Amistad 2
Notes
Transcript
Seguimos con el tema de la amistad, algo que espero todos hemos experimentado, quizá tienes o tuviste un amigo de toda la vida. La amistad es algo difícil de descifrar, tiene que ver la química, empatía y algo más que no entendemos. La amistad no la puedes forzar, haces algo para que suceda, pero no lo puedes forzar.
La semana pasada vimos que la amistad se caracteriza por 3 esenciales: Disfrute, Aceptación y Preocupación genuina. Los 3 deben estar presentas para la verdadera amistad, siendo honestos la realidad es que muchas amistades no pasan del disfrute, la pasamos bien, reímos, somos aceptados, podemos ser quienes somos; pero de eso a saber que estarán ahí por nosotros y nosotros por ellos, aunque eso represente un sacrificio, eso es algo diferente.
Muchos nos quedamos cortos en cuanto a vivir esa amistad, porque no está el 3er esencial, la preocupación genuina es algo que dejamos de lado, el tipo de amistad que dice: estoy comprometido contigo, tanto que estoy dispuesto a sacrificar la amistad por el bien del amigo. Estoy dispuesto a poner en riesgo nuestra relación, con tal de ser tu amigo, arriesgo que me bloquees, me saques de tu vida, por haber dicho algo que no quieres oír, pero ¡necesitas oír! Así de comprometido estoy contigo.
Lo interesantes es que la mayoría de personas, después de pasar un momento difícil, al recordar al amigo que estuvo, no recuerda las fiestas, lo aceptado que se siente, recordará que fue él o ella quién le confrontó y le dijo lo que tenía que decir, aunque en el momento se enojó, pero después entendió que su amigo tenía razón y agradece el riesgo que tomó de perder la amistad con tal de salvarlo a él; esa es la amistad que más recuerdas.
A veces como cristianos ¡tampoco pasamos del disfrute y la aceptación! A veces ¡ni a la aceptación llegamos! ¿ya saludaste a alguien más hoy?
Viendo esto ¿tienes alguna relación con un amigo, que no le interesa tu bienestar? Te sabes aceptado y eso es parte del problema. Pasas buen tiempo, pero te involucran en cosas que no quieres, te perjudican.
Llegas de la oficina, taller, sabes que no debes estar en esa relación, has orado a Dios y le has dicho que ya no quieres estar en esa relación, pero ¡regresas! Es el poder de la aceptación. La aceptación atrae a la relación ¡no la preocupación genuina!
Quizá estás en lo opuesto; tus amigos andan en cosas que les perjudican su vida física, emocional, espiritual, matrimonial, cosas que les lastiman, tú sabes que está mal, sabes a dónde va a terminar, quizá por tu propia experiencia, ellos no han vivido el dolor de las consecuencias que tú ya viviste, aun así ¡no dices nada! Te quedas callado, porque no quieres arriesgar el disfrute, no quieres meterte donde no te llaman, porque es poner en riesgo el único grupo en que te sientes aceptado, y te conformas con una amistad que no va más allá del disfrute y la aceptación.
El problema es que al hacer eso te pierdes de uno de los regalos más grandes que Dios ha dado a la humanidad, el regalo de la Verdadera Amistad. En nuestro corazón y de nuestros amigos, sabemos que debemos ir más allá de sólo el disfrute, más allá de saber que puedo ser quien soy, debemos ir hacia esa preocupación genuina de forma mutua, el uno por el otro. Porque eso es lo más importante de la amistad y frecuentemente nos quedamos cortos y le privamos de esa oportunidad a nuestros amigos.
El Señor Jesús dice mucho sobre la amistad, nos dice que la verdadera amistad es sostenida por ese 3er esencial: estar dispuesto a arriesgar la relación, la amistad por el bien del amigo.
El apóstol Pablo escribe a un grupo de cristianos en Filipos y dice algo que explica muy bien este tema, resume la amistad, esencialmente Pablo dice: la misión de un amigo, la misión de la amistad, el lema es: El otro es primero. Oremos
“No hagan nada por egoísmo o vanidad…” (Filipenses 2:3, NVI)
Oremos otra vez y ¡vámonos! Qué más hay que agregar. Esto es la fuerza de la amistad; la fuerza del egoísmo en la cultura griega se ve en esta palabra, es algo que usaban en relación con los políticos, personas que estaban convencidos que debían hacer lo que se proponían sin importar lo que costara lograrlo. Estaban enfocados en eso, su agenda, su meta, su interés y se volvían ciegos a lo demás, al costo que pagarían los demás y muchas veces ellos mismos, si eso se interponía en conseguir lo que querían.
“No hagan nada por egoísmo o vanidad…” (Filipenses 2:3, NVI)
Vanidad es cuando pienso que merezco más que los demás. Si hay 2 galletas una fea y la otra bonita, cuando te distraes, decido que merezco la bonita y la tomo. Ahora, este ejemplo no lastima a nadie, pero si lo pones en otra área de tu vida es algo triste porque dice que algo no está bien en el corazón. Y eso ¡está en todos nosotros! Creemos que merecemos la mejor galleta ¿no es cierto? Y si todas las galletas fueran iguales entonces ¿qué? Yo merezco más y por supuesto que no lo decimos, pero tenemos esa actitud en la vida, en muchas áreas.
