RESTAURANDO EL ALTAR FAMILIAR
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RESTAURANDO EL ALTAR FAMILIAR
¡La mejor versión de tu familia
¡La mejor versión de tu familia
se encuentra en la voluntad de Dios!
Nuestros planes para alcanzar el éxito, la felicidad y la armonía familiar son loables y merecen nuestro mejor esfuerzo.
Sin embargo, ¡nuestro Creador tiene todavía más para nosotros! Existe una vida más allá de lo terrenal, más arriba de lo natural, una vida única, plena, abundante que solamente se halla en Cristo.
¿De qué nos serviría alcanzar todas las
victorias en este mundo si perdiéramos lo más importante?
¿En qué aprovecharía si cada uno en nuestra familia lograra los tesoros de esta vida pasajera pero se apartara de su Dios?
Las Escrituras son la revelación divina.
A través de su Palabra conocemos quién es El. Nos muestra su carácter, nos permite conocerle personalmente.
Por ello, dentro de cada narración, parábola, profecía, mandamiento, genealogía, carta y poema lo indispensable es ver a una persona, no solo historias.
Esa persona está obrando, lleva a cabo la misión de redimir al ser humano por medio de
Cristo. Dios tiene un plan, y tu familia y la mía están incluidas en él.
Estudiar juntos como familia su Palabra nos permitirá conocer a esa persona maravillosa, entender su plan para nuestra vida, y responder como El merece.
Juntos como familia vamos a descubrir la plenitud que se encuentra solamente en Cristo. Juntos aprenderemos la voluntad de Dios. Juntos nos alentaremos a obedecer. Juntos vamos a crecer en nuestra vida espiritual.
La Biblia nos presenta el ministerio de oración de algunos padres de familias, quienes como cabeza de sus hogares supieron guiar a los suyos en tiempos de oración familiar. La familia es un ámbito muy especial para la oración de poder. El caso de Abraham y su familia es una buena ilustración de esto. Cuando los mensajeros que anunciaron el nacimiento de un hijo a Sara partieron rumbo a Sodoma y el patriarca los acompañó para despedirlos, el Señor estaba pensando:
“Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido” (Gn. 18:19).
Ósea a los padres que nos encontramos aquí, el Señor nos eligió para que instruyéramos a nuestros hijos y familia (es nuestra responsabilidad)
Más tarde, cuando Jacob tuvo su famoso sueño en Betel, vio al Señor parado junto a él y oyó que le decía:
“Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur, y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido” (Gn. 28:14–15).
Josué representa otro ejemplo de alguien que entendió la importancia de presentarse en oración y adoración al Señor junto con su familia. En un momento crucial de la vida del pueblo, cuando la fidelidad de Israel fue puesta a prueba, él y los suyos tomaron una decisión firme, que resultó de ejemplo para todas las familias de Israel.
“Si a ustedes les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir. … Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor” (Jos. 24:15).
El círculo familiar es la agrupación humana más natural, y Dios, que instituyó y creó la familia, reconoce esto.
Muchas de las promesas más hermosas en la Biblia son para las familias. En la Biblia se nos enseña que Dios no sólo trata con naciones e individuos, sino también con familias, de una manera muy especial.
El matrimonio ideal involucra comunión espiritual, así como compañerismo físico, sexual, social, emocional e intelectual. Un matrimonio que comparte “un mismo sentir” en el Señor y palmita su fe cristiana con un solo corazón tiene enormes ventajas. Lo que dice Pedro en 1 Pedro 3:8 se aplica cabalmente a cualquier pareja cristiana:
“En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes.”
Pero si además los dos que se aman están unánimes juntos en oración, entonces constituyen una combinación invencible contra el mundo, la carne, el pecado, la tentación y Satanás. Jesús prometió con firmeza.
“Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo” (Mt. 18:19).
Es por esta razón que el altar familiar debe establecerse con suma importancia en cada uno de nuestros hogares.
Ningún matrimonio, ninguna familia está completo sin un gran interés o proyecto común. Toda familia cristiana debe tener objetivos por los cuales trabaja, se esfuerza y ora. Un interés natural es la provisión para los hijos y la búsqueda de su felicidad como matrimonio. Un interés sobrenatural es el amor a Jesús y su causa. Estos intereses deben combinarse y transformarse en la motivación y el contenido de una rica vida de oración en el hogar.
No es suficiente que los padres oren por sus hijos. Es necesario que también oren con ellos. No ha sido buena la relación con el hijo, si éste no ha oído las oraciones de sus padres en el altar familiar. No hay un deber más sublime para con el Señor ni obligación más sagrada que procurar que los hijos que han nacido en nuestro hogar, conforme con nuestra voluntad, nazcan de nuevo en la familia de la fe, conforme con la voluntad de Dios.
