La Siete Palabras de Cristo en la Cruz.
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Transcript
1.
32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. 33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” Estas son palabras de perdón. Es una oración que el Señor hace en favor de los que le estaban matando. Estas palabras muestran la gran misericordia del Señor y su propósito por el cual él vino a este mundo: a perdonar a los hombres. El pide al Padre que les perdone porque ellos no sabían lo que hacían, con esto aprendemos que aún por los pecados de los cuales no somos conscientes necesitamos el perdón de Dios.
2.
39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Estas son palabras de Salvación. Son las mejores palabras que alguien puede escuchar. El ladrón que estaba al lado del Señor nada podía hacer para remediar todo el mal que hizo, lo único que le quedó fue clamar a Jesús. De la misma manera nosotros nada podemos hacer para salvarnos pero Jesús está listo para salvarnos si arrepentidos confiamos en él.
La Palabra de Afecto.
La Palabra de Afecto.
25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
“Mujer, he ahí tu hijo”, esta frase que el Señor dijo a su madre está unida a la que dijo al discípulo: “He ahí tu madre” y podríamos llamarle “Las Palabras de Afecto”. Estas palabras nos enseñan lo perfecto que fue nuestro Señor como hombre que aún en el momento de su muerte él está preocupado de no dejar a su madre desamparada, pero a la vez nos enseña a pesar de todo lo que estaba sufriendo su atención no estaba en si mismo si no en el prójimo. Por eso él estaba sufriendo porque estaba buscando la salvación de todos los que acuden a él.
La Palabra de Angustia.
La Palabra de Angustia.
45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Estas son palabras de angustia. Son una cita del Salmo 22 donde se expresaba los sufrimientos del Mesías. Etas palabras muestran que el mayor sufrimiento del Señor fue el ser totalmente desamparado por Dios, no hubo misericordia para él, no hubo gracia para él, ¿Porqué ocurrió esto? Porque el Señor estaba llevando nuestro pecados. En al cruz Cristo sufrió lo que nosotros merecemos sufrir por nuestra maldad.
La Palabra de Sufrimiento.
La Palabra de Sufrimiento.
28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.
“Tengo sed.” Estas son las palabras de sufrimiento. La sed embargó su cuerpo pero también su alma. El Señor en una ocasión había contado un parábola de un hombre rico que fue al infierno, este hombre rico tenía sed. Así mismo nuestro Señor en la cruz experimentó las penas del infierno, su cuerpo y su alma tenían sed, sed que no fue saciada porque estaba siendo castigado por nosotros. El sufrió la sed par que nosotros seamos saciados por su gracia.
La Palabra de Victoria.
La Palabra de Victoria.
30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
“Consumado es” Estas podríamos llamarle las palabras de victoria. Esta era la palabra que un artista decía al acabar su obra de arte. Nos enseña que habiendo experimentado el juicio de Dios el Señor acabó la obra de la redención. Finalmente la obra de Salvación fue acabada, la deuda pagada y el Padre celestial la aceptó como sacrificio a nuestro favor. Hoy no tenemos que comprar la Salvación, Cristo ya la compró y nosotros la debemos recibir de él.
La Palabra de Contentamiento.
La Palabra de Contentamiento.
44 Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 45 Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. 46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
“en tus manos encomiendo mi espíritu” Estas son las palabras de contentamiento. El Hijo por fin podía descansar y encomendó su espíritu al Padre. Aunque tuvo que experimentar un sufrimiento indescriptible, nuestro Señor pudo ver en la muerte el descanso después de haber cumplido con la voluntad del Padre. Así mismo, aunque la muerte es una consecuencia del pecado todo aquel que ha puesto su alma en Cristo encontrará en la muerte ya no una prisión ni una condenación, si no una entrada al descanso del Padre para luego ser despertado y estar con Dios por toda la eternidad.