Sermón sin título (12)
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Dirijamos nuestra atención ahora al sábado en Génesis 2.
El clímax de la semana de la creación fue el descanso de Dios. Génesis 2: 2 dice: "En el séptimo día Dios terminó la obra que había hecho, y descansó el séptimo día de toda la obra que había hecho". Habiendo terminado la construcción de su palacio cósmico, Dios entró en su reposo sabático como el punto culminante de su obra creadora. La palabra "descanso o reposo" aquí, no significa simplemente dejar de trabajar o recuperarse de la fatiga. Más bien, como dijo Geerhardus Vos, "representa la consumación de un trabajo realizado o la alegría y satisfacción que este conlleva".
Génesis 2: 2 es una escena de coronación en la que Dios está entronizado en su templo celestial.
Meredith Kline explica:
El reposo sabático de Dios es una coronación real en el trono celestial de su templo-palacio cósmico (véase Isaías 66: 1). Celebra la culminación de la creación y revela que Dios, el Alfa, es también el Omega. Este reinado del sábado no tiene fin. Por tanto, el séptimo día no tiene una fórmula de tarde-mañana; continúa para siempre y los creyentes están invitados a participar de él por la eternidad (Heb. 4: 3-10).
El Salmo 132 correlaciona el reposo de Dios con su entronización en su templo en Sion. El aposento interior de ese templo, donde Dios estaba entronizado sobre los querubines, era su lugar de descanso. El Salmo 132 identifica la morada de Dios como su lugar de descanso. Los versículos 7 y 8 dicen: “Entraremos en su tabernáculo; Nos postraremos ante el estrado de sus pies. Levántate, oh Jehová, al lugar de tu reposo, Tú y el arca de tu poder.”
El cielo es la morada permanente de Dios y, por tanto, su lugar de descanso permanente. En el cielo, Dios está entronizado en el reposo eterno como el Rey del cielo y de la tierra. En el clímax de la semana de la creación, Dios entró en el salón del trono de su templo-palacio, lo prendió en llamas con su gloria y se sentó en su exaltado trono rodeado de ángeles en una reunión festiva que celebraba su obra de creación. Jeremías 17:12 dice: “Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario.” El reposo de Dios es su coronación real en su templo celestial. Las Escrituras describen el ámbito sabático de Dios en términos de él sentado en su trono con los pies descansando en el estrado de sus pies.
“Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Is 66:1–2.
El sábado divino es el clímax de la semana de la creación. También es el clímax de la historia humana. Los portadores de la imagen de Dios están destinados a entrar en su reposo el día de la consumación. Dios instituyó el sábado semanal como una ordenanza santa que el hombre debe observar hasta que logre lo que significa.
Génesis 2: 2-3 dice que Dios “descansó el séptimo día de toda la obra que había hecho. Así que Dios bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en él descansó Dios de toda la obra que había hecho en la creación ". Dios santificó el séptimo día, separándolo del reino terrenal común y asociándolo con el reino santo celestial. El día de reposo era un día sagrado, no un día común, fue inspirado en el día de reposo celestial de Dios. Era una réplica terrenal del original divino. El sábado fue creado para el hombre como un signo sagrado de su objetivo más elevado. Ese objetivo es la bienaventuranza perfecta y el descanso y la comunión consumada con el Dios Uno y Trino en el estado de gloria. Como "un anticipo de la vida en la consumación de la historia", el sábado semanal orientaba al hombre hacia su esperanza de gloria.
Al regular la adoración del primer sumo sacerdote, el día de reposo indicaba que la meta del servicio de Adán era ascender al santuario celestial y sentarse “a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1: 3). Al completar con éxito su obra, entraría en el reposo de Dios en el templo celestial. Incluso la secuencia de la ordenanza del sábado —trabajo seguido de descanso— significaba que el logro del sábado celestial dependía del cumplimiento de su obra. El sábado semanal expiraría cuando se consiguiera la realidad que se prefiguraba.
