebreo: (Nedivut -lev) = Bondad
En Griego: agaqwsuvnh (Agathosune) = Bondad
Significa aquella cualidad moral que se describe mediante el adjetivo agathos (Ver bien).
Subjetivamente es, deseo caracterizado por bondad, buen deseo.
Objetivamente es, deseo de bondad, de ser bueno y hacer el bien.
Una actividad bondadosa a favor de ello.
Un pensamiento general: No es solamente tener una disposición bondadosa, debe tener una acción bondadosa. Es beneficencia divina activa. Es el amor en acción, deseando y procurando el bien estar de los demás.
Donald Gee escribe: "Lo que tenemos en mente es que el creyente tenga una responsabilidad bien proporcionada, que se pueda depender de él, que tenga un carácter honesto, y que sea buena compañía en todo andar de la vida.
Bondad es nada más y nada menos que "Perfección moral"
FRUTO - FE.
Fe, como fruto del Espíritu, es fidelidad, veracidad, confiabilidad. Es una gracia esencial, móvil fundamental de la vida cristiana. Es una sincera y entera entrega a Dios, as la atmósfera espiritual en la cual debemos vivir. Es ese depender diario y consiente en la ayuda divina, sin alterarnos ni desanimarnos por las tormentas y huracanes de la vida.
Cristo es el autor y consumador de la fe, y produce fe en nosotros por su Espíritu Santo. Es el Espíritu quien nos vivifica, Justificándonos por la fe y haciendo que triunfemos sobre el mundo, el pecado y la carne.
La fe verdadera siempre está vinculada con Cristo, "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo" - 1ª Corintios 3.11.
Ella es la virtud específica que mantiene un continuo contacto con Cristo, depende de él, descansa en él. "Porque por le andamos, no por vista" – 2ª Corintios 5.7.
La fe es la llave que abre todas las puertas del cielo a nuestro favor. Todas las promesas de Dios se reciben por fe. Dios nos insta a que crezcamos en fe, permanezcamos firmes en la fe, mantengamos y guardemos la f e, peleemos la buena batalla de la fe, seamos ricos en fe; y resistamos al diablo firmes en la fe.
‘Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, y esforzaos" – 1ª Corintios 16.13.
1. Dios es fiel
El Señor es digno de la más entera confianza, esto incluye el cumplimiento de sus promesas y la ejecución de sus juicios. Las promesas de Dios son veraces, tienen el total respaldo del cielo; por lo tanto, su pueblo debe reposar completamente en ellas.
El diablo nunca cumple sus promesas. Los hombres a veces, ya que el hombre no puede prever el futuro y los incidentes del futuro pueden hacer imposible el cumplimiento de lo que habían prometido. Pero Dios siempre cumple, es fiel. Cuando Dios formula sus promesas, conoce el futuro; y él no haría promesas si viera algo que pudiera estorbar la realización de las mismas.
Pablo dice: "Porque todas las promesas de Dios son en él Si, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios" – 2ª Corintios 1.20,
En el Señor no hay mudanza ni sombra de variación, él no es hijo de hombre para que mienta o se arrepienta. Todo lo que él promete en su Palabra lo hará. El "nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina" – 2ª Pedro 1.4.
Sin duda que aquellos que hemos conocido al Señor ya hemos experimentado el cumplimiento de varias promesas divinas, la salvación del alma, la sanidad para nuestros cuerpos, el bautismo en el Espíritu Santo, la contestación a nuestras oraciones, el gozo, la paz, la seguridad que tenemos en el alma; son todas promesas maravillosas que se han llevado a cabo en nuestra propia experiencia. Pero quedan aún miles de promesas más para realizarse.
Recién hemos entrado en la corriente de las bendiciones de Dios, hay muchas profundidades inexploradas. El mar de las promesas del Todopoderoso es Insondable. David decía que nuevas son cada mañana las bendiciones del Señor. ¡Aventurémonos en penetrar en el océano del amor de Dios! ¡Experimentemos su gracia y su poder! El es fiel. Las promesas son para nosotros. Ellas son los medios más eficaces para que comprobemos la existencia y la fidelidad de Dios.
¿Qué ateo puede convencer al cristiano que Dios no existe, cuando podemos comprobar que él cumple su Palabra? ¿Qué Incrédulo podré negarnos la realidad del Señor, cuando él nos bautiza con el Espíritu Santo y nuestro corazón reboza de gozo, brotando de nuestro ser un incontenible torrente de poder?
Josué, al comprobar que Dios es fiel a su Palabra, dijo: "Reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas" - Josué 23.14.
Pero además, Dios es fiel a su Palabra, no sólo confirmando sus promesas, sino también ejecutando sus juicios. Su veracidad hace que lleve a cabo sus juicios tan ciertamente como corrobora sus promesas. Los desobedientes, incrédulos y enemigos no pueden escapar de su ira: "Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad" - Romanos 2.2.
El día que se cumpla la maravillosa promesa de la Segunda Venida de Cristo será de gozo y algarabía para los santos: "Porque es Justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder" – 2ª Tesalonicenses 1.6, 7. Pero ese mismo día será de tribulación, angustia y desesperación para los impíos y desobedientes, ya que Cristo se manifestará para ellos "En llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo: los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado por todos los que creyeron" - 2ª Tesalonicenses 1.8-10.
"Dios es fiel" – 1ª Corintios 1.9. "Conoce, pues, que Jehová tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos" Deuteronomio 7.9.
El Señor es leal así mismo, cumple con su palabra, guarda los pactos que establece con el hombre; él es infalible e inmutable. Jeremías, desde la profundidad de su alma exclamaba: "Grande es tu fidelidad" - Lamentaciones 3.23.
La fidelidad de Dios es alta y sublime: "Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes" - Salmo 38.5. Ella es eterna:
"Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya" - Salmo 117.2. "De generación en generación es tu fidelidad" Salmo 119.90.
En el Nuevo Testamento se presenta a Cristo como: "Misericordioso y fiel sumo sacerdote" - Hebreos 2.17. "Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó" - Hebreos 3.1 -2.