Proverbios 22:6
Nueva Biblia Viva
6 Enséñale al niño a elegir el camino correcto, y cuando sea viejo no lo abandonará.
Reina-Valera 1960
6 Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Si nos sentimos responsables por la vida temporal de nuestros hijos, tanto más deberíamos sentirnos responsables por su vida eternal. Si estamos dispuestos a todo sacrificio para que reciban una herencia terrenal, que les permita vivir una vida plenamente humana, más deberíamos hacer para que reciban la herencia celestial. La herencia de un hogar cristiano sobrepasa la riqueza material del universo, y sin ella la riqueza material es más una maldición que una bendición (Dt. 4:7–10; 6:6–9).
A menos que el Señor ocupe su lugar en nuestro hogar, corremos el riesgo de que no ocupe ningún lugar en la vida de nuestros hijos. Hasta que Cristo no sea entronizado, hasta que Cristo sea el CENTRO en los hogares de las familias de nuestra iglesia y sea adorado allí, éstos seguirán padeciendo problemas y pruebas.
Y no es que no tengamos problemas porque siempre habrá circunstancias y adversidades, pero como decía el Pastor Jose Ramon (no es lo mismo pasar un catarro con Cristo que un catarro sin Cristo)
Juan 16:33 Yo les he dicho estas cosas para que en mí encuentren paz. En este mundo van a sufrir, pero anímense, yo he vencido al mundo.
Mateo 28:20
Reina-Valera 1960
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
El hogar es la fuente de la vida de los individuos que lo componen, y si esa fuente está contaminada, todo lo estará. Los padres no pueden pensar que pueden obviar la responsabilidad por el bienestar espiritual y moral de sus hijos y descargarla en otros. Maestros, pastores, consejeros, líderes u otras personas en la iglesia no pueden hacer lo que sólo los padres pueden hacer en las vidas de sus hijos, porque ellos son los primeros responsables delante del Señor.
Jesús oró en los hogares que visitó. Él elevó sus oraciones en la mesa, y frente a los problemas y necesidades concretas de sus miembros. Es necesario que levantemos un altar de oración en nuestros hogares.
Vivimos en tiempos donde hay muchas oportunidades para hacer cosas: Estudiar, viajar, comer, jugar, ver televisión, asistir a la iglesia, a seminarios, campamentos, compartir con amigos. Mucho de esto lo hacemos en familia, pero de todo esto y más, hay algo que debería ser la prioridad de la familia: “Tiempo Devocional Familiar” lo cual redunda en grandes satisfacciones para realizar todo lo demás
. ¿Está Ud. teniendo ese tiempo diario con su familia?
Dios en su Palabra dejó las recomendaciones al respecto:
Deuteronomio 6:1-9
Nueva Biblia Viva
El amor de Dios
6 » El Señor su Dios me ha pedido que les dé estos mandamientos, para que los obedezcan en la tierra a la que pronto entrarán y en la cual vivirán. 2 El propósito es que ustedes, sus hijos y nietos, obedezcan al Señor su Dios en todo. ¡Esa es la manera en que ustedes lo honrarán! Como resultado, vivirán muchos años llenos de prosperidad. 3 Por tanto, oh Israel, escucha atentamente cada mandato y ponlo por obra para que te vaya bien a ti y a tus hijos. Si obedeces estos mandamientos llegarás a ser una gran nación en la tierra gloriosa de la que fluye leche y miel, según la promesa de Dios a tus padres.
4 »Oye Israel: el Señor nuestro Dios es nuestro único Señor. 5 Ámalo con toda tu capacidad mental, con todo lo que eres y con todo lo que vales. 6 Debes pensar constantemente en estos mandamientos que te doy en este día. 7 Debes enseñarlos a tus hijos y hablar de ellos cuando estás en casa o cuando caminas con ellos; al acostarte y al levantarte. 8 Átalos en tu mano y llévalos en la frente, 9 escríbelos en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad.
El deseo de Dios es que cada familia disfrute de la armonía y felicidad familiar, y esto sólo se logra al poner en práctica y obedecer los mandatos del Señor.
La experiencia del altar familiar es una necesaria en nuestro núcleo familiar. El tiempo que establezcamos para reunirnos y compartir los principios bíblicos y reforzar los valores familiares es trascendental. Marcamos el corazón, la mente y el espíritu de nuestros hijos. El objetivo principal es acercarlos al corazón y el propósito de Dios. Es de suma importancia mantenernos enfocados y ser sensibles a las necesidades de cada uno de los miembros de la familia. Permitir que el Espíritu Santo se manifieste e impacte las vidas de cada uno es esencial. Debemos tener bien claro que la planificación es esencial, pero dejar que el Espíritu Santo nos dirija y se manifieste es crucial.
Nuestro principal objetivo es fortalecer los valores familiares en medio de este tiempo.
Organizar y planificar nuestras actividades y compromisos diarios, desconectarnos de los estímulos que nos ofrecen los equipos electrónicos, y de un sinnúmero de distractores. Invitar con cuerdas de amor y autoridad sacerdotal.
– Que nuestro compromiso sea genuino y lleno de gracia y amor.
– Evitar el ambiente de hostilidad y de “camisa de once varas”.
– Poder lograr la participación de cada miembro de la familia es un criterio muy importante.
