SOMOS HIJOS DE DIOS
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Introducción:
Introducción:
¿Te imaginas ser de la casta real? ¿Te imaginas ser un príncipe o una princesa? ¿Qué por tus venas corra ADN de la corona?
Eso sería un sueño, que muchos desearían que fuera real en sus vidas.
Ahora, ser príncipe o princesa trae consigo muchos beneficios, pero al mismo tiempo muchas implicancias.
Aparte de los beneficios de las riquezas o una vida muy bien acomodada, las implicancias que trae consigo como sucesor al trono, es que el príncipe tiene un estándar moral, un estándar de carácter al cual debe de igualar o sobre pasar. Y ese estándar lo define el rey.
Transición:
Transición:
Como que la vida cristiana no es muy distinta a esta realidad, tú juegas un papel de príncipe o princesa en la vida cristiana y Dios es el Rey de reyes.
- No piensen que voy a basar la enseñanza en esta escena, solo es una ilustración de lo que iremos viendo.
1 Jn. 3:1 - 3
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
En tu vida cristiana, tú tienes beneficios. Y es que algún día disfrutaras de las riquezas celestiales y sobre todo de la gloria de Dios.
Pero también hay implicancias:
- Como coherederos del Reino de los Cielos, tienes un estándar de carácter moral que debes de cumplir o al menos buscar ello insaciablemente. Tienes que buscar la pureza, así como Él es puro.
La razón: El amor de Dios
La razón: El amor de Dios
Hay una causa o razón, del porque ahora somos llamados hijos de Dios y gozamos de ese título privilegiado.
v. 1
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;
Si ahora tu y yo tenemos el privilegio de ser llamados hijos de Dios, es porque Dios en su amor, lo quiso así y Dios mismo proveyó un medio, para que ahora, podamos ser llamados hijos de Dios.
Ro. 5:10
Siendo enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.
Por su Hijo (con mayúscula), es que ahora nosotros podemos ser hijos.
El Hijo de Dios tuvo que hacerse hombre, para que los hombres pudieran ser hijos de Dios.
Ro. 5:10
Siendo enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.
Éramos enemigos de Dios y pasamos a ser hijos.
Es por eso que Juan comienza diciendo con gran asombro: “Mirad cual amor”
Y Juan dice: Mirad cual amor. No, con cuanto amor. Mirad cual amor.
Porque el amor que Dios nos mostró y nos muestra, es un amor muy diferente al que yo pudiera mostrar o me pudieran demostrar.
Es un tipo de amor muy extraño al hombre, que lleva a personas de enemigos de Dios, a ser hijos de Dios.
Es un tipo de amor tan ajeno a nosotros, que tampoco entendemos la inmensidad de este amor.
¡Oh! Joven, señorita. Que, en esta noche, Dios te conceda entender ese inmenso amor que Él tuvo y tiene por ti y por mí.
Ro. 5:8
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Jn. 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
La misión de Cristo, fue entregar su vida a favor de pecadores como tú y como yo. Pero la misión de Cristo fue motivada, por el amor supremo de Dios por cada uno de nosotros.
Cuando nosotros realizamos un contraste entre lo que dice 1 Jn. 3:1 Mirad cual amor nos ha dado el Padre… y lo que dice Jn. 3:16 Porque de tal manera amó Dios…
Y siendo Juan el mismo autor en ambos libros, él quiere que nosotros entendamos lo diferente, intenso y grandioso que es ese amor de Dios, por nosotros.
La clave:
La clave:
Juan 1:12 nos da la clave para ser hijos de Dios.
Jn. 1:12
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
El medio de Salvación que Dios ha provisto es su unigénito Hijo, Cristo (Él es el Ungido de Dios con mayúscula).
Y cuando tú pones tu fe en Cristo, tienes el título, la potestad y la autoridad de ser hecho hijo de Dios, de ser llamado hijo de Dios.