Creemos que merecemos más; Pablo dice: no permitas que tus decisiones sean motivadas por el egoísmo y la vanidad; no permitas que el egoísmo alimentado por la ilusión que mereces más que los demás controle tus acciones.
Pablo dice, cuando llegues a un momento de decisión en tu vida diaria ¿qué harás? Tomarás la misma dirección que siempre, lo que es sólo para ti. Pablo dice: tienes que romper tus hábitos egoístas y la prioridad ¡no eres tú! Pero, siempre hay un pero, esto me pega directo al centro de lo que soy, porque como tú, siento que sí soy el centro, pienso que si todos fueran como yo el mundo sería mejor. Acaso ¿no discutes por eso con tu cónyuge? Si tu esposa o esposo viera las cosas como tú, si hiciera las cosas como tú, la vida ¿no sería más fácil? Si la gente hace las cosas como yo digo ¡a todos nos va mejor! De alguna manera creemos que somos el centro, ok, Jesús es el centro, pero yo soy el que está más a Su ladito. Pablo dice: ¡no es así! Estás equivocado y pensar que sí, te lleva a vivir una ilusión que te llevará a problemas.
“El mayor obstáculo para construir verdaderas amistades, es la justificación del egoísmo, un egoísmo que en nuestra mente, se siente totalmente razonable y por eso aceptable.”
Al ser egoísta ¡no lo explicas! Sólo dices cómo sabes que deben ser las cosas y no te importa lo que los demás piensen. Pablo lo dice y nuestra experiencia lo comprueba que ese tipo de ilusión, ese egoísmo es el mayor obstáculo a las relaciones, por eso tenemos problemas en llevar nuestra amistad al 3er esencial.
Me gusta disfrutar, paso buen tiempo, te acepto, pero cuando se trata de si será a mi manera, si busco mi beneficio o el tuyo y si mi beneficio me cuesta la relación ¡tengo que ver por mis intereses! Y si me preguntas la razón, te pudo decir mil argumentos y explicarte porque debe ser a mi manera. Eso es justificar el egoísmo.
Pablo dice: vivir así es una falsedad e ilusión y si vives así en tus relaciones más importantes, tu matrimonio, los hijos, la familia, los ex’s, eso nos priva de tener verdadera amistad en que estoy en la relación por ti y tú por mí.
Pablo agrega algo en lo que todos debemos trabajar para desarrollar lo que es la preocupación genuina. Veamos la segunda parte del verso:
“…Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes.” (Filipenses 2:3, NTV)
Humildes es humildad de pensamiento que se convierte en una actitud. Esta frase no aparece en ninguna literatura griega, sólo en el NT. Al pensar en ti y considerar a quienes te rodean, con quienes estás y tomando en perspectiva a Dios tu Creador; te das cuenta que eres uno de millones de esta generación, además toma en cuenta todos los que han habitado este planeta, en otras palabras: el mundo seguirá girando contigo y sin ti. Ahora, mira a quién está a tu lado y considéralo como mejor que tú.
Siendo honestos, esto no es natural para nadie. Considerar a los demás como mejores. Una mejor traducción sería: considera a los demás como más importantes que tú. Al ver alrededor, el que está junto a ti es más importante que tú, que yo ¡todos son más importantes que yo!
Aquí usa otra palabra en griego: considerar. Este es un término de contabilidad que es poner valor en algo. Pablo dice: al pensar en tus amigos, en la gente con quienes te relacionas, debes poner en tu mente -una actitud- un valor superior en ellos. Un valor mayor que tu valor; no que sean más importantes en realidad, pero que decidas, es algo mental, decidir que son más importantes que tú, es tomar una decisión y actuarlo.
Piensa ¿qué pasaría si en tu matrimonio, amistades decides ponerles un valor mayor que el tuyo? Es algo que empieza en la mente, es una actitud. ¿Qué pasaría si consideras que son mejores que tu al tratarlos? No que lo sean, sino por consideración. ¿Qué pasaría?
Abres la puerta y le pides que pase, ella te dice: no pasa tú, él corrige, por favor y así hasta la medianoche. ¿Qué pasaría en tu círculo de amistades? ¿en tu vida? Si consideras a quienes te rodean como de más importancia que tú. Pablo sabe que no es fácil vivir así, no es fácil digerirlo así que nos da una aplicación práctica.
“Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.” (Filipenses 2:4, NVI)
El sentido o la idea de la palabra interés es como decir: no pases tu vida viendo sólo tu agenda, tu negocio, tu tiempo, tu presupuesto, tus gustos, tu horario, sino que debes ver la agenda, el tiempo, presupuesto, interés de los demás. Debes buscar la manera que otros cumplan sus propósitos; no pases, no gastes tu vida…en ti. Necesitas interesarte y expresar interés en otras personas, en lo que es importante para ellos. Debes descubrir qué es importante para quienes te rodean y expresar interés.
Este es el principio, los primeros pasos para desarrollar interés, preocupación genuina por otros.
