Ordenanza del Matrimonio
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Introducción
Introducción
Capítulo 1 del Génesis, Moisés presenta a Elohim aquel creador todo poderoso que hizo todas las cosas con la palabra de su poder, Dios eterno, soberano y trascendente, a diferencia de la mitología el Dios que se revela en Génesis 1 no es parte de su creación, es distinto. Dios crea un día de reposo para que el hombre le dé gracias y se goce en la obra de sus manos. En Génesis 2 Moisés se refiere a Dios como YHWH, aquel que entra en pacto con su pueblo, Dios toma al hombre lo forma del polvo de la tierra y sopla en su nariz aliento de vida, lo pone en su jardín para que lo guarde y lo cuide – luego hace ayuda idónea para El.
Vimos el orden que estableció Dios en la sociedad, creado al hombre primero y luego a la mujer, son Iguales en valor, pero tienen distintas funciones. Dios le da al hombre el liderazgo de la familia, la iglesia y el estado y a la mujer creada como ayuda idónea.
Ahora me propondré exponer las ordenanzas de la Creación (ya vimos una de ellas, considerando el descanso de Dios). Veremos las otras dos. Que son: el matrimonio y el trabajo. Hoy veremos la ordenanza del matrimonio en Génesis 2.18-25 – lo estudiaremos enfatizando en 4 observaciones: una necesidad evidente, dos principios establecidos, dos aplicaciones generales y consideraciones importantes sobre la institución del matrimonio.
Después de la caída el tema que trataremos es chocante para el hombre natural, los primeros receptores del Génesis tenían que lidiar con esta enseñanza radicalmente opuesta a su cultura, pensar en la monogamia, en la permanencia del matrimonio, en el propósito del propósito, era raro para ellos, de hecho en el tiempo del N.T. también lo fue, Jesús expuso las enseñanzas de este pasaje y los apóstoles respondieron “si es así no conviene casarse” – Pablo tuvo que lidiar con la iglesia de los corintios que se hicieron preguntas sobre la santidad, la sexualidad y el matrimonio, en una cultura promiscua y libertina. Dios quiere llevarnos del paganismo en el que estamos a vivir vidas que le glorifiquen, su pueblo, vimos la semana pasada se distingue por pensar distinto y actuar de manera radicalmente distinta al mundo. Aquí tenemos entonces los principios que Dios estableció para el matrimonio, sé que te va a chocar, también lo hizo conmigo, pero gracias a Dios que no nos dejara en nuestros pecados, así que volvamos al principio y consideremos el plan de Dios para el matrimonio.
Efesios 2.8-10 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
1. Una necesidad evidente
18Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 19Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.
Noten, que no era bueno para el hombre estar solo, no podía en soledad glorificara Dios, ni extender su reino, ni llenar la tierra de su gloria, así que Dios al traer los animales a Adán y le hace notar su necesidad de compañerismo “no se halló una ayuda idónea para El” – Dios planeaba hacer a alguien “idóneo o comparable o que le corresponde a él.” Tenemos pues una necesidad evidente, el hombre no puede suplir esta necesidad con un animal, podía un buey ayudarle en su trabajo, pero no podía corresponder a su amor, no podía compartir su disfrute (no puede corresponder a él), así que Dios hace necesaria la unión entre un hombre y una mujer para cumplir con el propósito de glorificarle. Dios le dio a Adán una compañera, alguien como Él (o “comparable” con él), no le dio otro hombre o un animal para llenar su necesidad de compañía.
“Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.” (Malaquías 2.14–15, RVR60)
Dios estableció el matrimonio para su gloria, como un pacto de compañerismo entre un hombre y una mujer que se unen para ser una sola carne, para ayudarse mutuamente, para multiplicar la humanidad por generación legítima y para dar a Dios una dependencia santa.
Debo decir con certeza que todo lo que se oponga al matrimonio no trae gloria a Dios, lo deshonra y es pecado – Toda unión que no sea conforme a lo establecido por Dios en la institución del matrimonio, no podemos aceptarla “el matrimonio no le pertenece al hombre y solo Dios puede legislar sobre él”.
Toda unión libre es fornicación (no hay un pacto de compañerismo), las relaciones sexuales fuera del matrimonio o la fornicación (busca no la gloria de Dios, sino la satisfacción de deseos egoístas) y el adulterio (corrompe el pacto), la homosexualidad (Dios ordeno el matrimonio para un hombre y una mujer), van en contra de lo establecido por Dios y es detestable a sus ojos, por estos pecados lo hombres deben sufrir el infierno a menos que se arrepientan, ponga su fe en Cristo y le obedezcan: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6.9–11, RVR60)
El mundo tiene en poco la institución del matrimonio, pero no los creyentes que han sido redimidos, justificados por Dios y que tienen su Espíritu. Para el pueblo del Dios el matrimonio es algo digno y lo tenemos en alta estima. La iglesia debe reaccionar siempre en contra de todo lo que destruya esta institución. Todo lo que se opone a Dios destruye al hombre ¿no lo hace acaso la fornicación, el adulterio, la homosexualidad y todo acto de inmoralidad sexual?
“Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios.” (Levítico 18.30, RVR60)
El matrimonio lo dio dios para protegernos y proveernos de un lugar seguro para relacionarnos íntimamente y para glorificarle. La necesidad de compañía solo es satisfecha en el matrimonio – a no ser que Dios no ponga en ti esa necesidad (ahora lo veremos), pero Adán la tuvo y Dios la suplió (con una mujer). Lo importante es que tenemos una necesidad evidente y Dios tenía en mente el matrimonio para suplirla, el matrimonio es ordenado por Dios como un pacto de compañía (entre un hombre y una mujer) esta institución es bendecida con la habilidad de tener hijos para su gloria, con esto viene la responsabilidad de cuidar de ellos (1 Tesalonicenses 2:7), hacerlos discípulos (Deuteronomio 6:6–9; Efesios 6:4), y proveer para ellos (1 Timoteo 5:8). Cuando el no da esta bendición, es porque Él tiene un mejor plan (el matrimonio de igual forma será para la gloria de Dios).
2. Dos principios evidentes
23Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 25Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.
- La unidad indisoluble del matrimonio
Adán reconoce a Eva como su par y se alegra en la provisión de Dios – Adan o Moises entonces dicen estas palabras inspiradas por Dios, con respecto a esta nueva institución establecida: “se unirá a su mujer y serán una sola carne”. La unidad de la que Dios habla parece ser un compartir total del uno con el otro. Es compartir ideas, creencias, alegrías, dificultades, triunfos, fracasos, posesiones, y cuerpos (se pertenecen mutuamente). Hay dos mandamientos dados por Dios para efectuar esta unidad:
a. El mandato de dejar los padres.
Dios dice que todavía debemos amar, respetar, y cuidar a nuestros padres después del matrimonio (Éxodo 20:12; 21:15; Efesios 6:1–3; 1 Timoteo 5:8). Pero se nos ordena dejar en el sentido de que ahora hay una nueva relación significativa (la persona más importante para mí es mi esposa o esposo) esta relación debe ser prioritaria por encima de sus padres. El esposo, bajo la autoridad de Dios, ahora se convierte en la nueva autoridad (no la mama del esposo o sus suegros), la esposa está bajo la autoridad de su marido, no debe obedecer a sus padres (los debe respetar). Además salir de casa implica dejar ya de depender de sus padres para las provisiones, ahora el esposo según Efesios 5.9 sustentara su hogar, hará provisión para su familia, El Señor exhorta a los esposos irresponsables: Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. 1 Timoteo 5:8
b. El mandato de unirse a su cónyuge.
La palabra unir (dabaq) significa “buscar diligentemente un estado firmemente unido.” Este juntarse es como “pegamento” Solo nuestra búsqueda de Dios debe ser mayor que esta. El matrimonio es la única relación que es descrita como una relación de “una carne.” Ninguna otra relación debe comparársele, ni siquiera la relación padre-hijo, nadie podrá conocerte tan íntimamente como tu cónyuge.
Debemos cuidar y procurar esta unidad. La llegada de los hijos en un matrimonio suele ser motivo de descuido, ninguna persona puede ser tan importante para ti como tu cónyuge.
Noten que no hay tres personas en el texto (su mujer - singular), la Bigamia, la poligamia no es mandada en la biblia, la fornicación y el adulterio atenta contra esta unidad.
Despues de la caída, con el avance del pecado surgió la poligamia, 4 generaciones después de la caída: “Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.” (Génesis 4.19, RVR60)
Este era el carácter del linaje impío de Caín, no es nuestro ejemplo a seguir, para el pueblo de Israel tenía que ser claro esto, la poligamia era la práctica de Caín y su descendencia. “Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años..” (Génesis 6.1–4, RVR60)
Tenesmo luego que la maldad llega al colmo y hay matrimonios entre creyentes e incrédulos, violencia, el impulso sexual dado por Dios es torcidos por el pecado (ya no era piadoso) Tomaron para sí relaciones sexuales polígamas.
Dios ordena por esta razón en su ley que su pueblo se casase con creyentes y prohibió toda relación de incesto o adulterio, Antes de la ley tenemos el Ejemplo de José: ¿Cómo hare tan grande mal y pecare contra DIOS? ERES ESPOSA DE OTRO. Abraham busca Esposa para Isaac para Jacob (no de las caninitas como hizo Esaú) del linaje piadoso. Moisés, le muestra al pueblo la conducta piadosa que los creyentes mostraron al ser redimidos por Dios de entre el mundo. así permanece hasta el nuevo testamento: Con tal que sea en el Señor.
“Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” Mateo 19.3–6
Dios es quien une a un hombre y una mujer que salen de su casa para establecer un pacto de compañerismo, esta unidad no la produce el hombre, así que no puede ser destruido por sus manos, el matrimonio lo une Dios y el hombre no lo puede separar. Esta unidad inseparable nos lleva a considerar el otro principio:
- La realidad espiritual a la que apunta el matrimonio
Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. (Efe 5:31-32 RV60)
El Matrimonio es un pacto sagrado y toma como modelo el pacto de Cristo con su Iglesia. Este es el gran propósito de un matrimonio: exhibir la relación entre Cristo y su Iglesia. Este debería ser el sueño nuestro si queremos casarnos. Este es nuestro propósito como matrimonio. Esto que implica: Cristo no dejará su esposa: No porque el este enamorado, sino porque él es fiel a su promesa de pacto. No es porque la novia lo merezca, sino porque el ama incondicionalmente, protege incondicionalmente, trata con ternura incondicionalmente, sostiene y dirige incondicionalmente.
Así que el matrimonio se trata de proclamar al mundo una verdad acerca de Cristo y su Iglesia, en el matrimonio esta entretejido el maravilloso evangelio de la Cruz de Cristo. Dejar a los padres y unirse a una esposa, tiene la intención de mostrar el pacto entre Cristo y la Iglesia: Cristo dejo a su padre, tomo la iglesia como novia, perdiendo su vida para redimirla a ella y uniéndose a ella en una nueva vida por su resurrección, siendo una sola carne con ella por el Espíritu. Cristo no hará nada en detrimento de su novia, la ama y la limpiará, la cuidará, la sustentará, que esperanzador esto hermanos, pero que gran reto para los que están casados o piensan casarse, pues reflejara esta unión pactual es el propósito de un matrimonio.
La mente de muchos de nosotros fue moldeada con ideas románticas y alejadas de Dios sobre el matrimonio. Desde que entro el pecado al mundo, todo lo que el hombre quiere es exhibir una bonita mujer, un lindo auto, una casa hermosa… en lo que menos piensan los hombres de nuestra cultura es en exhibir la gloria de Dios en el evangelio.
El matrimonio es un reflejo de la relación de pacto entre Dios y su pueblo. La violación al pacto con Dios de Adán y Eva, resulto en un matrimonio lleno de vergüenza y egocentrismo. A no ser que el Señor de gracia nos haga entrar en pacto con el por medio de Jesucristo y cubra nuestro pecado y nos salve y nos permita entrar en una relación con él, un matrimonio será un infierno.
Que te hace pensar que una persona egocéntrica que busca exhibir su gloria y no el carácter de Dios te considerará a ti en algún momento. Que engañados están aquellos que románticamente se unen en una relación con incrédulos. Hermanos solteros, ustedes deben buscar es la hermosura que Dios elogia (prov 31 efe 5 vol 3 1 pedr 3 tito 3) ese es el requisito. Recuerden que el diablo los va a seducir con la vana hermosura de la mujer incrédula, Proverbios dice no mires sus ojos, su puerta lleva al Seol y muchos son los que han perecido. Busquen esposas que les ayuden a dar gloria a Dios, que sean idóneas. Mujeres que tienen el elogio de Dios. Ustedes mujeres, oren por hombres que amen al Señor más que a su vida, solo un hombre que honra su pacto con Dios podrá serte fiel.
Hermanos un entendimiento correcto del evangelio, mantendrá vivo el pacto de nuestro matrimonio. Solo personas que comprenden que son pecadoras y merecedoras de la ira de Dios, que se saben justificadas por medio del sacrificio de Cristo en la cruz, podrán vivir de una manera gloriosa el matrimonio. La medida de la gracia de Dios para con cada conyugue, será la misma medida de gracia que cada uno de al otro.
En resumen. La grandeza del matrimonio no está en el matrimonio, sino en lo que este representa, es decir en el hecho de que es una imagen de la relación entre Cristo y su Iglesia. Ya vimos los dos principios evidentes, la unidad indisoluble del matrimonio y la realidad espiritual a la que esta unidad apunta, esto nos prepara nuestro siguiente punto:
3. Dos Aplicaciones evidentes
… por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.” (Mateo 19.3–9, RVR60)
- El Divorcio no es una opción
El divorcio no es la primera opción para tus problemas matrimoniales, mortificar al pecado, llamar a sometimiento, a respeto, perdón y santidad mutuos. El divorcio no es una opción para el creyente. La gracia de Cristo es suficiente, su amor y perdón debe reflejarse en la iglesia.