En su gloria y magnificencia de los cielos Jesús es "el testigo fiel", y su nombre "Fiel y Verdadero" - Apocalipsis 1.5; 19.11. Y aquellos que irán con él "son llamados elegidos y fieles" - Apocalipsis 17.14.
2. Fidelidad en el servicio
"Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, este me servirá" - Salmo 101.6.
Dios requiere fidelidad para su servicio: "Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" - 1ª Corintios 4.2.
Esta fidelidad debe mostrarse aún en los detalles más pequeños de nuestras actividades. "Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable" Eclesiastés 10.1.
¿Cuál es el camino al éxito en toda empresa de actividad humana?: EL CUMPLIMIENTO EXTRAORDINARIO DE LOS DEBERES ORDINARIOS. Los peldaños que conducen a la superación están constituidos trozo tras trozo por el leal y fidelísimo cumplimiento de los insignificantes, humildes y cotidianos deberes de la tarea que desempeñamos en el presente momento de la vida Lo que ahora estamos haciendo abrirá o cerrará la puerta de la superación.
"Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" - Apocalipsis 2.10, nos dice el divino maestro. Fiel hora por hora, jornada tras jornada, año tras año.
Siempre, uno de los indicios del éxito en el ministerio cristiano es la determinación de hacer las cosas acabadamente bien; por insignificantes que parezcan, y asimismo rechazar cuanto de vulgar, chapucero y común hagan los demás.
Es necesario ser fiel a nuestro llamamiento, fiel al ministerio Hacer lo mejor posible poniendo todo nuestro corazón en la labor que desempeñamos.
La mayor valía en el servicio del Señor consiste en la convicción de que no hemos de ceder a nada que pueda perjudicar nuestro ideal ni deprimir nuestro carácter, porque sólo manteniéndonos en elevado nivel espiritual, trabajando por el Señor lo mejor que podamos siempre y en cualquier lugar, lograremos alcanzar a la meta que tanto anhelamos.
SI ponemos nuestra alma en la obra del Señor, y cumplimos con la tarea fielmente, de él recibiremos alentadora recompensa.
La fidelidad en la obra divina que tenemos en nuestras manos es uno de los factores preponderantes para aumentar nuestra dicha y regocijo espiritual. El gozo que sentimos cuando hacemos algo para Dios es un excelente tónico que nos fortalece y reafirma para realizar mayores desafíos.
Es necesario mantener el entusiasmo, el fervor, la fidelidad, en nuestra cotidiana labor. El sustentar de continuo en la mente el ideal de la excelencia hará que la fe que hay en nuestro corazón se traduzca en loables acciones.
No permitamos nunca que nada nos desaliente. Eliminemos todo pensamiento de inferioridad, deficiencia o temor.
José es un evidente ejemplo de fidelidad a Dios, cuando la esposa de Potifar se enamoró de él instigándolo al pecado, se mantuvo fiel al Señor y a su amo. Guardó su pureza, y ha quedado en la Biblia como uno de los caracteres más elevados y santos. Su fidelidad a Dios le levantó a alturas alpinas, porque aunque tuvo que padecer en la cárcel por un pecado que nunca había cometido; sin embargo, Dios reivindicó a su siervo elevándolo a la categoría de primer ministro de Egipto, el imperio más poderoso de aquel entonces.
Daniel es uno de los siervos de Dios más sobresalientes por su lealtad. En medio de una nación idólatra y pagana como Babilonia, y siendo cautivo en una tierra extraña, se mantuvo siempre muy cerca del Señor. Como José en Egipto, llegó a ser el primer ministro de Nabucodonosor, el monarca que gobernaba el mundo. Tuvo que enfrentar cruentas oposiciones, pero el triunfo constantemente estuvo de su parte.
La envidia y los celos de sus adversarios quisieron destruirle, pero él siguió adelante. "No podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él" - Daniel 6.4. Ni la amenaza de los leones hambrientos y furiosos lograron menguar en él su fidelidad y devoción a Dios.
En la iglesia primitiva brilla con fulgor esplendente el joven Timoteo como ejemplo de apego y fidelidad a Dios. Pablo dijo de él; "Por eso mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor" - 1ª Corintios 4.17. Desde temprana edad él había aprendido las Sagradas Escrituras y su fe era encomiable, "Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en tI también" - 2ª Timoteo 1.5
Moisés, Samuel. David, Epafras, Onésimo, Tíquico, Gayo, todos ellos dice la Biblia fueron especialmente "fieles". Desempeñaron sus funciones con intensa perseverancia, fueron personas de confianza. Se caracterizaron por su valentía y decisión en el ideal supremo de cumplir con la voluntad del Todopoderoso.
3. Perfección de la fidelidad
La fidelidad, como virtud cardinal del Espíritu Santo puede y debe perfeccionarse. Cuanto más fiel seamos, mejor realizaremos la labor encomendada por el Señor. Si somos fieles en lo poco, el Señor sobre mucho nos pondrá.
Nuestra fidelidad necesita permanente y constante vigilancia y esmerado cultivo para concretarse en hechos excelentes. Noé fue varón justo, perfecto, caminó con Dios; se mantuvo fiel a pesar de las críticas y burlas de los de su generación. Por muchos años estuvo pregonando el mensaje del Señor, pero no creyeron sus advertencias, hasta que vino el diluvio y los destruyó a todos. Pero el fiel Noé con su familia pudo salvarse porque perseveró hasta el fin.
Dios quiere perfeccionar nuestra fidelidad. El nos ha escogido para que hagamos grandes cosas para su causa,
Si examinamos en la historia del cristianismo la lista de los hombres que han dejado huellas indelebles veríamos, por regla general, que no se distinguieron por sus grandes intelectos o por poseer formidables memorias; quizás no prometían mucho al principio de su carrera, pero se consagraron al Señor; perseveraron, perfeccionaron su fidelidad hasta que acabaron cumplidamente su carrera. Su infatigable labor, el esfuerzo sostenido en servir al Señor, les fue capacitando hasta llegar a ser sobresalientes herramientas en las manos de Dios.
