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José (hebreoיוֹסֵף, que se traduce como "crecer";3​ hebreo estándar: Yosefhebreo tiberiano Yôsēp̄; en árabeيوسف‎ Yūsuf oYūsif; en griego antiguoἸωσήφIōsēph) es un personaje importante del libro bíblico del Génesis, ancestro de dos tribus de Israel.
Según el relato, fue uno de los doce hijos de Jacob. Había nacido de Raquel, la esposa amada de Jacob y era el hijo preferido de su padre; sus hermanos, nacidos de Lea o de las concubinas de Jacob, lo envidiaban por eso, al punto de venderlo como esclavo. Fue llevado a Egipto donde, después de ser acusado injustamente de adulterio por su dueña, estuvo en prisión. Al interpretar un sueño profético del Faraón, fue liberado y elevado a la categoría de chaty. En tiempos de hambruna salvó al pueblo egipcio e hizo entrar en el país a su familia, perdonó a sus hermanos y les otorgó el país de Gosén, donde se convertirían en el pueblo de Israel.
Sus hijos Efraín y Manasés, nacidos de la egipcia Asenat, constituyeron dos de las doce tribus de Israel, conocidas como Casa de José, que son las más importantes del Reino de Israel y ancestros de los actuales samaritanos. José es visto entre los musulmanes como un profeta de Dios.
Nacimiento y juventud[editar]
Diego VelázquezLa túnica de José, 1630. Monasterio de El EscorialMadrid.
José fue el undécimo hijo de los doce que tuvo Jacob, y su madre fue Raquel. Jacob lo amaba más que a sus otros hijos y ello produjo la envidia de sus hermanos. José tenía a su vez sueños en los que aparecía alzado por encima de éstos y prediciendo lo que iba a suceder en el futuro. Por ser el favorito y quien Jacob quería que fuese su sucesor, el tercer patriarca hebreo le elaboró una túnica de colores que lo distinguía, hecho que enfureció aún más a sus hermanos, quienes buscaron entonces una ocasión para vengarse. Un día sus hermanos llevaron a sus animales a pastar en un lugar lejano a sus tiendas. Al pasar el tiempo y ver que no regresaban, Jacob envió a José a buscarlos y verificar que se encontraban bien. Sus hermanos, al ver desde lejos que venía José, planearon matarlo. Rubén, el mayor, intentó convencerlos de que no era buena idea, pero cuando José llegó lo arrojaron a un pozo de agua vacío y lo tuvieron atrapado hasta decidir qué hacer con él. Al día siguiente pasó por ese lugar una caravana de mercaderes que se dirigían a Egipto y los hermanos de José lo vendieron como esclavo. De regreso con Jacob, mintieron al patriarca diciendo que solo habían encontrado la túnica de José, la cual habían embebido en sangre de cordero para hacerle creer a Jacob que había sido atacado por un lobo, bestia que supuestamente lo había matado. Jacob lloró la muerte de su querido hijo desconsoladamente. Así fue como José partió de Canaán para llegar luego a Egipto.
Reencuentro con sus hermanos y su padre[editar]
Símbolo de la tribu de José.4​ Inscripción hebrea: "Bendita del Señor sea su tierra" (Deuteronomio 33:13).5
Al acabar los siete años de abundancia en Egipto, llegó el hambre, y el pueblo clamaba al Faraón, que les decía que fueran a José e hiciesen lo que él dijera. Mucha gente fue a comprarle trigo a José, no sólo de Egipto, sino también de otras tierras.
El hambre también golpeó las tierras de Canaán, y en especial Beerseba, donde vivía Jacob con su gente. Enterados de que en Egipto había trigo, envió a sus diez hijos mayores a Egipto dejando a Benjamín, el menor de todos, a su lado. Los diez hermanos llegaron hasta la corte del Faraón para pedir ayuda, y se presentaron ante José, al que no reconocieron porque estaba muy cambiado y además vestía como egipcio.
Pero José sí los reconoció a ellos, pero disimuló y les preguntó a través de un intérprete de dónde venían. Sus hermanos le contestaron que venían de Canaán para comprar alimentos, pero él los acusó de ser ladrones y espías. Ellos, consternados, le contestaron que todos eran hermanos, hijos de Jacob. José les replicó “¿Cómo puede ser un hombre tan rico en hijos?”, y ellos explicaron que en realidad eran once hermanos, pero que el menor de todos se había quedado con su padre. José mandó encerrar a sus hermanos en la cárcel durante tres días, y durante este período ellos reflexionaron sobre todo el mal que le habían hecho a José. Este, que los escuchaba, tuvo que retirarse debido a la emoción que le causaban sus palabras. Al cabo de los tres días, José los liberó y declaró que llevarían trigo a Canaán, pero, para demostrar la veracidad de sus palabras, deberían volver y traer consigo al hijo menor, Benjamín. Mientras tanto, tomó a Simeón como rehén y lo encerró. Además, metió en las alforjas de sus hermanos el dinero que ellos habían pagado por el trigo.
