ENTENDIENDO LA FE BIBLICAMENTE - Parte II
Hebreos • Sermon • Submitted
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· 286 views¿Cómo y por qué será mi fe probada? ¿Cómo puedo crecer en mi fe? ¿Cómo puedo preparar mi corazón para perseverar en la fe en medio de las pruebas?
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
Buenas tardes, hermanos, y amigos que hoy nos visitan.
Hace mucho tiempo escuche una historia de un equilibrista profesional que caminaba por una cuerda floja entre dos edificios. Toda la gente de la ciudad estaba alrededor suyo para ver las hazañas de este hombre, algunos en las azoteas de los edificios y otros en el suelo, todos estaban reunidos para verlo. La gente estaba emocionada aupando al equilibrista.
De repente, el hombre saca un pequeño monociclo y comienza a pasearse de un extremo de la cuerda al otro. Todos están admirados y comienza a aplaudir aún más a este hombre que se ha ganado sus corazones.
Luego, después de pasearse con el monociclo varias veces de un edificio a otro, el hombre coge una silla y la pone sobre su cabeza. La gente eufórica comienza a gritar y a animarlo. El hombre comienza a interactuar con el público y les pregunta si ellos creen que él puede pasearse por la cuerda con el monociclo y la silla sobre su cabeza. Todos responden a una sola voz con un gran ¡Sí!
Él repite la pregunta, ¿de verdad creen que puedo pasar de un lado a otro en el monociclo con la silla en la cabeza sin dejarla caer? Y todos, una vez más gritaron ¡Sí, sí, sí!
Por tercera vez, y para estar seguro de la respuesta del público, les vuelve a preguntar, ¿creen que puedo hacer esto sin que se caiga la silla de mi cabeza? Y la respueste fue la misma, un rotundo y eufórico ¡Sí creemos!
Viendo la convicción de ellos, el equilibrista les hace una invitación, ¿pues si estáis tan convencidos y lo creéis de verdad, quién se atreve a sentarse en la silla mientras yo paso de un lado a otro?
Como se podrá imaginar, la euforia y la unanimidad desapareció por completo. Ya nadie gritaba, nadie aplaudía ni aupaba al hombre.
Para serle sincero dudo mucho que esta sea una historia real, pero creo que sirve de ejemplo para el concepto de la fe que el autor de Hebreos desarrolla en el capítulo 11 de su carta. Como vimos el domingo pasado, la fe es una confianza, una seguridad de que lo que Dios ha dicho se cumplirá, la fe es lo que permite que lo que no vemos sea palpable por fe.
Pero esta fe, no es solo una creencia sin más, la fe por defecto nos lleva a la acción. La fe cristiana no es una fe pasiva, sino por el contrario, es una fe activa y diligente. Una fe que se mueve. Una fe que afecta cómo vivimos, qué decisiones tomamos y cómo reaccionamos ante las dificultades.
Las personas de la historia anterior solo creían con la boca, pero en su corazón no creían realmente que el equilibrista pudiera pasar de un lado a otro sin dejarles caer. Su fe era una fe pasiva, que los llevaba a la emoción momentánea, pero no era suficiente para afectar las decisiones que tomaban. Realmente no confiaban en el equilibrista, solo les gustaba el show, pero el espectáculo acabó en el momento que se les demandó a ellos demostrar la supuesta confianza que tenían en el personaje.
Lo que veremos a continuación, es cómo la fe bíblica irremediablemente nos lleva a la acción.
La Biblia misma lo afirma en diversas partes:
Efesios 2:8-10 “Porque por gracia sois salvo, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
No somos salvos por obras, sino que somos salvos para obras. Nuestra fe debe llevarnos a obras.
Santiago 2:14 “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”
El punto que el autor de Hebreos está haciendo es exactamente el mismo. Si bien es cierto que cada autor tiene en mente algo distinto cuando se refiere a las obras, el principio bíblico es que la fe nos lleva a la actividad y no a la pasividad. Pablo, Santiago y el autor de Hebreos se están refiriendo a obras distintas, aunque todas pertenecen a la categoría de buenas obras que Dios ha preparado ya de antemano, pero el punto es que la fe siempre nos llevará a las obras, nunca a la inactividad. El mismo autor de Hebreos en el capítulo 6 nos dice:
Hebreos 6:11-12 “Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imtadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”.
Y eso es exactamente lo que los siguientes versículos de Hebreos 11 nos muestran, cómo la fe movió a estos hombre y mujeres a actuar.
