ENAMORADO DEL MUNDO
Notes
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Introducción:
Introducción:
En el matrimonio cuando decimos que sí, estamos diciendo que no.
Carrera – trabajo.
El apóstol Juan nos ha estado llevando en todo este recorrido mostrándonos acerca de lo que era desde el principio, el mensaje del Evangelio, de la luz, de las tinieblas, del amor a Dios y el amor el hermano. Ahora veremos que el amor a Dios y el amor el hermano, necesariamente significa no amar el mundo.
vv. 15 – 17 (leer)
Hermanos esto es tan crucial para nosotros los cristianos. ¿Si un día le dijiste si a Jesús eres consciente de qué le dijiste no al mundo con todo lo que te tiene que ofrecer? o ¿Estás intentando decir si a Jesús y si al mundo?Si dijiste si a Jesús, necesariamente tienes que aborrecer al mundo.
Muchas veces nosotros caemos en la idea errónea de que Dios es todo amor, que él ama a todos, sin acepción, a todo el mundo. Pero eso no es real, no es así, Dios ama lo que ama. Lo que Dios no ama, pues lo aborrece.
Probablemente este es un verso muy mal entendido.
No améis al mundo
No significa aborrecer la creación de Dios.
Todo lo que Dios ha creado, es bueno: en su lugar, en su momento, en su orden y en su medida.
Quien disfruta de la vida en el sentido pleno, es el cristiano, porque no sólo disfruta de las cosas que Dios le ha dado, sino que además hay en él una actitud de gozo y de gratitud hacia aquello que Dios le ha dado.
Ecle. 3:13
…es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
No améis al mundo no significa que, yo pongo el estándar de mundanalidad y en mi estándar vivo y en mi estándar juzgohacia los demás.
Qué fácil verdad poder definir la mundanalidad a mi criterio.
No tomes, no fumes, etc.
Cuando yo cumplo esto, pues, me siento tranquilo. Pero cuando veo al hermanito cometiendo esto, pues, lo juzgo, porque a mi criterio, él está en la mundanalidad.
Eso es el legalismo, ese moralismo nos produce una falsa satisfacción, porque que fácil es poder cambiar las cosas que están fuera de mí, cuando la batalla está dentro mío, ya lo vamos a ver a qué se refiere Juan.
En realidad, esto es sectario, es cosmético, solamente maquillar lo exterior y maquillar la fachada, pero sin tener ningún deseo de cambiar lo interno.
Tal como dice Martyn Lloyd Jones: para no ser acusados de mundano introducimos nuestro propio concepto de lo que significa ser mundano, para sentirnos bien con nosotros mismos, para sentirnos espirituales y luego ir exorcizando los demás. ¿Crees que eso no es verdad? Tienes que quitar esto de tu vida.
No nos conformemos con la vida de un fariseo, por fuera blanqueado, pero por dentro una podredumbre.
Ahora eso tampoco significa que todos debemos meternos en un monasterio, aislados del mundo, viviendo como acéticos (persona que antes se privaban de muchas cosas para poder conseguir una pureza exterior). La verdad es que, el cristiano vive en el mundo, pero sin ser del mundo. Somos extranjeros, nuestra patria es celestial.
Dos extremos:
Dos extremos:
Ahora como cristianos, aquí, hay dos extremos que debemos de evitar.
Como cristianos hay muchos que caen en este error.
Primero; pensar que puedo participar del mundo y que eso no me va a afectar.
Hay que ser prudentes, porque te equivocas:
- Si crees que puedes estar en cualquier lugar.
- Si crees que puedes estar con cualquier persona.
- Si crees que puedes hacer cualquier actividad.
- Si crees que puedes ver cualquier cosa. Y no me afecta. No me voy a contaminar.
Si es así, tú estás cometiendo el pecado del Lot. Viviendo en un lugar que no debía vivir, pensando que no le iba pasar nada, que no le iba a afectar.
No seamos ingenuos. Donde el cristiano está, ese entorno le afecta, es ósmosis.
Éste es un extremo y el otro tiene que ver con pensar que debemos separarnos completamente del mundo o estar aislados del mundo.