Mayor posibilidad tienen de triunfar en el ministerio cristiano los que desde temprano se acostumbran a hacer lo más perfectamente posible todo lo que les llega a las manos.
Una lectura bíblica, un cántico que elevamos al cielo, una oración, una visita a un enfermo; o cualquier actividad, por sencilla que sea, hagámosla de corazón; lo mejor posible, porque es para el Señor.
Policarpo, discípulo del apóstol Juan, fue encarcelado durante una de la persecuciones del emperador romano Antonino Pío y llevado ante el gobernador.
Al serle ofrecida la libertad si maldecía a Cristo contestó:
"Ochenta y seis años he servido a Cristo, y él nada me ha hecho sino el bien; ¿cómo, pues, podría yo maldecirle a él, mi Señor y Salvador? Enseguida fue quemado vivo. Policarpo fue fiel al Señor hasta la muerte, y sin duda que recibió del Señor una recompensa eterna.
Seamos fieles, cada vez más fieles. Abramos el corazón para que el Espíritu Santo lo llene de fidelidad. Dios pone sus ojos en los fieles de la tierra, - Salmo 101.6.
MANSEDUMBRE fruto.
"Sumisión, humildad". Deriva de la palabra griega "tapeinos" que quiere decir "ser o llegar a ser humilde". "rebajarse" o "inclinarse".
Es la virtud cristiana que consiste en el reconocimiento de nuestra bajeza y miseria, en obrar de acuerdo a la suprema voluntad de Dios. Emana del conocimiento que uno adquiere de su debilidad, indignidad y estado pecaminoso, de la necesidad que me tiene de la gracia de Dios para todo lo bueno; y da por resultado el que no se conceptúe uno a sí mismo más favorablemente de lo que debe, sino que por el contrario, da toda la gloria a Dios, y se somete a su santa voluntad.
Jesús fue humilde por excelencia y requiere que todos sus seguidores sean humildes. "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" Mateo 11.29.
Mansedumbre no es debilidad, es la dulzura de la fuerza, es la delicadeza de la violencia celestial.
Juan Bunyan decía que es muy difícil bajar al valle de la humillación, pues el descenso es empinado y escabroso; pero una vez que se llega a él es muy productivo, fértil y hermoso.
Le preguntaron a San Agustín cuál era a su juicio la primera virtud del cristiano, y él contestó: la humildad. Volvieron a preguntarle cuál era la segunda, y él contestó. la humildad. Volvieron a preguntarle cuál era la tercera y él dijo: la humildad. Sin duda que la humildad es la condición indispensable para recibir todas las bendiciones de Dios.
Aquellos que se dejan controlar y gobernar por el Espíritu Santo se vuelven mansos. La mansedumbre es señal de completo quebrantamiento. Todos los que están quebrantados por el Espíritu Santo se caracterizan por la humildad. El es el que nos hace dóciles y maleables con el un de que el Altísimo cumpla su propósito en nuestra vida.
1. El orgullo: enemigo de la mansedumbre
El hombre por naturaleza es obstinado y rebelde. El orgullo es un mal común en el mundo actual. Para que el Señor pueda usarnos plenamente, Él debe tratarnos profundamente. Su Espíritu necesita tocar cada fibra de nuestra personalidad; nuestras emociones, voluntad e intelecto, para que podamos ser como la paloma, mansos y tiernos.
La soberbia u orgullo es la antesala que precedes casi todo otro pecado.
La altivez consiste especialmente en la indebida estimación propia, es el deleitarse en considerarse a sí mismo como superior a los demás.
El orgullo se manifiesta de distintas formas, pero siempre emana del altanero corazón humano. Existen personas que se enorgullecen de su raza, otros de su posición social, otros de sus negocios, otros de su apariencia física. Pero el orgullo más traicionero e insidioso es el orgullo espiritual. Este fue la causa de la caída de Lucifer. El orgullo espiritual comienza cuando empezamos a sentirnos dueños de nosotros mismo, cuando consideramos que nuestra inteligencia y capacidad son suficientes.
El orgullo descansa y confía en sus propios atributos y méritos, antes que en la misericordia de Dios. Lleva a un desprecio hacia los demás y hace que los demás nos desprecien.
El orgullo es engreído, jactancioso, hiriente y arrogante. Dios lo resiste por cuanto se basa en la suficiencia propia, desechando todo consejo o sugerencia.
"Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes" nos dice la Biblia en Santiago 4.8. "Abominación a Jehová es todo altivo de corazón: ciertamente no quedará impune" Proverbios 16.5.
La Palabra de Dios enseña que todo orgullo es pecado. El es la causa que más impide que los pecadores se acerquen a Cristo. Y también es el impedimento que más obstaculiza el crecimiento espiritual.
Muchos cristianos sobresalientes, que prometían tanto para el reino de Dios, han visto frustrada su carrera por creerse demasiado: la soberbia les ha llenado el corazón y han perdido la unción divina. Se han encerrado en su propio yo no queriendo recibir ayuda de hermanos espirituales; despreciando el ministerio, capacidad y sabiduría de otros siervos del Señor.
¿Cómo se puede vencer el orgullo? Pues humillándonos delante de la cruz de Cristo, quebrantándonos ante el Omnipotente. Nadie puede escalar peldaños en la vida espiritual si alberga soberbia en su alma. Sólo podemos seguir avanzando en la carrera cristiana si cultivamos el fruto de la humildad.
La humildad es la regla del enaltecimiento en el plano espiritual. "Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados" Isaías 57.15. "Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo" 1ª Pedro 5.6.
El siervo de Dios verdaderamente humilde jamás buscará mostrarse superior a alguien o menospreciar a los menos capacitados, no se empeña vanamente en sobresalir, ni busca egoístamente las cosas que pueden darle ventaja en detrimento de los demás. Es cortés, tierno, servicial; pensando siempre en el bienestar de sus semejantes.
"Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" Filipenses 2.3-4.
Dios exige humildad de sus seguidores: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti; solamente hacer justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu Dios" Miqueas 6.8.
