CALVINISMO VRS ARMINISMO
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CALVINISMO VRS ARMINISMO
CALVINISMO VRS ARMINISMO
Se conoce con el nombre de calvinismo la teología desarrollada por Calvino. El término se usa también para identificar la elaboración de algunas doctrinas de Calvino por sus seguidores y también las doctrinas y prácticas derivadas de las obras de Calvino y sus seguidores que se convirtieron en características de las iglesias reformadas y presbiterianas. En su teología Calvino buscó mantener un balance con toda la amplia gama de enseñanza bíblica. Él mismo a veces rehusó llegar a conclusiones que sus seguidores estuvieron dispuestos a hacer. En su segunda etapa el calvinismo comienza a desarrollarse tras la muerte de Calvino en 1564, tendiendo a generar un modelo más legalista en doctrina y disciplina. El sucesor de Calvino en Ginebra, Theodore Beza dio más importancia a la doctrina de la doble predestinación (que enseña que unas personas han sido escogidas para salvación y otras para condenación) que la que le dio el propio Calvino.
El gobierno de la iglesia es presbiteriano, es decir, la iglesia es una comunidad en la que Cristo es la cabeza y todos los miembros son iguales, siendo el ministerio plural y no episcopal, o basado en una estructura jerárquica de obispos y sacerdotes. Beza y sus seguidores en Inglaterra (Thomas Cartwright) y Escocia (Andrew Melville) enfatizaron que la disciplina en la iglesia es fundamental para su existencia.
El sínodo de Dort definió las doctrinas calvinistas en sus célebres cinco puntos, opuestos a los del arminianismo. Son los siguientes:
Depravación total de la humanidad, que a causa del pecado ha quedado en un estado de esclavitud.
Elección incondicional de los que han de ser salvos, basada solamente en la libre gracia de Dios.
Expiación limitada, por la que la muerte de Cristo es eficaz solamente para los escogidos.
Gracia irresistible, que asegura la respuesta al evangelio de los que Dios ha escogido para salvación.
Perseverancia final otorgada a los que han sido escogidos, de manera que aun pasando por periodos de tentaciones y caídas, no caen totalmente de la gracia salvadora.
Con el nombre de arminianismo se conoce un movimiento que representa una reacción contra la doctrina calvinista de la predestinación. Debe su nombre a Jacobo Arminio, quien estuvo implicado en un debate público con su colega Francisco Gomar, un rígido calvinista, a principios del siglo XVII. Su posición es que la soberanía de Dios y la libre voluntad humana son compatibles. Para Arminio, la voluntad de Dios, que es amor incesante, fue el factor determinante y el árbitro del destino humano. El movimiento que posteriormente llegó a ser conocido como arminianismo, tendió a ser más rígido que Arminio mismo. El arminianismo holandés se articuló en una declaración doctrinal (Remonstrance) firmada por 45 ministros en 1610 y sometida a los Estados generales holandeses. Los cinco puntos de ese documento afirman:
La elección (y la condenación en el día del juicio) estuvo condicionada por la fe o la incredulidad del hombre.
La expiación, aunque válida para todos por igual, es eficaz sólo para los creyentes.
Sin la ayuda del Espíritu Santo, ninguna persona puede responder a la voluntad de Dios.
La gracia no es irresistible.
Los creyentes pueden resistir el pecado, pero no está fuera de sus posibilidades caer de la gracia.
El punto crucial del arminianismo es la afirmación de que la dignidad humana exige la libertad de la voluntad. Los arminianos holandeses fueron condenados en el Sínodo de Dort y sufrieron persecución política durante algún tiempo, hasta que en 1630 fueron tolerados legalmente. En el siglo XVIII, Joh Wesley fue influenciado por el arminianismo, siendo el metodismo esencialmente arminiano.
La siguiente tabla contrasta al calvinismo y al arminianismo:
Arminianismo
Calvinismo
I - Libre albedrío o habilidad humana
Aunque la naturaleza humana fue seriamente afectada por la caída, el hombre, sin embargo, no ha perdido del todo su capacidad espiritual. Dios en su gracia capacita al pecador a fin de que por su propia voluntad se arrepienta y crea. Cada pecador tiene libre albedrío y su destino eterno depende de cómo lo use. La libertad del hombre consiste en poder escoger el bien y rechazar el mal en la esfera de lo espiritual; su voluntad no está esclavizada a su naturaleza pecaminosa. El pecador puede o cooperar con el Espíritu de Dios y ser regenerado o resistir la gracia de Dios y perderse para siempre. El pecador necesita la ayuda del Espíritu pero no tiene que ser regenerado por el Espíritu antes de que pueda creer, ya que la fe es un acto del hombre y precede al nuevo nacimiento. La fe es el don del pecador a Dios; es con lo que el hombre contribuye a la salvación.
