LAS 7 PLABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ

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LAS 7 PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ

LUCAS 23:33 Y CUANDO LLEGARON AL LUGAR LLAMADO DE LA CALAVERA, LE CRUCIFICARON ALLÍ, Y A LOS MALHECHORES, UNO A LA DERECHA Y OTRO A LA IZQUIERDA.
Durante los tres años y medio de su ministerio terrenal nuestro Señor Jesús predicó muchos sermones, dio muchísimas enseñanzas, habló en parábolas, pero en las últimas horas de su vida Jesús pronunció solamente siete palabras, ya no en un monte o a la orilla del lago, sino en la cruz donde él murió.
Esas siete palabras constituyen su último sermón, nuestro Señor Jesucristo murió como lo que él dijo que era: El buen pastor, él entregó su vida predicando, enseñando, consolando y dando palabras de esperanza, así de maravilloso es nuestro Señor Jesús.
Esta noche reflexionaremos sobre esas siete palabras que Jesús expresó en la cruz del calvario y tomaremos el mensaje de cada palabra para nuestra vida
I) PRIMERA PALABRA: PALABRA DE PERDÓN (LUCAS 23:34) Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Jesús estaba sufriendo el peor castigo que alguien podía recibir, había sido azotado, golpeado, sus manos y sus pies habían sido clavados en el madero de la cruz. Definitivamente los soldados romanos estaban acostumbrados a recibir insultos, ofensas, maldiciones, de parte de todos aquellos que eran crucificados.
Pero esa vez escucharon unas palabras que nunca habían escuchado, pues escucharon a ese hombre llamado Jesús hablando palabras de perdón, de misericordia, “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”
Nuestro Señor Jesus terminaba sus días en este mundo perdonando, sin rencores ni amargura en su corazón, él los había perdonado y pedía a su Padre Celestial que los perdonará también, él no dijo Padre yo los perdono pero destruyelos tu, el no estaba clamando por venganza, él estaba pidiendo misericordia para los que lo habían crucificado, para los que le habían causado tanto dolor.
Esta palabra de Jesús es un llamado a cada uno de nosotros a perdonar a los que nos ofenden, a los que nos han causado dolor o sufrimiento en nuestra vida, a perdonar sin anhelar venganza.
Lastimosamente muchas personas terminan sus días odiando, con un corazón lleno de resentimiento y amargura, hoy Jesús nos dice a cada uno de nosotros: no te vayas de este mundo sin haber perdonado.
Muchos decimos : que Dios te perdone, pero yo no, otros decimos yo te perdono pero que Dios no te tenga misericordia, pero eso no es la actitud que Dios quiere de nosotros.,
Como cristianos tenemos que comprender que ese perdón de Jesús en la cruz, es también para cada uno de nosotros, pues él fue crucificado por nuestros pecados.
II) SEGUNDA PALABRA: PALABRA DE SALVACIÓN (LUCAS 23:39-43)Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Nuestro Señor Jesús murió exactamente como había vivido su vida, a la par de pecadores y teniendo de ellos misericordia, él fue crucificado en medio de dos malhechores, quienes seguramente habían cometido crímenes muy graves ya que fueron condenados a ese tipo de muerte.
Uno de ellos se burló de él, lo escarnecio, lo menospreció, pero el otro reconoció su pecado, y lo reconoció a él como salvador, y le hizo una petición estando en agonía: acuérdate de mí cuando vengas en tu reino..
Ese hombre no recibió de jesus rechazo, sino una palabra de salvación, él demostró que verdaderamente era lo que había dicho : la puerta de la salvación (Juan 10:9) Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
El señor entregó su vida abriéndole la puerta del Reino de Dios a los pecadores, esta palabra de nos da varias enseñanzas muy importantes para nuestra vida:
a) Mientras vivamos nunca es demasiado tarde para arrepentirse
b) Nunca se es demasiado pecador para poder recibir la salvación y entrar al Reino de Dios.
c) No tenemos que cerrarle la puerta de la salvación a nadie, pues podemos ver que la última persona a la cual Jesús le predicó era un malhechor, un ladrón, es decir que todo pecador que se arrepiente puede entrar en el Reino de Dios.
III) TERCER PALABRA: PALABRA DE AMOR (JUAN 19:25-27) Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Todos sus discípulos lo habían abandonado, menos Juan, que estaba junto a María contemplando a su hijo en la cruz.
Verdaderamente eran momentos muy duros para María, viendo morir a su hijo, agonizando, sufriendo, en ese momento la profecía que le dio Simeon cuando Jesús fue presentado en el templo se estaba cumpliendo (Lucas 2:34-35) los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha 35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. la espada del dolor estaba atravezando su alma.
Jesus mostró su amor por su madre Maria no dejándola desamparada, se cree que José ya había muerto, pero Jesús no se desatendió de ella.
Es maravilloso ver cómo el Señor estaba cumpliendo su misión redentora, ver como él estaba cumpliendo el plan eterno de la redención, pero tuvo el amor para no descuidar a su madre terrenal.
