A través de todos los siglos, la cruz del Señor Jesucristo y lo que esta representa ha sido siempre motivo de confusión, desacuerdo, separación, persecución, destierro, e incluso guerras. Hoy, el clima no ha cambiado en nada. Es más, el Señor mismo dijo

      “no penséis que he venido para traer paz a la tierra, no he venido para traer

      paz, sino espada, porque he venido para poner en disensión al hombre contra

      su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra” Mateo 10:34

  y todo ello por causa de la ofensa que trae la cruz del Señor.

Hoy … ¿Qué pensaríamos de un grupo de personas que empezara a llevar una colgante con el grabado de una silla eléctrica o de una inyección letal? Sin embargo, (y aparte de la polémica que hay por llevar, pintar o grabar la cruz del Señor), es por eso que los que no entienden lo que la cruz de Jesús representa nunca podrán reconciliar la pasión que observan, no por la cruz (aún cuando esta ha llegado a ser un amuleto para muchos) sino por el Señor Jesucristo y por la muerte que el murió en la cruz.

Así hoy, teniendo estos dos símbolos: el pan (el cual representa el cuerpo del Señor) y el zumo de la vid (el cual representa la sangre que derramo) hoy una vez más nos acercamos concientemente recordando y entendiendo que El Señor Jesús con su cuerpo y su sangre pagó lo que nosotros nunca podríamos pagar, que es el rescate de nuestras almas a fin de  que la ira y el castigo de Dios no cayera jamás sobre todos aquellos que arrepintiéndonos de nuestros pecados hemos creído que Jesús lo hizo por nosotros.

Y al entender esto, no es de extrañar que juntamente con Pablo digamos:

            “pero lejos esté de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,

            por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14)

Así pues, y como también Pablo instó a los creyentes de Corintios “todas las veces que comiéremos este pan, y bebiéremos esta copa, la muerte del Señor anunciamos hasta que el venga” (1ª Corintios 11:26)

- Pasemos el pan

- Tomemos el pan que representa el cuerpo que el Señor Jesús.

- Bebamos del zumo de la vid que representa la sangre del Señor Jesús

ORACIÓN

Introducción

Texto del sermón en cursiva y negrita y Juan 3:16 y v. 20.

título 2

Texto con bosquejo.

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