El Señor Jesucristo, el gran sumo sacerdote, finalizada la obra de redención y cumplió la misión dada originalmente a Adán. Como resultado, obtuvo la realidad significada por el sábado cuando fue levantado de entre los muertos y ascendió a su reino en gloria. “Después de hacer la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Heb 1: 3). Cristo ya ha entrado en el reposo de Dios. Y nos dará ese descanso cuando aparezca por segunda vez. “ Por tanto, queda un día de reposo para el pueblo de Dios ” (Hb 4, 9). Eso es lo que nos enseña el sábado sobre la adoración.
EL CUARTO MANDAMIENTO
“Acordarte has del día del reposo, para santificarlo: Seis días trabajarás, Y harás toda tu obra; Mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios: no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas: Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día: por tanto Jehová bendijo el día del reposo y lo santificó” (Exodo 20:8-11).
En el primer mandamiento tenemos el objeto de la adoración, en el segundo los medios de la adoración, en el tercero la manera de la adoración y en este cuarto precepto, tenemos el tiempo de la adoración.
La importancia del tiempo:
En este cuarto mandamiento tenemos un día señalado en que los hombres deben dejar a un lado todas sus actividades y responsabilidades normales para buscar a Dios. Dios nos ha concedido seis días en la semana para cumplir con nuestras obligaciones y ocuparnos de nuestros intereses legítimos. Un solo día de la semana ha sido señalado como un tiempo especial dedicado a la adoración del Señor. En otras palabras, el Señor ha reclamado un día como suyo, aunque la realidad es que todos los días son suyos. Dios sabe que todos los hombres tienen la tendencia de enredarse en los asuntos de este mundo en una forma indebida. Tenemos la tendencia a dejarnos controlar y dominar por las presiones de este mundo. Nuestras obligaciones y responsabilidades son tan grandes que frecuentemente nos es difícil apartar un tiempo cada día para leer la Biblia y buscar a Dios en la oración.
Para adorar a Dios se necesita tiempo. La verdad es que se requiere mucho tiempo para cultivar y desarrollar nuestra relación personal con Dios. Somos criaturas del tiempo y nos cuesta tiempo meditar y concentrar nuestra atención en las cosas espirituales. El apóstol Pablo nos exhorta en Efesios 5 a redimir el tiempo porque los días son malos. Se refiere a la necesidad de aprovechar bien el tiempo y de obtener el máximo provecho de cada oportunidad. Cada creyente sincero debe aprender la importancia de tener cuidado en el uso de su tiempo. Cada día se necesita tiempo para orar, estudiar la Biblia y estar en comunión con Dios.
La importancia de un día apartado para adorar a Dios:
Si no fuera por el cuarto mandamiento, ni siquiera tendríamos el día domingo como un día de descanso. La existencia de un día especial en el cual casi nadie está obligado a trabajar se debe a la influencia del cristianismo y en especial de este cuarto mandamiento. En muchos países no cristianos y tampoco en los países comunistas, no existe un día que sea apartado para la adoración de Dios. Debemos estar agradecidos con Dios por el hecho de que tenemos un día de adoración.
Sin embargo, hay grandes multitudes de personas en este mundo (la mayoría) que se aprovechan del día de adoración para hacer todo lo que quieren. El propósito de este día es para el bienestar espiritual de los hombres; sin embargo, la mayoría de las personas usan este día para divertirse, para ir al campo, para jugar deportes, para hacer fiestas y satisfacer los deseos de la carne. No toman en cuenta a Dios ni siquiera por algunos minutos. Usan el día de adoración (el domingo) para sí mismos; lo usan como un día dedicado para sus diversiones y sus pecados. Menosprecian y rechazan por completo la idea de que este día pertenece a Dios. Muchos llegan a decir que no tienen tiempo para ir a los cultos debido a que tienen cosas “más importantes” que hacer. Les parece ridícula la idea de dedicar un día al Señor porque en realidad no quieren tener nada que ver con Dios. Domingo tras domingo se olvidan de El.
