Ministerio de Felipe , 1º Parte.

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Predicación de Felipe en Samaria.

Introducción:

Lectura:

Hechos de los Apóstoles 8:4–40 RVR60
4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;8 así que había gran gozo en aquella ciudad. 9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. 14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. 25 Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio. 26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías.29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro.30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?31 El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.32 El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. 33 En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. 34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. 39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. 40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

Divisiones principales:

1. Predicación de Felipe en Samaria. v.5-13

2. La visita de los apóstoles. v.14-25

3. Predicación al etíope. v.26-40

Hoy nos detendremos en:

Predicación de Felipe en Samaria. v.5-13

I. Desarrollo de eventos:

Después de la muerte de Esteban se había desatado una gran persecución.
Los creyentes que fueron esparcidos predicaban el evangelio en todas partes.
Entonces Felipe fue a predicar el evangelio en Samaria con gran poder y señales de modo que muchas personas serán liberadas y sanadas.
Esto es importante ya que los samaritanos no eran considerados realmente del pueblo de Israel (recordemos que hasta ese momento la Iglesia estaba compuesta solo por judíos) y por ello la Iglesia no entendía que el evangelio era para los gentiles también, una prueba de eso es lo que los que fueron esparcidos no predicaban a los que no eran judíos.
Hechos de los Apóstoles 11:19 RVR60
19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.
Por lo tanto el hecho de que se predicara el evangelio en Samaria representaba un hecho importante, por eso en el v.14 se nos muestra que enviaron a los apóstoles a Samaria para que ellos vieran lo que estaba sucediendo.
En ese lugar había un hombre llamado Simón, este ejercía la magia y mucha gente lo seguía.
Sin embargo la gente al escuchar a Felipe creían en el Señor y eran bautizados.
También Simón fue bautizado y acompañaba a Felipe a todas partes admirando los milagros que este hacía.

II. Verdades importantes:

Vemos claramente en este texto cómo Dios usa de una manera extraordinaria a Felipe en la predicación del evangelio. Vamos a considerar los siguientes aspectos:

El tiempo de esta predicación.

Después del martirio de Esteban:
“La sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia”
Hechos de los Apóstoles 8:4–5 RVR60
4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
Filipenses 1:12–14 RVR60
12 Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio,13 de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás.14 Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

El predicador.

Hechos de los Apóstoles 6:3–5 (RVR60)
3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía;
Tenía conocimiento de la Palabra:
Hechos de los Apóstoles 8:34–35 RVR60
34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
Se dice de él que era evangelista:
Hechos de los Apóstoles 21:8 RVR60
8 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él.

El mensaje que predicó.

Predicó a Cristo.
Hechos de los Apóstoles 8:5 RVR60
5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
Su mensaje iba acompañado del poder de Dios:
Hechos de los Apóstoles 8:6–7 RVR60
6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;
Hechos de los Apóstoles 8:12 RVR60
12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
Escuchaban atentamente.
Estaba acompañada de milagros y señales.
Resultó en la conversión de muchas personas.

III. Aplicaciones:

Conclusión:

Esto es lo que DIos puede hacer por medio de un hombre que es lleno de la Sabiduría y el poder de Dios.
Este es el tipo de diáconos que tenía la Iglesia.
Romanos 1:16 RVR60
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
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