Y tú tienes que entender, que detrás de ese título de privilegio, de ser llamado hijo de Dios; hay un inmenso amor, de parte de Dios, que ha sido demostrado con precio de sangre, la preciosa sangre de Cristo.
Hay una línea marcada, con el inmenso amor de Dios, por nosotros. Ese amor de Dios fue expresado en palabras y en deseo, desde antes de la fundación del mundo.
En otras palabras; ya éramos amados por Dios en la eternidad pasada. Mas solo eran deseos y palabras de parte de Dios, no había hechos.
Pero esta línea de amor de Dios, continuaba y llegó a ser demostrado con hechos.
- Y por amor, es que Dios envía a su Hijo a morir en una Cruz, por pecadores, por sus enemigos.
- Movido por el amor de Dios, es que Cristo tuvo una vida perfecta.
- Movido por el amor de Dios, es que Cristo llegó a los 30 años y comenzó su ministerio, mostrándose a sí mismo como el camino, la verdad y la vida.
o El único camino a la salvación.
o El único camino a ser llamados hijos de Dios.
- Por amor, es que Cristo puso el rostro y recibió bofetadas.
- Por amor, es que Cristo recibió los golpes.
- Por amor, es que Cristo puso el gozo delante de Él, de lo que significaría su sacrificio para ti y para mí. Y por amor decidió resistir el oprobio.
- Movido por amor, es que Cristo decidió beber toda la ira de Dios. La ira que debía de ser derramada en nosotros, para condenación eterna.
Y esa línea de amor continúa hasta el día de hoy.
Dios sigue mostrando su amor cada vez que:
- Salva un pecador, y lo trae de la muerte espiritual a la vida.
- De la oscuridad a la luz.
- De la vanidad a la libertad.
- De la iniquidad a la santidad.
- De la condenación a la absolución.
- De la corrupción a la glorificación.
- Y de ser esclavos a ser hijos.
Dios sigue mostrando su amor.
- Cada vez que caes en infidelidad, el permanece fiel.
- Cada vez que pecas y pides perdón, te da de su perdón de amor.
- Y sí te alejado y hoy dices: Ya no más. Y vuelves arrepentido como aquel hijo prodigo, Él te recibe como aquel padre amoroso.
- Porque el amor de Dios es así.
- Y cuando nadie más este, Él estará.
Esa línea de amor que Dios trazó desde la eternidad pasada, continúa y continuará.
Y es por ese amor tan peculiar de parte de Dios, que tú y yo venimos a ser hijos de Dios. Es ahí donde descansa nuestra identidad.
Tu identidad en Cristo. Tu identidad en el amor de Dios, predicado desde una Cruz.
- No importa lo que tu hagas por Dios, es mejor saber quién soy yo delante de Dios.
- No importa cuán activista eres delante de Dios, es mejor saber quien soy yo para Dios. ¿Soy su hijo? ¿Soy yo hijo de Dios?
Ilustración:
Un niño que se comporta bien conmigo, llamándome padre.
- A la final, no por lo que haga llega a ser mi hijo.
Aunque yo me porte mal delante de mis padres, sigo siendo su hijo.
- Con eso no quiero decir que pueden portarse mal con Dios.
Porque ser hijo de Dios, no descansa sobre la base de mis méritos, sino en los méritos de Cristo. Lo que Cristo ya hizo a mi favor.
Cuatro implicancias:
Cuatro implicancias:
Hay 4 implicaciones por ser hijos de Dios:
1. Decir que somos hijos de Dios, significa que Dios es nuestros Padre:
(Wau Marlon, que descubrimiento)
o Muchas veces pensando en que Dios es nuestro Padre, lo volvemos tan trivial, que nos olvidamos que es algo tan asombroso.
§ Imagínate llamar Padre, al creador del universo.
§ Imagínate llamar Padre, al que es Santo Santo Santo.
§ Imagínate llamar Padre, a la persona en quien todos los reyes de la tierra se rendirán.
