El camino al éxito.

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Tres instrucciones para tener éxito.

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La mayoría de personas desean ser exitosas. Ese deseo es parte de la naturaleza humana. Buscan afanadamente el éxito y la prosperidad, pero éstas, como un habilidoso fugitivo, eluden constantemente a quienes las buscan.
Escuchamos propuestas de negocios que nos dicen “si tu entras en este negocio, prosperarás” o “ésta es la fórmula para el éxito”.
Otros, tergiversando la Palabra de Dios, te predican la “Teología de la Prosperidad”. “Dios te quiere hacer rico” -es su propuesta. Pero eso es totalmente contradictorio a las palabras de Jesús cuando dijo “a los pobres siempre los tendréis”.
¿Es posible ser exitoso? ¡Por supuesto que sí!
¿Hay alguna fórmula? ¡Claro que la hay! Pero no proviene de ninguna empresa o negocio, ni de mente humana.
¿Hay algún camino? Y si lo hay, ¿Cuál es el camino al éxito?
El camino al éxito está marcado claramente en el Salmo 1. Si lo sigues cuidadosamente, llegarás al éxito y la prosperidad. Ese camino está marcado con tres rótulos importantes.
Al comienzo del camino, encuentras el primer rótulo:

Evita las malas amistades.

“¡Cuán bienvanturado (dichoso, feliz, bendecido) es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores.” 1

Las malas amistades te arruinarán.

Friends can make you or break you”, dice el refrán en inglés.
En gran manera, tú eres un reflejo de tus amigos. El borracho se junta con borrachos, el adicto con adictos, el estudioso con estudios, el recto con los rectos.
Dime con quién andas, y te diré quién eres.
Las malas amistades te destruyen con su influencia. Si piensas en tu vida antes de conocer a Cristo, ¿quién te dio o te incitó a tu primera cerveza? ¿Con quién te fumaste tu primer toque? ¡Estoy casi seguro que con tus amigos!
Por eso la advertencia del sabio es:
Proverbs 1:8–16 NBLA
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre Y no abandones la enseñanza de tu madre; Porque son guirnalda de gracia para tu cabeza, Y collares para tu cuello. Hijo mío, si los pecadores te quieren seducir, No consientas. Si dicen: «Ven con nosotros, Pongámonos al acecho para derramar sangre, Sin causa asechemos al inocente, Devorémoslos vivos como el Seol, Enteros, como los que descienden al abismo; Hallaremos toda clase de preciadas riquezas, Llenaremos nuestras casas de botín; Echa tu suerte con nosotros, Todos tendremos una bolsa», Hijo mío, no andes en el camino con ellos. Aparta tu pie de su senda, Porque sus pies corren hacia el mal, Y se apresuran a derramar sangre.

Las malas amistades te traerán dolor.

“no se sostendrán los impíos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos…el camino de los impíos perecerá.” 5-6
Conozco personas que están en la cárcel debido a la influencia de sus amigos, personas que murieron por andar con malos amigos, y personas que no pueden dejar el vicio debido a las personas con las que se juntan.
Escoge amigos que te edifiquen, que te corrijan, que te ayuden a caminar con Dios (no los que te alejen de Dios), que te levanten cuando caes, y que te traigan alegrías, no pesares.
Carnegie, el famoso multimillonario del pasado, decía que su éxito se lo debía a los hombres de los cuales se rodeaba:
Here lies one who knew how to get around him men who were cleverer than himself
Las malas amistades te desviarán del camino
Proverbs 2:7 NBLA
Él reserva la prosperidad para los rectos Y es escudo para los que andan en integridad,
El segundo rótulo dice:

Deléitate en la Palabra.

en la ley del Señor está su deleite,” 2a
El deleite en la Palabra es un tema constante en los Salmos. En el Sal 112 encontramos palabras similares:
Psalm 112:1–3 NBLA
¡Aleluya! Cuán bienaventurado es el hombre que teme al Señor, Que mucho se deleita en Sus mandamientos. Poderosa en la tierra será su descendencia; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, Y su justicia permanece para siempre.

La Palabra debe ser tu libro favorito.

