Sermón sin título (9)

Exposición de Efesios   •  Sermon  •  Submitted
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Introducción

El progreso del peregrino: De este mundo al venidero Capítulo 10: Cristiano sufre muchas aflicciones en el valle de Sombra-de-muerte; pero habiéndole enseñado la experiencia a ser vigilante, anda siempre con la espada desnuda en su mano, ejercitándose en la práctica de la oración

Una cosa me llamó mucho la atención, y no la quisiera pasar por alto. Advertí que el pobre Cristiano estaba tan aturdido que no reconocía su propia voz; y me di cuenta de ello por lo siguiente: cuando hubo llegado frente a la boca del abismo de fuego, uno de los malignos se deslizó sigilosamente detrás de él y le susurró al oído muchas y muy terribles blasfemias, las cuales el pobre creyó que salían de su propio corazón. Esto apuró a Cristiano más que todo cuanto hasta entonces había sucedido. ¡Cómo pensar siquiera que pudiera blasfemar contra Aquel a quien antes había amado tanto! Si hubiera podido remediarlo no lo habría hecho; pero no tuvo la prudencia de taparse los oídos, ni de averiguar de dónde venían aquellas blasfemias.

Aplicación

El progreso del peregrino: De este mundo al venidero Capítulo 10: Cristiano sufre muchas aflicciones en el valle de Sombra-de-muerte; pero habiéndole enseñado la experiencia a ser vigilante, anda siempre con la espada desnuda en su mano, ejercitándose en la práctica de la oración

Llevaba ya Cristiano bastante tiempo en aquella situación tan desconsolada, cuando le pareció oír la voz de un hombre que iba delante de él diciendo: «Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo»8. Esto lo llenó de gozo por muchas razones:

1a̱. Porque de ahí infería que algunos otros que temían a Dios estaban también en ese valle.

2a̱. Porque percibía que Dios iba con ellos, a pesar de su estado tan triste y sombrío. «¿Y por qué no también conmigo —pensó en su interior—, aunque por razón del impedimento propio de este lugar no pueda percibirlo? »9.

3a̱. Porque esperaba —si lograba alcanzarlos— tener así compañía.

Se animó, pues, a seguir su marcha

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