447 LA PALABRA DE DIOS SALMO 19
Mientras que los cielos cuentan la gloria de Dios, la Biblia declara su voluntad. La palabra de los cielos es silenciosa; «Ni es oída su voz». Pero incluso su poder eterno y deidad pueden ser entendidos por las cosas que han sido hechas (Ro. 1:19, 20). Tenemos que llegar a la Palabra escrita y Encarnada para la doctrina de Dios. En los versículos 7–9 se emplean seis términos diferentes para expresar la plenitud y gran valor de Su Palabra.
I. Convierte el alma, porque es perfecta (v. 7, RV, V.M.). Se precisa de un instrumento perfecto para cumplir una obra tan delicada y poderosa como ésta. El alma necesita conversión: la espada del Espíritu puede lograrla (Stg. 1:18).
II. Hace sabio al sencillo, porque es fiel (v. 7). Es fiel porque ha sido dada por inspiración de Dios (2 Ti. 3:15). Hace sabios para salvación a todos los que son lo suficientemente sencillos para creerla.
III. Alegra el corazón, porque es recta (v. 8). Es la cosa precisa para todas las necesidades del corazón, por lo que el corazón se alegra en su recepción. El alma pobre y famélica halla en ella gran provisión (Sal. 119:16). «Tus palabras fueron para mi un gozo y la alegría de mi corazón» (Jer. 15:16).
V. Alumbra los ojos, porque es pura (v. 8). Así como al fatigado Jonatán se le alumbraron los ojos al tomar de la miel, así nos posee una nueva luz y vigor cuando gustamos de la pura miel de su Palabra. Los ojos nos son abiertos para ver maravillas. «Toda palabra de Dios es pura». «Lámpara es a mis pies tu palabra» (Sal. 119:105).
V. Permanece para siempre, porque es limpia (v. 9). Es precisamente lo que el joven necesita para limpiar su camino (Sal. 119:9). Es incorruptible, y por ello permanece para siempre. Ofrece y puede ofrecer vida eterna, porque la palabra misma es eterna.
VI. Es toda justa, porque es verdad. Es totalmente rect
VI. Es toda justa, porque es verdad. Es totalmente recta, recta en sus mismas advertencias y demandas, consejos y promesas. No es solo verdad, sino LA verdad, y por ello no puede errar en ningún punto.
VII. Es toda deseable, porque es mejor que el oro, y más dulce que la miel (v. 10). Es mejor que lo mejor, y más dulce que la más dulce de todas las cosas terrenales.
VIII. Es muy necesaria, porque a la vez advierte y recompensa (v. 11). Advierte tanto a los siervos como a los pecadores del peligro y de la condenación de la incredulidad. Asegura a los obedientes una gloriosa recompensa. Es a la vez una ley y un Evangelio, un martillo y un fuego, una luz como la de un faro, y pan del cielo.