Las fiestas solemnes II

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Continuación del estudio de las fiestas solemnes

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Las fiestas solemnes (levítico 23)

Hemos visto las cosas santas (El tabernáculo, los utensilios y las vestiduras. Las personas santas (El pueblo y los sacerdotes), los lugares santos (El Sinaí, la zarza ardiente).
Ahora continuamos estudiando que Dios también estableció tiempos sagrados.
Hemos visto el día de reposo y 3 de de estas fiestas.
El día de reposo (Dios da descanso).
La fiesta de la Pascua (Dios liberta)
La fiesta de los panes sin levadura (Dios alimenta)
La fiesta de las primicias (Dios reclama)
Ahora continuaremos con las 4 restantes de un total de 7 fiestas anuales.

Fiesta de las semanas (Pentecostés): Dios provee

Levítico 23:15–21 Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo,* desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. 16 Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo* contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. 17 De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. 18 Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. 19 Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz. 20 Y el sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote. 21 Y convocaréis en este mismo día santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis; estatuto perpetuo en dondequiera que habitéis por vuestras generaciones.
Desde la fiesta de las primicias se contaban siete semana y al primer día de la octava semana se celebraba la fiesta de las semanas conocida también como pentecostés. Este año se celebra del 16 al 18 de mayo.
Era una fiesta de agradecimiento por el final de las cosechas,
Ofrecían dos panes con levadura, símbolo de la futura unión de Israel y los gentiles por medio del sacrificio de Cristo.
Esta era una fiesta de agradecimiento por la provisión de Dios. También recordaba a Israel la entrega de la ley en el Sinaí 50 días después de su salida de Egipto.
Para la iglesia simboliza el inicio de la Iglesia con el derramamiento del Espíritu Santo en el aposento alto. 50 días después de la resurrección de Cristo vino El Espíritu Santo. “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 2:1–4
Fue en el día de pentecostés que hubo una cosecha de 3000 almas por el mensaje de Pedro.

Fiesta de las trompetas: Dios recuerda

Levítico 23:23–25 23 habló Jehová a Moisés, diciendo: 24 Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. 25 Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
4 meses después de pentecostés, se celebra la fiesta de las trompetas. Este año se celebra del 6 al 8 de septiembre.
La trompeta o Shofar, se sonaban para convocar al pueblo, durante todo el día debía escucharse el sonido. Esta era la convocación previa al día de la expiación, era un llamado al arrepentimiento.
Para la iglesia simboliza la proclamación del evangelio, el llamado al arrepentimiento: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado Isaías 58:1”.
También nos recuerda la final trompeta, cuando el Señor llamará a su amada iglesia: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 1 Tesalonicenses 4:16

Día de la expiación: Dios perdona

Levítico 23:26–28 26 También habló Jehová a Moisés, diciendo: 27 A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. 28 Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
Este era un día de humillación y ayuno, donde el sacerdote ofrecía sacrificios para el perdón de los pecados del pueblo. (lo vimos en levítico 16)
Más que día de celebración era un día de lamento, pero indispensable para la santidad.
Este año se celebra entre el 15 y 16 de septiembre.
Los Israelitas confesaban sus pecados. La confesión constituye siempre el primer paso hacia la justificación. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9
Solamente el sumo sacerdote podía entrar al lugar santísimo para ofrecer la sangre del sacrificio para el perdón de pecados.
Ahora Cristo se presentó una vez y para siempre para limpiar los pecados de toda la humanidad en todos los tiempos, abriendo el camino hacia el Padre sin necesidad de un sacerdote intercesor.

Fiesta de los tabernáculos: Dios recuerda

Levítico 23:39–42 39 Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo. 40 Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días. 41 Y le haréis fiesta a Jehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis. 42 En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos.
4 días después del día de la expiación, celebraban la fiesta de los tabernáculos. Durante 7 días debía habitar en tiendas, no debían trabajar y debían ofrecer sacrificios a Dios. Este año se celebra del 20 al 27 de septiembre.
Esto les recordaba su peregrinaje en el desierto durante 40 años por su desobediencia.
Debía hacerles recapacitar que Dios proveyó para sus necesidades en ese tiempo, para que no se enorgullecieran por su éxito. Deuteronomio 29:5 Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.
También les recordaba que durante ese tiempo Dios moraba con ellos.
Esta fiesta recuerda la provisión de Dios, es en esta fiesta cuando Jesús exclamó estas palabras: Juan 7:37–38 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
Para la iglesia la fiesta de los tabernáculos simboliza que somos peregrinos y extranjeros en esta tierra, y mientras estemos en este peregrinaje, Cristo es nuestro sustentador.

Conclusión

Las fiestas instituidas por Dios en resumen eran recordatorios de la misericordia de Dios, agradecimiento por las bendiciones y llamado al arrepentimiento.
Hoy día no estamos sujetos a celebrar estas fiestas, pero si debemos mantener el espíritu de estas fiestas.
La única fiesta que celebramos recordando el sacrificio de Cristo es la Santa Cena, es un tiempo de reflexión, arrepentimiento, gratitud y comunión con Cristo.
Aprendamos a traer nuestras ofrendas con gratitud reconociendo las bendiciones de Dios.
Recordemos que un día sonara la final trompeta, convocando a los santos a reunirse con Cristo en las nubes, esa es la esperanza que trae gozo y paz.
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