El domingo pasado conversamos acerca de lo que es la fe, y vimos que la fe es, en primer lugar, la confianza de que lo que Dios ha dicho se cumplirá, y, en segundo lugar, la fe es lo que hace visible lo invisible, es decir, aquello que no podemos palpar, percibir o tocar al cien por ciento, se materializa por medio de la fe. Hablamos, también, de que nuestra fe está fundamentada en la Palabra de Dios, es la Biblia la que nos da testimonio de lo que es verdad, hay evidencia histórica que comprueba su veracidad, y por medio de ella, la aceptamos como la Palabra de Dios por fe, es la Biblia la que instruye nuestra fe. Otro de los aspectos de la fe que analizábamos, es que el hecho de que no es irracional, sino fundamentada en la certeza de que la Palabra de Dios es verdad.
Y por último, vimos cuál era el galardón de la fe, la ciudad de Dios, aquella a la que iremos a morar cuando el Señor Jesucristo venga nuevamente. Este galardón es al que la fe bíblica me lleva a mirar, no en las cosas de esta tierra, sino en las cosas de arriba, tal como veíamos en Colosenses 3:1-4.
Ahora bien, hoy veremos cómo se vive por fe, qué es lo que significa vivir por fe, cómo y por qué nuestra fe será probrada, y finalmente, cómo crecer en nuestra fe.
Así que abramos nuestras Biblias en Hebreos 11 y pidamos a Dios ayuda para que ilumine nuestras mentes y afirme nuestros corazones por medio de la verdad de su Palabra.
Oración
Lectura: Hebreos 11:17-40
CAMINANDO POR FE - Hebreos 11:17-35
CAMINANDO POR FE - Hebreos 11:17-35
El autor de Hebreos vuelve a retomar en el versículo 17 el ejemplo de Abraham. Él comenzó hablando de Abraham en el versículo 8, cuando nos dice que por la fe Abraham, siendo llamado, obedeción para salir a un lugar. Por la fe Abraham salió de su tierra para ir a una tierra que Dios le daría. Luego habla acerca de Sara, de Isaac y de Jacob, es decir todo sigue girando en torno a la figura de Abraham.
Pero, en desde los versículos 12 - 16 nos da un breve explicación de la cosas que Abraham y su familia verdaderamente anhelaban, la ciudad de Dios; no la tierra de Canaán, habiendo incluso habitado como extranjeros. El autor nos explica porqué la fe de Abraham se mantuvo a pesar de no recibir lo prometido, y la razón es porque esperaban algo mejor.
Así que, seguidamente, da a su audiencia ejemplos de hombres y mujeres que caminaron por fe. Ahora bien, hemos dicho que la fe es una certeza, es una convicción que se expresa en acción. La fe bíblica nos lleva a la acción, pero ¿qué tipo de acción? Pues es lo que veremos ahora a través de la vida de los hombres y mujeres que aparecen en Hebreos 11.
Por razones de tiempo, solo tomaremos dos ejemplos, los ejemplos de las figuras más predominantes en la historia del AT, Abraham y Moisés.
Veamos rápidamente el ejemplo de estos dos hombres. Aprenderemos que caminar por fe significa:
Obediencia en medio de cualquier circunstancia.
Confianza en el poder de Dios.
Rechazo a placeres temporales en vista de los placeres eternos con Cristo.
Soportar aflicciones sin perder de vista al Invisible.
Veamos el primero:
Obediencia en medio de cualquier situación (Hebreos 11:8; Hebreos 11:17-18): Esto es lo que vemos en la vida de Abraham. En el versículo 8 se nos dice que por la fe Abraham, siendo llamado obedeció, y luego en los versículos 17-18 vemos la misma respuesta. Abraham ofreció a Isaac porque Dios se lo había pedido, él no negó a Dios el sacrificio que Dios le había pedido que hiciera, sino que obedeció a Dios.
Una de las pruebas de que muchos en el pueblo de Dios no entienden la fe bíblica, es la falta de obediencia que tienen a la Palabra de Dios. Como si el ser salvos por gracia y por medio de la fe anulara el hecho de que tenemos que caminar en obediencia a Dios. Ese mismo pasaje que afirma que somos salvos por gracia y por medio de la fe, afirma que hemos sido salvos con el objetivo de andar, de caminar en buenas obras que Dios ha preparado para nosotros. Esto quiere decir que hemos sido salvos no por obediencia a los mandamientos de Dios, sino que hemos sido salvos por gracia para caminar en obediencia a Dios.