Ejemplo: No es que tú un día puedas aislarte del mundo, no seas ingenuo al pensar eso, incluso si creas tu propio país y pensar que ya escapaste del pecado, que ya no hay nada que te afecte, estás equivocado.
Aunque te vayas lo más lejos posible. Crees tu propio país, te vayas a los más profundo de la selva, etc. El mundo batalla con tus deseos en tu propia carne, en tu propio corazón.
El mundo:
El mundo:
¿Entonces qué es el mundo?
¿Cómo vemos esa definición en v. 15? ¿Cuál es su significado? es una palabra que nos puede traer confusión. El término mundo – cosmos, cobra su sentido en el contexto.
Jn. 3:16
¿Dios ama al mundo, pero yo no tengo que amar al mundo?
Mundo en este pasaje se refiere a otra cosa muy distinta.
1 Juan 2 nos acaba de hablar del amor de Dios perfeccionándose en nosotros, el amor al hermano, y que nosotros hemos vencido en al maligno. Y mundo aquí, vienen en conexión con las tinieblas, por la mención de este maligno, y todo eso está en oposición a Dios.
En oposición a Dios y en oposición al amor a los hermanos.
- Mundo, por lo tanto, se refiere amor a las cosas de esta vida, que compite con el amor que le tenemos a Dios.
- Mundo se refiere a todo lo que te mundo nos ofrece, los ídolos que nos ofrece y se van instalando en nuestros corazones y pretende suplantar la adoración que sólo le debemos a Dios.
No puedes amar a Dios y amar al mundo. Le dices si a uno y no a otro.
No puede servir a dos señores, porque amarás al uno y aborrecerás al otro.
Pero cuando nosotros quizás leemos este Texto y nos dice: no améis al mundo, como que ese terminó está haciendo un poco ambiguo, y etéreo, y fácilmente podemos decir: no, no vamos al mundo.
Así que, Juan está haciendo un poco más puntual.
Está pasando de lo general a las cosas puntuales, cosas específicas porque es que no deberíamos de amar al mundo, o ¿Por qué un creyente que tiene la morada de Dios, en su vida, esa luz, no debería de amar al mundo?
Es necesario comprender ello: Porque es aquí donde el creyente va identificando a quien ama. Sí ama a Dios o ama al mundo. Sabiendo a quien amas, puedes saber quién es tu señor, quien gobierna tu vida, quien es tu amo.
Según lo que tú ames, es lo que hay en tu vida.
- Pues si amas a Dios la evidencia de ello, será tu buscar diario de su persona.
o Biblia
o Oración
- Si amas al mundo, tu vida también lo evidenciará.
o Música
o Tus estados
o Tu muro
o Tu hablar
Porque la Biblia nos dice: si alguno ama al mundo el amor del Padre no está en él. v. 15
Esto es de vital importancia hermano, examina tu vida.
Si amas al mundo es que el amor del Padre no está en ti, en otras palabras: ya que Dios no es tu Salvador, Él no te ha transformado, no te ha cambiado, tu carácter sigue siendo la misma de siempre, esencia, pensamiento, naturaleza.
Y no se puede amar a las 2 cosas.
Ilustración: Hombre diciendo a su esposa que tiene otra mujer (diciendo también que no se preocupe, que tiene amor suficiente para los dos).
¿Qué le dirías a ese hombre? Empezando de sin vergüenza para arriba, ¿verdad?
Tiene derecho a:
- Enfadarse.
- Estar celosa.
- Reclamar.
- Sentirse mal.
Por supuesto que le va a decir que no puede amar a las dos Y que además ha hecho un pacto con ella, no puede amar a las dos.
Pues muchas veces esa es nuestra actitud delante del Señor.
Cantamos alabanzas a Dios, decimos que le amamos por encima de todas las cosas, con nuestros labios expresamos alabanzas a Su Nombre, pero durante la semana esas pasiones que tenemos, combaten en nuestros miembros y ese amor por el mundo nos seduce y terminamos cayendo.
Y nuestra vida cristiana lo evidencia, debemos de ser sinceros con nosotros mismos: Muchas veces te falta paz, gozo, satisfacción, esperanza, falta santidad. Porque no dejas que ingresen a tu corazón pasajes como el que acabamos de ver, para que cambie nuestras vidas, transforme nuestros corazones.