2. Paladines de la mansedumbre
CRISTO. Una más sobresaliente virtud fue la humildad: "Haya, pues, entre vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios corno cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló a si mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" Filipenses 2.5-8 Jesús nació humildemente en un establo, se mantuvo en su niñez y juventud en humildad sujeto a sus padres terrenos, vivió humildemente. Ministró a los humildes, y padeció la muerte más humillante: la muerte de cruz. No tenía sitio donde recostar la cabeza. Nació en un lugar prestado, predicó desde un barco prestado y fue sepultado en una tumba prestada.
Cuando Jesús iba de camino a Capernaum, hablando a sus discípulos sobre sus padecimientos, muerte y resurrección, escuchó entre los apóstoles una acalorada discusión. Ellos estaban disputando quién era el que sería mayor en el reino de los cielos.
El Señor pudo ver que el corazón de sus discípulos estaba lleno de soberbia. Y para darles una lección objetiva sobre la importancia de la humildad puso a un niño en medio de ellos y les dijo: "De cierto os digo, que si no os volvéis y hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese será el mayor en el reino de los cielos" Mateo 18.2-4.
Durante la pascua, en la última cena, había entre los discípulos una contienda sobre quién sería el mayor. Jesús nuevamente percibió que el orgullo había penetrado en el corazón de sus seguidores. Querían el reino, deseaban los premios y la recompensa sin pagar el precio.
Entonces el maestro tomó una toalla y se la ciñó, luego con una palangana con agua empezó a lavar los pies de cada uno de los discípulos, después, regresando a la mesa, les dijo: "¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho vosotros también hagáis" Juan 13.12-15.
Para ser grandes en el reino de los cielos tenemos que ser siervos de todos. SI servimos seremos grandes. La humildad tiene como esencia el hecho de perder la conciencia de sí mismo para servir a los demás.
Jesús dijo: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas" Mateo 11.29.
Cristo se presentó a sí mismo como el sublime ejemplo de la humildad. La mansedumbre está grabada en toda la existencia de Cristo. La observamos en su reacción frente a los demás, la vemos sobre todo cuando tuvo que enfrentar a la persecución, la burla, el desprecio de sus enemigos. De él profetizó Isaías 42.2-3, diciendo: "No gritará ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pabilo que humeare". Su sumisión total al Padre demuestra claramente su humildad. Se humilló a sí mismo, se encarnó, se hizo siervo y aceptó morir en la cruz. Todo esto revela la incomparable mansedumbre de nuestro Salvador.
ABRAHAM. Es uno de los ejemplos más excelentes de mansedumbre. Cuando Dios llamó a salir de Ur de los caldeos, salió, "sin saber a donde iba" sujetándose incondicionalmente a la guía y dirección del Señor. Cuando su sobrino Lot acordó con él para dividirse la tierra pues sus ganados eran muchos, Abraham lo dejó escoger primero sin murmurar ni quejarse. Cuando Dios le pide que sacrifique a Isaac no pone ningún reparo, no discute a pesar de que Isaac es el hijo de la promesa.
MOISES. Era el hombre más manso que existía en su época: "Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra" Números 12.3. Había sido adoptado por la hija del Faraón, tenía un futuro brillante, pero "hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón" Hebreos 11.24-26.
Cuando en el peregrinaje a la Tierra Prometida, sus hermanos Aarón y María murmuraron contra él, especialmente en relación a su ministerio profético, Moisés no les despreció ni condenó. El Señor fue quién escuchó la calumnia y actuó inmediatamente para hacer justicia a su siervo. Moisés demuestra en este episodio que no alberga en su corazón ningún resentimiento, inclusive está dispuesto a orar por Maria para que sea curada de la lepra ya que sobre ella había caído el juicio de Dios.
DAVID. Entre sus numerosas características se encuentra la humildad. Aun cuando sabía que iba a ser rey, pues ya se lo habían comunicado, ya había sido ungido, sin embargo pudo soportar a Saúl, su violencia, su desprecio su persecución.
Habiendo tenido varias veces la oportunidad de deshacerse de él, lo respetó siempre como "el ungido de Jehová". Y cuando vinieron a darle la noticia de la muerte de Saúl y sus hijos en el monte Gilboa a mano de los filisteos, no se alegró de la noticia; antes lloró amargamente porque Israel había perdido a hombres valientes y esforzados.
ESTEBAN. En el Nuevo Testamento se destaca con toda nitidez la figura del primer mártir cristiano Esteban. En él vemos la combinación de la entereza y la mansedumbre; la valentía y la humildad. Con todo coraje condenó la resistencia de los líderes del pueblo a la acción del Espíritu Santo, éstos reaccionaron violentamente contra él apedreándolo con saña indescriptible. Sin embargo, mientras moría, puesto de rodillas exclamó: "Señor, no les tomes en cuenta este pecado". Hechos 7.60.
PABLO. Padeció lo indecible en manos de sus compatriotas. Sufrió la incomprensión de las Iglesias que fundó, especialmente la de Corinto. En cada uno de sus viajes misioneros el enemigo trata de obstaculizar encarnecidamente su ministerio. Pero él sigue adelante. Cuando escribe sus epístolas no hay lenguaje negativo ni quejumbroso en él. Siempre conciliador, siempre tierno, siempre humilde.
3. La práctica de la mansedumbre
¿Qué es en sí la mansedumbre? No se trata de una cualidad natural, es un verdadero fruto del Espíritu Santo.
La mansedumbre no es tranquilidad. Hay personas que parecen mansas por naturaleza; pero no son mansas sino serenas, difíciles de alterar o sacar de las casillas.
Tampoco quiere decir debilidad. Para el mundo de hoy, el humilde es aquel que no tiene personalidad, que no se impone, que no tiene Iniciativa. La mansedumbre es compatible con una gran fortaleza. Tanto Moisés, como Esteban y Pablo fueron valientes; personas de autoridad y poder.
La mansedumbre no es cordialidad o simpatía. Existen personas que parecen amables de nacimiento.
