ESCUELA DOMINICAL 13 JUNIO
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PAG 46
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Antes de la lección:
0. Me madrearon. Aprendí que hay organizaciones que están poniendo “pastores”---CASI SALGO EN UNIVISIÓN.
1.Agua (café más agua es niños en el baño). Estamos recordando hábitos. Ya no somos 40.TENEMOS MESA DE ADOLECENTES…ESTOY EN BUSCA DE MÁS ESPACIO.!PACIENCIA!
2. Diezmos y ofrendas. En la pandemia mandabamos a los niños a dejar los sobres. ¿Cómo era antes de la pandemia¿ Los adultos iban y algunos padres le estaban enseñando a ofrendar. Ya volvimos a la normalidad. Recordemos que ofrendar es ADORACIÓN...
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Recordamos que la Biblia recomienda casarse con un CREYENTE o un cristiano mundano:
Arthur W. Pink “Como sufriría un atleta que se amarra a una roca pesada y después espera ganar una carrera, así sufrirá el que quiera progresar espiritualmente después de casarse con alguien del mundo”
Los problemas familiares no son nada nuevo. En un mundo caído, a quienes debemos amar más, es decir a nuestras familias, a menudo se convierten en aquellos con quienes más peleamos. La biblia no encubre el pecado, y registra una serie de problemas familiares, empezando con Adán cuando le echo la culpa a su esposa (Génesis 3:12). La rivalidad entre hermanos surge en las historias de Caín y Abel, Jacob y Esaú, y José y sus hermanos. Los celos entre las esposas, una de las consecuencias negativas de la poligamia, se encuentra en las historias de Ana, Lea y Raquel. Eli y Samuel trataron con hijos descarriados. Jonatán casi fue asesinado por su padre, Saúl. David fue quebrantado por la rebelión de su hijo Absalón. Oseas experimentó dificultades matrimoniales. En cada uno de estos casos, las relaciones se dañaron por el pecado.
La Biblia tiene mucho que decir acerca de las relaciones, incluyendo la dinámica familiar. La familia fue la primera institución que Dios estableció para la interacción humana:
22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Él creó una esposa para Adán y los unió en matrimonio. Citando este suceso, Jesús dijo después, "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mateo 19:6). El plan de Dios es que un hombre y una mujer permanezcan casados hasta que uno de ellos muera. Él quiere bendecir esa unión con los hijos que se van a criar:
Efesios 6:4 (RVR60)
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
"en disciplina y amonestación del Señor" El propósito de la disciplina paterna es ayudar en el crecimiento de los hijos, no herir ni desanimarlos. La paternidad no es fácil, requiere mucha paciencia para formar a los hijos en amor, de manera que honre a Cristo. La frustración y el enojo no deben motivarlos a disciplinar. En cambio, los padres deben actuar en amor, tratando a sus hijos como Cristo trató a las personas que amó. Esto es vital en el desarrollo de los hijos y en el concepto que tengan del Señor.
Recuerde que no son suyos:
3 He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.
6 Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
ES MAL INTERPRETADO “Camino” no es Jesús” Lo que quiere decir: que la forma como usted le hace el camino, así van a vivir de adultos.
Muchos problemas familiares, mejor dicho TODOS LOS PROBLEMAS FAMILIARES surgen cuando nos rebelamos contra el diseño de Dios; por ejemplo, la poligamia, el adulterio y el divorcio, causan problemas porque se apartan del plan original de Dios.
La Biblia da instrucciones claras acerca de cómo los miembros de la familia deben tratarse entre ellos. El plan de Dios para una familia biblíca:
1.Que los maridos amen a sus esposas de la misma manera que Cristo ama a Su iglesia (Efesios 5:25, 33).
2.Las esposas deben respetar a sus maridos y someterse a su liderazgo (Efesios 5:22-24, 33; 1 Pedro 3:1).
3.Los hijos deben obedecer a sus padres (Efesios 6:1-4; Éxodo 20:12).
¿Cuántos problemas familiares se resolverían si los maridos, esposas e hijos simplemente siguieran esas reglas básicas?
Efesios 6:4 (RVR60)
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
LIBRO:
Gálatas 5:22 (RVR60)
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
“fruto del Espíritu” NO ES SUYO-NO TIENES EL CONTROL-EL ÉXITO DE LA FAMILIA NO ES CASA-CARRO-DINERO. Si yo preguntara a las familias que tienen todo esto pero Dios no está en el centro: ¿Realmente son felices? o son puro Facebook, q solo sube lo bonito y la apariencia.
El fruto del Espíritu es la obra espontánea del Espíritu Santo en nosotros. El Espíritu produce estos rasgos del carácter que se encuentran en la naturaleza de Cristo. Ellos son el producto del control de Cristo, no podemos obtenerlo por tratar de llevarlos sin Su ayuda. Si queremos que el fruto del Espíritu se desarrolle en nuestras vidas, debemos unir nuestra vida a la de Él:
Juan 15:4 (RVR60)
4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
“Permaneced en mí” Permanecer significa quedarse; el que permanece en Cristo es el que cree en Cristo y permanece con El. El requisito esencial para una vida fructífera es una comunión constante y vital con Cristo, quien es la única fuente de fuerza espiritual que nos ayuda a cumplir con las demandas de nuestro discipulado con El.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
“nada” . Es decir, nada de valor espiritual permanente. El dar fruto es el resultado directo del poder y de la presencia de Cristo en la vida del creyente. Puede haber ocasiones en que los creyentes tengan deslices, cuando no sean fieles a su vida en Cristo. Pero las ramas verdaderas, por quienes fluye la vida de la vid, no pueden dejar de producir fruto a la larga:
11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Debemos conocerlo, amarlo, recordarlo, imitarlo. El resultado será que cumpliremos con el propósito proyectado de la ley: amar a Dios y al prójimo. ¿Cuál de estas cualidades deseas que el Espíritu produzca en tu vida?
LIBRO
LIBRO
1 Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,2 considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
“Asimismo” “someteos”
“maridos-esposas” Aclaro: Dios no tiene consejo para reglas de personas que viven en unión libre. Eso quiere decir: Dios no se mete.
La frase los que no creen a la palabra describe la condición del esposo incrédulo como alguien que rechaza el evangelio (cp. 2 Ts. 1:8–9; He. 4:2). Es asombroso que a pesar de la enemistad del alma de este individuo hacia el Señor, si su esposa cristiana sigue sometiéndose al marido ella podría ser el instrumento que Dios use a fin de ganarlo para Cristo sin palabra. Esa expresión no se refiere a la Palabra de Dios sino a las palabras de la esposa. Ya antes en esta carta Pedro dejó en claro que la Biblia es esencial para la salvación de todos: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 P.1:23; cp. Ro. 10:17). El punto de Pedro aquí es que la conducta santa de la esposa es el testimonio más valioso para abrir el corazón del esposo al evangelio. Él necesitará oír las palabras de salvación, quizás de parte de su esposa; pero esto ocurrirá si él puede ver que ella es sumisa como una mujer fiel que realmente recomienda el evangelio al esposo. Cómo vive un creyente en esa relación tan íntima ayuda a que la gracia de Cristo sea algo creíble (cp. Mt. 5:16).
Una actitud encantadora, amable y sumisa es la herramienta de evangelización que tiene la esposa creyente:
15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;