El castigo por la blasfemia

Levítico 24:10–16 (RVR60)

10En aquel tiempo el hijo de una mujer israelita, el cual era hijo de un egipcio, salió entre los hijos de Israel; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el campamento. 11Y el hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés. Y su madre se llamaba Selomit, hija de Dibri, de la tribu de Dan. 12Y lo pusieron en la cárcel, hasta que les fuese declarado por palabra de Jehová.

13Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 14Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación. 15Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cualquiera que maldijere a su Dios, llevará su iniquidad. 16Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera.

Introducción

Cuando Israel aun se encontraba en el monte Sinaí, recibiendo la ley de Dios, se presenta un caso que conmocionó a la comunidad.

Un Israelita mestizo, hijo de un hombre Egipcio y una mujer Israelita, de la tribu de Dan, tuvo una pelea contra otro israelita. El egipcio en su enojo blasfemó y maldijo el nombre de Jehová.

Debido a la enseñanza que recibió de su padre, el joven egipcio sabía que era costumbre de los egipcios maldecir a sus dioses cuando tenían problemas.

Por esta falta, Moisés consultó a Dios el castigo y la respuesta fue la muerte.

¿por qué fue tan grave la falta de este hombre?

El Nombre

Para los antiguos, el nombre de una persona era muy importante, describía a la persona. El nombre era elegido en el transcurso de los ocho días del nacimiento, pues debía describir la personalidad o circunstancias del nacimiento.

Veamos algunos ejemplos: Eva (vida, Gn. 3:20), Isaac (risa, Gn. 17:19), Esaú (velludo, Gn. 25:25),

Frecuentemente, los nombres comportan un significado religioso y una mención del mismo Señor («El» para Dios): Natanael (Dios ha dado), Ezequiel (Dios es fuerte), Emanuel (Dios con nosotros), Samuel (Pedido a Dios).

Cuando Moisés pregunta en la sarza a Dios cual es su nombre, respondió: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Éxodo 3:14”, YHWH, Yahweh o Jehová, cuyo nombre se interpreta como el único Dios, el perfecto, incomparable, superior, eterno.

En el tercer mandamiento Dios manda: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Éxodo 20:7”

El dejar impune la blasfemia contra Dios sería rechazar, despreciar el pacto de Dios con su pueblo, pues en este mandamiento ordena Dios no tomar su nombre en vano.

Maldecir el nombre de Jehová era maldecir a Israel, pues su nombre estaba en ellos: “Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.Números 6:27”

El tercer mandamiento para la iglesia

Como iglesia debemos respectar el tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Éxodo 20:7”

Este mandamiento no solamente se refiere a no usar el nombre de Dios en juramentos o mencionarlo vanamente como el mundo lo hace.

También nuestra conducta porque nosotros llevamos el nombre de Cristo, somos cristianos significa que pertenecemos a Cristo.

Por lo tanto, nuestro buen testimonio glorificará el nombre de Cristo: “manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras. 1 Pedro 2:12”

Pero si damos mal testimonio, El nombre de Cristo es blasfemado: “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. Romanos 2:24”

El nombre de Cristo

No debemos menospreciar ni usar a la ligera el nombre de Cristo, en su nombre tenemos vida:

“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. Juan 20:31”

En su nombre tenemos acceso al Padre:

“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Juan 14:13”

En su nombre tenemos autoridad:

“Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Marcos 16:17–18”

Su nombre es soberano:

“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. : Filipenses 2:9–11”

Conclusión

No podemos blasfemar de nada ni de nadie:

“No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores. Judas 8”

Imagínese blasfemar contra el nombre de nuestro Dios.

En estos días en los cuales el mundo se cree con derecho de blasfemar del nombre de nuestro Señor, los que hemos aceptado a Cristo debemos conducirnos con temor y reverencia a su nombre.

comprendiendo que el no tendrá por inocente al culpable.

Revisemos nuestra conducta, nuestro vocabulario, no imitemos las costumbres de este mundo, porque llevamos el nombre de Cristo en nosotros.

Hoy no seremos apedreados por blasfemar el nombre de nuestro Dios, pero seguramente cosecharemos lo que hemos sembrado. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7”