No dejamos que ingrese a nuestra alma, como aquella palabra de dos filos.
Es por eso que no sabemos discernir cuáles son nuestros verdaderos pensamientos, nuestros verdaderos sentimientos respecto al Señor.
Lo qué Juan hace aquí, es describir el amor fiel, el amor santo, el amor que tenemos o deberíamos de tener por Dios. Y eso Juan lo contrasta con ese amor infiel, ese amor indigno, ese amor que tenemos por las cosas del mundo.
Juan apunta directamente a nuestro corazón, nuestros deseos, nuestra concupiscencia.
Malos deseos, esos deseos pecaminosos del corazón son los que nos hacen ir detrás de las cosas de este mundo.
Entonces, la batalla que aquí se está describiendo; Juan nos dice que, está dentro de tus propios miembros. Dicho de otra manera, si tú te fueras solo un lugar desierto, ahí estaría el mundo. Ese es, ese mundo que se describe aquí. Seguirías teniendo esa misma batalla.
Dios nos ha creado con deseos legítimos. El problema es cuando mis deseos son más grandes que yo mismo, cuando yo no puedo gobernar sobre mis deseos, sino que mis deseos me gobiernan.
Los deseos de la carne:
Los deseos de la carne:
v. 16 (leer)
En primer lugar, Juan nos habla de los deseos de la carne.
Aquí hace falta poca explicación, es lo que comúnmente vemos en el mundo: La sensualidad
Y mientras describimos estos tres ídolos, estas tres familias de ídolos, te animo a que realices un examen a tu propio corazón, para ver dónde estás luchando en tu vida.
Los deseos de la carne: La sensualidad, los placeres del mundo.
Aquel que se siente tentado o atraído por la lujuria, por la fornicación, por el adulterio, por la glotonería, por el dormir excesivo, por la comodidad, por la pereza, aquel que es un experto en el comer bien y en el beber bien
Aquel que no trabaja, para estar cómodo en casa o aquel que trabaja mucho, para poderse comprar más comodidades, pero todo gira alrededor de la comodidad, el placer y la sensualidad de su carne.
Ahora, tenemos que comer y ninguno se vaya pensando que la conclusión del sermón de hoy, es que, Marlon dijo que no comamos. Tenemos de comer, tenemos que beber, tenemos de dormir, tenemos esas necesidades básicas, sino, nos morimos.
De nuevo, la Palabra nos está diciendo que, hemos de gobernar sobre cualquiera de nuestros deseos, que mi cuerpo tiene que estar bajo disciplina.
Por eso el cristiano es capaz de estar una vigilia de oración y luchar contra el sueño o ayunar y luchar contra el hambre. Controla su carne, esa necesidad de su carne porque está expresando a Su señor, que su amor por Él, es más grande que cualquiera de los deseos de esta vida.
Pregúntate si ese es tu ídolo: la sensualidad y los placeres físicos.
Y mira el pasaje que estamos leyendo, y verás cuál es la medicina.
- La medicina no ser más estoicos(personas que se privaban de muchas cosas). La medicina no es luchar contra la carne como ellos, no somos griegos, somos cristianos.
- La medicina en este pasaje es el amor, no se está hablando del amor al Padre y tú podrás luchar contra los deseos de la carne. Si tu amor por Cristo Jesús, es más grande que el amor que tienes por cualquiera de los deseos de la carne.
- Es una cuestión de fidelidad, es una cuestión de lealtad.
- No, no voy a sucumbir ante la carne, no voy a satisfacer los deseos de mi carne, porque amo más a Cristo, porque le debo adoración y devoción, le debo fidelidad a Cristo.
Satanás sabe muy bien cuando poderosa es la tentación de los placeres de este mundo y es por eso que te ataca ahí.
Nuestra cultura está encadenada totalmente con los placeres. Cuantas veces has escuchado: has lo que tu corazón te diga o has lo que tu cuerpo te pida.
Esa es nuestra sociedad, esa es nuestra cultura, pero tú y yo, NO, somos cristianos.
Para aquellos que me dicen: Marlon, pero una copita no hace daño, un poquito de algo no afecta.