El día de adoración sirve como un tiempo cuando los hombres pueden considerar en una forma especial su relación con Dios. Es necesario que exista tal día. Pero aún así, hay personas que profesan ser creyentes que consideran su obligación de asistir a los cultos y adorar a Dios como algo pesado, gravoso y desagradable. Cuántas personas que asisten a los cultos tienen pensamientos semejantes a los siguientes: “¿Cuándo terminará este día? ¿Cuándo terminará el culto? Estoy cansado de tanta enseñanza bíblica.
Preferiría estar en la casa, en el campo o haciendo otras cosas”.
Tales personas deben recordar que el domingo es semejante al cielo ¿Qué vamos a hacer en el cielo? ¿Acaso no vamos a
adorar y servir a Dios allí? Sin lugar a dudas estaremos ocupados continuamente en las cosas de Dios. Por lo tanto, aquellos que profesan ser creyentes pero consideran el guardar el día de adoración como algo penoso, manifiestan que no estarían contentos en el cielo. Todos aquellos que dicen ser creyentes pero no quieren guardar el domingo deben preguntarse porqué no lo quieren guardar. Deben examinarse a sí mismos para ver si realmente aman a Dios porque pudiera ser que no irán al cielo sino al infierno. ¡No hay ningún domingo en el infierno!
Acordarte has del día del reposo, para santificarlo:
La frase “día de reposo” quiere decir precisamente esto, un día de descanso. Se refiere al cese de nuestras actividades normales. La frase “para santificarlo” quiere decir ponerlo aparte para un uso santo, dedicarlo al Señor. Los versículos nueve y diez nos explican la manera como los judíos santificaron el séptimo día; lo santificaron dejando de trabajar. El versículo once nos da la base de este mandamiento en el Antiguo Testamento; Dios terminó la obra de la creación en seis días y cesó de sus actividades en el séptimo día. Por lo tanto, Jehová bendijo ese día y lo puso aparte para el reposo de los hombres.
El significado ceremonial del séptimo día:
El séptimo día (sábado) tenía un significado ceremonial y moral. Consideraremos ahora el significado ceremonial del día de reposo (sábado o séptimo día). El elemento ceremonial de este mandamiento es muy importante porque nos enseña en primer lugar algo específico acerca de la obra de Cristo y el camino de la salvación. En segundo lugar, un entendimiento del elemento ceremonial de este mandamiento explica el porque de su abolición y también el porque los creyentes bajo el Nuevo Testamento guardan el día domingo. En tercer lugar, una comprensión del aspecto ceremonial del cuarto mandamiento nos ayudará a contestar los errores de los adventistas del séptimo día y otras sectas (por ejemplo algunos pentecosteces que bajo el Nuevo Testamento todavía consideran necesario guardar el día sábado).
Un asunto de controversia:
Tristemente tenemos que reconocer que este cuarto mandamiento es un asunto de mucha controversia hoy en día. Por ejemplo, los adventistas dicen que el día de adoración sigue siendo el día sábado, y todos aquellos que se reúnen los domingos están equivocados. Con respecto al día sábado, los adventistas hacen las siguientes afirmaciones:
1. Que el día sábado es de obligación perpetua.
2. Que es obligatorio para todos los creyentes bajo el Nuevo
Testamento.
3. Que la observancia del día domingo es de origen pagano.
4. Que el cambio del séptimo al primer día fue efectuado por el Papa. 5. Que todos los que guardan el domingo llevan la señal de
la“bestia”, es decir del anticristo.
6. Que es necesario guardar el séptimo día para ser salvos.
¿Cómo podemos contestar estos argumentos?
En primer lugar, los diez mandamientos (incluso este cuarto mandamiento) no fueron dados para salvarnos. El Nuevo Testa-
mento enseña claramente que nadie puede salvarse guardando los mandamientos. Por ejemplo, vea los siguientes textos:
“Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Mas por cuanto por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda manifiesto: Que el justo por la fe vivirá” (Gálatas 3:10-11).
