Sermón sin título
Sermon • Submitted
0 ratings
· 6 viewsNotes
Transcript
NO ES MOMENTO PARA VER A DIOS DE UNA FORMA SENTIMENTAL
Por lo tanto, el coronavirus fue enviado por Dios. Este no es un buen momento para ver a Dios de formas sentimentales. Estamos pasando por una temporada amarga. Dios la decretó. Dios la gobierna. Y Él la terminará. Cada parte de esta situación sucede por Su influencia. La vida y la muerte están en Sus manos.
Job no pecó con sus labios (Job 1:22) cuando dijo:
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor! (Job 1:21).
El Señor dio. Y el Señor quitó. El Señor se llevó a los diez hijos de Job.
En la presencia de Dios, nadie tiene derecho a vivir. Cada respiro es un regalo de Su gracia; cada latido de nuestro corazón es un regalo inmerecido. Al final, la vida y la muerte están en las manos de Dios:
¡Vean ahora que Yo soy único!
No hay otro Dios fuera de Mí.
Yo doy la muerte y devuelvo la vida,
causo heridas y doy sanidad.
Nadie puede librarse de Mi poder (Dt 32:39).
Así que mientras consideramos nuestro futuro con el coronavirus —o cualquier otra situación que amenace nuestra vida—, Santiago nos dice cómo pensar y hablar:
Más bien, debieran decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Stg 4:15).
Si Él quiere, viviremos. Si no, no viviremos.
Yo no sé si estaré vivo en el momento en que se publique este libro. Tengo al menos un familiar infectado con el coronavirus. Tengo setenta y cuatro años, un coágulo de sangre en los pulmones y bronquitis causada por cambios estacionales. Pero estos factores no son los que deciden. Dios es quien decide. ¿Es esta una buena noticia? Sí. Trataré de mostrarte la razón en el siguiente capítulo.
DIOS NOS ESTÁ DESPERTANDO PARA SU SEGUNDA VENIDA
El coronavirus es un llamado de atención de parte de Dios para que estemos listos para la segunda venida de Cristo.
AUNQUE LA HISTORIA de la iglesia cristiana está llena de predicciones fallidas sobre el fin del mundo, la realidad es que Jesucristo regresará. “Galileos” —dijo el ángel cuando Jesús dejó esta tierra— “¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse” (Hch 1:11).
Cuando regrese, será para juzgar al mundo:
Cuando el Hijo del hombre venga en Su gloria, con todos Sus ángeles, se sentará en Su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de Él, y Él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras (Mt 25:31-32).
En el caso de los que no están listos para encontrarse con Cristo, ese día los tomará desprevenidos:
Estén alerta, no sea que sus corazones se carguen con disipación, embriaguez y con las preocupaciones de la vida, y aquel día venga súbitamente sobre ustedes como un lazo (Lc 21:34, NBLA).
EL COMIENZO DE LOS DOLORES
Jesús dijo que veríamos señales de Su venida, como guerras, hambrunas y terremotos (Mt 24:7). A estas señales les llamó “el comienzo de los dolores” (Mt 24:8). La tierra es descrita como una mujer en labor de parto tratando de dar a luz un nuevo mundo, el cual Jesús creará cuando regrese.
Pablo tomó esta imagen y la usó en Romanos 8:22, conectando esos dolores de parto con todos los gemidos de esta era —todas las miserias del desastre y la enfermedad (como el coronavirus). Él nos imaginó en nuestras enfermedades, y las vio como parte de los dolores de parto del mundo. Gemimos mientras esperamos la redención de nuestros cuerpos. Jesús regresará, resucitará a los muertos y nos dará un cuerpo nuevo y glorioso (Fil 3:21):
La creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto. Y no solo ella, sino también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente, mientras aguardamos nuestra adopción como hijos, es decir, la redención de nuestro cuerpo (Ro 8:21-23).
¡MANTÉNGANSE DESPIERTOS!
Mi punto es este: Jesús quiere que veamos los dolores de parto (incluyendo el coronavirus) como recordatorios y alertas de que Él viene, así que debemos estar preparados. “Ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen” (Mt 24:44).
No necesitas una fecha exacta para tomar en serio lo que dice Jesús. Lo que dice es claro: “¡Estén alerta! ¡Vigilen! Porque ustedes no saben cuándo llegará ese momento… Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben cuándo volverá el dueño de la casa… Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!” (Mr 13:33-37).
El mensaje es claro. Estén alerta. Vigilen. Manténganse despiertos. Y los dolores de parto del mundo natural son para transmitir este mensaje. ¡Pero hay muchos que no están despiertos! Irónicamente, sus muchas actividades los mantienen profundamente dormidos en cuanto a la venida de Jesucristo. El peligro es grande. Y el coronavirus es un llamado de atención lleno de misericordia para que estemos listos.
Para estar listo, debes acercarte a Jesucristo, recibir el perdón por tus pecados y andar en Su luz. Entonces estarás entre los que…
… no están en la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son hijos de la luz… debemos, pues… mantenernos alerta… pues Dios no nos destinó a sufrir el castigo, sino a recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Él murió por nosotros para que, en la vida o en la muerte, vivamos junto con Él (1Ts 5:4-10).