Cristo enseña claramente que el divorcio no fue ordenado por Dios, sino más bien permitido y esto por causa del pecado del hombre, el divorcio viola el propósito original de Dios para la unidad indisoluble y estropea la realidad espiritual del matrimonio. NO ES LICITO DIVORCIARSE POR CUALQUIER CAUSA.
Las únicas bases del Nuevo Testamento para el divorcio son el pecado sexual (adulterio, homosexualidad, bestialidad, e incesto) o el abandono por un no creyente.
El pecado sexual es una base legitima para el divorcio, Dios lo hizo en Jeremías 3:6–9. Cuando un cónyuge viola la unidad y la intimidad de un matrimonio por un pecado sexual-y abandona su obligación del pacto el cónyuge fiel es colocado en una situación difícil. Después que todos los medios han sido agotados para traer al cónyuge pecador al arrepentimiento, la Biblia permite la liberación del cónyuge fiel a través del divorcio.
La segunda razón para permitir un divorcio es en casos donde un cónyuge no creyente no desea vivir con su cónyuge creyente - 1 Corintios 7:12–15 “Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.”
El nuevo matrimonio es permitido para el cónyuge fiel solamente cuando el divorcio fue sobre base bíblica. Pero solo en el Señor: “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.” (1 Corintios 7.39, RVR60)
Aquellos que se divorcian bajo cualquier otra base han pecado contra Dios y sus cónyuges, y para ellos el casarse con otro es un acto de ““Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.” (1 Corintios 7.10–11, RVR60)
La única vez que tal persona pudiera casarse otra vez con otro es si su antiguo esposo se casa nuevamente, prueba ser un no creyente, o muere, casos en los cuales la reconciliación no sería ya posible.
La Biblia también da una palabra de precaución a cualquier que esté considerando el casarse con un divorciado. Si el divorcio no fue sobre base bíblica y existe todavía una responsabilidad de reconciliarse, la persona que se casa con el divorciado es considerado un adúltero - Marcos 10:12 “y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.” Para el creyente el divorcio no es una opción y si tiene necesidad de una relación de intimidad el matrimonio es su única opción: “Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.” (Mateo 19.10–11, RVR60)
- El celibato es una opción para los solteros
1 Corintios 7.1En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; 2pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. 3El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. 4La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. 5No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. 6Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. 7Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
Pablo no promueve el celibato, hacerlo puedo terminar es inmoralidad peor, pues el celibato es un don que no todo el mundo tiene. Para Dios los solteros no son ciudadanos de segunda clase en el reino, Pablo tuvo una vida plena y fructífera para el reino de Dios, el matrimonio no es un grado… no presionen a los hermanos solteros, no es correcto, la soltería no es vergonzoso, es posible que algunos permanecen solteros por razones egoístas, pero cuando alguien elige no casarse para dedicarse más al Servicio a Dios está bien. Para algunas personas bajo ciertas condiciones, la soltería puede ser una mejor opción (vs.25-26) a causa de la crisis actual o calamidad que se nos viene encima. Había persecución y se agravaría, 10 años después Nerón crucifico cristianos, lo jardines de Herodes fueron iluminados con cristianos. En esta circunstancia la soltería es mejor, sin embargo vs 28 cada uno debe decidirlo.
El Celibato no es permitido para los casados. No hace del matrimonio algo más santo. ES prohibido por Dios, los esposos deben cumplir fielmente el deber conyugal. Ya no tenemos derechos sobre nuestros cuerpos (vs.4-5) la decisión de no tener intimidad solo puede ser tomada por mutuo consentimiento y para propósitos piadosos (un poco de tiempo para orar). Negarle al otro esto para manipular o como venganza es pecado.
Solo hay dos opciones, el celibato o el matrimonio. En el matrimonio no puede haber celibato y si fuiste llamado a ser célibe no puedes tener intimidad con nadie fuera del matrimonio, la opción es consagrar tu vida a Dios “no perseguir tus intereses personales”
Aquí está la institución del matrimonio hermanos, para que la valoremos y la protejamos. Desaprobemos todo lo que esté en contra de esta santa ordenanza del matrimonio y despojémonos de toda idea incorrecta sobre esta institución.
No hay nada pecaminoso en el matrimonio, ni estar soltero es un estado de mayor santidad para el hombre. ver. 25: «ambos estaban desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban». No hay nada vergonzoso en un matrimonio que honra a Dios, no hay sospechas malas, ni deseos egoístas. La vergüenza entró con el pecado, el pecado destruyó la relación entre Adán y Eva y como resultado vinieron las lujurias y convirtió la ordenanza sagrada de Dios en impulsos sensuales y en la lujuria de la carne.
Pero esto no tiene que ser así entre nosotros, “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.” (1 Pedro 4.1–5, RVR60)