“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada” (Gálatas 2:16).
En segundo lugar, el Antiguo Testamento enseña que el día sábado era una señal entre Jehová y el pueblo de Israel. Vea el siguiente texto: “Habló además Jehová á Moisés, diciendo: Y tú hablarás á los hijos de Israel, diciendo: Con todo eso vosotros guardaréis mis sábados: porque es señal entre mí y vosotros por vuestras edades, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis el sábado, porque santo es á vosotros: el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella alma será cortada de en medio de sus pueblos. Seis días se hará obra, mas el día séptimo es sábado de reposo consagrado á Jehová; cualquiera que hiciere obra el día del sábado, morirá ciertamente. Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel: celebrándolo por sus edades por pacto perpetuo: Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó.” (Exodo 31:12-17)
“Y díles también mis sábados que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico”
(Ezequiel 20:12).
“Y santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios” (Ezequiel 20:20).
Entonces, el sábado fue una señal hecha entre Dios y su antiguo pueblo Israel.
Tercero, bajo el Antiguo Pacto las restricciones y los reglamentos que gobernaban la observancia del séptimo día, eran de suma importancia. Por ejemplo, encontramos en el pentateuco las siguientes reglas:
a. Los judíos fueron obligados a dejar de trabajar y a dejar de hacer cualquier cosa que obligara a otros a laborar. (Vea Ex.20:9-10 y Deut.5:14)
b. Se les prohibió encender fuego. (Vea Ex.35:3)
c. Se les prohibió recoger leña (Vea Núm.15:32-36)
d. Se les prohibió preparar comida. (Vea Ex.16:22-26)
e. Se les prohibió viajar. (Vea Ex.16:29-30)
f. Se les prohibió llevar carga, comprar y vender. (Neh.15:15-19)
Estos reglamentos fueron obligatorios para todo el pueblo incluyendo a los siervos y a los extranjeros que vivían entre ellos, todo esto bajo pena de muerte para quienes quebrantaban estas restricciones. (Vea por ejemplo Núm.15:32-36 en donde un hombre fue apedreado por recoger leña en un día sábado.) Entonces, si los adventistas (sabatistas) creen que todavía es necesario guardar el día sábado para salvarse, deben apegarse a las mismas restricciones. En los tiempos modernos guardar el sábado significaría no salir de sus casas, ni prender la luz, ni usar aparatos eléctricos, ni tampoco el agua o el gas, no cocinar ni tampoco hacer nada que obligue a otros a trabajar. Cuando preguntamos a los adventistas y demás sabatistas si guardan el sábado en esta manera, su respuesta inevitablemente es que no. Y así se condenan a sí mismos, porque Santiago 2:10 dice: “Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos”. (Vea también Gálatas 3:10).
La distinción entre la ley ceremonial y la ley moral:
Ya hemos dicho que este cuarto mandamiento tenía un propósito tanto ceremonial como moral. ¿Cuál es la distinción entre los aspectos ceremoniales y morales de la ley? Los aspectos ceremoniales fueron temporales y los aspectos morales son de valor permanente. Los aspectos ceremoniales de la ley eran figuras que apuntaban hacia ciertas verdades espirituales acerca de la persona y la obra de Cristo. Los aspectos ceremoniales de la ley eran principalmente los ritos y las ceremonias relacionadas con; el templo, los sacrificios, el sacerdocio, los días especiales como por ejemplo la pascua, el día de la propiciación y los demás días festivos, e incluso el día sábado semanal como explicaremos más adelante.
El Nuevo testamento describe todas las cosas que formaron parte de la ley ceremonial como la sombra; es decir, figuras o tipos figurativos que apuntaban hacia la realidad, es a saber, la persona y la obra de Cristo. Hebreos 10:1 dice que la ley (en su aspecto ceremonial) tenía la sombra de los bienes venideros. En Colosenses 2:16 dice en cuanto a los días de fiesta, días de luna nueva o días de reposo, “todo lo cual es sombra de lo que había de venir, mas el cuerpo es de Cristo”.
