ESCUELA DOMINICAL 35

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SEPARADO, PERO NO AISLADO

1 Pedro 3:15 RVR60
sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;
1 Pedro 3:15 “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;”
“santificad (Santificad (hagiasate) significa “apartarse” o “consagrarse”. Pero en este contexto también conlleva dar el principal lugar de adoración, exaltación y adoración al Señor. Los creyentes que santifican al Señor lo apartan de todos los demás como el único objeto de su amor, reverencia, lealtad y obediencia)a Dios el Señor en vuestros corazones”. Aquí se prefiere “Cristo”. El corazón es el santuario en el que Él prefiere ser adorado. Si usted vive en comunión sumisa con el Señor Jesús, en amor y obediencia a Él, no tiene nada que temer. Observe DOS PALABRAS al inicio del texto. Cuando los creyentes santifican al Señor en sus corazones afirman su sujeción al control, a la instrucción y a la guía de Dios. Al hacerlo también declaran la majestad soberana de Dios, se someten a ella.
1 Pedro 3:15 “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;”
“estad siempre preparados para presentar defensa. La palabra “apologética” proviene del término griego que se traduce aquí “defensa”.((tiempo presente) para dar las palabras correctas en respuesta a preguntas acerca del evangelio).
Pedro insiste en que el creyente debe entender lo que cree y por qué es cristiano, para estar en capacidad de articular sus creencias con humildad y prudencia, de una manera comprensible, razonable y bíblica.
Los cristianos que no pueden presentar una explicación bíblicamente clara de su fe estarán inseguros cuando sean fuertemente cuestionados por los incrédulos:
Efesios 4:14–15 RVR60
para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
En algunos casos tal inseguridad puede socavar su seguridad en cuanto a la salvación. Los ataques del mundo pueden abrumar a aquellos que no se han “vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo”
VOLVER PÁG. 35 PÁRRAFO 2 Aunque los cristianos
Mateo 5:16 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
“Así alumbre vuestra luz”. Esto trata de la luz de Dios; nuestra decisión es esconderla o dejarla brillar.
El propósito de dejar que nuestra luz brille y revele nuestras buenas obras no es llamar la atención hacia nosotros o buscar alabanza sino hacia Dios. Nuestra intención debe ser que en lo que somos y en lo que hacemos otros glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos.
3.
Mateo 9:9–13 RVR60
Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
Debemos ser misericordios, así como lo fue Jesús. Agustín suplicó: “Señor, sálvame del malvado que soy yo mismo”

4.NO LEER

5.
Lucas 5:29–32 RVR60
Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.

PAG 36

Mateo 5:13–16 RVR60
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
SER LUZ
Jesús también nos llama a ser luz. Vosotros sois la luz del mundo. Mientras que la sal está oculta, la luz es obvia. La sal obra en secreto, la luz obra abiertamente. La sal actúa desde adentro, la luz desde afuera. La sal es más la influencia indirecta del evangelio, mientras que la luz es más su comunicación directa. La sal actúa principalmente por medio de nuestra vida, la luz actúa principalmente por medio de lo que enseñamos y predicamos. La sal es en gran manera negativa. Puede retardar la corrupción, pero no puede cambiar la corrupción en incorrupción. La luz es más positiva. No solo pone al descubierto lo que está mal y es falso, sino que ayuda a producir lo que es justo y verdadero.
Efesios 6:11–12 RVR60
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
A fin de aprovechar todo el poder de la fuerza del Señor, un creyente también debe vestirse de toda la armadura que Él suministra.
Enduō (vestíos) alude a una acción que se realiza de una sola vez por todas, de un resultado permanente. Toda la armadura de Dios no es algo que se pone y se quita según la ocasión, sino algo con lo cual debemos estar vestidos de forma permanente. No se trata de un uniforme que solo se utiliza mientras se juega un partido y que luego uno se quita al terminar el juego. La armadura de Dios es el equipo y la indumentaria que acompañan al cristiano de por vida. Es lo que provee de poder divino a los creyentes, el cual procede de “aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Jud. 24).
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