CONECTADOS - ¿De quién es la culpa?

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INTRO:

Comentar situaciones de ejemplo...
Preguntar si cuesta reconocer que te equivocaste.
Entrando en el tema:
Génesis 3:8–13 NVI
Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: —¿Dónde estás? El hombre contestó: —Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí. —¿Y quién te ha dicho que estás desnudo?—le preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer? Él respondió: —La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí. Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer: —¿Qué es lo que has hecho? —La serpiente me engañó, y comí—contestó ella.
Romanos 5:12 NVI
Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.
De quien es la culpa, del diablo, de Eva, de Adan o de Dios…?!
TODOS PECARON...
Echar culpas no sirve…!
Levítico 5:17 NVI
»Si alguien peca inadvertidamente e incurre en algo que los mandamientos del Señor prohíben, es culpable y sufrirá las consecuencias de su pecado.
Romanos 3:10–12 NVI
Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!»
No sirve hacer cargo a los demás de lo que me está pasando, sólo estoy perdiendo el tiempo.
Ezequiel 18:1–4 NVI
El Señor me dirigió la palabra: «¿A qué viene tanta repetición de este proverbio tan conocido en Israel: “Los padres comieron uvas agrias, y a los hijos se les destemplaron los dientes?” Yo, el Señor omnipotente, juro por mí mismo que jamás se volverá a repetir este proverbio en Israel. La persona que peque morirá. Sepan que todas las vidas me pertenecen, tanto la del padre como la del hijo.
CADA UNO ES RESPONSABLE Y TENDRÁ QUE RESPONDER ANTE DIOS…!
Romanos 14:12 NVI
Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios.
2 Corintios 5:10 NVI
Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.
Mateo 25:24–25 NVI
»Después llegó el que había recibido sólo mil monedas. “Señor—explicó—, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo.”
LO MEJOR ES RECONOCER NUESTRA PARTE.
Salmo 51:3–5 NVI
Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, sólo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable. Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.
Proverbios 28:13 NVI
Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.
Génesis 42:21 NVI
pero se decían unos a otros: —Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano. Aunque vimos su angustia cuando nos suplicaba que le tuviéramos compasión, no le hicimos caso. Por eso ahora nos vemos en aprietos.
HACERNOS CARGO Y CONFESAR
Salmo 32:1–4 NVI
Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí. Selah
Génesis 50:19–21 NTV
Pero José les respondió: —No me tengan miedo. ¿Acaso soy Dios para castigarlos? Ustedes se propusieron hacerme mal, pero Dios dispuso todo para bien. Él me puso en este cargo para que yo pudiera salvar la vida de muchas personas. No, no tengan miedo. Yo seguiré cuidando de ustedes y de sus hijos. Así que hablándoles con ternura y bondad, los reconfortó.
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