Si tu amigo, cónyuge, al abrirle la puerta dice: ¡claro, vaya hasta que reconoces quién soy y me abres la puerta y me pones en primer lugar porque soy el primer lugar y él o ella no lo hace ni una sola vez, que triste situación de su corazón. Si dices, no conoce a mi esposo o esposa, se la va a creer. Será humillado, humillada por Dios y le dolerá.
Quizá has estado con alguien que no hace más que hablar de su proyecto, sus logros, lo que ha hecho y dejado de hacer, si dices algo, después él o ella agrega: a mí me pasó lo mismo, pero peor o mejor y la hacen su historia. Después de unos minutos te sientes mareado y lo que es peor, parece que le daría lo mismo que yo esté ahí, alguien más o un mueble.
Por otra parte, también has estado con alguien que te escucha, te pregunta, se interesa por ti, pregunta por tu familia, hijos. En cierta forma, es lo que está pidiendo Pablo, que al interactuar tomemos el tiempo y nos disciplinemos en hacer esto, que nos interesemos en los demás.
Tristemente vivimos tan a prisa que pareciera que nada ni nadie nos importa y ¡no es así! Porque la verdad es que sí nos importan, sí nos preocupamos unos por otros, oramos unos por otros, pero casi no nos damos el tiempo de darle seguimiento.
Que seamos de los que se interesan por las personas, de los que tienen tiempo para escucharte, que al llamar y te pregunten ¿estás ocupado? La repuesta sea, dame un minuto o ¡dime te escucho!
Quizá conoces, pero es mejor ser de las personas que siempre tiene tiempo para escucharte, que al llamar y preguntar ¿estás ocupado? Dicen: ¡dime, te escucho! Y ¡te escuchan! Así es como empiezas a moverte y pasas de sólo disfrute, sólo aceptación a la preocupación genuina, y llegas a una verdadera amistad.
Algo práctico: piensa en alguien a quien consideres mejor que tú y si te cuesta encontrar alguien, ¡ahí hay un problema! Pero, piensa en alguien, alguien que, si hay 2 galletas, aunque se distrajera, no tomarías la más grande, alguien real o ficticio, un héroe, Chayane alguien que admires, ahora imagina que entra a este lugar, seguro te quedarías asombrado, lo quedarías viendo.
Piensa en esa persona que admiras, ahora, qué pasaría si esta semana, cuando veas alguien de tus amigos, o tu esposa, ¿qué haría si al verla pones a la persona en quién has pensado? ¿qué pasaría?
Y dices: es que no puedo imaginar, porque al ver a mi esposo, sólo veo a mi esposo, es sólo mi esposa, es mi mamá. Si fuera la persona en quien pensé, pues sí, le trataría con más respeto, pero ¡es mi mamá! Es mi hija, es mi ex.
Pero, Pablo nos pide que le pongamos como alguien que es más importante, alguien a quien admiras ¿cómo le tratarías? ¿qué tan mal le responderías? Le dirías: ¡otra vez te tengo que explicar! Creo que no; tendría toda tu atención. Al hacer eso, lo que dices es: lo que digas es más importante que lo que hago; lo que dices me importa y la verdad es que ¡sí nos importa! Estamos interesados, pero ¡no lo expresamos!
Algo más que podemos hacer en esta semana, es repite, después de mí: Pregunta, Escucha, Recuerda. Al estar con amigos, familiares, empieza a preguntar sobre sus asuntos, lo que les interesa, su familia. Escucha lo que dicen y Recuerda para que la próxima vez que los veas, les preguntes otra vez. Escucha y recuerda, porque sí te importan, pero a veces te ocupas de muchas otras cosas.
Si no hacemos esto nos privamos a nosotros mismos, de la verdadera amistad. Porque el egoísmo pavimenta el camino al aislamiento y la soledad. Si no cambias te diriges a estar aislado y solo y ¿quién pierde? Tú y todos los que te rodean y te aman.
Es tiempo de renovar nuestra mente
Pregunta
Escucha
Recuerda
Quizá digas: Pastor ¿con quienes hago esto? ¿hasta dónde llego con esto? La respuesta es: a todos y llega tan lejos como puedas; y al hacerlo habrá bendición porque el autor de esto es el Salvador a quien adoramos y sabes ¿qué hizo ÉL? Vino del cielo a la tierra, porque decidió que tus asuntos, tus problemas, tu pecado, tenía prioridad sobre su estatus, su posición con Hijo de Dios y, lo que es más, digno de que le adores, al ser merecedor de toda la Gloria, ser igual a Dios, pues todo eso se lo quitó y dijo: ahora tu situación, tu interés toma precedencia sobre mi interés y por eso vino del cielo a la tierra, por eso Su Nombre levantaré.
ÉL nos dice: ámense, así como YO los he amado, pero considera a los demás como de más importancia que tú mismo, y amigos míos, hacer eso, es dar pasos de gigante hacia la comprensión y experimentar la verdadera amistad. Estoy para ti y tu para mí y estoy dispuesto a sacrificar la amistad, con tal de salvar al amigo.
Palabra de Dios
Oremos