CONECTADOS - Cuanto te cuesta?
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»Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?
Hay una frase de Warren Buffet (inversor y empresario estadounidense): «El precio es lo que pagas, el valor es lo que obtienes».
No le falta razón al bueno de Buffet, pero bajo esa frase aparentemente insulsa y simplona se esconde toda una teoría de percepción del valor de las cosas que, en esencia, es causa de problemas continuos en la sociedad.
El valor que uno le da a las cosas no siempre está representado por un precio justo.
“Mirá todo lo que hice y nadie valora mi trabajo...”
Ejemplos: preparar la comida, ayudar a un amigo a mudarse, compartir una idea, etc.
O sea, quizá no todo valga lo que debe valer, pero que todo tiene un precio, lo tiene.
Ahora sabiendo que todo tiene un costo y que todo vale. ¿Estás dispuesto a pagar el precio de dar a los demás? ¿Estás dispuesto a invertir algo de lo tuyo, sin recibir nada a cambio?
Lucas 10:30–37 (NVI)
Jesús respondió: —Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo—le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? —El que se compadeció de él—contestó el experto en la ley. —Anda entonces y haz tú lo mismo—concluyó Jesús.
Si este hombre, que fue ayudado por el buen samaritano, después de haberse recuperado, se sienta y suma todos los gastos que el samaritano tuvo, y se lo devolviera, le estaría pagando todo lo que el Samaritano invirtió en él?
Yo, Pablo, lo escribo de mi puño y letra: te lo pagaré; por no decirte que tú mismo me debes lo que eres.
Muchas de las cosas que hacemos, si bien tienen un costo, nunca le podremos poner precio, ni cobrar nada a cambio por lo que hicimos.
Pero nosotros como cristianos, si realmente estamos fundamentados sobre la Roca, debemos cambiar nuestra forma de pensar en cuanto al dar y recibir.
Debemos aprender de nuevo las dos cosas DAR y RECIBIR.
Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.” »
Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos;
Si hemos sembrado semilla espiritual entre ustedes, ¿será mucho pedir que cosechemos de ustedes lo material?
Cuanto vale un consejo, una oración, una enseñanza, el tiempo de una visita, etc. El apostól Pablo no está diciendo que las cosas esprituales tienen un precio, como hizo y en parte hace la iglesia catolica, que cobraban las indulgnecias (perdón).
“La mujer adúltera que pida absolución para estar libre de todo proceso y tener amplias dispensas para proseguir sus relaciones ilícitas, pagará al Papa 87 libras, 3 sueldos. En caso igual, el marido pagará igual suma; si hubiesen cometido incestos con sus hijos añadirán en conciencia 6 libras.
Bueno, las cosas espirituales no tienen un precio o un valor material, pero sí sabemos que son mas importantes y valen más que las cosas materiales.
Aunque Andrés Calamaro opine lo opuesto:
No se puede vivir del amor (x2)
Le dijo un soldado romano a Dios
No se puede vivir del amor
No se puede comer el amor
Las deudas no se pueden pagar con amor
Una casa no se puede comprar con amor
Debemos sembrar. Muchas veces no vemos el negocio o la ganancia de hacer algo por alguien porque estamos pensando en lo que nos cuesta y en lo que rebimos a cambio y no nos conviene. Eso nos pasa porque estamos haciendo mal las cuentas, ya que las matematicas de Dios funcionan totalmente diferente a las matematicas humanas.
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
Lucas 6:38 (NVI)
Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.»
Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.
si te dedicas a ayudar a los hambrientos y a saciar la necesidad del desvalido, entonces brillará tu luz en las tinieblas, y como el mediodía será tu noche.
Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
Nuestra fe debe tener coherencia con nuestro bolsillo.
Santiago 2:14–17 (NVI)
Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse y carecen del alimento diario, y uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse», pero no les da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.” Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.”
Vendan sus bienes y den a los pobres. Provéanse de bolsas que no se desgasten; acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche ni polilla que destruya. Pues donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también su corazón.
Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?
El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado.
Proverbios 19:17 (NVI)
Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones.
Finalmente no se trata de lo que yo puedo obtener, sino de lo que puedo entregar.
Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.
»No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Entonces la proxima vez que te vengan a decir: “Dale, si a vos no te cuesta nada” aunque vos sepas que tiene un costo, lo vas a hacer sin recibir nada a cambio, porque lo haces por amor al Señor y al projimo…!