Para muchos existe un conflicto entre la fe y las obras, y la verdad es que es un conflicto que existe solo en sus mentes, pero no en la Escritura. Un estudio de la Biblia nos revela claramente la harmonía que existe entre la fe y las obras. Ya hemos hablado de pasajes como Efesios, Santiago y el mismo libro de Hebreos. Pero mire uno más Romanos 1:5 “y [Cristo] por quien recibimos la gracia y el apostolado para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre [el de Cristo]”.
La fe nos debe llevar a la obediencia.
Confianza en el carácter y poder de Dios (Hebreos 11:19): Esta obediencia por medio de la fe está basada en la confianza que tenemos en Dios, quien nos ha llamado, y en su poder.
En el caso de Abraham, en el versículo 19 se nos dice que él pensó que Dios es poderoso para levantar de los muertos a Isaac. La fe de Abraham le llevó a obedecer, y esta obediencia estaba fundamentada en quién es Dios. Dios era quien le había prometido que le daría una descedencia por medio de Isaac, y Dios es fiel, así que Él cumpliría su promesa. Y, aún si Isaac muriera, Dios tiene el poder para levantarlo de los muertos.
La fe es la certeza, es la confianza de que Dios cumplirá su promesa. Por eso, la obediencia que produce la fe está fundamentada indudablemente en una confianza de saber quién es el Dios que nos ha llamado. No obedecemos porque nos de un resultado positivo a corto plazo, obedecemos porque Dios es bueno y sus mandamientos son buenos, y sus propósitos son mejores, y so voluntad es perfecta, y su fidelidad es motivo de confianza.
Yo quiero que por un momento usted piense en cómo debió sentirse Abraham, él había recibido la promesa, esta promesa iba más allá de tener una familia numerosa, la promesa era que por medio de esa familia numerosa vendría el Cristo, el salvador del mundo. Que Isaac muriera significaría que no solo Abraham sino que el mundo entero perecería en sus delitos y pecados.
Pero Abraham confiaba en que la promesa de Dios iba mucho más alla de la vida de su hijo. Al respecto de esto, el teólogo Juan Calvino comentó:
“… Abraham retuvo la promesa, porque no redujo el pdoer de Dios a la vida de Isaac, toda vez que se sintió seguro de que sería eficaz aun en sus cenizas, ya muerto, lo mismo que si estuviera vivo”.
Abraham confiaba en la fidelidad y el poder de Dios para cumplir sus promesa, y por eso podía obedecer lo que Dios pidiera de él.
En una de nuestras clases de Consejería Biblica Familiar, Miguel Nuñez, quien además de ser pastor también es médico, comentó como en su consultorio muchos pacientes después de que él les da una receta médica para un tratamiento le preguntan “doctor, ¿usted está seguro que esto es lo que necesito?”, y siempre responde de la misma manera, sí, confía en mí, yo esto lo he visto antes y sé lo que te digo.
Pues algo parecido es lo que ocurre con la obediencia que se produce por la fe. Es una obediencia que está fundamentada en una profunda confianza en el carácter de Dios y su Palabra. Quiero hablar a los que estamos casados, supongamos que usted tiene muchos problemas con su cónyuge, ¿cómo reaccionamos? ¿En obediencia a la Palabra de Dios, hombres amando a sus mujeres y mujeres sujetándose a sus maridos, o va a responder en desobediencia “porque es que él o ella no me entiende”?
O los que trabajamos, si tenemos un jefe explotador, que se aprovecha de nosotros, que no nos paga lo que creemos merecer, ¿cómo respondemos? ¿En obediencia a la Palabra de Dios, entendiendo que trabajamos para el Señor y no para el hombre? ¿Confiando en que si respetamos a nuestros jefes ellos darán gloria a Dios por nosotros o en desobediencia “porque éste es un jefe injusto, entonces yo me las voy a cobrar trabajando de mala gana, no siendo productivo o con cualquier actitud que no demuestre confianza en la Palabra de Dios?
La fe bíblica me lleva a las obras, y la obediencia a estas obras traen gloria a Dios. Si usted no entiende la fe bíblica usted demandará que los demás lo traten a usted como el rey, usted demandará respeto, usted demandará que Dios lo ponga en un posición de poder, de altura, de honor, en vez de obedecer a Dios en medio de cualquier situación, porque usted confia en quien es Dios, en su palabra y su poder.
