ESTUDIO : EL EVANGELIO DEL REINO

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Reina Valera Revisada (1960) (Capítulo 4)
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado
INTRODUCCIÓN:
JESUS COMENZÓ PREDICANDO CON ESTAS PALABRAS.
TEMA: CENTRAL REINO DE DIOS.
¿Qué es el Reino de Dios? Es el tema central de la enseñanza de Jesús y el mensaje fundamental de la Iglesia fundada por Él a través de sus discípulos.
El Reino de Dios es un reino literal.
Dios le dio al Rey Nabucodonosor un sueño de una imagen de un hombre con una cabeza de oro, su pecho y brazos de plata, su vientre y muslos de bronce, sus piernas y sus pies en parte de hierro y en parte de barro. Dios reveló el significado del sueño a través de Daniel, mostrando que habría cuatro imperios mundiales (Daniel 2:31-43). La historia ha mostrado que éstos fueron los imperios Babilonio, Medo-Persa, Greco-Macedonio y Romano.
Concluyendo esta explicación, Daniel escribió: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (v. 44). El Reino de Dios reemplazará de esta manera los gobiernos de esta tierra.
EN OTRAS PALABRAS EL REINO DE DIOS ESTA EN ACCIÓN.
ES UN PERIODO DE CONQUISTA.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,b bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén

Nosotros nos preparamos para el Reino al vivir de acuerdo con las reglas del Reino ahora.
Jesús le explicó a Nicodemo cómo puede uno entrar en el Reino de Dios. Le dijo que uno debe “nacer de nuevo” (Juan 3:1-8).
Este proceso empieza con el bautismo, el cual significa la muerte del viejo hombre pecaminoso y el principio de una nueva vida dedicada a Cristo (Romanos 6:1-5). YO ME IDENTIFICO CON CRISTO Y SU CAUSA.
Cuando comenzamos este proceso, nosotros somos “trasladados” simbólicamente al Reino (Colosenses 1:13) y nuestra “ciudadanía” se considera ahora como si estuviera en el cielo (Filipenses 3:20). Nos convertimos en reyes y sacerdotes sirviendo en el Reino de Dios sobre la tierra.
COMO SERVIMOS EN EL REINO.

vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Reina Valera Revisada (1960) (Capítulo 2)
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
FUIMOS LLAMADOS SER UN REINO DE SACERDOTES.
Reina Valera Revisada (1960) ( APOCALIPSIS Capítulo 1:6)
y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN:
COMO SE ESTABLECE SU REINO EN NUESTRAS VIDAS.
EL SEÑORIO DE CRISTO.
El nombre Kyrios marca la tremenda diferencia entre las primitivas congregaciones y las nuestras. Dios hoy está restaurando este nombre, ( EL SEÑOR) volviendo a ponerlo en su debido lugar. Cuando este nombre resplandeció ante mis ojos y el Espíritu de Dios me reveló su trascendental importancia, comencé a leer de nuevo los evangelios. Tuve ansias de volver a analizar la forma en que predicaba Cristo, en que él evangelizaba
Jesucristo el Señor EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS

Quedé sorprendido, avergonzado y maravillado. Me pregunté: “¿De dónde saqué yo esa manera de predicar?” Jesucristo nunca usó nuestros métodos, ni nuestro enfoque. Jamás predicó a nuestra manera. Nunca preguntó: “¿Quién quiere ser salvo? Levante la mano. No tiene nada que pagar.” No hizo ofertas. Su proclama fue:

Arrepentíos… el reino de Dios se ha acercado.

Se trataba de un reino, un reino que venía a los individuos.
¿Cómo? En la persona del Rey.
Cuando Cristo se acercaba a alguien, lo ponía frente a una obligada disyuntiva: entrar en el Reino o quedar fuera de él.
¿Cómo entrar? Subordinándose, sujetándose a la autoridad del Rey. Cristo enfrentaba a los hombres con su propia autoridad: “Se sujeta a mí o no; me reconoce como el Kyrios de su vida, o no.
EJEMPLO: SIMON ANDRES.
Jesucristo el Señor SIMÓN Y ANDRÉS

Cristo se detiene, los mira. Uno es Pedro; el otro, Andrés. Al sentirse observados levantan los ojos y tropiezan con la mirada de Jesús. Cuando las dos miradas se cruzan, Cristo les lanza una orden, con toda autoridad:

Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
No les dice: “Oh, si ustedes vinieran en pos de mí, yo les haría pescadores de hombres.” Tampoco: “¿Quién de ustedes quiere venir en pos de mí? Levante la mano.” No entra en detalles ni explicaciones. Pedro y Andrés quedan frente a una orden. ¿Qué se hace con una orden? Se obedece o no. No hay otra alternativa.
Jesucristo el Señor SIMÓN Y ANDRÉS

Pero Cristo no da explicaciones; sencillamente los pone frente a la disyuntiva. Es cierto que Pedro, como dueño y señor de su vida, hace lo que quiere. Pero ahora hay otro frente a él que pretende convertirse en el dueño y Señor de su vida. Y sus palabras resuenan con autoridad. Se produce un forcejeo en el interior de Pedro y finalmente algo se rompe en él; también en Andrés: su voluntad propia. Dejan ambos, entonces, sus redes y siguen a Jesús.

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