Aunque la palabra Hebrea חֵפֶץ (ḥēpeṣ) ha sido traducida como “deleite o placer”, el significado básico, de acuerdo al Vocabulario Teológico del AT, es: sentir un gran favor hacia algo. “Tener como favorito”, sería dicho de otro modo.
Asi como para el niño que sueña con encontrar un tesoro, el libro “La Isla del Tesoro” seguramente es uno de sus favoritos, para el creyente, el libro favorito debería ser la Biblia.
A pesar de que la he leído completa tantas veces, no dejo de encontrar en ella perlas de sabiduría, gemas de inspiración, y diamantes de luz que iluminan mi entendimiento en este mundo de tinieblas.
Como dijo el salmista:
Psalm 119:105 NBLA
Lámpara es a mis pies Tu palabra, Y luz para mi camino.
y el proverbista:
Proverbs 6:23 NBLA
Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza luz, Y camino de vida las reprensiones de la instrucción,

La Palabra te indica el camino al éxito.

El problema del hombre en cuanto al éxito radica en ignorar o hacer a un lado las instrucciones de aquel que es el único que puede hacerte exitoso.
Queremos éxito, pero estamos dispuestos a pasar más tiempo en el periódico on en la TV que en la Biblia.
Pon atención a estas palabras y subraya los “para que” que encuentres:
Deuteronomy 6:1–9 NBLA
»Estos, pues, son los mandamientos, los estatutos y los decretos que el Señor su Dios me ha mandado que les enseñe, para que los cumplan en la tierra que van a poseer, para que temas al Señor tu Dios, guardando todos Sus estatutos y Sus mandamientos que yo te ordeno, tú y tus hijos y tus nietos, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. »Escucha, pues, oh Israel, y cuida de hacerlo, para que te vaya bien y te multipliques en gran manera, en una tierra que mana leche y miel, tal como el Señor, el Dios de tus padres, te ha prometido. »Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. »Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. »Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. »Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. »Las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. »Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.
Si esas cuatro cosas que subrayaste no son el éxito, entonces ¡no sé a que le llamas éxito!
La palabra de Dios es el mapa para llegar a ese tesoro llamado éxito. Sus instrucciones son las flechas en el camino que señalan la dirección correcta.
La promesa de prosperidad también estaba incluida:
Deuteronomy 7:12–13 NBLA
»Entonces sucederá, que porque escuchas estos decretos y los guardas y los cumples, el Señor tu Dios guardará Su pacto contigo y Su misericordia que juró a tus padres. »Te amará, te bendecirá y te multiplicará; también bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu cereal, tu vino nuevo, tu aceite, el aumento de tu ganado y las crías de tu rebaño en la tierra que Él juró a tus padres que te daría.
El pueblo no hizo como el Señor les instruyó. Cuando estaban por ir de nuevo a cautividad, esta vez en Babilonia, Dios, por medio de Jeremías, les hizo ver la razón de su fracaso:
Jeremiah 6:10 NBLA
¿A quiénes hablaré y advertiré, para que oigan? Sus oídos están cerrados, Y no pueden escuchar. La palabra del Señor les es oprobio; No se deleitan en ella.

Medita en la Palabra.

Y en su ley medita de día y de noche” 2b
El salmo promete una vida duradera (“como árbol plantado junto a corrientes de agua”) o siempre verde, promete una vida fructifera (“da su fruto a su tiempo”), y una vida de éxito (“en todo lo que hace, prospera”).
Una promesa similar, condicionada al deleite en la Palabra, la meditación en ella, y obediencia a la Palabra, fue dada a Josué cuando se le encargó el liderazgo para que entrara al pueblo a la Tierra Prometida:
Joshua 1:7–8 NBLA
»Solamente sé fuerte y muy valiente. Cuídate de cumplir toda la ley que Moisés Mi siervo te mandó. No te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. »Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.
Meditar es pensar una y otra vez sobre algo positivo. Es como el rumiar de algunos animales: se comen el pasto y más tarde lo regresan de la panza a la boca para seguir sacándole más jugo o nutrientes.
El tiempo de rumiación es variable, dependiendo del tipo de alimento que ha consumido el animal, por lo general, cada rumiación demora aproximadamente 30 minutos, en este lapso llega a masticar de 40 a 80 veces el bolo alimenticio, la rumia se repite 10 a 15 veces al día, en cada descanso que tiene entre comidas.
¡Somos lo que pensamos! ¡Rumiemos la Palabra!
Evita las malas amistades, deléitate en la Palabra, y medita en ella y tendrás éxito.
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