La Templanza
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Transcript
24 Y cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había mellizos en su vientre.
25 Y salió el primero rubio, y todo él velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú.
26 Y después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú: y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de sesenta años cuando ella los dio a luz.
27 Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas.
28 Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza; pero Rebeca amaba a Jacob.
29 Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado,
30 dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese potaje rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto, fue llamado su nombre Edom.
31 Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura.
32 Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?
33 Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.
34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú su primogenitura.
26 El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría, será librado.
21 Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
22 los hurtos, las avaricias, las maldades, los engaños, las lascivias, el ojo maligno, la blasfemia, la soberbia, la insensatez.
23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia.
18 Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree ser sabio en este mundo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.
19 Porque la sabiduría de este mundo insensatez es para con Dios; pues escrito está: Él prende a los sabios en la astucia de ellos.
20 Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.
8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano; y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y desmayaba; y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.
9 Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.
10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció:
11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella grande ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no pueden discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
5 Vosotros también, poniendo toda diligencia en esto mismo, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento;
6 y al conocimiento, templanza, y a la templanza, paciencia, y a la paciencia, piedad;
32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que domina su espíritu, que el que toma una ciudad.
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
28 Como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, mas sólo uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
25 Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene; y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; pero nosotros, una incorruptible.
26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,
27 sino que sujeto mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser reprobado.
25 Y disertando él de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix, se espantó, y dijo: Vete ahora, y cuando tenga oportunidad te llamaré.