Limpieza, honestidad y moralidad

Introducción

Las semanas anteriores vimos los censos y la organización del campamento de Israel

Ahora veremos algunas leyes para mantener la tranquilidad y armonía social

Israel era un pueblo compuesto por 3 millones de personas peregrinando en el desierto, el campamento ocupaba un área aproximada de 19 km. Similar al área de la ciudad de Mazatenango.

Por lo tanto, debía establecerse reglas sanitarias (limpieza), honestidad y moralidad.

Principalmente porque la presencia de Dios estaba en medio de ellos

pero también para una sana y tranquila convivencia.

Leyes sanitarias

Números 5:1–4

1 Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto. 3 Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito. 4 Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

Todas las personas que tuvieren infección en la piel, infección en sus órganos reproductivos o aquellos que hubiesen tenido contacto con cadáveres, debían ocupar un lugar fuera del campamento.

Esto con el objetivo de guardar la santidad en el campamento, pero también para evitar contagios de enfermedades. Antiguamente los avances en la medicina eran limitados, por tanto, no se evaluaba si la persona que tocó cadáver estuviese contagiada, solo se aislaba fuera del campamento.

Aunque estas personas no eran abandonadas, era atendidas mientras cumplían su cuarentena.

Algo que se practica hoy día, las que padecen enfermedades contagiosas son aislados para evitar contagios.

Leyes de honestidad

Números 5:5–7

5 Además habló Jehová a Moisés, diciendo: 6 Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen, 7 aquella persona confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó.

Cualquier ofensa cometida contra el prójimo, también es una ofensa contra Dios.

Números 5:6 (NTV) «Da al pueblo de Israel las siguientes instrucciones: si alguien del pueblo —sea hombre o mujer— traiciona al Señor al hacerle mal a otra persona, esta persona es culpable.

Tal persona debe confesar su pecado y restituir el daño (robo, destrucción, engaño, fraude, etc)

Para ellos no había cárcel, tampoco amputación de manos.

Debían restituir el daño y agregar una quinta parte (20%).

Leyes de moralidad

Números 5:11–15 (RVR60)

11 También Jehová habló a Moisés, diciendo: 12 Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, 13 y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto; 14 si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado; 15 entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado.

El 7mo mandamiento prohibe el adulterio, el cual era condenado con la muerte: Levítico 20:10 Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos.

En el caso que el adulterio no fuere descubierto, pero el esposo tiene un sentimiento de celo, puede acudir al sacerdote con su esposa y una ofrenda de harina de cebada para ser evaluada.

La mujer deberá confesar su falta, si se declara inocente, deberá beber una bebida amarga, en un vaso de barro con agua santa y polvo del suelo del tabernáculo.

Si fuere culpable, sufrirá daño en su sistema reproductivo.

Si no lo fuere, la bebida será una bendición pues le traerá fertilidad.

Con esta prueba se evita que existan problemas en los hogares, desechando todo celo enfermizo y desconfianza.

Conclusión

Respetar estas tres leyes mantendrán el orden y la santidad dentro del campamento.

Libres de enfermedad, deshonestidad y problemas familiares.

Hoy día aprendemos a cuidar nuestra salud teniendo nuestro entorno limpio, pues somos templo del Espíritu Santo.

A ser honestos con nuestro hermano, pues al pecar contra él, pecamos contra Dios y estamos obligados a restituir el daño.

A cuidar la salud de nuestro hogar no dándole lugar al diablo para que manipule nuestra mente con celos enfermizos, procuremos que en nuestro hogar exista un ambiente cristiano con alabanzas y oración, para que Satanás no se aproveche.