Son extrovertidos, amigables, tienen don de gentes; en donde se encuentren siempre están rodeados de un grupo de personas, son agradables y sociales. Estas virtudes encomiables pueden ser meramente humanas o biológicas.
La mansedumbre no es algo solamente externo, que se palpa o se ve. Es, sobre todo, una gracia interna que brota apacible de las profundas fuentes del Espíritu Santo.
Un cristiano humilde es una persona quebrantada. Su relación con otras personas no son señaladas por su dureza, obstinación o imposición, sino por una paciencia, docilidad y ternura, resultante de una comunión íntima con el Consolador, el bendito Espíritu Santo.
¿Cuáles son las evidencias de que realmente somos humildes?
A.
B. - Ser abiertos, accesibles.
Una persona mansa es dócil al trato con sus semejantes, es fácil de comunicarse y hablar con ella. Cuando se equivoca lo confiesa libremente. Pide perdón con facilidad.
El cristiano humilde está dispuesto a escuchar y a aprender. Mantiene siempre abierta la puerta de su corazón para recibir consejos e instrucciones, permitiendo así que su vida espiritual sea edificada y fortalecida
Una persona mansa no es sabia en su propia opinión, ni trata de apabullar a otros con sus ideas y palabras. Respeta las opiniones ajenas y con tacto y paciencia expone sus pensamientos Nunca está demasiado ocupada como para no tener tiempo de ocuparse de los problemas y necesidades de otro.
La mansedumbre es principalmente tener una idea adecuada de uno mismo, la cual se manifiesta en la acritud y conducta que tenemos hacia los demás.
Los mansos son los "pobres en espíritu", de los que habló el Señor en el Sermón de la Montaña. Nadie puede ser manso si no se ve a sí mismo como un pecador. Cuando uno llega a la posición de que es "pobre de espíritu", pasa a otra fase de la vida cristiana en la cual comprende de que nada vale el orgullo. El manso nunca se gloría de sí mismo, no trata de imponerse FI manso no exige nada para sí, no reclama lodos sus derechos, no pide que se tome en consideración sus privilegios, cargos, posición, nivel social, nombre o bienes materiales. No siempre está velando por si mismo o sus propios intereses. No se preocupa por si mismo ni por lo que los demás digan.
Ser genuinamente humilde significa que uno ya no se protege porque ve que no hay nada que valga la pena proteger. Por eso ya no está a la defensiva, ni siente autocompasión; sino que está abierto para brindarse a los demás; es benigno, gentil, asequible. Nunca mostrará una actitud brusca, ni cultivará un espíritu de venganza o revancha. Siempre colaborará para la armonía y la unidad.
B) - Delicada sensibilidad
La mansedumbre es una virtud del corazón, y todo corazón cristiano debe ser blando y sensible. "Jesús lloró". Juan 11.35. es una de las citas más emocionantes de la Escritura. ¡Qué difícil es para algunas personas derramar lágrimas! Muchas veces cuando nuestros pensamientos, voluntad y corazón han sido tocados por el Espíritu Santo, las lágrimas brotan espontáneamente, toda nuestra personalidad es conmovida Porque sentimos muy dentro de nosotros nuestra propia pecaminosidad, o las necesidades o padecimientos ajenos.
Si somos sensibles estaremos listos también para sentir las necesidades de otro, nos daremos cuenta de la situación de aquellos que están pasando por problemas y privaciones, tendremos un delicado tacto pata tocar el corazón de otros con el fin de ayudarles, consolar les y alentarles.
C) - Capacidad para la vida corporativa
"Someteos unos a otros en el temor de Dios".
Someteos unos a otros en el temor de Dios.
Cada creyente es un miembro del cuerpo de Cristo Y sólo los que han sido quebrantados por el Espíritu Santo saben en realidad qué es la iglesia, el cuerpo de Cristo sobre la tierra. Para participar correctamente de la comunidad de la iglesia es necesario estar capacitado por el poder de Dios. La vida colectiva de la iglesia es una vida de quebrantamiento en donde existen derechos y limitaciones Cada miembro tiene una función específica y debe respetar las funciones de los demás miembros. Debe cumplir su tarea con humildad y a la vez con humildad debe aceptar el ministerio, dones y capacidades de los demás integrantes.
Si a un miembro del cuerpo de Cristo le hace falta este sentimiento de comunidad y pertenencia es corno si fuera un miembro artificial, sin vida, él puede estar presente en el cuerpo pero está inanimado; ocupando solo un lugar pero sin funcionar en la realidad.
Y si esta inanimado no puede recibir vida o influencia de los demás. No recibe vida ni corrección por, lo tanto se encuentra aislado y solitario.
Para tener el sentido de armonía y coherencia con la iglesia es preciso estar quebrantado, tener conciencia de su unidad, de su espíritu y de su sentir El creyente quebrantado está abierto a la acción, la influencia y la comunicación de los demás integrantes de la iglesia.
Para que en la iglesia haya unidad es necesaria la mansedumbre, al sentido de dependencia y sometimiento de los unos a los otros. Cada miembro de nuestro cuerpo físico desempeña una tarea específica. pero todos contribuyen y son necesarios para la función vital; para que el organismo en su totalidad pueda funcionar correctamente.
El cuerpo de Cristo vive de la misma forma, todos los miembros poseen un sentimiento común y ese sentimiento es el medio por el cual Cristo expresa su voluntad y pensamientos. Jesús es la cabeza del cuerpo, a la vez es quien le imparte vida y dirección.
La mansedumbre produce en nosotros esa conciencia de la interdependencia, la armonía y la unidad. La iglesia es una sociedad, una colectividad unida por tos vínculos del amor. Y ese amor, ese quebrantamiento sólo puede operar por la presencia del Espíritu Santo.
D) - Facilidad para acepta edificación.
El hombre sabio en su propia opinión no recibe ni consejos, ni sugerencias. Su espíritu altivo lo lleva siempre a querer avasallar e imponer sus ideas.
