La IGLESIA DE LOS PRIMEROS CREYENTES
Un modelo de la Iglesia
I. Introducción
[Cristo] se entregó a la muerte por nosotros, para rescatarnos de toda maldad y limpiarnos completamente, haciendo de nosotros el pueblo de su propiedad, empeñados en hacer el bien.
Tito 2:14, VP 94
Solemos mirar a la iglesia primitiva con una actitud idealista, romántica. Nos maravilla su ímpetu evangelístico, su impacto transformador en el mundo. Hablamos de ella con admiración, como si no tuviera ningún defecto; olvidamos las herejías, las hipocresías, las rivalidades e inmoralidades que perturbaban a la iglesia primitiva tanto como la perturban hoy
Esta primera característica es sorprendente y no muchas congregaciones la tendrían en cuenta hoy. La iglesia viva es una iglesia que está aprendiendo, una comunidad que estudia.
Lo primero que Lucas dice acerca de esta iglesia renovada por el Espíritu es que perseveraba en la doctrina de los apóstoles: ‘Y eran fieles en conservar la enseñanza de los apóstoles
Aquellos creyentes primitivos no pensaron que les bastaba con la presencia del Espíritu en su interior para conocer la verdad. No dieron por sentado que, por haber recibido la plenitud del Espíritu Santo, este era el único maestro al que necesitaban, y que podían prescindir de los maestros humanos. No fue así en la iglesia primitiva. Los nuevos creyentes sabían que Jesús había nombrado a los apóstoles para que fueran maestros de la iglesia, y procuraban aprender todo lo posible y perseverar en su doctrina.
Una iglesia llena del Espíritu es una iglesia bíblica, una iglesia neotestamentaria, una iglesia apostólica. En ella se enseñan las Escrituras. Los padres enseñan la Biblia a sus hijos. Los miembros de la iglesia leen y reflexionan sobre las Escrituras todos los días. El Espíritu de Dios dirige a su pueblo a someterse a la Palabra de Dios, y cuando lo hace, esa iglesia se renueva con la presencia poderosa del Espíritu Santo.
El primer fruto del Espíritu Santo es el amor. En particular, la iglesia primitiva cuidaba de los pobres, y compartía con ellos parte de sus posesiones. Esta actitud debe caracterizar a la iglesia en todos los tiempos. La comunión, la disposición a compartir, generosa y voluntariamente, es un principio permanente.
Una iglesia llena de Espíritu es una iglesia generosa. La generosidad siempre ha sido una característica del pueblo cristiano porque nuestro Dios es un Dios generoso. Por eso, otra palabra que expresa la actitud de generosidad es la palabra ‘gracia’. Si él da todo por gracia, si nuestro Padre es generoso, también deben serlo sus hijos.