Humildes como Cristo
Introducción
La Biblia enseña que aun en los cristianos permanece el pecado y que la vida del cristiano es una lucha constante por combatir el pecado y ser cada vez más santos. Uno de los pecados más difícil de eliminar es el orgullo. Es la petición de muchos hermanos, “Señor, líbrame de mi orgullo”. Es una lucha constante y larga y aun después de décadas en el cristianismo el orgullo permanece remanente.
Además a causa del orgullo caemos en muchos otros pecados. El orgullo es algo que sucede en el corazón y se manifiesta en diversas maneras. A causa del orgullo no seguimos el consejo de Dios, nos herimos con facilidad, sentimos envidia cuando el otro prospera, ocurren las discenciones y divisiones y muchos otros males pueden hallar su origen en el orgullo.
Adicionalmente, nuestra cultura no nos ayuda. La humildad no es una virtud que se promueve. La humildad se ve más bien como una debilidad. Entre a una librería secular y es poco probable que encuentre un libro sobre la humildad. En un ambiente así es difícil que la humildad sobreviva, pero la humildad es indispensable en la vida cristiana.
En el capítulo dos de la carta a los Filipenses, el Señor no ha dejado abundante instrucción sobre como combatir el orgullo y cultivar la humildad.
I. Se Humilde: Estimando a los demás como superiores a ti mismo
Ciertamente el texto es extenso y hay mucho que podría exponerse a partir de estos versos, pero para nuestro fin, en este primer punto nos concentraremos en la exhortación del verso 3.
vs. 3 - Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
Cristo te manda por medio de su apóstol que nunca estés motivado por contienda o por vanagloria.
Por contienda. Es hacer algo con el propósito de contender. Eso inicialmente puede parecer raro o extraño. ¿Cómo puede ser la contienda, las disputas, las discusiones una motivación para hacer algo? Pero si usted observa discusiones, es probable que muchas estén motivadas por contienda; por ganar la discusión más que por hacer el bien, por llevar la contraria más que por edificar y en algunos casos para humillar o hacerle daño al otro.
Por vanagloria. Vanagloria es literalmente gloria vana, gloria vacía y sinónimo de jactancia o arrogancia. Sucede cuando una persona es motivada por darse gloria, por verse bien frente a los demás. Y es muy apropiado llamarle vanagloria (gloria vana o vacía) ya que el hombre ha sido creado para darle gloria a Dios. Vivir para la gloria de Dios, satisface y llena, pero vivir para la gloria propia es vano y nunca llena. El exaltar a Dios es justo, pues El es digno, pero el auto exaltarse es una ilusión, una farsa pues uno mismo sabe que por más que lo aparente, uno comete errores y faltas y ciertamente no es digno de gloria. Cuando se hace algo motivado por la vanagloria o el exaltarse a uno mismo, es ir en contra del bien del prójimo y la gloria de Dios ya que el propósito principal es lucir bien.
En ambos casos, tanto el contender como el vanagloriarse son opuestos a la humildad. Por eso el apóstol continúa el verso diciendo “antes bien con humildad”.
Y ¿que es la humildad? El texto lo define. Es estimar a los demás como superiores. Podrías pensar que esto es algo imposible, pues no todo el mundo es superior a ti. Pero esta estimación es considerar a los demás como superiores a ti aun cuando no lo sean. Dios sabe que no todo el mundo es superior a ti. Adicionalmente, Cristo es el sumo ejemplo de humildad como veremos en nuestro segundo punto, y al mismo tiempo nadie es superior a el. Así que estimar a los demás como superiores a ti es tratarlos como si fueran superiores.
¿Y cómo se trata a los superiores?
Algunas actitudes que asumimos cuando estamos tratando con alguien a quien consideramos nuestro superior son:
- Escuchamos: Valoramos lo que tiene que decir y somos prontos para escuchar y tardos para hablar. En el caso inverso, lo interrumpimos como si no nos interesara todo lo que tiene que decir.
- Toleramos: Tendemos a ser mas pacientes con ellos y tolerar mas sus faltas. En cambio, somos muy intolerantes con las faltas de aquellos a quienes no admiramos.
- Hacemos una buena contrucción: Somos resistente a recibir un mal reporte sobre esa persona. Hasta que el asunto no sea evidente, somos cuidadosos para pasar juicio, pero cuando consideramos al otro como inferior, con facilidad creemos cualquier mal reporte sobre el otro, pasamos juicio y somo lentos para creer cosas buenas sobre el otro.
