ESCUELA DOMINICAL 9 de mayo.
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PÁGINA 36
PÁGINA 36
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
A fin de aprovechar todo el poder de la fuerza del Señor, un creyente también debe vestirse de toda la armadura que Él suministra.
Enduō (vestíos) alude a una acción que se realiza de una sola vez por todas, de un resultado permanente. Toda la armadura de Dios no es algo que se pone y se quita según la ocasión, sino algo con lo cual debemos estar vestidos de forma permanente. No se trata de un uniforme que solo se utiliza mientras se juega un partido y que luego uno se quita al terminar el juego. La armadura de Dios es el equipo y la indumentaria que acompañan al cristiano de por vida. Es lo que provee de poder divino a los creyentes, el cual procede de “aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría” (Jud. 24).
pag 37
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Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
“lucha” Un término que se usa para aludir al combate mano a mano.
“contra” Las cuatro designaciones militares describen los diferentes estratos y rangos de esos demonios y el imperio sobrenatural de maldad en el que operan. Las fuerzas de la oscuridad de Satanás están estructuradas con cierta complejidad para tener éxito en sus iniciativas más destructivas.
“contra” cada uno parece representar una categoría particular de actividad demoníaca y nivel de autoridad. Las fuerzas de oscuridad de Satanás están muy bien organizadas y estructuradas para emprender una guerra lo más destructiva que sea posible. Al igual que los ángeles santos que no cayeron, los demonios no se procrean y existe un número fijo de ellos, pero son una multitud inmensa y antigua que constituye un enemigo sobrenatural formidable y de mucha experiencia.
El propósito de Pablo no es explicar los detalles de la jerarquía diabólica y demoníaca, sino darnos una idea de su sofisticación y poder. Estamos enfrentados a un enemigo de maldad y potencia increíbles, pero no tenemos la necesidad específica de reconocer todas y cada una de las características y actividades de nuestro adversario, sino acudir a Dios, quien es nuestra fuente poderosa y digna de confianza para nuestra protección y victoria totales.
Los seres humanos que promueven el paganismo, el ocultismo y otros movimientos y programas variados de impiedad e inmoralidad, no son más que títeres de Satanás y sus demonios, atrapados por el pecado y convertidos en ayudantes embaucados que contribuyen muchas veces sin saberlo a realizar sus asechanzas.
PAG 38
PAG 38
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.
Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.