En cambio el manso y quebrantado está dispuesto nos sólo a enmendar sus errores, sino que es abierto para recibir edificación de los demás cristianos. El que está quebrantado puede ser ayudado, alentado, corregido e instruido; tiene un corazón receptivo, quiere ser edificado para que él también sea de edificación. Cuanto más quebrantados estemos mayor será la oportunidad de recibir instrucción y aliento de otros ministerios dentro del cuerpo de Cristo.
Cuando estamos en la atmósfera del Espíritu podemos ser alimentados y fortalecidos por su acción, no importa por qué miembro del cuerpo se exprese. Lo importante es estar en la corriente del Espíritu, con la mente y el alma expectante para escuchar su voz.
E) - Rendición incondicional a Dios
El creyente genuinamente humilde reconoce el completo señorío de Cristo. Todos sus deseos, sus motivos, sus derechos, su futuro, los deja en las manos del Señor.
Su meta, sus más caros anhelos, están en cumplir la voluntad de Dios, en todo momento, en toda circunstancia; inclusive en medio de las persecuciones, incomprensiones y sufrimientos.
TEMPLANZA gálatas 5.23.24
Templanza significa moderación, sobriedad, continencia, autodominio. Consiste en aplacar los apetitos y el uso excesivo de los sentidos. Es el contralor conque el hombre debe utilizar los bienes materiales, de manera particular la comida, la bebida y los apetitos sexuales
La palabra griega para templanza es "sofrosyne", la cual señalaba la discreción y moderación que debía tener un rey en la administración de sus posesiones.
El dominio propio o templanza es retener los deseos en estado normal, perfectamente natural, bajo los límites establecidos por Dios.
Todo siervo de Dios debe cultivar el fruto de la templanza.
El autodominio nos lleva a ser mesurados y disciplinados en el control de nuestras fuerzas interiores, impulsos, instintos y apetitos.
La vida cristiana es un campo de batalla en donde tenemos que pelear contra enemigos tanto externos como internos. Y es sumamente importante que cooperemos con el Espíritu Santo en esta cruenta batalla entre las tuerzas de justicia y las tuerzas del mal que pugnan por el dominio de nuestra personalidad. Por eso es que la Palabra de Dios insiste: "Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia" 2ª Pedro 1.5-6.
Existen varios aspectos de nuestro ser en que debernos cultivar el dominio propio.
A) - Dominio de los apetitos
Se denominan apetitos a los deseos producidos por la naturaleza física. Son los deseos del cuerpo tales como los deseos de alimento y bebida, el deseo del sexo, el deseo de compañerismo, el deseo de vivir, el deseo de conservarse, etc.
Estos deseos son naturales y esenciales para el bienestar y existencia del cuerpo. Todos los seres de la creación, tanto los animales corno el hombre, tienen estos instintos.
Dios los ha colocado para la preservación y propagación de la vida. Son normales, buenos y correctos. La lucha nuestra está en mantenerlos en los cauces establecidos por Dios. Muchos han sufrido tantos fracasos en esta lucha que han llegado a la conclusión de que estos apetitos son pecaminosos. Pero no lo son. Son perfectamente normales. Mas, tienen que ser controlados, disciplinados y sujetos en su estado natural o normal. El exceso convierte en malas todas las cosas buenas Hacer con exceso alguna cosa, o dejar de hacerla, son extremos que pueden llegar a causar mucho daño.
Todos los seres creados por Dios tienen deseos de alimento, bebida, reproducción y preservación. La naturaleza física requiere estas cosas, porque sin ellas la vida no tendría significado. Los animales jamás desprecian o ignoran estos apetitos, y en contadas ocasiones se exceden de los límites. Pero, el hombre, con inteligencia, con libre albedrío, el ser más elevado de la creación, que debiera comprender perfectamente el valor real de estos deseos, o los ignora, o les da una importancia excesiva. La mayor parte de nosotros los estima en exceso
Estos instintos gobiernan o esclavizan a muchos seres humanos. ¡Sólo viven para comer, beber, drogase o para sus anhelos carnales! La pasión por obtener estas cosas los lleva a trabajar, luchar, esforzarse; e inclusive les puede conducir al delito. Muchos utilizan más energía, tiempo y dinero, en satisfacer estos apetitos, que el que emplean en satisfacer sus deseos intelectuales y espirituales.
La templanza nos obliga a respetar estos apetitos porque son puestos por Dios y necesarios para la vida, así como a mantenerlos en su estado normal.
B) - Dominio del cuerpo
El cuerpo es la habitación terrena del hombre. En él vive. Pero además, para el creyente regenerado, es el templo del Espíritu Santo.
** El cuerpo es la principal herramienta para todas sus actividades. Todo lo que hace lo realiza con el cuerpo o por medio del cuerpo. En el cuerpo mora la mente la cual forja los planes e imparte órdenes para su ejecución.
En todas las épocas de la historia han existido personas que desprecian al cuerpo y que lo someten a vergonzoso tratamiento, esto es corrupto y pecaminoso. Personas hay que descuidan su cuerpo por ignorancia, no sabiendo que esta delicada máquina precisa un esmerado cuidado. Aun están los que torturan sus propios cuerpos para conformarlos a algún modelo de belleza, o par a purificarse o perfeccionarse en cumplimiento a extraños ritos religiosos.
Hoy, con los notables avances de la ciencia, casi lodos los hombres conocen normas de higiene A los niños desde pequeños se les enseña cómo cuidar sus cuerpos. Sin embargo, la indiferencia y el descuido son todavía muy comunes.
Es necesario alimentar el cuerpo, él lo precisa; pero no en demasía. Cuando se come de más, se cae en el pecado de la glotonería. El agua es imprescindible para beber; pero el que toma bebidas embriagantes que debilitan los nervios y entorpecen el razonamiento, se está destruyendo a si mismo. Necesitamos alrededor de ocho horas diarias para descansar con el fin de reponer energías, pero el que duerme de más, entra en el perjudicial hábito de la pereza o haraganería.
La mente, y no el instinto, debe gobernar el cuerpo. EI barco es guiado por el timonel, el cual dirige a su gusto todos los movimientos de la nave. De igual manera nuestra mente debe dirigir todo el movimiento de nuestro cuerpo
¡Cuán importante es tener una mente consagrada a Cristo! "Mas nosotros tenemos la mente de Cristo" 1ª Corintios 2.16.
