Bienaventurados los pobres de espíritu

Mateo 5:1–3

1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. 2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

INTRODUCCIÓN

En los días de Jesús, en Palestina habitaban muchos pobres, los mendigos deambulaban por las estrechas calles de Galilea y de Judá. Eran los judíos en su mayoría, víctimas de un poder político extranjero que los explotaba y oprimía (Roma). El pobre era desatendido por los religiosos. La religión necesitaba una liberación de su prejuicio, racismo, sexismo y clasismo.

Pero no fue a estos pobres que Jesús pronunció esta bienaventuranza. Él la dirigió a sus discípulos, a aquellos que tenían que vivir en una necesidad continua de Dios.

DEL QUEBRANTAMIENTO DE CORAZÓN

Un profundo sentimiento de indignidad personal.

Lucas 18:13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.

Propicio = compasión, piedad

DESCONFIANZA PROPIA

«No teniendo confianza en la carne» «En mi carne, no mora el bien»

Romanos 7:18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

TOTAL DEPENDENCIA

Viviendo por la fe.

Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

La naturaleza de esta bienaventuranza.

En que consiste la bienaventuranza:

ESCOGIDOS POR DIOS

Los pobres de espíritu son los escogidos del cielo.

1 Corintios 1:28–29 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.

LLENOS POR DIOS

El corazón humilde es la morada de Dios.

Isaías 57:15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

RICOS EN FE

La fe obtendrá cualquier cosa de Dios. Es la moneda de curso legal del reino.

Santiago 2:5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

DIVINAMENTE CUIDADOS

Ésta en la mirada del Padre.

Isaías 66:2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

CONCLUSIÓN

Bienaventurados somos cuando reconocemos que dependemos de Dios, aceptando nuestra pobreza espiritual, y dejamos que su reino se actualice en nosotros y por medio de nosotros. Amén.