Hay que considerar las necesidades y el interés de los menores, de los más jóvenes, y de algún familiar que esté viviendo como parte de la familia (por ejemplo los abuelos). Hay que considerar los escenarios de vida en la que cada miembro se desarrolla o trabaja. Hay que identificar las situaciones de vida a la que se enfrentan a diario y poder traerlas al altar como parte del servicio y ejercicio de la fe en Dios.
Salmo 61:1 “Oye, oh Dios, mi clamor, A mi oración atiende”.
Debemos considerar las edades de los hijos. Debemos ser propios y cuidadosos con cada uno, evitando ser muy liviano para los mayores de edad y muy elaborado para los pequeños. Que sea un ambiente de expectativas, de reflexión y de aprendizaje significativo. Que sus mentes y corazones sean marcados por la Palabra de Dios. Pueden realizar algún tipo de ejercicio o dinámica y luego llevarlos al análisis y reflexión.
Un ejemplo de cómo desarrollar un altar familiar:
Convocar a la reunión.
Solicitar que todo tipo de equipo electrónico sea guardado y apagar todo estímulo de distracción.
Tener preparado un tema que van a desarrollar. (no se debe propiciar la improvisación)
Que el padre ejerza su sacerdocio (si está presente).
Canten coros que todos sepan (seleccionen estos de antemano) Adoren a Dios repitiendo palabras hermosas para el Señor
Seleccionen y lean una porción de la Palabra de Dios que les guste
Reflexionen sobre ella, oren y mediten acerca de lo que este pasaje les ha enseñado.
Cada día han de escoger el momento apropiado, en el que puedan estar todos juntos en armonía.
Nuestros hijos deben ver en nosotros la presencia de Dios, la dirección de Dios, la gracia de Dios y sobre todo que podamos testificar con nuestro ejemplo, no solo de palabras.
¿Te resulta cuesta arriba planificar y realizar el altar familiar?
Hay que orar, es necesario identificar lo que nos está distrayendo y ocupando.
Nuestra familia necesita que la presencia de Dios sea una realidad y vivencia de día y de noche. El altar familiar refresca nuestro ser interior y fortalece nuestra fe en medio de este tiempo de vida.
PROPÓSITO DEL ALTAR FAMILIAR.
* Juntos adorar a nuestro Creador y Padre Celestial.
* Tener un tiempo especial de comunión con Dios.
* Fortalecer los lazos familiares.
* Solicitar la ayuda de Dios en el diario vivir.
* Interceder unos por otros.
* Formar el hábito de tener tiempo con Dios diariamente.
CONSECUENCIAS DE NO TOMAR EL TIEMPO PARA REALIZAR EL ALTAR FAMILIAR:
1. Deshonraremos a Dios al desobedecer su orden
2. Desperdiciaremos el mejor tiempo como familia.
3. Perderemos la oportunidad de transmitir las verdades divinas.
4. No formaremos en nuestros hijos el hábito de tener su primer lugar para Dios y Amor por Su palabra.
5. No habrá en los hijos atracción hacia las cosas espirituales.
BENDICIONES Y RESULTADOS DE PONERLO EN PRÁCTICA:
a. La bendición de Dios estará sobre la familia.
(Deut. 7:12-26) Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, El Señor tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres, y te amará y te bendecirá, y te multiplicará y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite…
b. Se creará el hábito de adorar a Dios. Salmo 111 ó 103.
c. Se formará el mejor modelo a seguir para los niños y otros.
d. Estimulará en los hijos un amor por lo espiritual. Colosenses 3: 1-4.1-2
Dios les dio nueva vida, pues los resucitó juntamente con Cristo. Por eso, dediquen toda su vida a hacer lo que a Dios le agrada. Piensen en las cosas del cielo, donde Cristo gobierna a la derecha de Dios. No piensen en las cosas de este mundo. 3-4 Pues ustedes ya han muerto para el mundo, y ahora, por medio de Cristo, Dios les ha dado la vida verdadera. Cuando Cristo venga, también ustedes estarán con él y compartirán su gloriosa presencia.
Sociedades Bíblicas Unidas. (2002; 2003). Traducción en lenguaje actual; Biblia Traducción en lenguaje actual (Col 3:1–4). Sociedade Bíblica do Brasil.
e. Facilitarán una mayor comunicación entre los miembros de la familia.
f. Permitirán la posibilidad de tener experiencias cristianas dentro de la familia: Práctica del perdón, la gracia, el poder, la fe y el amor que viene de Dios.
Conclusión:
Dios no quiere de nosotros religiosidad, sino que mantengamos avivado el altar. Si nos distanciamos del altar será el pecado el que tomará ventaja. Sólo es posible restaurar el altar cuando reconocemos la necesidad de Dios en nuestras vidas, en la familia y donde quiera que nos encontremos. Si reconocemos nuestras limitaciones y nos acercamos a Dios con humildad, habremos dado el primer y más grande paso para restaurar el altar familiar. Cuando el pueblo de Israel se decidió a reconocer la grandeza de Su Creador, vieron el poder del Señor obrando en su existencia y en medio de Su pueblo. ¡Hoy es el día para restaurar el altar en la Presencia de Dios!