¿Hacia dónde apuntaba el elemento ceremonial del día sábado?
Acabamos de leer en Col.2:16-17 que el sábado en su aspecto ceremonial, apuntaba hacia la obra de Cristo. Encontramos la explicación exacta de su simbolismo en Heb.3:16 a 4:11. “Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos. Mas ¿con cuáles estuvo enojado cuarenta años? ¿No fué con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y á quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino á aquellos que no obedecieron? Y vemos que no pudieron entrar á causa de incredulidad” (Heb.3:16-19).
“TEMAMOS, pues, que quedando aún la promesa de entrar en su reposo, parezca alguno de vosotros haberse apartado. Porque también á nosotros se nos ha evangelizado como á ellos; mas no les aprovechó el oír la palabra á los que la oyeron sin mezclar fe. Empero entramos en el reposo los que hemos creído, de la manera que dijo: Como juré en mi ira, No entrarán en mi reposo: aun acabadas las obras desde el principio del mundo. Porque en un cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Así que, pues que resta que algunos han de entrar en él, y aquellos á quienes primero fué anunciado no entraron por causa de desobediencia, Determina otra vez un cierto día, diciendo por David: Hoy, después de tanto tiempo; como está dicho: Si oyereis su voz hoy, No endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos pues de entrar en aquel reposo; que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (Hebreos 4:1-11).
1. En los versículos 16 a 19 del capítulo 3, tenemos la ilustración de cómo los israelitas que salieron de Egipto llegaron a la frontera de la tierra prometida, pero rehusaron entrar. Después de haber enviado a los doce espías el pueblo no quiso entrar, desobedeciendo al Señor por su incredulidad. Estas palabras están dirigidas a creyentes hebreos que en aquel entonces (el primer siglo del cristianismo) estaban en peligro de apostatar, abandonando su profesión de fe en Cristo. El apóstol usa esta ilustración de la historia del pueblo de Israel a fin de advertirles para que no hicieran lo que sus antepasados en el desierto.
2. En el versículo uno del capítulo 4 tenemos la promesa dada tanto a ellos como a nosotros para entrar en el reposo de Dios. Fíjese en la naturaleza espiritual del “reposo” o descanso que nos es ofrecido a nosotros:
a. El versículo uno dice que es un “reposo” del cual algunos pueden quedarse atrás o cortos. Un “reposo” que algunos no alcanzarán. b. Según el versículo dos, los que se quedan cortos o fuera de este “reposo” son aquellos que no creen al evangelio. Aquellos que
escuchan el evangelio pero que no mezclan la fe.
c. Según el versículo tres, la forma de entrar a este reposo es por medio de creer el evangelio. Aquellos que no creen, nunca
entrarán. El pueblo de Israel permaneció fuera de la tierra prometida hasta que toda aquella generación murió en el desierto,
porque no creyeron al Señor. (Vea Heb.3:19.)
3. Ahora es necesario identificar correctamente “el reposo” mencionado en estos versículos.
a. Primero, “el reposo” que el apóstol tiene en mente aquí no es la tierra prometida. Esto resulta evidente de los versículos 7 a 9 del capítulo 4. En ellos el apóstol cita a David refiriéndose al peligro de no entrar al “reposo” cuando hacía muchos siglos que Israel ocupaba la tierra prometida. Y dice también que Josué no les dió ese reposo a pesar de que los introdujo en la tierra prometida. Por lo tanto, el apóstol está diciendo que “el reposo” significa algo distinto.
b. Este “reposo” tampoco significa el cielo, porque el versículo tres del capítulo 4 da a entender que se entra a este “reposo” ahora creyendo. Lo mismo afirman los versículo 3:7-12, 3:15 y 4:7 y 11 donde se enfatiza la necesidad de entrar “Hoy” a este “reposo” y se da la advertencia de no endurecer el corazón ante la predicación del evangelio.
