Cristo y la Iglesia, un modelo para el hogar

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Como ejemplo práctico de la sumisión (Ef.5.21), Pablo explica que la relación matrimonial, la sumisión y respeto por parte de la mujer y el amor y cuidado por el esposo, son en realidad una parábola mística de la relación MAtrimonial de Cristo con Su iglesia.

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¿Alguna vez has escuchado frases como éstas?
"El matrimonio es una institución en la cual, los que están fuera quieren entrar, y los que están dentro quieren salir.” O “Definición de matrimonio: Situación en la que ninguna mujer no obtiene lo que esperaba, y ningún hombre espera lo que obtiene.” O, “el matrimonio es la única guerra en la que se duerme con el enemigo”. O bien, “la diferencia entre patrimonio y matrimonio radica en que el primero consiste en un conjunto de bienes, y el segundo es un conjunto de males”.
Expresiones como éstas son las que abundan en la mentalidad de las personas, sin mencionar la aberración que la sociedad quiere implementar como es “el matrimonio igualitario” u “homosexual”. Un estudio del INGEI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) demostró que en el año 2019 hubo 504,923 matrimonios en el país, de los cuales, 160,107 terminaron en divorcio. Esto es el 31.7% de los matrimonios. Y, por si fuera poco, se demostró que 4 de cada 1000 habitantes contuvieron matrimonio en el 2019. Es evidente que la mentalidad y cosmovisión sobre el matrimonio que tiene el mundo constituye un verdadero problema en la sociedad, por la cantidad de divorcios que hay.
Pero, desafortunadamente, aún dentro de la Iglesia del Señor no hay mucha diferencia con el mundo. “La historia de la iglesia revela algunos ejemplos de grandes héroes de la fe, cuyos matrimonios no adornaron el evangelio que ellos predicaron” (Miguel Núñez, De pastores y predicadores, 115.).
William Carey, el padre de las misiones modernas, pensó que la causa de Cristo tenía prioridad sobre su matrimonio. Inicialmente, Dorothy, su esposa, no quería viajar a la India, pero fue eventualmente convencida. Lamentablemente, las condiciones del país, la pérdida de su primer hijo de 5 años de edad y la inestabilidad de su matrimonio contribuyeron a que Dorothy perdiera la razón hasta el punto que, en ocasiones William Carey supo encerrarla en una habitación y dejarla allí.
George Whitefield, (gran evangelista) prefirió permanecer soltero por un largo tiempo; pero luego de casarse entendió que su matrimonio con Elizabeth James no debía interferir con su ministerio en lo más mínimo. “Whitefield había jurado que no predicaría un sermón menos estando casado que si hubiese estado soltero. Durante la semana de Luna de Miel en la casa de Elizabeth, predicó dos veces al día. A partir de ese momento, ella usualmente permaneció en Londres durante sus viajes. Una vez, Whitefield se ausentó por dos años.
John Wesley, (fundador del movimiento metodista, mismo al cual UNIFAM pertenece) tuvo una esposa que se llenó de resentimiento contra él y su ministerio, y terminó separándose de él hacia el final de sus días. Poco tiempo después de casarse, la pareja enfrentó graves conflictos. Wesley estaba cada vez más distante de su esposa debido a su itinerario de predicación. (Un hombre de Inglaterra) escribió una vez que entró a la habitación sin previo aviso para encontrar a Molly (esposa de John Wesley), arrastrando a su marido por el pelo. Pero John, que podía ser violento con sus palabras, una vez escribió: “Si fueras enterrada en este momento, o si nunca hubieras nacido, ¿qué pérdida serías tú para la causa de Dios?”. Después de años de conflicto, Molly finalmente dejó a su marido, y no regresó. John Wesley, no podía creer que un ministro metodista pudiera predicar un sermón menos o viajar un día menos por estar casado.
Sin duda, no solo el mundo está en crisis con respecto al matrimonio, sino también la Iglesia. Y ahora que está en auge el matrimonio homosexual, hay mucha confusión y, lo que es peor, poca información bíblica acerca del verdadero significado del matrimonio. Y como iglesia de Cristo, no estamos haciendo alguna diferencia. Por eso Pablo ocupa una sección larga para hablar del Matrimonio en su carta a los Efesios 5.22-33
Efesios 5:22–33 LBLA
Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo. Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; porque somos miembros de su cuerpo. Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
Aunque este tema fue en gran medida difícil de estudiar, mi intención y mi deseo es que no vean al joven soltero tratando de hablar de matrimonio, sino que fijamos nuestra mirada en lo que Cristo, el Esposo ha revelado acerca de la Primera Institución creada por Dios: el Matrimonio. Para ello, vamos a ver en primeramente el Modelo del Matrimonio que Pablo nos presenta en la imagen de Cristo, para luego aterrizar en los mandamientos acerca del matrimonio.
Dicho esto, comencemos viendo el Modelo presentado en la Biblia con respecto al matrimonio.

