Derribando fortalezas II

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Fe y no fuerza

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Texto

Josué 6:1–5 RVA
Jericó estaba cerrada y atrancada por causa de los hijos de Israel. Nadie entraba ni salía. Pero Jehovah dijo a Josué: —Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó, a su rey y a sus hombres de guerra. Asediaréis la ciudad vosotros, todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez. Esto haréis durante seis días. Siete sacerdotes llevarán siete cornetas de cuernos de carnero delante del arca. Al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las cornetas. Y sucederá que cuando hagan sonar prolongadamente el cuerno de carnero, cuando oigáis el sonido de la corneta, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad se derrumbará. Entonces el pueblo subirá, cada uno hacia adelante.

Ilustración

Versículos 1–5

Disposiciones divinas para el ataque a Jericó.

I. Jericó confiaba en que Israel no había de dominarla (v. 1). Nadie salió de allí para desertar ni para entablar negociaciones de paz, y nadie fue admitido para ofrecer esas negociaciones.

II. Pero Dios ha decidido que Israel va a dominar a Jericó, y eso por la vía rápida.

1. El capitán de las huestes de Dios da instrucciones sobre el modo como ha de efectuarse el asedio de la ciudad: No han de levantarse trincheras ni han de hacerse otras preparaciones de carácter propiamente militar, sino que ha de ser llevada el Arca de Dios a hombros de los sacerdotes en torno a la ciudad, una vez cada día durante seis días consecutivos, y siete veces el séptimo día, estarán en silencio los hombres de guerra mientras los sacerdotes tocan las trompetas hechas de cuernos de carnero (vv. 3–4). Esto era todo lo que tenían que hacer.

2. Les asegura que, al séptimo día, antes de que caiga la noche, serán sin falta dueños de la ciudad. Cuando se de la señal, todos a una han de gritar, e inmediatamente caerá el muro de la ciudad (v. 5). Dios había designado este método: (A) Para engrandecer su poder, a fin de que Jehová sea engrandecido en su poder (Sal. 21:13), no en el de los instrumentos humanos. (B) Para honrar a su Arca, la señal que había establecido como indicadora de su presencia, y para dar razón de las leyes con que había obligado al pueblo a mirarla con el mayor respeto y la más profunda veneración. (C) Para honrar a los sacerdotes, designados en esta ocasión para llevar el Arca y tocar las trompetas. (D) Para poner a prueba la fe, la obediencia y la paciencia del pueblo, y ver si estaban dispuestos a observar un precepto que a la humana razón parecía insensato, y a creer una promesa que, según el cálculo humano de probabilidades, parecía imposible que pudiese llevarse a cabo. Así es como cayeron los muros de Jericó, no por la fuerza, sino por la fe. (E) Para dar ánimo y fundadas esperanzas al pueblo de Israel con respecto a las restantes dificultades que les iban a salir al paso. Las murallas más altas y fuertes son incapaces de hacer frente al Omnipotente.

PROBÁNDOLOS

1: FE
A través de la Biblia, la confianza en Dios se hace descansar sobre la creencia de lo que él ha revelado acerca de su carácter y propósitos.
Hb.11:1”Es, pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Esta es la manera en que Dios se agrada de nosotros.
Andamos por fe y no por vista y además la propia Escritura añade que “sin fe es imposible agradar a Dios”
En vista de la nueva etapa que empezaba Israel al frente de Josué en la conquista de la tierra, su fe sería una de las cosas que sería probada.
2: OBEDIENCIA
Es el acatamiento de leyes o requisitos externos. La autoridad obedecida se puede establecer por la ley, ya sea de Dios o del hombre; o una persona en posición de autoridad como los padres, el patrón o empleador, el policía o el comandante en jefe. La obediencia puede ser solamente externa y formal, a veces aun con desgano, o de buena voluntad, motivada por el conocimiento interno de la legítima autoridad de la otra persona. Por tanto, parece que hay dos usos bien definidos de este término, uno objetivo y práctico, y el otro ético y sicológico. El primero se refiere mayormente a la conducta, y el segundo a la creencia y actitud mental de la persona hacia el objeto de obediencia
DIOS
PERSONAS DELEGADAS
Autoridades espirituales
Padres
Jefes
Reyes y gobernantes
3: PACIENCIA
Es uno de los atributos de Dios y como comentábamos la semana pasada viene incluido en el paquete completo que recibimos cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador.
Es otro más de los dones que tenemos que ejercitar por la fe.
Dios muestra paciencia en su carácter, decisiones y acciones. Por encima de todo, espera pacientemente a que las personas recurran a él para la salvación.
Y en este caso en particular,Dios esperaba la manifestación de esta paciencia en su pueblo, para que con sus propios ojos comprobaran la fidelidad de Su Palabra.
“Estaban apunto de experimentar algo nunca visto que escapaba a la lógica de la mente humana.”
4: MILAGRO
El concepto bíblico del milagro. «Maravilla, prodigio y señal», y ocasionalmente aparecen juntos para referirse a una sola cosa). Se usa para designar los acontecimientos extraordinarios y actos poderosos que Dios realiza.
Dunamis señala al poder divino que está siendo ejercido en el acontecimiento o acción, a la fuente invisible y sobrenatural de energía que hace que ese fenómeno sea posible. Lejos de ser un prodigio sin importancia, es—para el ojo de fe— obra de Dios que funciona como una palabra de Dios, una obra simultáneamente evidente y reveladora.
“He aquí, la grandeza de Dios y la realidad de los beneficios que se derivan de mostrar los atributos de Dios en nuestras vidas.”

Desenlace

Bajo las indicaciones de Dios a Josuè y a través de éste al pueblo, los acontecimientos se desarrollan de la manera que se habían planificado en la mente de Dios.
Su fe fue probada, su obediencia probada, su paciencia probada.Todo hecho con la sencilLez que Dios había demandado de su pueblo.
“Los muros caen” el milagro ha sucedido.
¿Acaso no podremos nosotros derribar los muros de La Linea como fueron derribados los muros de Jericó?
¿Acaso no tenemos los mismos recursos que ellos?
¿O hemos olvidado lo que oímos la semana pasada, que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas?
¿Qué haremos? ¿Nos rendiremos o pelearemos la buena batalla de la fe?
Responderé yo mismo: “PELEAREMOS”
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