En esencia, el verso 4 nos dice que considerar a los demás como superiores a ti mismo es no mirar sólo por lo tuyo, sino también por lo de los otros.
Suena ideal, pero la humildad es algo sumamente difícil de alcanzar. Y si por la gracia de Dios haz sido una persona exitosa, sea en los negocios, en tu carrera, en algún deporte o te haz destacado, pues tiende a ser aun más difícil.
Por eso es tan apropiado lo que el apóstol dice a partir del verso 5, y esto nos introduce a nuestro próximo punto.
II. El Ejemplo de Cristo
vs. 5-11
Este texto es uno de los textos más claros en todo el Nuevo Testamento sobre la deidad de Cristo, su humillación de manera voluntaria y su subsiguiente exaltación, pero es bueno notar que la razón inmediata por la cual el apóstol toca el tema de la humillación y consecuente exaltación de Cristo es para mostrarlo como ejemplo de humildad.
Como observación al margen, es un excelente ejemplo de como la teología es sumamente practica. La teología de las Escrituras siempre tiene implicación para vivir la vida cristiana. Pablo utiliza la doctrina de la deidad de Cristo y su encarnación para enseñarnos sobre la humildad.
Volviendo a Cristo como ejemplo de humildad, es sumamente poderoso no sólo cuando se nos dice lo que debemos hacer, sino cuando también el mismo quien lo manda lo hace primero y lo hace en una manera tan contundente. Un buen ejemplo es más poderoso que mil palabras.
- Vs. 5 - Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
- Noten que es un “sentir”, lo cual implica que es algo que ocurre primordialmente en el corazón. La humildad y el tratar a los demás como superiores no es algo de la boca hacia fuera. Es algo que tiene origen en el corazón.
- Vs. 6-8 - el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
- Si hay alguien que no tenía que humillarse era el Hijo de Dios.
- Como dice el apóstol en otro lugar (Colosenses 1:15-19):
- El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
- No estimó ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo – Esta es la contraparte de estimar a los demás como superiores. Para ser humilde hay que considerar a los otros como superiores y también no aferrarse a una condición, sino estar dispuesto a decender, a despojarse.
- Si Dios mismo se humilló ¿quién podrá negarse a ser humilde?
- Vs. 9-11
- Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
- Algo particular que queremos resaltar es que finalmente, la humillación de Cristo no fue permanente, pues Dios le exaltó hasta lo sumo. No es incorrecto desear grandeza u exaltación. No es incorrecto ni siquiera ser motivado por ser exaltado. Dice Hebreos 12:2:
- puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
- Este texto indica claramente que Jesús soportó la humillación hasta la muerte y muerte de cruz porque tenía puesto sus ojos en el gozo que le esperaba. ¿Y cuál era ese gozo puesto delante de él? El mismo verso lo dice: Se sentó a la diestra del trono de Dios. Es simplemente otra manera de decir lo mismo que dice en Filipenses 2:9-11. Dios lo exaltó hasta lo sumo.
- O sea, que la clave para la humildad no es la eliminación del deseo de grandeza, sino el poner toda tu esperanza y deseo de grandeza en la grandeza que Dios da y no en la que el hombre o tú mismo te puedas dar. Ese es el ejemplo de Jesús y lo que estamos llamados a imitar.
- ¿Cómo puede un cristiano despojarse de sí mismo y descender y humillarse al punto de sufrir vergüenza, desprecio y hasta pasar como ridículo frente a los demás?
- Imitando a Cristo, poniendo todo su deseo de grandeza en la exaltación que Dios promete.
- 1 Pedro 5:6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
- Lucas 18:14 porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.
- La clave para la humildad no es la eliminación de tus deseos de ser grande, sino redireccionarlos a la exaltación que Dios promete.
- Hay personas que le tienen terror a que algunas personas lo vean en una condición de humillación. Cristo se humilló hasta lo sumo, hasta la muerte de cruz frente a todo el mundo, porque tenía puesta la mirada en la exaltación que Dios promete.
III. Direcciones Prácticas
vs. 12-14 [leer texto]
El apóstol nos presenta a Cristo como supremo ejemplo de humildad y nos habla de su motivación, pero también nos deja ciertas direcciones particulares para combatir el orgullo y cultivar la humildad.
Noten que el verso 12 inicia con las palabras “Por tanto”. Como diciendo: “Nuestro Salvador, siendo Dios se humilló hasta la muerte confiando en la exaltación que Dios promete, por tanto, sigan las siguientes direcciones.
1. Vive bajo el ojo omnisciente de Dios
- vs. 12 - Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia...