El Modelo del matrimonio (Ef. 5.26-27, 29-32)

Recordando lo que vimos la semana pasada, Pablo mencionó que una evidencia de una persona controlada por el Espíritu es que busca sumisión ante ante los demás
Efesios 5:21–22 LBLA
sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo. Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor.
Pablo comienza esta nueva sección con un mandato. Pero, antes de ver los mandatos, considero que es necesario entender el fundamento o la razón de tales mandatos. Así como Pablo lo estableció en toda la carta, la teoría viene antes de la práctica, lo trascendental del Matrimonio viene antes de lo cotidiano del matrimonio. Hay algo interesante en la sección que hoy vamos a estudiar, y es que en siete ocasiones Pablo usa la palabra “así como” para describir un ejemplo o un modelo.
En el caso del Matrimonio, la relación de esposo y esposa debe de reflejar la relación de Cristo con Su Iglesia. Y Pablo nos presenta cuatro características que el Esposo-Cristo tiene, y que como hombres debemos aspirar a llegar, y como mujeres buscar en su esposo.

Cristo, el Esposo Abnegado

Efesios 5:25 LBLA
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella,
Amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella”. En primer lugar vemos el carácter abnegado de Cristo al entregar, no lo más precioso ni lo más caro, sino que la Biblia dice que a sí mismo se entregó por amor de Su Amada. Y notemos que Pablo no está diciendo que Cristo se entregó por el mundo, y que en ese mundo está la iglesia. Él, objetivamente se entregó a favor y en lugar de la iglesia. EL sacrificio de Cristo fue y es y será únicamente a favor de la Iglesia, no para todos porque, evidentemente 1) no todos se salvan; 2) Pablo dice que Cristo se entregó por la iglesia, no por todo el mundo.
Pero no debemos pasar por alto el hecho de que el amor de Cristo fue un amor activo, que se demostró en obras. Así como la Biblia nos dice que Jacob amó a Raquel que trabajó sacrificialmente catorce años para poder estar con ella, así mismo Cristo se entregó “como ofrenda y sacrificio a Dios, como olor fragante” (Ef. 5.2). Así es como Cristo amó a Su Amada, a Su Iglesia. Ese es el estandar tan alto que Pablo pone para el amor hacia las esposas por parte de los esposos (que hablaremos de ello más adelante).
Filipenses 2.5-11 creo que es uno de los mejores pasajes que enseñan acerca de la abnegación del amor de Cristo. En teología, a esta doctrina se le llama la Kenosis de Cristo, el vaciamiento de Jesús al venir a la tierra. Él, siendo el eterno Dios autoexistente y autosuficiente, nació como un bebé dependiente de un par de seres humanos. El Soberano del universo se sometió a la autoridad de José y María. El Inmutable, paso por la adolescencia y cambió físicamente. El Todopoderoso se subió a un barco y se quedó dormido, y se sentó a descansar junto a un pozo. El Omnipresente Dios tuvo que caminar de un lado a otro. La Fuente de toda bendición, se hizo maldito por causa nuestra; el que es el Autor de la Vida, murió por Sus enemigos.
Dime si ÉL no es el Modelo por excelencia de abnegación. Pues, así es cómo el esposo debe amar a su esposa.

Cristo el Esposo Comprometido

Efesios 5:26–27 LBLA
para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada.
Como ya todos saben, Stefi y yo nos comprometimos en Febrero, y la idea de que llegará el momento en que caminaremos hacia el altar un día nos llena de emoción. No podemos explicar dicha emoción; y estoy seguro que todos los que están casados experimentaron esa misma emoción cuando se iban a casar.
Me llama la atención que Pablo hace mención de esto mismo en Ef. 5.26-27 al decir que Cristo mismo se entregó por Su amada, “con la finalidad de separarla del mundo, purificándola para que ella esté lista para el momento en que se presente delante de su Amado”. Mis hermanos, todos nosotros nos encontramos en esa etapa del compromiso de Cristo con Su Iglesia. Y hay muchas enseñanzas que podemos sacar de este texto, y me tomaría un sermón entero, como mínimo, para explicar cada una de ellas. Pero, me temo que debo limitarme a señalar dos objetivos que movieron a nuestro Señor ir a la cruz:
para santificarla” - Esto tiene que ver con el plan de separar un pueblo para sí mismo. Isaías 53.10-11 lo había profetizado
Isaías 53:10–11 LBLA
Pero quiso el Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento. Cuando Él se entregue a sí mismo como ofrenda de expiación, verá a su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor en su mano prosperará. Debido a la angustia de su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por su conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos.
Y, siglos más tarde Pablo lo confirma en su carta a Tito
Tito 2:14 LBLA
quien se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para si un pueblo para posesión suya, celoso de buenas obras.
para presentársela a sí mismo” - Este objetivo, es y siempre ha sido el propósito final de la salvación de la iglesia. Nuevamente, si el sacrificio hubiese sido para todo el mundo, entonces todo el mundo participaría de este propósito eterno, pero así como Pedro lo expresó en su primera epístola:
1 Pedro 1:20 LBLA
Porque Él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros
Así como el sacrificio de Cristo estaba ya diseñada y planeada desde antes de la fundación del mundo, así mismo la salvación de la Iglesia estaba predeterminada, y esto incluye cada miembro de la Iglesia, tú y yo. Y será en Su segunda Venida cuando Su Iglesia, tanto la del AT como la del NT será presentada delante de su Amado, “sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante”, es decir, “en toda su gloria”.
Así como en el Edén Eva fue traída a Adán, así mismo la Iglesia será presentada a Cristo, su Esposo. Y, tú y yo, mis hermanos, seremos parte de ese Matrimonio por haber creído en el evangelio de nuestro Señor.