Los animales son gobernados por sus instintos, comen y beben a su satisfacción y en general sin excederse. Pero el hombre, señor de la creación, tiene una constitución diferente. El tiene que pensar acerca de su comida o bebida. Sabe como no debe dejarse dominar por sus apetitos, sino que éstos deben ser gobernados, disciplinados y dirigidos por la inteligencia. EI cuerpo debe ser nuestro sirviente, no nuestro amo. El es totalmente del Señor. Debe ser guardado irreprensible: "Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo"
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Vivimos hoy en una de las épocas más corruptas en la historia de la humanidad Jesús dijo que como en los días de Sodoma y Gomorra, así será en los días de la Venida del Hijo del Hombre. Los pecados sexuales están hundiendo a muchas personas en el fracaso y la tristeza. Por causa de la fornicación y el adulterio, hogares se destruyen, matrimonios terminan en el divorcio, con las trágicas consecuencias que todo ello acarrea. Las relaciones sexuales son buenas y correctas dentro del matrimonio; pero practicarlas antes o fuera del matrimonio son pecaminosas, producen funestas consecuencias, y al final llevan a la condenación.
El creyente disciplinado, que controla sus apetitos físicos, siempre es el que lleva el premio en la carrera cristiana. Es necesario luchar intensamente contra los "deseos carnales que batallan contra el alma" 1ª Pedro 2.11.
Sólo el poder del Espíritu Santo puede controlar todas las facetas de nuestra personalidad.
C) - Dominio de los deseos egoístas
El egoísmo es un intenso deseo de poseer alguna cosa, o de hacer algo que redunde en beneficio propio. Este deseo es personal, y se sobrepone a toda consideración hacia los demás.
Desear tener o poseer algo es una cosa correcta y legítima, pero no debe ser la única consideración. Cuando nos olvidamos de los demás y pensarnos sólo en nosotros mismos nos convertirnos en seres mezquinos.
Instintivamente nos sentimos obligados a dividir con los necesitados las bendiciones de que disfrutamos. Un muchacho no se comerá toda la torta mientras un niñito se sienta a sus pies mirándolo con ojos hambrientos y boca entreabierta, tendrá que dividir su torta movido por su generosidad.
*** La codicia o ambición es el desmesurado deseo de tener honores y ganancias. Una ambición exagerada puede llevar al desastre, vergüenza y ruina. La codicia impulsó a Lucifer a querer ocupar el trono de Dios.
D) - Dominio de las emociones
Todos los seres humanos son emocionales. Algunos más que otros. Todos poseen sentimientos de gozo, de tristeza, de temor, de odio, de amor. Hay quienes demuestran con libertad sus sentimientos; otros los reprimen sosteniendo que demostrar las emociones es señal de debilidad.
Muchos consideran que la emoción no debe reprimirse sino exteriorizarse, pues piensan que no es sano anular las emociones.
Es un error llegar a cualquiera de estos extremos.
Todos los sentimientos han de ser regulados. El estoico debe cultivar sus emociones, y el demasiado emocional debe disciplinarlas y controlarlas.
La más elevada de las emociones es el amor. Pero el amor debe ser regulado por el buen juicio. Si no se controla puede transformarse en pasión, y la pasión es irracional, no piensa, no calcula, no razona; se deja llevar por el impulso.
La indignación es una emoción correcta dentro de sus límites. Podemos indignarnos contra el pecado, la corrupción, las injusticias; pero cuando se le da rienda suelta puede transformarse en ira, la ira en furia, y la furia en odio ciego y desenfrenado.
No debemos permitir que "se ponga el sol sobre nuestro enojo" Es preciso odiar y rechazar al pecado, pero no a los pecadores.
El Señor nos manda a amar a nuestros enemigos, hacerles el bien. La razón de este mandato es que si nos dejamos dominar por las pasiones, el mundo se convertiría en un infierno, y el corazón del hombre se llenaría de veneno mortal.
Quién se somete al Espíritu Santo llega a ser una fuente de amor, paz y comprensión. Sus emociones estarán dirigidas por un poder superior, y serán vínculos, de comunión y hermandad
E. - Dominio sobre los pensamientos y palabras.
La mente llega a ser muchas veces un verdadero campo de batalla. El enemigo con frecuencia trata de penetrar en el receptáculo de nuestro cerebro para sembrar malos pensamientos. ¿Cómo vencerlos? ¿Cómo lograr expulsarlos? Pues, haciendo lo bueno y agradable delante del Señor. Cuando los malos pensamientos nos asalten pongámonos a leer la Biblia o un buen libro cristiano, busquemos a Dios en oración, arrodillémonos y abramos el corazón para que el cielo nos inunde; hagamos un acto de bondad, visitemos un enfermo; o sencillamente comencemos a cantar. Dios habita en medio de la alabanza. La alabanza hace huir al diablo.
Hay personas que creen que no son responsables de sus pensamientos. Pero es un fatal error. Lo que somos es el resultado de nuestros pensamientos Si no los dominamos nos causarán muchos problemas, ya que los pensamientos y los deseos están íntimamente unidos. Los pensamientos producen palabras, las palabras acciones, y las acciones hábitos.
Un pensamiento acariciado produce Intención, deseo de satisfacerlo ¡Dominad vuestros pensamientos! ¡Es realmente malo pensar lo malo! Si permitimos que los pensamientos malvados nos esclavicen tendremos muchos inconvenientes La paz huirá del corazón, la felicidad será destruida, el hogar sufrirá calamidades y el final será una ruina total.
F) - Dominio sobre la imaginación.
**** La imaginación es la representación ideal de cosas reales o imaginarias. Algunas personas tienen poca imaginación, otras, en cambio, poseen una imaginación tan grande que viven en un mundo irreal y fantasioso.
Los temores imaginarios destruyen la paz interior, provocan ansiedad, perjudicando y debilitando el organismo.