Rechazo a placeres temporales en vista de los placeres eternos con Cristo (Hebreos 11:24-27): En tercer lugar, vivir por fe implica despreciar los placeres temporales del pecado y de este mundo, porque creemos que el gozo de Cristo es mucho mejor. Esto lo vemos en la vida de Moisés, en Hebreos 11:24-27. La frase viendo al Invisible es profundamente interesante. Lo invisible no puede verse, pero como ya hemos visto, la fe es la prueba de lo que no se ve. Por la ve lo que no es visible a nuestros ojos se materializa. Vivimos como vieramos las realidades celestes aunque no las veamos, y esto lo hacemos por fe.
Moisés veía los placeres de Egipto, veía las oportunidades que ser hijo de Faraón le traería, pudo haber llegado a ser el hombre más importante del mundo en ese momento. Sería el equivalente a ser el presidente de los Estados Unidos, o de alguna otra nación grande y poderosa. El autor de Hebreos nos da el sentido teológico de ese relato histórico.
El cristiano, al igual que Moisés debe tener en mayor estima las riquezas en Cristo que lo que este mundo nos pueda ofrecer. Esa alta estima llevó a Moisés a preferir ser maltratado con el pueblo de Dios antes que tener una posición de honor en Egipto, a rechazar el tesoro de los Egipcios y desear el galardón de Dios, a no temer la ira de Faraón sino vivir viendo al Invisible, y todo eso, por fe.
Hermano, ¿temes más a los hombres que a Dios? Cuando tu jefe te pide que hagas algo deshonesto, ¿lo haces aun sabiendo que estás desobedenciendo a tu Dios, solo por temor a tu jefe? ¿Queremos proteger tanto nuestra posición en Egipto que no nos importa desobedecer a Dios? ¿Tan pequeña es nuestra fe? Como si nosotros tuviesemos que guardar nuestra propia vida, ¿acaso no confiamos en que es Dios quien es nuestro proveedor? ¿Y qué si tenemos que pasar hambre y necesidad en esta tierra al igual que Moisés que fue maltratado junto con el pueblo de Dios? ¿Acaso no es mejor ser maltratado en esta tierra pero obedecer a Dios, que desobedecer a Dios y tenerlo todo aquí? ¿Tan poca es nuestra fe?
Anécdota: Mentí en el trabajo
¿Deseamos tanto los placeres del pecado, la posición, la seguridad que el mundo nos da, deseamos más a Egipto que a la ciudad de Dios?
Ponga el ejemplo que ponga, la fe bíblica nos lleva a rechazar los placeres temporales y nos lleva a estimar mucho más a Cristo, aún cuando eso nos cueste la vida misma.
Soportar aflicciones sin perder de vista al Invisible (Hebreos 11:24-27; Hebreos 11:36-39): Esto nos lleva al cuarto punto de lo que significa vivir por fe, que es soportar aflicciones sin perder de vista al Invisible. En el ejemplo de Moisés vimos precisamente esto, en especial en el versículo 27.
Moisés pudo soportar todos los temores, las dudas, la incertidumbre, las amenazas, aun la persecución de Faraón, y pudo soportar todas esas aflicciones porque la visión de aquel que es Invisible fue suficiente para fortelecer su ánimo y su fe. Ahora, esto puede referirse a la visión de la zarza ardiendo, sí, pero creo que el texto lo lleva aún más a allá. Moisés tenía una visión en su mente y corazón de Cristo que le fortaleció en medio de las aflicciones de la vida. Pero no solo fue Moisés, mire el ejemplos de tantos otros en el v.36
Todos los padecimientos con los que estos fueron afligidos son mucho más grandes que los que nosotros experimentaremos en nuestra vida, y sin embargo, las aflicciones fueron para ellos soportables solo por medio de la fe, aunque no recibieran en un sentido histórico la promesa.
Lo mismo dijo el Señor Jesús en Mateo 5:10-12 “bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”, ¿será nuestra fe tan fuerte para resistir eso? ¿Acaso nuestra visión de Cristo y de su galardón es lo suficientemente grande como para que nuestra fe sea fuerte en medio de la aflicción?