- La primera dirección que el apóstol nos deja para combatir el orgullo y cultivar la humildad es ser la misma persona en público como en secreto. El que vive como Cristo, para la exaltación que Dios promete y no para la opinión de los hombres, saben que Dios los está viendo en todo momento y que aunque podemos engañar al hombre aparentando una cosa y siendo otra, Dios todo lo ve.
- Hermano se la misma persona en la iglesia los domingos, en el trabajo, en tu casa y eso te ayudará a cultivar la humildad.
- Preocúpate por tus pecados primero
- El vs. 12 termina diciendo: ...ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,
- Para cultivar la humildad y combatir el orgullo hemos de combatir mayormente nuestro propio pecado. Ocúpate de tu salvación. Si evalúas tu vida y tus pecados con sinceridad la respuesta segura es temor y temblor. Pues si Dios toma en cuenta nuestros pecados, ¿quién podrá permanecer en pie?
- Es cierto que todos somos pecadores pero en el caso de los demás solo puedo ver algunos pecados externos, pero de los míos puedo ver los externos, los internos, los malos pensamientos, las malas motivaciones y toda la perversidad que aun permanece en mi corazón. Así que si comparo los pecados que conozco de mi prójimo y los que conozco que son míos, la concusión obligada ha de ser: “Soy el hombre más pecador que conozco”.
- Por tanto, ocupémos el 99% del tiempo para combatir nuestros pecados y el 1% para combatir los pecados de los demás y cultivaremos un espíritu humilde.
3. Recuerda que cualquier cosa buena en ti fue Dios quien la produjo
vs. 13 - porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
El orgullo crece cuando vemos cosas “admirables” en nosotros. Los predicadores tenemos que luchar contra el orgullo contantemente. Toda la iglesia ora por los predicadores, el predicador le pide a Dios que le ayude con el sermón, utiliza muchas ideas y materiales escritos por otra persona, pero viene un hermano y le da un elogio por la predicación y se levanta el orgullo. No es que no estimulen a los predicadores, es bueno, pero lo presento como un ejemplo de cuan inclinado está el hombre a atribuirse el mérito por lo que la gracia de Dios produce.
Constantemente recuerdale a tu corazón, Dios es el que en mi produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Por tanto no hay lugar para la jactancia y el orgullo.
4. Combate las Murmuraciones
vs. 14 - Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
Murmurar es hablar negativamente de alguién sin que esté presente. Puede ser verdad o mentira.
¿Por qué el apóstol presenta el combatir la murmuración como una manera de combatir el orgullo y cultivar la humildad?
La murmuración es levadura para el orgullo. Un poco de murmuración hace crecer el orgullo enormemente. Cada vez que murmuramos humillamos al otro y nos subimos nosotros. Murmurar es lo contrario a ocuparte de tu salvación con temor y temblor. Es ver a los demás como inferiores a ti mismo.
Hermanos, y la murmuración es un mal tan común, aun en medio nuestro que ni nos damos cuenta. Y es muy común que disfracemos la murmuración de otra cosa, pero Dios conoce las motivaciones del corazón.
Combate el orgullo y cultiva la humildad resistiendo toda tentación a la murmuración.
Conclusión:
Hermano, combate el orgullo en tu vida, trata a los demás como superiores a ti. Imita a tu Señor, quien siendo Dios se despojo de su gloria y se humilló hasta la muerte confiando en la exaltación que Dios promete a todos los que esperan en él.
- Recuerda que Dios todo lo ve. Se el mismo todo el tiempo.
- Concéntrate en luchar con tus pecados. Son suficientes para mantenerte ocupado todo una vida
- Recuerda que cualquier cosa buena en ti es producida por Dios. No hay razón para jactarse.
- Combate la murmuración. Ni la hables ni la recibas.
Amigo que nos visitas. ¿No quieres ser una persona humilde también? Solo hay una manera, dejando de vivir para los demás y vivir para Dios. Peor hay un problema. Toda tu vida la has vivido para ser exaltado por los demás. Arrepiéntete de tu orgullo y pon toda tu confianza en Dios quien promete el perdón de todos tus pecados y ser exaltado a su diestra para siempre.
Sólo hay una persona que conoce todos tus pecados y aun así te invita a ser su amigo. Dios conoce todo lo que haz hecho, dicho, pensado y sentido y dice en su palabra: Yo soy el Dios que perdona las transgreciones y tengo misericordia de los pecadores. Aprovecha la oferta de Dios en esta mañana.