Laodicea II
Las Siete Cartas • Sermon • Submitted
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· 78 viewsEl cristiano no puede ser tibio, no puede obedecer a medias.
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Continuamos con la serie Siete Cartas del apocalipsis. La semana pasada vimos el contexto de Laodicea y cómo se presenta el Señor Jesús a la iglesia.
Esa iglesia no sufrió persecución, ni tuvo falsos maestros o profetas, pero sí sufría de apatía y autosuficiencia por su riqueza. El estado espiritual de la iglesia era lamentable y el Señor Jesús les pide que se definan, no les pide que abracen o pierdan la fe, más bien se refiere al desamor de quien parece nunca tuvo fe.
Su estuvieran fríos, congelados, podrían recibir el calor del evangelio, pero en ese estado de indiferencia, se han entumecido y no pueden responder a la verdad del Evangelio, están tibios, algo apenas caliente. La fe de la iglesia va cuesta abajo, con una fe decadente que molesta al Salvador, quien les dice:
“»Yo sé todo lo que haces…” (Apocalipsis 3:15, NTV)
Esta frase la vemos en otras cartas. Aquí significa lo mismo que en Sardis, son obras incompletas que ni vale la pena mencionar. Jesús conoce las obras de Sardis y de Laodicea, y para esas 2 iglesias solo tuvo palabras de reproche. Son iglesias que no están activas. En Sardis los pocos fieles eran como brasas en medio de cenizas, los de Laodicea como el agua que llega de Hierápolis, ni frías, ni calientes.
“»… que no eres ni frío ni caliente…” (Apocalipsis 3:15, NTV)
Pareciera que el Señor Jesús prefiere los extremos. Recuerda que el agua de la ciudad venía de fuentes termales, al viajar perdían el calor y llegaban tibia, por los minerales el sabor asemejaba al azufre que provocaban el vómito, si un sediento llegaba desesperado a beberla, inmediatamente escupía el agua. Para que el agua pueda refrescar es necesario que esté fresca. Si el propósito era medicinal entonces el agua es caliente; pero tibia no servía ni para lo uno ni para lo otro, sólo para provocar náuseas. Nuestro Dios sigue insistiendo en definiciones, en este caso o confiar en ÉL o en las riquezas y el poder.[1]
Como dijimos, de esta iglesia no se mencionan herejías o la presencia de nicolaítas, lo que vemos es algo peor: orgullo farisaico, materialismo, indiferencia, arrogante autosuficiencia, engreimiento espiritual, por fuera parecen una iglesia normal, pero por dentro están casi muertos. El mal estaba en el corazón, algo más grave.
La palabra para frío es “psychros” que también se usa en mateo.
“Y si le dan siquiera un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores más insignificantes, les aseguro que recibirán una recompensa».” (Mateo 10:42, NTV)
La palabra para caliente es “zestos” que es más bien hirviente, se usa en Romanos:
“No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo.” (Romanos 12:11, NTV)
La iglesia no era fría congelada, pero tampoco ferviente en espíritu. La iglesia en el tema espiritual estaba fría en comparación a cómo debía estar, pero no eran fríos como los que nunca habían escuchado el evangelio. Esa tibieza quizá nos diga que un poco de religión es mejor que ninguna, pero ¡es fatal!
En ellos era una condición constante y permanente porque les daba un falso sentido de seguridad; como el que cree que Dios existe, pero no se rinde a ÉL.
Los tibios también daban una impresión equivocada a la sociedad de lo que es ser cristiano. Daban la impresión de que era una “religión” más, porque las personas veían que esa “religión” no les satisface, si así fuera, no estuvieran buscando placer o satisfacción en el mundo, si fuera suficiente estarían apasionados por servir al Dios que dicen amar.[2]
“»…¡Cómo quisiera que fueras lo uno o lo otro!;” (Apocalipsis 3:15, NTV)
Toda la situación anterior explica el deseo que sean uno o lo otro, porque el peligro de ser tibio, es la sensación o la idea de ¡estoy bien! Los fríos tienen más esperanza porque no han sido calentados por el fuego de DIOS y cuando lo sean, pueden llegar a ser fervientes, apasionados, como Mateo y Zaqueo.
Los tibios tienen bastante religión como para calmar la conciencia con una falsa seguridad, pero si la suficiente pasión para rendirse por completo a Dios.
“Demas me abandonó porque ama las cosas de esta vida y se fue a Tesalónica...” (2 Timoteo 4:10, NTV)
Son los que están entre 2 opiniones, 2 estilos de vida, los que obedecen a medias, los que quieren a Dios como Rey que les bendiga, pero lo rechazan como Soberano para rendir, para entregar todas las áreas de su vida.
“Elías se paró frente a ellos y dijo: «¿Hasta cuándo seguirán indecisos, titubeando entre dos opiniones? Si el Señores Dios, ¡síganlo! Pero si Baal es el verdadero Dios, ¡entonces síganlo a él!». Sin embargo, la gente se mantenía en absoluto silencio.” (1º Reyes 18:21, NTV)
Se cree que la primera generación aceptó el evangelio y brillaron con fuego espiritual, pero sus descendientes eran tibios, no tenían interés en ser testigos de Jesucristo, en vivir una vida de servicio para el Señor o predicar y enseñar el evangelio. Aunque tenían las Escrituras eran apáticos, indiferentes en cuanto a las cosas del Señor y SU propósito en sus vidas.