Gran parte de la miseria humana no viene como el resultado de los problemas del momento; pero si de la imaginación de ellos. No hay preocupaciones que puedan torturar tanto la mente o desgastar más los nervios que las preocupaciones imaginadas. Esto implica que las quejas, molestias y perturbaciones son de la propia invención de la mente y solamente pueden ser anuladas por un cambio de actitud y por una transformación decisiva del pensamiento
"La preocupación es como un anciano encorvado bajo una carga de plumas que él imagina de plomo".
El temor natural es beneficioso, lodos los animales sienten temor. El temor avisa de la cercanía del peligro y les obliga a buscar refugio. Pero el espíritu temeroso es una calamidad, un engendro infernal, que roba la paz y hace que la vida sea un verdadero tormento. El temor quita la iniciativa, apaga el entusiasmo y es la antesala de la derrota. El Señor "no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio"
2ª Timoteo 1.7. La templanza nos ayuda a vencer toda clase de miedo pues tenemos una roca firme en quién confiar Cristo nuestro dulce pastor nos cuidará siempre. El Consolador, el Espíritu Santo, estaría con nosotros todos los días de nuestra vida.
Pero, además, están las esperanzas imaginarias que pueden también causar desánimo. Toda buena esperanza debe tener su fundamento en la razón y en la Palabra de Dios. Existen cristianos que viven en un mundo ideal de fantasías y quimeras. Están pensando en logros y conquistas que no tienen fundamento en las Sagradas Escrituras. Viven de sueños e ilusiones, fabricando constantemente castillos en el aire en medio de un permanente misticismo. Su Imaginación vuela, vuela, para luego darse cuenta que los pensamientos irreales con solamente vanidad.
G) - Dominio de los deseos espirituales.
El más importante mandamiento es amar a Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestras tuerzas; y el segundo es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Estos dos mandamientos son básicos para realmente disfrutar de una positiva vida espiritual. En estos dos mandamientos descansa toda la ley divina y son la síntesis de todo lo que han dicho los escritores sagrados sobre nuestra conducta como hijos de Dios.
Los deseos espirituales están indisolublemente unidos a nuestra devoción personal al Señor ya nuestro servicio y aprecio al prójimo.
Todos deseamos ser más buenos, más útiles, más consagrados. El anhelo de ser una bendición para nuestros semejantes es razonable y espiritual. Vivirnos en un mundo sujetos a las mismas experiencias, los goces y las tristezas sobrevienen a todos. El Señor nos manda: gozad con los que se gozan, llorad con los que lloran. Tenemos que identificamos con las necesidades de nuestro prójimo para tratar de ayudarle. El interés que sentimos el uno para con el otro es altamente espiritual.
La religión verdadera nos lleva a servir a los huérfanos, viudas, enfermos, presos; en fin, a los necesitados y desafortunados. Mas, este deseo debe ser controlado por la razón, la sabiduría y el Espíritu Santo. Anhelar realizar buenas obras está correcto. Hacer el bien sin cansarnos es una loable virtud. Pero no debernos olvidar que la labor prioritaria de la iglesia es "ir por lodo el mundo anunciando el evangelio a toda Criatura, lo fundamental es esto, sin dejar de hacer aquello.
Existen denominaciones cristianas que tuvieron un excelente comienzo, evangelizando, ganando almas para Cristo, pero paulatinamente se han inclinado decididamente por la obra social, olvidando por completo que la iglesia existe en el mundo para ganar a los perdidos.
En el ejercicio de los dones del Espíritu Santo, es de primordial Importancia que se manifiesten bajo el fruto del dominio propio.
Es preciso tener cuidado en no errar en su ejercicio. La Palabra de Dios tiene normas y reglamentos dentro de los cuales deben operar los dones, y todo cristiano que desea ser eficaz en el ministerio de los dones tendrá su corazón dispuesto a encauzarlos de acuerdo a los sabios consejos de las Sagradas Escrituras.
Tenemos estos tesoros de Dios, los dones, talentos y facultades, en vasos de barro. Debemos ser vigilantes, alertas y precavidos, para no errar en el blanco. De ahí que es tan necesario cultivar una intensa vida devocional de comunión con Cristo, buscando siempre su dirección para que todo lo que hagamos sea para provecho y beneficio de su obra.
H) - Dominio propio: Batalla que dura toda la vida.
La moderación es la llave maestra del dominio propio. No debemos hacer nada malo, y lo bueno que hagamos, hagámoslo con moderación. El exceso generalmente es tan perjudicial como el mal hacer.
Se puede comer, dormir, beber con moderación. Todas estas cosas son naturales, buenas, imprescindibles. Pero, cuando se exceden de sus límites, acarrean muchas dificultades que llevan al desprestigio. Por lo general no nos gustan los extremismos, no nos merecen ni seguridad ni confianza.
Para poder gozar del fruto de la tolerancia necesitamos la imperiosa ayuda del Espíritu Santo. Es una tarea difícil pues durante toda la vida tenemos que luchar por ser moderados. Desde la juventud hasta la vejez debemos esforzarnos en pos del dominio propio. Es una batalla encarnizada en contra todos los dardos de luego del maligno. Todas las virtudes cristianas pueden conquistarse, todas las debilidades y los malos hábitos pueden vencerse. Si nos dejamos llenar por el Espíritu Santo, la templanza brotará de nuestro corazón como una fragante y delicada flor.
Querer es poder. Si dependemos de Dios y colaboramos con el Espíritu Santo, la templanza será una realidad Imprescindible es poner nuestra voluntad en el logro de tan loable conquista. La voluntad es el poder dominante de la mente. Todo lo que nos proponemos hacer con la ayuda del Señor lo haremos! "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
todos deseamos corregir nuestros errores, hacer el bien y resistir el mal.
La moderación produce una profunda fortaleza interior, ella es parte de la cosecha del Espíritu que debemos anhelar celosamente. Si somos templados gozaremos del respeto y confianza de los demás, tendremos un exitoso testimonio y el ministerio que el Señor ha colocado en nuestras manos será coronado por el éxito.