Este es un ejemplo maravilloso para cada uno de nosotros que muchas veces descuidamos a nuestros padres o a nuestra familia por todas las cosas importantes que tenemos que hacer, nos descuidamos de las personas que amamos y nos aman porque estamos cumpliendo importantes proyectos o ministerios.
Jesús estaba cumpliendo el plan más grande para la humanidad pero tuvo tiempo para tener cuidado para su madre.
IV) CUARTA PALABRA: PALABRA DE ANGUSTIA (MATEO 27:45-46) Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
para comprender mejor el significado de esas palabras tan impactantes de nuestro señor jesucristo tenemos que leer el salmo 22 que es un salmo mesianico escrito por David (Salmo 22:1) Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?
El título del salmo dice “sobre ajelet-sahar” que significa el siervo de la aurora o el corzo del amanecer, según los historiadores judios este salmo era cantado cuando se ofrecía el sacrificio del cordero de la mañana.
Jesús el cordero perfecto estaba siendo ofrecido en sacrificio , el padre celestial estaba entregando a su hijo unigénito por la humanidad pecadora, por cada uno de nosotros.
El padre celestial no permitió que Abraham sacrificara a su hijo isaac, pero ahora el padre celestial estaba sacrificando a su hijo por nosotros, y por eso el Señor con agonía expresa: ¿por qué me has desamparado?, para que nos demos cuenta de la agonía, el dolor, el sufrimiento que significaba para Dios ese sacrificio pues no solamente el hijo sufría, sino el Padre Celestial permitiendo que su hijo muriera en la cruz.
Cada uno de nosotros por ese amor de Dios tenemos que amarlo, honrarlo y alabarlo cada dia de nuestra vida.
V) QUINTA PALABRA: PALABRA DE AGONIA (JUAN 19:28) Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.
Tenemos que comprender que uno de los sufrimientos más grandes para los que morían crucificados no eran solamente los clavos, sino la deshidratación, la pérdida poco a poco de la sangre, la fiebre por la insolación, por las heridas infectadas, eso hacía que la boca se secara, la lengua se pegaba al paladar (Salmo 22:15) Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte.
Esta palabra tiene un doble mensaje para nuestra vida:
a) Nuestro Señor Jesucristo entregó hasta la última gota de su sangre por nosotros, sufrió hasta lo último por amor a nosotros, ¿Qué estamos dispuestos a sufrir nosotros por causa de nuestro Dios?
b) El Señor sufrió la agonía de la sed para que nosotros no sufriéramos sed espiritual, así como Moisés golpeó la roca en el desierto para que brotara agua, así Cristo que es nuestra roca fue golpeado para que nosotros pudiéramos beber del agua de vida eterna.
VI) SEXTA PALABRA: PALABRA DE ESPERANZA (JUAN 19:30) Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
Nuestro Señor Jesus dejó bien claro que su obra redentora no quedaba a medias, sino que estaba terminada, que su misión había sido cumplida, y por eso expresó las palabras : CONSUMADO ES la cual en el original aparece como la palabra griega “tetelestai”
La palabra Tetelestai tenía varios significados en el tiempo bíblico y cada uno de esos significados fueron cumplidos por nuestro Señor en la cruz.
Tetelestai era usado cuando en una batalla el general del ejército victorioso subía a un monte y gritaba tetelestai, la batalla había sido ganada, y Jesús en la cruz ganó la batalla contra satanás (Colosenses 2:14-15) anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.
Tetelestai también era una palabra usada en el comercio, cuando se cancelaba una deuda se decía “tetelestai” es decir, la deuda está cancelada, Jesús pagó nuestra deuda para con Dios, nos justificó y por medio de él tenemos paz para con Dios. (Romanos 5:1) Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
VII) SÉPTIMA PALABRA: PALABRA DE CONFIANZA
LUCAS 23:46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. SALMOS 31:5
MARCOS 15:37 Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.
38 Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
EL VELO ERA DE 10 CM (4inc) DE ESPESOR
Jesús estaba confiado que al morir no estaría más solo, el Padre Celestial estaría con él, sabía que su vida no quedaría a merced de la muerte, ni de satanás, sino en las manos de Dios.
Su cuerpo sería bajado de la cruz por los soldados romanos y entregado a José de arimatea para ser sepultado (Marcos 15:42-46) Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, 43 José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. 45 E informado por el centurión, dio el cuerpo a José, 46 el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
Jesus no se preocupo por quien se haría cargo de su cuerpo sino de su espíritu, el confiaba que aun más allá de la muerte su Padre Celestial estaría con él (Salmo 48:14) Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; El nos guiará aun más allá de la muerte.
Lastimosamente millones de personas se preocupan de las cosas materiales cuando llega el día de su muerte, ya aseguraron su ceremonia fúnebre, ya dejaron repartidos sus bienes materiales , pero no le han entregado su alma al Señor.
Cada persona que tiene a Cristo en su corazón nunca se separara de Dios, (Romanos 8:38-39) Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
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