“Pues esta buena noticia —del descanso que Dios ha preparado— se nos ha anunciado tanto a ellos como a nosotros, pero a ellos no les sirvió de nada porque no tuvieron la fe de los que escucharon a Dios.” (Hebreos 4:2, NTV)
“Pues es imposible lograr que vuelvan a arrepentirse los que una vez fueron iluminados —aquellos que experimentaron las cosas buenas del cielo y fueron partícipes del Espíritu Santo,” (Hebreos 6:4, NTV)
Algunos cristianos temer ser llamados fanáticos, pero lo confunden con falta de entrega, con indiferencia. Dios sigue pidiendo una entrega total, un compromiso incondicional y rendirse por completo a SU Señorío.
“Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos.” (2 Timoteo 1:6, NTV)
Podríamos decir que en la vida del cristiano hay 3 temperaturas espirituales:
a. Un corazón ardiente, lleno de pasión por Dios.
“Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».” (Lucas 24:32, NTV)
a. Un corazón frío
“Abundará el pecado por todas partes, y el amor de muchos se enfriará;” (Mateo 24:12, NTV)
b. Un corazón tibio
“pero ya que eres tibio, ni frío ni caliente…” (Apocalipsis 3:16, NTV)
El tibio sigue así, porque se siente cómodo, no se da cuenta de su necesidad. Si fuera frío, por lo menos lo sentiría, lo sabría. Esta no es la primera advertencia a la iglesia, porque Pablo les había enviado un mensaje con anterioridad.
“Les manda saludos Epafras…Siempre ora con fervor por ustedes y le pide a Dios que los fortalezca y perfeccione, y les dé la plena confianza de que están cumpliendo toda la voluntad de Dios.” (Colosenses 4:12, NTV)
Recordemos que Pablo dice a los de Colosas que envíen esa carta a Laodicea.
La actitud que nuestro Señor condena, es la indiferencia y eso, es lo más difícil de combatir. El problema es cuando el cristiano, la iglesia se vuelve indiferente. Si hay algo que el cristiano no puede ser ¡ser neutral! El Señor obra por medio de nosotros y si somos indiferentes al llamado, es como negarse a hacer la labor para la cual Dios nos creó, nos diseñó y nos apartó. Quién no se somete a Cristo, lo que sí hace es: resistirse.
“…¡te escupiré de mi boca!” (Apocalipsis 3:16, NTV)
Al ser tibios, así como el agua tibia que les llegaba, lo único que provocan es a que sean escupidos de la boca.
Por más difícil que parezca, el sentido de lo que dice es que es mejor no empezar el camino cristiano, que empezar y luego quedarse pasivo, frío, sin pasión. Por eso hay que mantener el fuego ardiendo y eso se hace viviendo en obediencia a Cristo.
Quizá por fuera tengan apariencia de pasión, pero nada escapa a nuestro Dios que sabe todo lo que hacemos y lo que somos.
En el original en esta parte se lee: “Estoy a punto de escupirte”, con esa frase se les está ofreciendo la oportunidad de regresar al buen camino.
Actualmente algunos dicen que creen que Dios existe, pero no le han aceptado en su corazón. Otros creen en Dios y lo han aceptado en sus corazones, pero no se someten a Su Soberanía ni autoridad. Cristianos que cumplen con ritos o acciones que les gustan, y las que no les gustan, simplemente no obedecen, pero se quedan con la sensación de ser buenos, obedientes y cumplidores hijos de Dios.
A los de Laodicea, el dinero, los bienes materiales, les daba esa falsa seguridad, su riqueza aumentó, pero su poder espiritual decayó.
En resumen, nuestro Señor no está interesado en medios cristianos (no existen) o un cristiano tibio, porque no cumple ninguna función. Prefiere trabajar con cristianos que ardan de pasión por hacer lo que les corresponde hacer, o, con personas que nunca han escuchado el mensaje de salvación, pero están dispuestos a escuchar.
En este verso final vemos que el propósito de la carta es que cambien esa actitud tibia, el deseo que surja la pasión de trabajar para el Señor, porque la gracia siempre antecede la condenación.
Termino con esto. La 2 ley de la termodinámica dice que para que una temperatura permanezca estable -en un sistema cerrado-, es necesario agregar algo desde afuera- si no se hace, el sistema decae y muere. En otras palabras, sin combustible añadido el agua del calentador se enfría, sin gas la llama se apaga. Sin el poder del Espíritu Santo, sin intimidad con Dios por medio de Jesucristo, sin la comunión unos con otros, la vida del cristiano decae.
¿Cuál es tu condición espiritual real? Frío, caliente, tibio.
Palabra de Dios
Oremos
[1]Foulkes, R. (1989). El Apocalipsis de San Juan (pp. 50–52). Buenos Aires: Nueva Creación.
[2]Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo (pp. 1044–1045). Miami: Editorial Unilit.
Bendición Pastoral
Nueva Traducción Viviente Salmo 128
Salmo 128
Cántico de los peregrinos que suben a Jerusalén.
1 ¡Qué feliz es el que teme al SEÑOR,
todo el que sigue sus caminos!
2 Gozarás del fruto de tu trabajo;
¡qué feliz y próspero serás!
3 Tu esposa será como una vid fructífera,
floreciente en el hogar.
Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
4 Esa es la bendición del SEÑOR
para los que le temen.
5 Que el SEÑOR te bendiga continuamente desde Sión;
que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu vida.
6 Que vivas para disfrutar de tus nietos.
¡Que Israel tenga paz!
