Salvación- Regeneración
Salvación- Regeneración
1 El poder divino en la vida del creyente 2 Pedro 1:3
Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,
2 Las promesas divinas para el creyente 2 Pedro 1:4
4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
Las promesas de las cuales Pedro había escrito con anterioridad se relacionan con la herencia del cristiano (1 P. 1:3–5) y el regreso de Cristo (1 P. 1:9, 13).
3 El propósito de la naturaleza divina en el creyente. 2 Pedro 1:5-11.
5vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 10Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 11Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
En 2 Pedro 1:3–4, el apóstol hace uso del vocabulario gráfico que usaban los falsos maestros, precisamente contra quienes les advertía. La redacción que usa aquí tuvo que haber llamado la atención de sus lectores porque empleó algunas palabras provenientes del mundo pagano y filosófico dándoles un significado cristiano: “piedad” (eusebeia), “excelencia” (aretē), “naturaleza” (fysis), y “corrupción” (fthoras).
En este párrafo tan exquisito, Pedro hace la orquestación de una sinfonía de gracia. Dirige a los creyentes a agregar a la melodía básica de la fe, la armonía de siete virtudes cristianas que enumera sin explicación o descripción. El cristiano carnal padece de miopía espiritual (v. 9) pero el cristiano maduro es eficaz y productivo (v. 8) porque conoce al Señor Jesucristo y aplica los principios bíblicos a la vida cotidiana.