II - Elección condicional
El que Dios haya escogido a ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo se debe al hecho de que Dios vio de antemano que dichos individuos habrían de responder a su llamado. Dios escogió sólo a aquellos que él vio de antemano creerían en el evangelio de su propia voluntad. Las obras futuras de dichos individuos determinan, por tanto, la elección. La fe que Dios vio de antemano y sobre la cual basó su elección no fue impartida por el Espíritu Santo sino que surgió de la voluntad del hombre mismo. Pertenece al hombre, por tanto, la prerrogativa de quién ha de creer y quién ha de ser escogido para salvación. Dios escogió sólo a aquellos que él sabía habían de escoger a Cristo por su propia voluntad. La causa fundamental de la salvación es, por tanto, la decisión del pecador de escoger a Cristo y no la elección del pecador por parte de Dios.
III - Redención universal o expiación general
La obra redentora de Cristo brindó a todos los hombres la oportunidad de ser salvos pero no garantizó la salvación de ninguno. A pesar de que Cristo murió por todos los hombres, sólo los que creen en él son salvados. Su muerte hizo posible el que Dios pudiera perdonar a los pecadores siempre y cuando éstos creyeran, pero no borró los pecados de ninguno. La redención en Cristo es eficaz sólo si el hombre decide aceptarla.
IV - El Espíritu Santo puede ser resistido eficazmente
El Espíritu llama de manera especial a aquellos que mediante el evangelio son llamados de manera general; él hace todo lo que puede por traer a cada pecador a la salvación. El llamado del Espíritu, sin embargo, puede ser resistido ya que el hombre es libre. El Espíritu no puede regenerar al pecador hasta que éste crea; la fe (que es lo que el hombre contribuye) precede y hace posible el nuevo nacimiento. El libre albedrío, por tanto, limita al Espíritu en la aplicación de la obra redentora de Cristo. El Espíritu Santo puede traer a Cristo sólo a aquellos que se lo permitan. El Espíritu no puede impartir vida hasta que el pecador responda. La gracia de Dios, por tanto, no es invencible; puede ser, y muchas veces es, resistida y frustrada por el hombre.
V - El caer de la gracia o el perder la salvación
Los que creen y son verdaderamente salvos pueden perder su salvación por no perseverar en la fe. No todos los arminianos han estado de acuerdo en este punto; algunos han sostenido que los creyentes están eternamente salvos en Cristo y que una vez el pecador es regenerado jamás puede perderse.
Según el arminianismo:
La salvación es efectuada mediante los esfuerzos conjuntos de Dios (quien toma la iniciativa) y el hombre (a quien le toca responder), siendo la respuesta del hombre el factor determinante. Dios ha provisto salvación para todos, pero su provisión es efectiva sólo en aquellos que de su propia voluntad "deciden" cooperar con él y aceptar su oferta de gracia. En el momento crucial la voluntad del hombre juega un papel decisivo; por tanto, el hombre, y no Dios, determina quienes serán los que reciben el don de la salvación.
I - Depravación total
Debido a la caída, el pecador es incapaz de creer en el evangelio y ser salvo, ya que está muerto, ciego y sordo a las cosas de Dios; su corazón es engañoso y perverso en gran manera. Su voluntad no es libre, sino que está esclavizada a su naturaleza pecaminosa; por tanto, no quiere y, de hecho, no puede escoger el bien y rechazar el mal en lo que a las cosas espirituales respecta. La mera ayuda del Espíritu, por consiguiente, no es suficiente para traer al pecador a Cristo, sino que es absolutamente necesaria la regeneración en virtud de la cual el Espíritu imparte vida y una nueva naturaleza al pecador. La fe no es algo con lo cual el hombre contribuye a la salvación sino que es en sí una parte del don de la salvación, es el don de Dios al pecador, no el don del pecador a Dios.