Los placeres de la carne, dice Pablo que, son enemigos de Cristo, el fin de los cuales será perdición cuyo Dios es el vientre, que sólo piensan en lo terrenal.
No puedes adorar a Cristo Jesús y también seguir los placeres sensuales de esta vida. Sí le dijiste SI a Cristo, entiende que por implicancia, tienes que decirle NO al mundo.
No puedes estar enamorado del mundo y decir que el amor del Padre esta en ti.
Los deseos de los ojos:
Los deseos de los ojos:
v. 16 (leer)
En segundo lugar, nos habla el apóstol Juan de los deseos de los ojos.
¿De qué se pueden encaprichar tus ojos? Prácticamente de toda verdad.
Todo lo que vemos se puede convertir en un ídolo: lo quiero, lo quiero.
Y codiciamos un nuevo coche, ya sea una nueva casa, un nuevo televisor, un nuevo celular, y sí aquí hubiera casados, falta solo pensar que quieren un nuevo marido, porque vieron uno más guapo.
Y aquel que se deja gobernar por lo que ven sus ojos, piensa que también los ojos de los demás ven importante lo que él ve.
Así que, esa persona cuida mucho las apariencias.
- Es el que vive por viste, vive también para la vista de otros. Quiere agradar a los demás.
- Es el hombre que teme al hombre
- Es el hombre que vive una doble vida: la que los demás ven y la que yo sólo puedo ver. Lo que no sabes, es que la vida que yo sólo puedo ver también la ve Dios.
- Hay dos Facebook en tu vida: aquel Facebook donde cuelgas, solo lo que quieres que vean los demás. Pero hay otro Facebook y es el que cuelgas en tu corazón. y ese lo que Dios ve. Ese es el Facebook que ha Dios le interesa.
- No seas un cristiano Facebook, aquel que vive bajo la apariencia de los ojos, que quiere agradar a sus ojos y a los ojos de los demás. No sean cristianismos cosméticos.
Es importante lo que los demás ven en cierta medida, pero más importante es lo que Dios ve en el muro de tu corazón.
- Si eres alguien caprichoso.
- Si eres alguien materialista.
- Si eres alguien que se deja guiar por las cosas de la vida, la malicia, la codicia.
- Si eres alguien que vive para la ostentación.
- Si eres alguien que vive de la apariencia física.
- Si eres alguien obsesionado de peinados, de ropa, solo preocupado por lo que los demás ven y no por lo que Dios está viendo.
Los deseos de los ojos, esos deseos de las cosas materiales, de lo que ofrece este mundo y apariencias.
Ustedes conocen de Sansón, un hombre que era gobernado por sus ojos, a sus ojos muchas cosas le parecían correctas y lo hacía, dejaba el consejo de Dios de lado. Fue un hombro gobernado y guiado por sus ojos y termino sin ojos, con cadenas.
¿Quieres acabar como Sansón? Mejor buscar aquello que agrada a Dios.
En el siglo que nos ha tocado vivir, vivimos sumergidos en la tiranía de los ojos. Estamos siempre viendo cosas nuestros móviles, en los televisores y de cierta manera esto moldea nuestra vida.
Y vemos anuncios, celulares, tablets, laptos, televisores, guitarras, casas, todo lo que vemos lo queremos y estoy seguro que cuando tengas lo que desean tus ojos, eso no te llenará, no te dará gozo eterno.
La única medicina verdadera, la única medicina bíblica es el gozo y el contentamiento que Cristo da.
Los ojos te llevan a codiciar y la Palabra te dice, no codiciarás, porque sabe Dios que eso no te llenará.
Pablo nos dice: teniendo sustento y abrigo estemos contentos. Hermano, que tus ojos no vean las cosas materiales, sino que tus ojos vean las cosas que no vez, porque esas son eternas.
2 Co. 4:18
no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
Que tus ojos no se enamoren del mundo, enamórate de lo que no se ve.
La vanagloria de la vida:
La vanagloria de la vida:
v. 16 (leer)
Y en tercer lugar nos dice Juan: la vanagloria de la vida.
Este es un tema más amplio.
Como nos gusta recibir gloria, somos ladrones de gloriaporque la gloria es toda suya, es de Cristo, no es nuestra.
