El triunfo sobre el miedo
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· 59 viewsVivimos días de ansiedad e incertidumbre. El mundo entero está con miedo. De pronto hemos tomado conciencia de la fragilidad de la vida. ¿Qué pasará mañana? La fortaleza en la que el hombre contemporáneo se creía seguro se ha tornado debilidad, hay grietas en la roca y nos sentimos vulnerables. La gente busca un mensaje de serenidad y tranquilidad. ¿Dónde encontrarlo? El mensaje del salmo 91 se resume en una frase: la confianza triunfa sobre el miedo.
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INTRODUCCIÓN:
INTRODUCCIÓN:
Este salmo no lleva título; no se conocen ni su autor ni la ocasión en que fue compuesto. Tampoco puede asegurarse si el salmista se dirige a un individuo o a la nación.
El Salmo 91 ha infundido aliento y paz a millones de creyentes en el fuego de la prueba. Su mensaje es muy relevante a nuestra situación actual de epidemia.
El Salmo 91, también llamado el “Himno triunfal de la confianza”, es una joya. Ha infundido aliento y paz a millones de creyentes en el fuego de la prueba.
Según algunos comentaristas fue escrito en medio de una epidemia de peste.
Entonces Gad fue a ver a David y le preguntó: —¿Qué prefieres: que vengan tres años de hambre en el país, o que tus enemigos te persigan durante tres meses, y tengas que huir de ellos, o que el país sufra tres días de peste? Piénsalo bien, y dime qué debo responderle al que me ha enviado.
Podrían ser circunstancias similares a las que estamos viviendo hoy. Su mensaje, por tanto, es muy relevante a nuestra situación actual de epidemia.
Vivimos días de ansiedad e incertidumbre. El mundo entero está con miedo. De pronto hemos tomado conciencia de la fragilidad de la vida.
¿Qué pasará mañana? La fortaleza en la que el hombre contemporáneo se creía seguro se ha tornado debilidad, hay grietas en la roca y nos sentimos vulnerables. La gente busca un mensaje de serenidad y tranquilidad. ¿Dónde encontrarlo?
El mensaje del salmo 91 se resume en una frase: la confianza triunfa sobre el miedo.
El salmista nos presenta tres frases clave que resumen el “trayecto” dese la ansiedad-miedo hasta la confianza:
“Mi Dios”: lo que Dios es para mí “Él te librará”: lo que Dios hace por mí “Confiaré”: mi respuesta
1. “Mi Dios”: el carácter de Dios
1. “Mi Dios”: el carácter de Dios
El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.
El salmista hace mensión de algunas de las caracteristicas del Dios en el que él cree.
Altisimo, Omnipontente, Jehová, Dios...
La conciencia de la grandeza de Dios es el cimiento de nuestra confianza.
Podríamos parafrasear el refrán y afirmar “dime cómo es tu Dios y te diré cómo es tu confianza”.
En la hora del temor el primer paso es mirar al Señor y contemplar su grandeza y su soberanía.
Al hacerlo, el salmista experimenta que Dios es su Abrigo, su Sombra, su Esperanza y su Castillo. El retrato de Dios en “cuatro dimensiones” conlleva una bendición cuádruple.
Conocer cómo es Dios realmente es un paso imprescindible en el trayecto hacia la confianza.
Notemos, sin embargo que el salmista se refiere a Él como MI Dios.
Esta pequeña palabra “mi” nos abre una perspectiva singular y cambia muchas cosas: el Dios del salmista es un Dios cercano, que Interviene en su vida y se preocupa por sus temores y necesidades.
Estamos ante uno de los rasgos más distintivos de la fe cristiana: Dios no es sólo el Todopoderoso, el creador del Universo, sino también el Padre íntimo, el Abba (“papá”) que me ama y me guarda
Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!»
Éste es nuestro gran privilegio: Dios nos trata como un padre a su hijo porque en Cristo somos hechos hijos adoptivos de Dios. El salmista describe esta vivencia con una preciosa metáfora: “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro” (v. 4)
2. “Él te librará”: la providencia de Dios
2. “Él te librará”: la providencia de Dios
“ Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora, escudo y protección es su verdad. No temerás…ni a la pestilencia que ande en la oscuridad, ni a mortandad que en medio del día destruya…. No te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada” (v. 3-6,10).