II - Elección incondicional
El que Dios haya escogido a ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo se debe únicamente a su voluntad soberana. Su elección de ciertos pecadores no está basada en un conocimiento previo de una respuesta o acto de obediencia (tales como la fe, el arrepentimiento, etc.) por parte de los pecadores. Al contrario, Dios es el que da la fe y el arrepentimiento a cada persona elegida. Dichas obras son el resultado, no la causa de la elección divina. La elección, por tanto, no está determinada ni condicionada por virtud alguna u obra meritoria prevista por Dios en el hombre. Aquellos a quienes Dios ha elegido en su soberanía son movidos por el Espíritu Santo a aceptar a Cristo. Por tanto, la causa fundamental de la salvación no es la decisión del pecador de aceptar a Cristo, sino la elección del pecador por parte de Dios.
III - Redención particular o expiación limitada
La obra redentora de Cristo tuvo como fin salvar a los elegidos únicamente y, en efecto, aseguró la salvación de éstos. En su muerte Cristo sufrió como sustituto por el pecado de los elegidos en particular. Además de borrar los pecados de éstos, la redención proveyó todo lo necesario para lograr su salvación, inclusive la fe que los une a él. El don de la fe es impartido infaliblemente por el Espíritu a todos por quienes Cristo murió, garantizando la salvación de cada uno de ellos.
IV - Llamamiento eficaz o gracia irresistible
Además del llamamiento general a la salvación hecho a todos los que escuchan el evangelio, el Espíritu Santo hace a los elegidos un llamamiento especial, el cual inevitablemente les conduce a la salvación. El llamamiento general, hecho a todos sin distinción, puede ser, y a menudo es, rechazado; en cambio, el llamamiento especial hecho sólo a los elegidos no puede ser rechazado, sino que siempre resulta en la conversión de éstos.
Mediante este llamamiento el Espíritu atrae irresistiblemente a los pecadores a Cristo, ya que no está limitado por la voluntad del hombre en su obra salvadora ni depende del hombre para lograr su propósito. El Espíritu induce benignamente al pecador elegido a cooperar, a creer, a arrepentirse, y a venir a Cristo espontáneamente y voluntariamente. Por tanto, la gracia de Dios es invencible; siempre redunda en la salvación de aquellos a quienes se le brinda.
V - Perseverancia de los creyentes
Todos los escogidos por Dios, redimidos en Cristo, y a quienes el Espíritu ha impartido fe, son eternamente salvos y perseveran hasta el fin, ya que son preservados en la fe por el poder de Dios, el Todopoderoso.
Según el calvinismo:
La salvación es efectuada por la omnipotencia del Trino Dios. El Padre escogió a un pueblo, el Hijo murió por él, y el Espíritu Santo hace efectiva la muerte de Cristo conduciendo a los elegidos a la fe y al arrepentimiento y a que voluntariamente obedezcan al evangelio. El proceso completo (elección, redención, regeneración) es obra de Dios y es únicamente por gracia. Por tanto, Dios, y no el hombre, determina quienes han de ser los que reciben el don de la salvación.
DEBATES TEOLÓGICOS ENTRE CALVINISTAS Y ARMINIANOSASUNTOPOSTURA CALVINISTATEXTOS NOTABLESPOSTURA ARMINIANATEXTOS NOTABLESPecado original
Depravación total y culpa heredadas de Adán.
Debilidad heredada de Adán.Voluntad humanaEsclavizada al pecado.Libre para hacer lo bueno.Gracia de DiosLa gracia común dada a todos; la gracia salvadora dada a los escogidos.
La gracia capacitante dada a todos; la gracia salvadora dada a los que creen; la gracia perseverante dada a los que obedecen.
'La gracia es el comienzo, continuación y culminación de nuestra vida espiritual, de manera que el hombre no puede pensar ni hacer nada bueno o resistir el pecado sin la gracia preveniente, cooperante y asistente. Pero en la forma de cooperante esta gracia no es irresistible, porque muchos resisten al Espíritu Santo (Hechos 7).'