Amado amigo, el evangelio no son las buenas nuevas de que no tendrás más problemas en esta vida. El evangelio es la buena nueva de que por medio de Cristo tenemos entrada al reino de Dios, por medio de su sacrificio. De hecho, el cristianismo es un camino lleno de dificultades, luchas, persecución, aflicción, pero en el que podemos tener gozo, paz y sobre todo, somos reconciliados con Dios, nuestro creador, el dueño de nuestras vidas y ante quien tendremos que dar cuentas por nuestros pecados. Pero en Cristo, Dios ha provisto del camino para la reconcilicación, para la reconciliación, para que tengamos perdón de nuestros pecados, y sean borrados de una vez por todas. La Biblia nos manda a responder a ese sacrificio de Cristo, no podemos ser indiferentes, debemos responder en arrepentimiento y fe. Esta fe de la que estamos hablando, es la fe que nos salva, porque es una fe puesta en Cristo Jesús.
Te animo, amado amigo, a que si no lo has hecho aún, no dejes pasar un día más y ven a Cristo, de rodillas, suplicando perdón. Si quieres saber cómo hacer esto, estoy dispuesto a hablar contigo al final del culto.
La fe nos debe llevar a soportar aflicciones. Hermanos, la fe no es el camino más fácil sino el más estrecho. No es el camino más placentero, pero sí el que lleva a la vida.
LA FE PROBADA - Hebreos 11:36-40
LA FE PROBADA - Hebreos 11:36-40
Todos estos ejemplos de fe nos muestran una cosa, nuestra fe será probada. Será probada por las aflicciones de este mundo, será probada por las tentaciones de este mundo, con el fin de demostrar si es una fe verdadera. Será probada con el aparente retraso de la promesa de Dios, para ver nuestra fe por medio de la paciencia Hebreos 10:36 “porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.
Nuevamente vemos en este texto, la fe nos lleva a hacer la voluntad de Dios, que es otra forma de llamar a la obediencia. La fe será probada, y será probada para ver si es una fe verdadera que nos lleva a la obediencia aun cuando no es conveniente.
Hay dos pasajes a los que quiero que me acompañe rápidamente. Están en la primera carta del apóstol Pedro. Acompáñeme a:
1 Pedro 1:6-7 “En lo cual os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”
1 Pedro 2:19-20 “Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios”
El cristiano no ama el sufrimiento, ni tampoco nos gusta sufrir porque sí. No es eso lo que nos dice la Biblia, ni tampoco amamos las pruebas porque somos masoquistas, no, el cristiano al igual que cualquier otro ser humano no quiere sufrir, pero si nos toca sufrir, nuestra fe nos debe sostener en medio de ese sufrimiento. No nos gusta pasar por situaciones difíciles, pero si lo hacemos, entonces nuestra fe, si es bíblica, nos llevará por medio de esas dificultades con gozo y esperanza, obedenciendo siempre a Dios sin importar las circunstancia.
La fe es la que nos da seguridad, no la situación en la que estamos.
Arthur W. Pink - “¡Niega que Dios está gobernando la materia, niega que Él es quien ‘sustenta toda las cosas por la palabra de Su poder,’ y todo sentido de seguridad desaparece!”
Nuestra fe será probada, pero en medio de la prueba debemos seguir confiando y obedeciendo al soberano Dios que nos ha salvado.
CÓMO CRECER EN FE - Hebreos 11:24-27; Hebreos 3:1 (todo Hebreos)
CÓMO CRECER EN FE - Hebreos 11:24-27; Hebreos 3:1 (todo Hebreos)
La pregunta es, ¿cómo crecemos en fe? Un pastor en los Estados Unidos dijo lo siguiente:
“¿Quieres ser un cristiano más obediente? ¿un cristiano que persevera de manera estable hasta el fin? ¿Quieres ser un cristiano más fuerte? ¿Un cristiano más valiente y que no teme hablar acerca de Cristo? Entonces, necesitas fortalecer tu fe. Tu fe se fortalece proporcionalmente a la expansión del objeto de tu fe. Si expandes tu entendimiento acerca del objeto de tu fe y tu fe crecerá”.
Lo que quiere decir, en otras palabras, para crecer en la fe cristiana, tenemos que crecer en el conocimiento y la comprensión de aquel que es el objeto de nuestra fe. Y el objeto de la fe cristiana no es otro que la persona y la obra de Jesucristo.
Por eso el autor de Hebreos ha pasado 10 capítulos de su carga explicando, enseñando y afirmando la supremacía, la perfección y la suficiencia de la persona y la obra de Jesucristo. El autor dedica 10 capítulos al objeto de la fe cristiana, para luego llamarnos a perseverar en la fe cristiana. Este es un patron bíblico. Profundizar en el conocimiento de la supremación y perfección de la persona y obra de Cristo, es la clave para crecer en la fe.
