Acumular fue su muerte.
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· 25 viewsEl descontento y la codicia del pueblo los llevó a la tumba.
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Leer Num 11:1-15
El Señor había dado pruebas suficiente de Su cuidado para Israel. Había escuchado su clamor por libertad y les envió a Moisés. Los había sacado con Su poder y los había guardado de la muerte del primogénito. Los había sacado con oro y plata y los protegió del ejército de Faraón. Pero el pueblo tenía un problema serio, un problema común a muchos cristianos: falta de contentamiento.
No sabían que ese problema, a la larga, los llevaría a la muerte.
Falta de contentamiento.
Falta de contentamiento.
El apóstol Pablo escribió a los Filipenses para darles gracias por la ofrenda que le habían enviado, diciendo:
Me alegré grandemente en el Señor de que ya al fin han reavivado su cuidado para conmigo. En verdad, antes se preocupaban, pero les faltaba la oportunidad. No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
El problema del pueblo que salió de Egipto fue que no aprendieron ese secreto de la vida. Estaban descontentos con Dios.
“Y el pueblo comenzó a quejarse en la adversidad a oídos del Señor; y cuando Dios lo oyó, se encendió su ira, y el fuego del señor ardió entre ellos y consumió un extremo del campamento.” Num 11:1
¡Se quejaron porque estaban descontentos!
¿De dónde viene el descontento?
Proviene de no apreciar lo que tenemos.
Proviene de no apreciar lo que tenemos.
La falta de contentamiento viene cuando no apreciamos lo que tenemos y nos enfocamos en lo que no tenemos.
La travesía por el desierto no era una vacación ni un lecho de rosas, pero no se podía comparar con la esclavitud, maltrato, y discriminación que recibían en Egipto.
Desde que salieron de Egipto, Dios les había provisto lo necesario: sombra durante el día, calor y luz durante la noche, y pan y agua cada día. ¡Pero no lo apreciaron!
Si tienes trabajo, te quejas de que tienes que ir a trabajar; si tienes que comer, te quejas de que no te gusta. Si estás enfermo, aprecia que no estás muerto. Si tienes un carro, te olvidas que otros viajan en autobus. Si los hijos te dan problemas, recuerda que otros tienen problemas para tener hijos.
Aprecia lo que Dios te da o permite que te suceda.
Proviene de enfocarse en lo que otros tienen.
Proviene de enfocarse en lo que otros tienen.
¡Allí yace gran parte del problema! Casi siempre nos comparamos con el que tiene más que nosotros...
SI nos compararamos con el que tiene menos, viviríamos agradecidos por lo que Dios nos ha dado.
¿Sabías que en 28 países la gente vive con menos de $1000 al año? ¿Que el ingreso promedio anual en el mundo es $9733?
¿Que en USA en ingreso promedio anual es $42,238 para mujeres y $52,000 para hombres?
¿Y que el salario mínimo anual en CA es $29,120? Eso es tres veces el promedio mundial. ¿Cómo puedes estar descontento?
El pueblo se enfocaba en lo que tenían los egipcios, sus antiguos amos.
Quejarse de lo que Dios da.
Quejarse de lo que Dios da.
Ese pueblo desagradecido estaba diciendo, “¡Tan bien que comíamos en Egipto! Teníamos pescado, pepinos, melones, puerros, cebollas, y ajos...
“pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná.” Num 11:6
Quejarte no te permite ver bien las cosas.
Quejarte no te permite ver bien las cosas.
El descontento ciega a las personas, no les deja ver con claridad.
Observa lo que dicen en el v. 5:
“comíamos gratis en Egipto.” Num 11:5
¿Gratis? ¡Nada es gratis en este mundo! ¡Ni siquiera la salvación. Cristo tuvo que pagar por ella!
Estaban tan cegados como algunos que se quejan de la iglesia porque se les pide dinero; y como muchos que se quejan de este país y demandan: ¡queremos estudios universitarios gratis!
¿Y quien le pagará a los profesores, y los edificios, y los equipos?
¡Queremos que se perdone la deuda de los estudiantes! Si no solo es cuestión de borrarla del papel, es pasársela a los contribuyentes.
Ese pescado y esas otras cosas no eran gratis, ellos mismos las pagaban con el sudor de su esclavitud.
La multitud no veía el constante cuidado y la constante provisión de Dios. Cada mañana, al levantarse, encontraban que Dios había enviado el pan para el día.
“Cuando el rocío caía en el campamento por la noche, con él caía el maná.” Num 11:9
Quejarte te hace llorar innecesariamente.
Quejarte te hace llorar innecesariamente.