§ Los que tiene un mal padre terrenal, pueden gozar de un buen Padre celestial.
2. Un hijo se parece a su Padre:
o Color
o Nariz
o Habla
o Comportamiento
1 Jn. 2:29
Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.
3. Un hijo nace de su padre:
Jn. 1:12
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Dios es quien engendra a sus hijos. Un ser humano por si solo no puede buscar a Dios, porque no es voluntad de carne, ni de varón, es de Dios.
4. Somos hijos de Dios, por lo tanto, somos hermanos de Cristo Jesús.
Él es el primogénito, es el unigénito.
Él es el Hijo verdadero, nosotros somos hijos adoptivos.
Ro. 8:17
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo,…
No todos somos hijos de Dios:
Hay una salvedad que hacer aquí, y es que no todos somos hijos de Dios.
Todos somos creación de Dios, pero no todos en este mundo somos hijos de Dios.
Jn. 1:12
…a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Solamente los que han creído en Cristo como Señor y Salvador vienen a ser hijos de Dios. Por haber creído en ese amor demostrado desde una Cruz.
Y como no todos somos hijos de Dios, somos los raros entre la sociedad.
Somos los que estamos nadando a contracorriente. Somos los extraños, somos el patito feo en la historia de la humanidad.
1 Jn. 3:1
…por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
Ilustración:
Si tu vas a un lugar donde no conocen a tu papá, ahí nadie te dirá: Ey, no eres igualito a tu padre.
- Este mundo no conoce a Dios, es por eso que no entienden nuestra manera de vivir.
- Este mundo ha dado la espalda a Dios, es por eso que también dará la espalda a sus hijos.
- Este mundo odia a Dios, porque sus acciones lo dicen, ellos tienen el puño levantado contra Dios, y no creas que a sus hijos tratarán de forma diferente.
Pero esto es algo que no tuviera que afectarte. Tú tienes una identidad en Cristo.
Seremos como Él:
Seremos como Él:
1 Jn. 3:2
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
Nuestra salvación en Cristo aún no es completa, porque esperamos esa manifestación de parte de Dios en nosotros, en como hemos de ser cuando el regrese.
Ahora que somos hijos, estamos siendo transformados por Dios a través de su Espíritu.
Es por eso que el hijo de Dios:
- Odia el pecado.
- Ama leer y escuchar Su Palabra.
- Busca la santidad.
- Anhela pasar tiempo de oración.
- Se deprime cuando no pasa tiempo con Dios.
Pero esperamos la manifestación gloriosa de nuestro Señor Jesucristo.
Donde su obra de Salvación será completa en nosotros. Y nosotros tendremos un cuerpo glorificado. Porque Cristo no solo ha redimido nuestras almas, sino también nuestros cuerpos físicos.
- Tú y yo no seremos idénticos a Él, pero si semejantes.
- Tú y yo no seremos divinos, pero si gloriosos.
Y esto sucederá cuando le veamos.
¿Cómo será verle? ¿Te ha pasado que te has quedado maravillado viendo algo? ¿Qué no quieres ni parpadear?
Quizás te quedaste mirando:
- El atardecer
- Los ojos del chico que te gusta
- El rostro de la señorita por la cual oras
- La sonrisa hermosa de un bebé
Y mira que eso es solo observando la creación. ¿Imagínate mirar a Su Creador?
La esperanza:
La esperanza:
¿Tienes la esperanza de verlo cara cara? ¿Con tus propios ojos?
Esos ojos que ahora no pueden ni resistir ver el sol por mucho tiempo, pero cuando estemos con él podrás ver toda esa luz que irradia su presencia.
1 Jn. 3:3
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
Si esta es tu esperanza ¿Cómo vas a vivir tu vida mientras esperas a Cristo?
- Busca caminar en Luz, porque Él es Luz.
- Busca caminar en santidad, porque Él es Santo.
- Busca caminar amando, porque Él es amor.
- Empieza a vivir acá de la manera que vivirás allá en el cielo.