Cuando regresaron a Canaán, los hermanos quedaron consternados al ver en sus alforjas el dinero que habían pagado, y temieron que los egipcios pudiesen utilizar esta situación para convertirlos en esclavos y despojarlos de sus bienes. Le contaron todo lo sucedido a su padre, y Jacob se entristeció por Simeón, pero les contestó que no iban a volver a Egipto con Benjamín porque ya había perdido a José y no soportaría perder también a Benjamín, el único hijo que le quedaba. Pero la sequía y escasez continuaron y, tras mucho insistir, Rubén y Judá consiguieron que Jacob transigiera, y los hijos de Jacob volvieron a Egipto con Benjamín.
Al volver a Egipto, los hijos de Jacob fueron recibidos por el mayordomo de José, que les dijo que no debían preocuparse por el dinero y además los reunió con Simeón. Todos fueron invitados a la casa de José, a quien le dieron regalos de parte de su padre. José se alegró especialmente de ver a Benjamín después de tanto tiempo, hasta el punto de retirarse a sus habitaciones a llorar de la emoción. Tras recuperarse, José invitó a sus hermanos a un banquete, en el que los acomodó por orden de edad. Al ver esto, se sorprendieron mucho, pero el mayordomo de José les explicó que pudo adivinarlo gracias a su copa de plata, que era mágica. Todos comieron y bebieron felizmente; en especial Benjamín, que recibió más y mejor comida que sus hermanos.
Peter von CorneliusJosé se presenta a sus hermanos, fresco, 1816-17.6
"Yosef" (יוסף). Detalle de mosaico-mural israelita simbólico de la Tribu Israelita de José, cuyo símbolo es el trigo.7
Mapa con las doce tribus israelitas1200-1050 a. C. El territorio correspondiente a José le fue otorgado a sus dos hijos, quienes formaron la Tribu de Manasés y la Tribu de Efraín, cuyos territorios figuran en el centro del mapa, en color verde manzana y crema, respectivamente.8
Cuando los esclavos estaban llenando de trigo las alforjas de los hermanos, José decidió ponerlos a prueba e introdujo su copa de plata en las alforjas de Benjamín. Cuando los hermanos ya se marchaban de la ciudad, fueron alcanzados por los soldados, que los acusaron del robo de la copa. Estos negaron el hecho, pero los soldados revisaron las alforjas y, para sorpresa de los hijos de Jacob, la copa apareció en la de Benjamín. Entonces los soldados anunciaron que los demás podían seguir su camino, pero que el ladrón debía quedarse. Ninguno de sus hermanos quiso aceptar esto, y todos volvieron con José, quien les recriminó que defendiesen a un ladrón y los instó a volver a su tierra. Sin embargo, sus hermanos replicaron que preferían morir que ver sufrir nuevamente a su padre, quien ya había sufrido el dolor de la pérdida de un hijo predilecto y no podría volver a soportarlo.
Entonces, José expulsó a los soldados y a los esclavos y rompió a llorar a gritos, con tanta fuerza, que sus llantos se oyeron hasta en el palacio del Faraón. Al ver que habían cambiado y que estaban dispuestos a dar la vida por su hermano menor, José por fin se dio a conocer a sus hermanos. Estos enmudecieron de asombro y de miedo al pensar que, probablemente, querría vengarse de ellos, pero José los calmó, diciendo: “No os preocupéis, que todo fue obra de Dios, era necesario que yo viniese a Egipto para que nuestro pueblo, Israel, sobreviviera en este tiempo de escasez y hambruna”.
Al enterarse el Faraón de lo sucedido, mandó a decir a José que invitase a Egipto a Jacob y a su pueblo, pues deseaba regalarles tierras de cultivo en agradecimiento por cuanto José había hecho por los egipcios. Los hermanos de José volvieron a Canaán, cargados de regalos de Egipto, y le contaron todo a Jacob; este, lleno de alegría, partió con toda su familia rumbo a Egipto. Al encontrase padre e hijo, Jacob exclamó: “¡Agradezco infinitamente a Dios porque me ha dado por segunda vez a mi hijo querido, Él obra de manera misteriosa!”. José le pidió que se quedara a vivir sus últimos años con él y también que se quedase todo su pueblo. Él aceptó, con la condición de que sus restos mortales fuesen llevados nuevamente cuando el pueblo regresase a “Canaán, la tierra prometida”.
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