Cristo, el Esposo Sustentador

Efesios 5:29 LBLA
Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia;
Nuevamente Pablo argumenta a favor del Modelo que el esposo debe aspirar a ser: “así como también Cristo”. Pero, en esta ocasión el enfoque está en la provisión y el cuidado. Es el Señor el que sustenta a la Iglesia, otorgándoles lo necesario para crecer. La palabra que se traduce como “sustentar” tiene la idea de nutrir, y se usaba en referencia a un niño.
Juan 14:16 LBLA
Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador para que esté con vosotros para siempre;
Juan 14:18 LBLA
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
Jesús entendía que Su iglesia iba a necesitar ser alimentada y fortalecida para que cumpla con el propósito que Él diseñó: Ser exaltado por toda tribu y nación. Para ello, en Su amor, Él proveyó del Espíritu Santo para que capacite a los creyentes y crezcan (como lo vimos en Ef. 4.11-16) hasta llegar a la madurez de Cristo.
Pero también está la palabra traducida como “cuidar”. Ésta tiene el sentido de tratar con cariño, calentar, cuidar con solicitud, etc. En la relación de Cristo con Su iglesia vemos este cuidado amoroso por parte de nuestro Señor
Oseas 11:4 LBLA
Con cuerdas humanas los conduje, con lazos de amor, y fui para ellos como quien alza el yugo de sobre sus quijadas; me incliné y les di de comer.
Esto de “me incliné y les di de comer” está haciendo referencia a cómo Dios alimentó a Su pueblo en desierto con el maná (Ex. 16.32). Y siglos más tarde, Jesús mismo hablando con sus discípulos acerca de la alimentación de los cinco mil, sus discípulos dijeron:
Juan 6:31–35 LBLA
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: «Les dio a comer pan del cielo». Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moisés el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.
Es Cristo el que nos ha dado, amorosamente y por misericordia, a Sí mismo como alimento para toda la eternidad. Él mismo se entregó, para atraernos “con cuerdas de amor” y llevarnos hacia Él. Nosotros no lo buscamos, sino que Él nos atrajo con ternura y cuidado.

Cristo el Verdadero Esposo

Y para este punto quiero hacer un poco de énfasis, porque es la parte crucial y más importante a considerar con respecto al matrimonio.
Efesios 5:30–32 LBLA
porque somos miembros de su cuerpo. Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia.
Me llama la atención cómo Pablo para hablar del fundamento del Matrimonio se va al AT para citar lo que Moisés dijo: “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”(Gn 2:24). No vamos a estudiar el libro de Génesis, pues estamos viendo Efesios, pero es necesario recalcar lo que sucedió en el primer entro interpersonal del ser humano.
Cuando Adán vio a Eva, su expresión fue: “Esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne” (Gn 2:23). Ahora comparemos lo que dice Pablo en Efesios 5.30Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”. Es interesante esta similitud entre lo que Adán dijo en forma poética hacia su esposa, con lo que Pablo dice que es la Iglesia: “carne de su carne, y miembros de su cuerpo”. Y entonces, cita a Gn.2.24 sobre el deber conyugal de separarse del hogar para formar una sola carne, y concluye Pablo con la declaración contundente:
Efesios 5:32 LBLA
Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia.
Recordemos que la palabra μυστήριον que vimos en Ef. 3.3 tiene que ver con una verdad que allí está pero oculta, y que ahora ha sido revelada. Pues, la misma palabra utiliza Pablo en Ef.5.32 que en Ef.3.3 para decir que la verdad acerca del Matrimonio de Cristo con Su Iglesia estaba allí desde el comienzo, pero que ahora se ha revelado. Por esa misma razón, sorprendentemente, la historia redentora en la Biblia comienza con un matrimonio en un Jardín, y termina con Un MATRIMONIO en la Santa ciudad. Adán y Eva son en realidad una sombra, una parábola mística de Cristo y la Iglesia. El primer Adán con su Eva (madre de todos los seres vivientes) simboliza a Cristo, el Segundo Adán (1 Co. 15.45), con Su Iglesia (todos los seres vivificados por la Resurrección). ¡Grande es este misterio!
Habiendo explicado el trasfondo, el Modelo del Matrimonio, es entonces podemos entender el Mandato para el matrimonio. Y con esto voy a terminar.