c. Este “reposo” tampoco es el reposo del día sábado, lo cual resulta obvio por el hecho de que los judíos sin lugar a dudas guardaban el sábado y sin embargo quedaron fuera del reposo. Según los versículos 4, 9 y 10, el “reposo” del día sábado es sólo un símbolo del reposo verdadero que el apóstol tiene en mente aquí.
d. Entonces, podemos concluir que “el reposo” de que se habla aquí no es la tierra prometida, ni el cielo, ni el sábado; sino el “reposo” de la salvación. Y que estos eran simplemente figuras o símbolos del reposo verdadero que es la salvación.
e. El hecho de que este reposo significa la salvación es obvio por las siguientes razones:
Primero, porque se refiere a este reposo por lo menos once veces en este pasaje, (Vea Heb.3:18, 4:1, 4:3, 4:4, 4:5, 4:6, 4:8, 4:9, 4:10, 4:11) y como acabamos de ver, este reposo no es la tierra prometida, ni el cielo, ni el sábado.
Segundo, porque la forma para entrar en este reposo es por medio de creer u obedecer al evangelio, tal como lo dicen los versículos 4:2 y 4:3.
Tercero, porque el pasaje enseña que la incredulidad o la desobediencia al evangelio es lo que excluye a una persona de este reposo. (Vea 3:19, 4:1, 4:2, 4:6, 4:7 y 4:11.)
Cuarto, porque la naturaleza de este reposo es descrita en el versículo diez como el descanso o cese de nuestras obras. Este descanso es obtenido sólo a través de la fe en la obra de Cristo. Todos aquellos que entran en el reposo de la salvación dejan de depender de sus propias obras. Ya no están tratando de salvarse por medio de sus obras, sino que dejan de obrar y descansan en la obra consumada por el Señor Jesucristo. En Mateo 11 Cristo dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar”. También dijo: “Y hallaréis descanso (reposo) para vuestras almas”.
El significado del reposo para los creyentes:
Ahora podemos ver más claramente el significado ceremonial del día sábado y porque fue necesario que todos los judíos cesaran por completo sus actividades. El día sábado en forma ceremonial o figurativa apuntaba hacia el descanso de la fe en Cristo. Representaba el descanso anunciado por el evangelio. Este es precisamente el argumento de Heb.4:10 que dice: “Porque el que ha entrado en su reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas”. Todos aquellos que creen verdaderamente en Cristo descansan en su obra, y por lo tanto dejan de hacer obras para justificarse o salvarse a sí mismos. El reposo del día sábado (el cese de toda actividad humana) prefiguraba y apuntaba hacia el descanso por la fe en Cristo. La abundancia de textos en el Nuevo Testamento que enseñan que la salvación no es por obras afirman este punto. Aquí podemos ver el porqué era tan necesario que los judíos no hicieran obra alguna en el día sábado. Si hubieran obrado en el día sábado, habrían transgredido el simbolismo del descanso en Cristo. Habrían mezclado las obras humanas con la obra de Cristo, la gracia y las obras. De este modo habrían echado a perder el simbolismo del reposo en Cristo. Como el apóstol afirma en Gálatas 5:9, “un poco de levadura leuda toda la masa”. Esto es, un poco de confianza en nuestras obras impide que confiemos completamente en la obra de Cristo y así impide que seamos salvos por El. No negamos que la fe nos conduce a obrar, sino que afirmamos que las obras de los creyentes son el resultado o fruto de la salvación que poseen por la fe en Cristo.
Para los creyentes el reposo de la salvación significa que están salvos y seguros. Fuera de peligro porque confían plenamente en Cristo, en su obra perfecta, en su justicia perfecta. Todos aquellos que creen en El encuentran reposo para sus almas, la paz para con Dios y el perdón de sus pecados. Ya no necesitan hacer obra alguna para justificarse ante Dios porque en Cristo ya han sido justificados.