Pero como nos gusta recibir gloria:
- Un aplauso, una palmadita en la espalda.
- Si hacen un partido espero ser de los primeros en ser elegido y cuando dicen tu nombre entre los primeros, sales sacando pecho ¿verdad? Porque eso te hace pensar que eres uno de los mejores. Y cuando ya van terminando de elegir y tu sigues quedándote, te pones a orar para no ser el último, que importa el penúltimo, pero jamás el último ¿verdad? Vanagloria.
- El estudiante sólo quiere sacar 20tes para impresionar a sus papás, para impresionar a sus profesores, para recibir algún tipo de premio público, para recibir los aplausos de la gente.
- Nos gusta recibir el halago, nos gusta recibir el aplauso, nos gusta recibir la admiración, nos gusta recibir el comentario.
Pero la palabra, a todo eso lo llama vanagloria.
Vanaporque es pasajera, porque no es útil, porque es temporal.
La vanagloria de esta vida es exaltarse a uno mismo y buscar ser exaltado por los demás.
Y vanagloria tiene un hermano que es tan feo como ella, se llama desprecio,van de la mano.
El que se vanagloria desprecia, el que desprecia se vanagloria. Que patéticos que somos. Pensamos que ridiculizando a otro yo voy a poder tener esa gloria. Qué triste hermanos, esa es nuestra vanagloria.
Pregúntate a ti mismo:
- ¿Es mi pecado la vanagloria?
- ¿Me estoy dejando llevar por la vanagloria?
- ¿Dónde está tu orgullo? piénsalo por un momento.
- ¿Cuándo te presentas a alguien desconocido, que es aquello que si o si tiene que saber de mí? ¿Qué quieres que sepa: tu nacimiento, tu apellido, tu linaje, tu inteligencia, tu CV? ¿Qué es lo que quiero que vea, para que sepa lo grande que soy?
Pablo tenía mucho de que gloriarse, mucho más que tú y que yo. Y Pablo dijo que lo tenía por basura, por amor a Cristo.
1 P. 5:5
Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Y cuidado, porque muchas veces tu vanagloria puedes estar pintándola de humildad y te engañas a ti mismo, pensando que lo que muestras con humildad realmente es algo que muestras, por búsqueda de gloria.
Examina tus más profundas inquietudes cristianas:
- ¿Quieres saber mucho de la biblia? Bien, pero ¿Por qué quieres saber mucho de la biblia? ¿Para refutar al hermano? ¿Para que vea que yo sé más que él? Cuidado, examinemos nuestras motivaciones.
Esa es una realidad muy fea. Los cristianos podemos caer en este grandísimo error de estar diciendo que vivo para Cristo, cuando en realidad vivo para la vanagloria.
David Barceló, lo llama a esta realidad, ídolos parásitos.
Ídolos que se pegan a nuestro corazón y cuando pensamos que estamos alimentando nuestro corazón, realmente estamos alimentando nuestro ídolo.
Cuidado, cuidado examinemos nuestras motivaciones. Un ídolo que este vestido de religiosidad, sigue siendo un ídolo.
Mi hermano, que tu devoción sea por Cristo Jesús, sírvele de todo corazón. Hermanos el único aplauso que debemos buscar, sea el aplauso que está en los cielos y la única admiración que queramos provocar, sea esa admiración por el Señor Jesucristo, no por nosotros. Nosotros estamos aquí hoy y mañana ya no estamos aquí. El evangelio es lo que permanece para siempre, somos vasos de barro, sólo somos portadores de un mensaje, portadores de la Gloria de Cristo nuestro Salvador.
Ilustración: Jesús entró en Jerusalén montado en un pollino. ¿Lo recuerdan? Y la gente gritaba ¡Hosana! ¡Hosana en las alturas!...
En ese momento aquel pollino, aquel burrito pensaría: Wuoo, carambas, que halago tan grande me están realizando la gente, debo de ser el burro mas famoso de toda Jerusalén.
Mis hermanos, tú y yo somos ese burro cuando queremos llevarnos la gloria que solo le pertenece a Cristo.
Si en algo eres usado por Dios, no es por tus méritos, son por los méritos de Cristo y Él solo te está extendiendo misericordia, usándote como su instrumento.