Si nuestra fe, como cristianos, es una fe débil se debe a que Cristo no parece ser tan grande como en realidad es. Si nuestra fe es débil, entonces es porque en nuestro corazón no atesoramos a Cristo lo suficiente, porque con nuestras mentes no meditamos en Cristo lo suficiente.
Nuestra si nuestra fe es poca, entonces poca será nuestra obediencia a Dios. Si nuestra obediencia es poca, entonces es porque no amamos a Cristo lo suficiente. Si nuestra fe es poca, es porque no vivimos viendo al Invisible a través de su Palabra.
Por eso el 85% de la carta de los Hebreos se dedica a proveer una imagen suprema de Cristo, por eso nos enseña acerca de su perfección, de su hermosura, de su poder, de su efectividad, de su galardón, de su persona como la imagen de Dios mismo, porque Él es el objeto de nuestra fe. Tenemos que profundizar en el conocimiento de Él y su obra, si es que queremos tener una fe bíblica y fuerte.
Hermanos, la fe bíblica no es cruzar los dedos y esperar que las cosas se den bien. La fe bíblica no es un llamado a creer en algo cuando la lógica y el sentido común no están presentes. NO, la fe bíblica como vimos el pasado domingo no va encontra de la razón, sino que usa la razón, las emociones, y todo lo que está a nuestro alcance para comprender y profundizar en quién es Cristo. Por tanto, crecer en fe es un proceso que incluye leer, pensar y meditar en Cristo.
Por eso, Hebreos 3:1 nos manda a fijar nuestra mirada en Cristo, nuestro sumo sacerdote.
Todo el libro de Hebreos está dándonos una imagen de la perfección y supremacía de la persona y la obra de Jesucristo. La razón por la que el autor de Hebreos.
Si quieres crecer en fe, tienes que leer acerca del objeto de tu fe, ¿y dónde puedes leer acerca de Cristo sino es en su Palabra?
Romanos 10:17 “Así que la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”
Cuando Cristo confrontaba a los fariseos les dijo en Juan 5:39 “Escudriñad las Escrituras… Ellas son las que dan testimonio de mí”
Si quieres crecer en tu fe debes estar inmerso en la Palabra de Dios.
En segundo lugar, debes estar con personas que te ayuden a crecer en fe, personas que, en momentos de dificultad, te lleven a la palabra de Dios. Tal como dice Hebreos 3:12-13 “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos unos a otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado”
Busca personas que te enseñen, que te discipulen, comparte tus cargas con el cuerpo de Cristo para que seas exhortado en la fe.
Hermanos, un creyente verdadero tendrá el interés de crecer en fe. Si no tienes el deseo de crecer en tu fe, entonces, con total seguridad podemos poner en duda que verdaderamente tengas una fe bíblica, si no tienes hambre por la Palabra de Dios, entonces, con toda seguridad podemos poner en duda si verdaderamente estás en la fe cristiana. Todo ser vivo necesita alimentarse, no importa cuán pequeño e inmaduro sea, mi hijo tiene tres meses y come más que un mala conciencia. Por lo que si no pides alimento espiritual, pregunto, ¿será que tienes vida espiritual? No es posible estar vivo espiritualmente y vivir un ayuno constante del alimento de la Palabra.
Si Cristo y su palabra no son atesorados en tu corazón, entonces probablemente no estés ni en la fe sino que te estés engañando a ti mismo.
EL PUNTO DE HEBREOS 11
EL PUNTO DE HEBREOS 11
Hermanos, el punto de Hebreos 11 no es que leamos esta lista de los héroes de la fe y digamos, sé cómo ellos. No, el texto no nos está diciendo “tú puedes ser el próximo Abraham, el próximo Moisés, la próxima Sara; si tan solo tuvieras fe”
Lo que el texto nos está diciendo es “mira a estas personas, mira por todo lo que pasaron. Ellos pudieron perseverar hasta el final porque su fe estaba fundamentada en aquel que habría de venir. Abraham no tenía la mirada puesta en lo terrenal sino en la ciudad de Dios; Moisés no tenía la mirada en los placeres de Egipto sino que pudo rechazar a Egipto porque tenía la mirada puesta en el Invisible”
Hebreos 11 no nos está llamando a ser el próximo Abraham o Moisés, Hebreos 11 nos está llamando a poner nuestra mirada en la misma persona que Abraham y Moisés pusieron la mirada. Hebreos 11 nos manda a anhelar la ciudad de Dios, la ciudad celeste; y a vivir viendo al Invisible mientras estemos de paso como peregrinos en esta tierra.
Oremos