La abolición del día sábado:
El día sábado en su significado ceremonial, como un día de reposo ha sido anulado y como mostraremos más adelante, el día domingo ha tomado su lugar como día de adoración. Desde los tiempos del Antiguo Testamento, Dios advertía a los judíos respecto a este cambio. Oseas 2:11 dice: “Y haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus sábados, y todas sus festividades”. Esta fórmula “días festivos, lunas nuevas y sábados” se refiere a los sábados anuales, sábados mensuales y sábados semanales. Encontramos la misma fórmula “días festivos, lunas nuevas y sábados” a lo largo del Antiguo Testamento. Vea por ejemplo 2 Crón.2:4, 8:13, 31:3; Neh.10:33, etc..
Esta es la misma fórmula que el apóstol Pablo usa en el Nuevo Testamento para afirmar que todos los aspectos ceremoniales de la ley han sido abolidos bajo el Nuevo Testamento incluyendo el día sábado. Por ejemplo en Col.2:14 dice: “Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y enclavándola en la cruz”. La primera frase de este versículo se traduce en la Versión 60 como “anulando el acta de los ritos”. En Efesios 2:15 el mismo apóstol dice que Cristo “abolió la ley de los mandamientos en orden a ritos”, la Versión 60 dice: “expresados en ordenanzas”.
En base a estas afirmaciones el apóstol concluye en Col.2:16-17, “Por tanto, nadie os juzgue en comida, ó en bebida, ó en parte de día de fiesta, ó de nueva luna, ó de sábados. Lo cual es la sombra de lo por venir; mas el cuerpo es de Cristo”. La fórmula usada aquí “días festivos, lunas nuevas y sábados” es la misma que encontramos a lo largo del Antiguo Testamento. Sin lugar a dudas, el apóstol Pablo está diciendo que estos aspectos de la ley ceremonial ya no están vigentes bajo el Nuevo Testamento. Y esto porque como el mismo apóstol lo dice, eran sombras y figuras del Antiguo Testamento las cuales han encontrado su cumplimiento en Cristo. Por lo tanto, dice que nadie puede ser juzgado por no observar estos días e incluye también las normas alimenticias del Antiguo Testamento.
Este argumento cabe perfectamente bien con lo que ya hemos visto respecto al simbolismo ceremonial del día sábado y su cumplimiento en el descanso por la fe en Cristo.
El apóstol Pablo en su epístola a las iglesias de Galacia afirma el mismo punto. Las iglesias de Galacia habían sido influidas por el error de los judaizantes, y vemos en Hechos 15 como trataban de obligar a los gentiles a circuncidarse y a guardar la ley mosaica. Esto condujo a algunos creyentes en las iglesias de Galacia, a sujetarse a varios aspectos de la ley ceremonial y a guardarlos como medio de salvación. En su epístola, Pablo condena en la forma más fuerte posible, cualquier intento de mezclar
estas obras de la ley con la fe en Cristo calificándolo como “otro evangelio”. Toda la epístola es una refutación de las ideas que son sostenidas en la actualidad por los adventistas y otros grupos, que creen en la salvación por obras. En Gálatas 4:9-11 dice: “Mas ahora, habiendo conocido á Dios, ó más bien, siendo conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo á los flacos y pobres rudimentos, en los cuales queréis volver á servir? Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años. Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros”. De este pasaje podemos notar lo siguiente:
1. La frase “los flacos y pobres rudimentos en los cuales queréis volver a servir”, se refiere a los aspectos ceremoniales de la ley que los judaizantes trataban de imponer sobre los creyentes gentiles (Vea también Col.2:20-21, Heb.7:18, etc.).
2. La frase en el versículo 10; “los días (es decir los sábados semanales), los meses (estos son los sábados mensuales o lunas nuevas), y los tiempos y los años (se refieren a los sábados anuales y los días festivos de la ley ceremonial)”. Esta es la misma fórmula que hemos visto en Col.2:16.
3. Pablo les condena en el versículo once por guardar tales días diciendo que la observancia de estos aspectos ceremoniales de la ley ponía en duda la veracidad de su profesión de fe, y también ponía en duda su entendimiento del evangelio.