Gal. 6:14
Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo…
Hermanos, alejémonos de estas cosas, no amemos al mundo, no te enamores del mundo.
Cuidado con los deseos de la carne, con los deseos de los ojos y con la vanagloria de la vida. Recordemos que nuestros primeros padres Adán y Eva fueron tentados de la misma manera en el huerto del Edén. En ese fruto prohibido, estaba presente los deseos de la carne y los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida.
La necesidad del otro Adán:
La necesidad del otro Adán:
La realidad es esta: Yo peco, tú pecas y necesitamos otro Adán, necesitamos un nuevo Adán. Uno que sí sea capaz de cumplir la ley de Dios, uno que sí sea capaz de no amar al mundo, uno que de verdad amen más a Dios que los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Aquí es donde Dios muestra su amor para con nosotros, Dios vino, Dios se hizo hombre, nuestro señor Jesucristo y fue nuestro postrer Adán, quien quito el pecado del mundo y Él es quien nos capacita para la lucha contra los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida.
Él es el único que vence a la tentación por nosotros, gracias damos a Dios por nuestro señor Jesucristo, nuestro a Adán que fue tentado en todo sin pecado.
El primer Adán estuvo en el paraíso y peco. El segundo Adán estuvo en el desierto, 40 días y 40 noches de ayuno y es cuando la serpiente se le acerca a Él y le dice: si eres el hijo de Dios di a esta piedra que se convierta en pan, pero nunca sucumbió ante los deseos de su carne.
El Señor Jesús venció a los deseos de la carne, aún en su profunda necesidad respondió: no sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Satanás intento una segunda vez, ahora con los deseos de los ojos, enseñándole todos los reinos de la tierra: mira todo esto me ha sido dado yo te lo daré si me postrado me adoras a ti. Satanás le enseño a Jesús palacios, riquezas, posesiones, lujos, todo lo que los ojos pudieron desear, será tuyo si me adoras y el Señor Jesús respondió: al Señor tu Dios adorarás y sólo a Él servirás.
Y una tercera vez satanás lo intenta con la vanagloria de la vida. Satanás le lleva a lo alto del templo y le dice: si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo porque escrito está sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden. ¿Que podría ser más espectacular? ¿Qué podía ser más llamativo en el ministerio del señor Jesús? ¿Qué saltar desde el templo y una hueste de ángeles lo cogieran en el aire? Para que el mundo pudiera ver quién era Él. Pero Cristo no sucumbió ante la vanagloria de la vida. Y Satanás no pudo con Él y se fue.
Y lo atacó por tierra, mar y aire; con los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida, pero Cristo, nuestro Adán, venció a la tentación y en verdad cuando vemos a Cristo podemos decir con Juan el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. v.17
v. 17 (leer)
Cuando veas tu incompetencia, lucharás contra el mundo descansando en nuestro segundo Adán.
Él es nuestro refugio. Él es nuestra marca, nuestro ejemplo, andemos como el ando.
Dejemos atrás las tinieblas, ama a Dios y si aun tienes luchas por tu amor al mundo, es porque no amas suficientemente a Dios.
Así que, ama a Dios con toda tu alma, con toda tu mente, con toda tu fuerza. Enamórate de Dios y deja atrás las cosas del mundo.
Que tus deseos no sean por el mundo, sino que tu deseo sea para tu Salvador, para tu Redentor, para Él sea tu pensamiento, tu delicia.
Que tus ojos le busquen a Él, que tus ojos no se vayan detrás de las cosas de este mundo. Tus ojos han sido diseñados para mirar, para ver, para contemplar la gloria, de la hermosura, de la grandeza de nuestro precioso y glorioso Señor Jesucristo. Tus ojos han sido diseñados no para mirar la creación, sino para mirar al Creador.
Que tus ojos busquen al Señor, porque un día lo verás y cuando lo veas no querrás cerrarlos, para contemplarle, ahí tu vanagloria desaparecerá, delante de su majestuosa gloria. Deja de ser un simple ladrón de gloria, para darle toda la gloria al único que le pertenece.
No busques la admiración del mundo, no busques la admiración de los hermanos, no busques la admiración de nadie, solamente busca el gozo de tu Señor.