Conociendo al Señor de la tormenta

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Llegamos a conocer a Jesús por experiencia cuando lo vemos obrando en nuestras vidas.

Notes
Transcript

Introducción:
Desde que creímos en Jesús, Él está en nuestras vidas. Oramos a Él e invocamos su nombre una y otra vez.
¿Le conoces?
Hay muchas personas de las que conoces solo el nombre o lo que los medios de comunicación dicen a su respecto.
¿Conoces a Joe Biden? Bueno, sí, es el presidente de los Estados Unidos. Pero, ¿lo conoces? ¿Cuál es su color favorito? ¿Qué le gusta comer? ¿Qué tipo de música le gusta? No, no sabemos mucho acerca de él. No le conocemos.
Podemos escuchar mucho acerca de Dios, pero conocerlo es algo diferente. Eso solo ocurre en la experiencia.
Job 42:1–6 RVR60
1 Respondió Job a Jehová, y dijo: 2 Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti. 3 ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. 4 Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. 5 De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. 6 Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Job 42:1–6 NVI
1 Job respondió entonces al Señor. Le dijo: 2 «Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes. 3 “¿Quién es éste—has preguntado—, que sin conocimiento oscurece mi consejo?” Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas. 4 »“Dijiste: Ahora escúchame, yo voy a hablar; yo te cuestionaré, y tú me responderás.” 5 De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. 6 Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza.»
Job 42:1–6 NTV
1 Entonces Job respondió al Señor: 2 «Sé que tú todo lo puedes, y que nadie puede detenerte. 3 Tú preguntaste: “¿Quién es este que pone en duda mi sabiduría con tanta ignorancia?”. Soy yo y hablaba de cosas sobre las que no sabía nada, cosas demasiado maravillosas para mí. 4 Tú dijiste: “¡Escucha y yo hablaré! Tengo algunas preguntas para ti y tendrás que contestarlas”. 5 Hasta ahora sólo había oído de ti, pero ahora te he visto con mis propios ojos. 6 Me retracto de todo lo que dije, y me siento en polvo y ceniza en señal de arrepentimiento».
Nunca te conformes con saber acerca de Dios. Tienes que conocerle.
¿Cómo se le conoce?
Considerémoslo a la luz de esta historia.
Mateo 14:22–33 RVR60
22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Mateo 14:22–33 NVI
22 En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud. 23 Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, 24 y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario. 25 En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. 26 Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. —¡Es un fantasma!—gritaron de miedo. 27 Pero Jesús les dijo en seguida: —¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo. 28 —Señor, si eres tú—respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua. 29 —Ven—dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. 30 Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: —¡Señor, sálvame! 31 En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. 33 Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: —Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Mateo 14:22–33 NTV
22 Inmediatamente después, Jesús insistió en que los discípulos regresaran a la barca y cruzaran al otro lado del lago mientras él enviaba a la gente a casa. 23 Después de despedir a la gente, subió a las colinas para orar a solas. Mientras estaba allí solo, cayó la noche. 24 Mientras tanto, los discípulos se encontraban en problemas lejos de tierra firme, ya que se había levantado un fuerte viento y luchaban contra grandes olas. 25 A eso de las tres de la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. 26 Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre el agua, quedaron aterrados. Llenos de miedo, clamaron: «¡Es un fantasma!». 27 Pero Jesús les habló de inmediato: —No tengan miedo —dijo—. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí! 28 Entonces Pedro lo llamó: —Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti caminando sobre el agua. 29 —Sí, ven —dijo Jesús. Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó sobre el agua hacia Jesús, 30 pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse. —¡Sálvame, Señor! —gritó. 31 De inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró. —Tienes tan poca fe —le dijo Jesús—. ¿Por qué dudaste de mí? 32 Cuando subieron de nuevo a la barca, el viento se detuvo. 33 Entonces los discípulos lo adoraron. «¡De verdad eres el Hijo de Dios!», exclamaron.

1. Nuestras inciertas circunstancias

Todos vivimos cosas “normales”, situaciones humanas, lógicas. Por lo general no vemos mucho de sobrenatural o espiritual en lo que vivimos.
Así empieza esta historia.
Mateo 14:22–24 RVR60
22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
Mateo 14:22–24 NVI
22 En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud. 23 Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, 24 y la barca ya estaba bastante lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario.
Mateo 14:22–24 NTV
22 Inmediatamente después, Jesús insistió en que los discípulos regresaran a la barca y cruzaran al otro lado del lago mientras él enviaba a la gente a casa. 23 Después de despedir a la gente, subió a las colinas para orar a solas. Mientras estaba allí solo, cayó la noche. 24 Mientras tanto, los discípulos se encontraban en problemas lejos de tierra firme, ya que se había levantado un fuerte viento y luchaban contra grandes olas.

2. Cuando el Señor interviene y nos habla.

Mateo 14:25–27 RVR60
25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Mateo 14:25–27 NVI
25 En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. 26 Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados. —¡Es un fantasma!—gritaron de miedo. 27 Pero Jesús les dijo en seguida: —¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
Mateo 14:25–27 NTV
25 A eso de las tres de la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. 26 Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre el agua, quedaron aterrados. Llenos de miedo, clamaron: «¡Es un fantasma!». 27 Pero Jesús les habló de inmediato: —No tengan miedo —dijo—. ¡Tengan ánimo! ¡Yo estoy aquí!
A veces se nos presentan situaciones que no entendemos. La vida no es fácil, nuestras circunstancias son problemáticas y entonces, todavía, sucede algo “especial” o raro.
¿Nuestra reacción? Nos asustamos, esperamos lo peor.
Eso le pasó a los discípulos.
Pero entonces, Jesús nos habla y eso hace que una nueva paz inunde nuestro corazón, aunque todavía hay muchas preguntas sin responder.
Creo que casi todos hemos experimentado este nivel.

3. Cuando involucramos nuestra frágil fe y experimentamos lo imposible

Mateo 14:28–32 RVR60
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
Mateo 14:28–32 NVI
28 —Señor, si eres tú—respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua. 29 —Ven—dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. 30 Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: —¡Señor, sálvame! 31 En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió: —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.
Mateo 14:28–32 NTV
28 Entonces Pedro lo llamó: —Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti caminando sobre el agua. 29 —Sí, ven —dijo Jesús. Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó sobre el agua hacia Jesús, 30 pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse. —¡Sálvame, Señor! —gritó. 31 De inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró. —Tienes tan poca fe —le dijo Jesús—. ¿Por qué dudaste de mí? 32 Cuando subieron de nuevo a la barca, el viento se detuvo.
Este es el desafío que se nos presenta.
Pedro llegó a experimentar lo que ningún otro ser humano “normal”. ¿Te lo imaginas?
Puedes elegir quedarte en tu posición de espectador, o puedes lanzarte a experimentar lo imposible.
¿Puede una persona experimentar lo imposible? Solamente con Jesús, con la mirada puesta en Él y tomados de su mano.
Hay que estar un poco loco para esto, y esa locura se llama fe.
Conclusión:
Mateo 14:33 RVR60
33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Mateo 14:33 NVI
33 Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: —Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Mateo 14:33 NTV
33 Entonces los discípulos lo adoraron. «¡De verdad eres el Hijo de Dios!», exclamaron.
¿El resultado? Experimentas a Dios, en la práctica, sin lugar a dudas.
Es algo que te mueve a adorar como nunca antes.
Dios está obrando en tu vida y a tu alrededor. Asegúrate de dar el salto de fe, confiando en el Señor de todo corazón.
Conócele. Es lo que Él quiere para ti.
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