(The Remonstrance, Artículo 4)PredestinaciónFundada en los decretos de Dios.'Que Dios, en el tiempo, a algunos conceda el don de la fe y a otros no, procede de Su eterno decreto. Conocidas son a Dios desde el siglo todas sus obras (Hechos 15:18), y: hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efesios 1:11). Con arreglo a tal decreto ablanda, por pura gracia, el corazón de los predestinados, por obstinados que sean, y los inclina a creer; mientras que a aquellos que, según Su justo juicio, no son elegidos, los abandona a su maldad y obstinación. Y es aquí, donde, estando los hombres en similar condición de perdición, se nos revela esa profunda misericordiosa e igualmente justa distinción de personas, o decreto de elección y reprobación revelado en la Palabra de Dios. La cual, si bien los hombres perversos, impuros e inconstantes tuercen para su perdición, también da un increíble consuelo a las almas santas y temerosas de Dios.'
(Cánones de Dort, Capítulo 1)Fundada en la presciencia de Dios.'Dios ha decretado inmutablemente salvar a aquellos hombres que, por la gracia del Espíritu Santo, creen en Cristo Jesús y por la misma gracia perseveran en la obediencia de la fe hasta el final; por otra parte ha decretado condenar a los incrédulos e inconversos (Juan 3:36).'
(The Remonstrance, Artículo 1)RegeneraciónObra de Dios.Obra de Dios y del hombre.Expiación
La muerte de Cristo es un sacrificio sustitutorio y penal por el pecado.
La muerte de Cristo es un sacrificio que Dios benevolentemente aceptó en lugar del castigo del pecador.
Extensión de la expiaciónAlcanza a los escogidos.'Dios quiso que Cristo, por la sangre de Su cruz (con la que Él corroboró el Nuevo Pacto), salvase eficazmente, de entre todos los pueblos, tribus, linajes y lenguas, a todos aquellos, y únicamente a aquellos, que desde la eternidad fueron escogidos para salvación, y que le fueron dados por el Padre; los dotase de la fe, como asimismo de los otros dones salvadores del Espíritu Santo, que Él les adquirió por Su muerte; los limpiase por medio de Su sangre de todos sus pecados, tanto los originales o connaturales como los reales ya de antes ya de después de la fe; los guardase fielmente hasta el fin y, por último, los presentase gloriosos ante sí sin mancha ni arruga.'
(Cánones de Dort, Capítulo 2)Alcanza a todos.'Cristo, el Salvador del mundo, murió por todos y cada uno de los hombres y su gracia se extiende a todos. Su sacrifico expiatorio es por sí mismo suficiente para la redención del mundo entero, siendo destinado para todos por Dios el Padre. Pero su inherente suficiencia no necesariamente implica su eficacia actual. La gracia de Dios puede ser resistida y sólo quienes la aceptan por la fe son de hecho salvados. El que se pierde, se pierde por su propia culpa (Juan 3:16; 1 Juan 2:2).'
(The Remonstrance, Artículo 2)Aplicación de la expiación
Por el poder del Espíritu Santo de acuerdo a la voluntad de Dios.
Por el poder del Espíritu Santo en respuesta a la voluntad del pecador.
Ordo salutisElección, predestinación, unión con Cristo, llamamiento, regeneración, fe, arrepentimiento, justificación, santificación y glorificación.
Llamamiento, fe, arrepentimiento, regeneración, justificación, perseverancia y glorificación.
Perseverancia
Los escogidos perseveran hasta el fin por la gracia de Dios.
'Dios, que es rico en misericordia, obrando de conformidad con el propósito de la elección, no aparta totalmente el Espíritu Santo de los suyos, incluso en las caídas más lamentables, ni los deja recaer hasta el punto de que pierdan la gracia de la aceptación y el estado de justificación, o que pequen para muerte o contra el Espíritu Santo y se precipiten a sí mismos en la condenación eterna al ser totalmente abandonados por Él.'
(Cánones de Dort, Capítulo 5)
La perseverancia depende de la obediencia.
'Aunque la gracia es suficiente y abundante para preservar al fiel a través de todas sus pruebas y tentaciones a lo largo de la vida, no se prueba por las Escrituras que la gracia, una vez dada, no pueda perderse.'
(The Remonstrance, Artículo 5)© No se permite la reproducción o copia de este material sin la autorización expresa del autor. Es propiedad de Iglesia Evangélica Pueblo NuevoIglesia Evangélica Pueblo Nuevo c/ Villacarlos, 14 28032 - Madrid