“Y Moisés oyó llorar al pueblo, por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira del Señor se encendió en gran manera, y a Moisés no le agradó.” Num 11:10
El verso 1 dice que, ante las primeras quejas, la ira del Señor se encendió; pero, en este momento, Su ira fue mayor: “se encendió en gran manera,”
¡Ya era el colmo de la ingratitud!
Dios entiende que llores debido a dolor o tristeza. Pero si se encendió Su ira era porque no tenían razón válida para llorar. ¡Lloraban por lo que no tenían!
Estaban teniendo su fiesta de lástima (Pity party): “¡pobrecito yo!”, “¿Por que a nosotros?”
“Y a Moisés no le agradó.”
El hombre de Dios estaba frustrado, agravado, y decepcionado debido a las constantes demandas de ese pueblo desagradecido que nunca estaba contento.
El clamor de ellos era “Ya no queremos maná, queremos carne.”
¿No te parece curioso que, cuando mencionaron lo que tenían en Egipto, no mencionaron carne?
Su problema no solamente consistió de descontento y queja sino también de querer acaparar.
Querer acaparar.
Querer acaparar.
Moisés se quejó de la carga que era ese pueblo y Dios le dio 70 hombres para que llevaran la carga con él para que no la llevara solo. La queja de Moisés era válida y Dios respondió positivamente.
Aplicación: no es beneficioso para el pueblo que toda la carga la lleve el pastor...
El poder de Dios para darte no es limitado.
El poder de Dios para darte no es limitado.
En cuanto al lloriqueo del pueblo, -Dios le instruyó:
»Y dile al pueblo: “Conságrense para mañana, y comerán carne, pues han llorado a oídos del Señor, diciendo: ‘¡Quién nos diera de comer carne! Porque nos iba mejor en Egipto.’ El Señor, pues, les dará carne y comerán. ”No comerán un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, sino todo un mes, hasta que les salga por las narices y les sea aborrecible, porque han rechazado al Señor, que está entre ustedes, y han llorado delante de Él, diciendo: ‘¿Por qué salimos de Egipto?’ ”».
En ese momento, Moisés olvidó el poder de Dios y preguntó:
»¿Sería suficiente degollar para ellos las ovejas y los bueyes? ¿O sería suficiente juntar para ellos todos los peces del mar?».
¿Cuál fue la respuesta del Señor?
Y el Señor dijo a Moisés: «¿Está limitado el poder del Señor? Ahora verás si Mi palabra se te cumple o no».
Si Dios no les había dado más, no era porque no tuviera el poder para hacerlo sino porque no estaban listos para recibir más. Aplicación...
Dios te da para disfrutarlo, no acumularlo.
Dios te da para disfrutarlo, no acumularlo.
¿Querían carne? ¡Allí les va la carne!
Y salió de parte del Señor un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer junto al campamento, como un día de camino de este lado, y un día de camino del otro lado, por todo alrededor del campamento, y como 2 codos (90 centímetros) de espesor sobre la superficie de la tierra.
La acumulación (hoarding: almacenamiento excesivo) ha sido la caída de muchos. Uno de ellos fue el rico tonto de Lucas 12. A aquellos hermanos que se peleaban por la herencia, Jesús les dijo:
También les dijo: «Estén atentos y cuídense de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes».
y les refirió la parábola del rico tonto...
Entonces les contó una parábola: «La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. »Y él pensaba dentro de sí: “¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?”. »Entonces dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. ”Y diré a mi alma: alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete”. »Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?”.
Los israelitas, cuando vieron tanta codorniz, no pudieron resistir la tentación de acumular. “Se alagartaron”, dice el dicho. ¡Quisieron acumular!
El que menos recogió, recogió diez homeres (aprox. 4000 libras o 2 ton).
¿Que familia podría comer tanta cantidad? ¿O guardarla sin que se echara a perder? Si vivieras en Alaska, talvez podrías congelarla, ¿pero en el desierto? Así como el rico tonto, no pensaron en las severas consecuencias de sus acciones.
Pero mientras la carne estaba aún entre sus dientes, antes que la masticaran, la ira del Señor se encendió contra el pueblo, y el Señor hirió al pueblo con una plaga muy mala. Por eso llamaron a aquel lugar Kibrot Hataava, porque allí sepultaron a los que habían sido codiciosos.
¡Esa fue su muerte! Hasta allí llegaron. Se quedaron en Kibrot-hataava: tumbas de codicia. (En Griego: tumbas del deseo)
Aprende a ser agradecido, a estar contento con lo que Dios te da, no te quejes por lo que no tienes, aprecia lo que tienes, y no seas acumulador y codicioso. Se sabio y no esperes a que te llegue tu Kibrot Hataava y Dios te quite todo lo que te ha dado.