Llegamos al corazón del salmo: la protección de Dios en la práctica. La conciencia de la grandeza de Dios ha de ir acompañada de la conciencia de la providencia de Dios. Estamos ante un punto crucial, decisivo en la experiencia de fe.
Si lo entendemos bien, será una fuente insuperable de paz y serenidad, pero si lo malinterpretamos podemos caer en errores y extremismos, o sentirnos frustrados con Dios.
Ni tampoco debemos caer en manipulación del Diablo.
—Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo. Porque escrito está: “Ordenará que sus ángeles te sostengan en sus manos, para que no tropieces con piedra alguna.”
Es muy significativo que el Diablo tengo a Jespus con una doble cita de este salmo: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden… En las manos te llevarán para que tu pie no tropiece en piedra.” (v.11-12).
Usar mal las promesas de la protección divina es una tentación vigente hoy. ¡Cuidado con la súper espiritualidad y la súper fe! Puede ser una forma de tentar a Dios como nos enseña la contundente respuesta de Jesús a Satanás:
—También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios”—le contestó Jesús.
Confiar en Dios no nos garantiza que Dios actue conforme a lo que nosotros queremos, Él es Dios, es nustra protección, nuestro refugio, etc. Pero si el decide que nos toque la plaga, así será.
Dicho esto, no podemos minimizar la potente acción protectora de Dios sobre los que en Él confían:
«Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.
La palabra clave es “librar”. ¿Qué significa “Dios te librará”? La misma expresión se aplica a José -“Dios le libró de todas sus tribulaciones”
y lo libró de todas sus desgracias. Le dio sabiduría para ganarse el favor del faraón, rey de Egipto, que lo nombró gobernador del país y del palacio real.
O sea, tuvo que pasar por desgracias, por muchos valles de sombra y de muerte. Dios no le evitó la prueba, pero le rescató de ella.
Como dijo Spurgeon, “es imposible que ningún mal acontezca a los que son amados por Dios”.
La fe no garantiza la ausencia de la prueba, pero sí la victoria sobre la prueba. El apóstol Pablo desarrolla esta idea de forma majestuosa en el cántico de Romanos.
Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Así pues, la fe en Cristo no es una vacuna contra todo mal, sino una garantía de total seguridad, la seguridad de que “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Rom. 8:31).
Este salmo no es una promesa de completa inmunidad, sino una declaración de plena confianza. Confianza en la protección de Dios.
En la vida de los hijos de Dios nada ocurre sin su conocimiento y su consentimiento. El azar no existe en la vida del creyente.
La providencia majestuosa del Dios todopoderoso resplandece en los momentos más oscuros: “Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegarán”. Nada sucede si Él no lo permite, como vemos tan vívidamente en la experiencia de Job. Esta promesa viene ratificada por el Señor Jesús mismo:
¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos.
Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
3. Mi respuesta: “Confiaré”
3. Mi respuesta: “Confiaré”
Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.
Después de contemplar el carácter de Dios -lo que Él es para mí- y su providencia -lo que Él hace en mi vida – el salmista exclama con firmeza: “Mi Dios, en quien confiaré”.
Es una secuencia lógica. La confianza es la respuesta a unas evidencias. El salmista ha conocido a Dios de forma personal, íntima – “por cuanto ha conocido mi nombre”
Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
Tal conocimiento lo lleva a enamorarse de Él -“en mí ha puesto su amor” (v.14) y se establece una relación estrecha.
Acá tenemos, el centro de la fe cristiana: es la confianza que nace de una relación de amor, la certeza de que pase lo que pase, es juntamente con Él. Ya no estoy mas solo enfrentando todo, él etá con migo.
Porque si aún tuviera que morir, se que lo que me espera es el cumplimiento de todas sus promesas.
CONCLUSIÓN:
CONCLUSIÓN:
Nuestra vida no está a merced de un virus, sino en manos del Dios todopoderoso.
Ahí radica la certidumbre de nuestra fe y el cimiento de la confianza que vence todo temor.
No hay lugar para el triunfalismo, pero ciertamente hay triunfo. Es el triunfo que Cristo nos aseguró con su victoria sobre el mal y el maligno en la Cruz.
Es el mismo Cristo cuyas últimas palabras fueron:
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Tenemos qué enseñar si nuestro Dios es el Altisimo, Todopoderos, que es nuestro Abrigo, Sombra, Esperanza y Castillo.
Contando con la fidelidad a su promesa de que Él va a estar con nosotros todos los días.