El Mandato para el matrimonio (Ef. 5.22-25, 28, 33)

Hoy día existe un equivocado concepto de matrimonio, y por lo tanto muchos viven un tormento, sin esperanza, deleite ni propósito. Y por esta razón es que los divorcios son tan comunes, y tan rápidos. Voodie Baucham una vez dijo lo siguiente:
Nos casamos y tenemos nuestro primer conflicto y pensamos que nos hemos casado con el equivocado porque hemos visto demasiadas películas. Cuando dos pecadores se unen, la idea que tiene es “felices por siempre” pero en realidad debe ser “perdón para siempre” y “reconciliación para siempre”.
Por eso Pablo exhorta:
Esposo
Amar a sus esposas (Ef.5.25) - Mis hermanos, hombres, las mujeres necesitan que continuamente se les recuerde el amor que se les tiene. No solamente con acciones, sino también con palabras. Averigua la manera en la que tu esposa le gusta que le expresen el amor. Quizá tu le estás consintiendo con cosas materiales (y no es malo), pero a tu esposa le gusta más pasar tiempo de calidad contigo, que cosas materiales. Quizá le estas dedicando mucho tiempo, pero no hay palabras de estímulo. Investiga, estudia a tu esposa, y no te canses de descubrir qué le gusta a ella. Ámala así como Cristo amó a Su iglesia, y entrégate a ella como Cristo a Su iglesia.
Cuidar a sus esposas (Ef. 5.29) - Mis hermanos, como hombres somos más prácticos. Nosotros podemos sobrevivir con pocas cosas, y sin problema buscamos soluciones a problemas que quizá aún no llegan. Pero las mujeres no son así. El apóstol Pedro escribió en su primera carta que las mujeres son como “copa más frágil”. Ellas son más delicadas, y requieren más cuidados que nosotros como hombres.
¿Que estás proveyendo para su cuidado diario y especial?
¿Qué estás haciendo para que tu esposa sea la mujer que Dios quiere que sea? ¿En qué estás ayudando para que ella crezca en santidad? ¿Cómo la estás motivando para que desarrolle los dones que el Señor le ha dado?
Esposa
Sométanse a sus esposos (Ef. 5.22-24) - Aunque vivimos en una sociedad donde la mujer es pisoteada y anhela ser respetada y cuidada, haciendo revoluciones y manifestaciones enseñando que no hay que ser sumisas, la Biblia enseña que una mujer gobernada por el Espíritu Santo es una mujer que se somete. Valora y respeta las decisiones de tu marido. Lo que todos los hombres anhelan es ser admirados por sus esposas, y cuando él toma decisiones y su mujer no está de su lado, él hombre es agredido y responde. Aveces es mejor guardar silencio, y cuando estén solos y tranquilos hablar y llegar a un acuerdo.
Respeten a sus esposos (Ef. 5.33) - Existe algo que en Consejería Matrimonial se le llama “el Círculo de la locura”. Básicamente trata de la necesidad de la mujer de ser amada por su marido, y del esposo que anhela ser respetado por su esposa. Pero, el círculo de la locura empieza a girar, por parte del hombre que no demuestra amor para con su esposa, o la mujer que no respeta a su esposo. Cuando esto pasa, cuando la mujer no se siente amada, entonces le falta al respeto al esposo. El esposo al no ver respeto por su esposa, empieza a ser áspero con ella, y entonces la mujer menos lo respeta. Sin duda el hombre debe de amar a su mujer, pero, hermanas, también las mujeres deben empezar a mostrar honra y respeto a sus esposos, aunque él no se lo merezca. Respeta a tu marido, sométete a su liderazgo y ora por él.
Termino con esto. El pastor Paul Washer dijo lo siguiente:
“La base de mi matrimonio es ésta: Dios me ha llamado con un llamado irrevocable e inexcusable a que dé mi vida por una mujer específica todo los días de su vida y servirla incondicionalmente, ya sea que ella lo merezca o no.”
¿Cómo nuestro matrimonio refleja (reflejará) el Matrimonio de Cristo con Su iglesia?
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