Entonces, podemos concluir más allá de cualquier duda que según el Nuevo Testamento, nadie está obligado a guardar el día sábado como día de reposo. Es además un grave error el hacerlo y una negación del evangelio y de la enseñanza neotestamentaria. El cambio del día de adoración de sábado a domingo:
El Nuevo testamento deja muy claro que el día de adoración bajo el Nuevo Pacto es el día domingo. A continuación daremos las pruebas bíblicas de este cambio.
1. Cristo mismo discutió en varias ocasiones con los judíos incrédulos respecto a la naturaleza y el propósito del día sábado. En
estas controversias Cristo comenzó a preparar el camino para cambiar el día de adoración. Vea por ejemplo Marcos 2:23-3:6 y
Mateo 12:10-12. En estos pasajes Cristo hizo las siguientes afirmaciones respecto a este asunto:
a. Cristo dijo que él era el Señor del sábado (la palabra Señor quiere decir dueño soberano, en este caso del sábado). Esta afirmación indica no solo que Cristo es Dios y que originalmente El dio el mandato de guardar el sábado a los hombres, sino que también El tenía el derecho de abolir el sábado y de establecer el domingo como el día de adoración bajo el Nuevo
Testamento.
b. Cristo dijo que el sábado fue hecho por causa del hombre y no el hombre por causa del sábado. Esto quiere decir que el hecho
de guardar el día de adoración no es simplemente cumplir con un rito, sino que es para el bienestar espiritual de los seres
humanos. El día de adoración sirve para la edificación y el crecimiento espiritual de ellos.
c. Cristo preparó el camino para cambiar no solo el día de la adoración, sino la naturaleza misma del día cuando dijo que era lícito
hacer bien el día sábado. Bajo el Nuevo Testamento el día de adoración no es en sí un día de descanso, sino de mucha actividad y servicio espiritual. Es evidente que Cristo comenzó a disminuir el elemento ceremonial (el mero descanso) del día y a enfatizar el elemento moral y espiritual del mismo.
2. Cristo resucitó el primer día de la semana, Marcos 16:9 dice: “Mas como Jesús resucitó por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente á María Magdalena...”.
3. Los siguientes textos afirman que los creyentes empezaron de inmediato a reunirse en el día domingo: “Y como fué tarde aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y púsose en medio, y díjoles: Paz á vosotros” (Juan 20:19). “Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: Paz á vosotros” (Juan 20:26). También en Juan 20:21-23 se declara que Cristo comisionó a sus discípulos y les dió el Espíritu Santo el primer día de la semana.
Tenemos más evidencias de que los creyentes bajo el Nuevo Testamento se reunían en el primer día de la semana en los siguientes textos: “Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos y vinimos á ellos á Troas en cinco días, donde estuvimos siete días. Y el día primero de la semana, juntos los discípulos á partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de partir al día siguiente: y alargó el discurso hasta la media noche”. (Hechos 20:6,7) Aquí tenemos el ejemplo de la iglesia en Troas que se reunió el primer día de la semana para escuchar la predicación del apóstol Pablo y celebrar la cena del Señor. Fíjese bien en los siguientes puntos que se derivan de este pasaje:
a. Primero, tenemos aquí una reunión de una iglesia cristiana ya establecida, no un grupo de judíos incrédulos.
b. Segundo, Pablo estuvo en Troas una semana completa (los siete días de la semana); por lo tanto se entiende que estuvo
presente cuando menos un día sábado y un domingo, pero la iglesia no se reunió el sábado sino el domingo.
c. Tercero, la frase “reunidos los discípulos para partir el pan”, es una frase usada varias veces en el libro de los Hechos para referirse a las reuniones comunes realizadas los domingos por las iglesias cristianas en aquel entonces. (Vea Hech.4:31,
11:26, 14:27 etc.)
Otro ejemplo que demuestra que los creyentes bajo el Nuevo Testamento se reunían en el día domingo es 1 Cor.16:1-2 que dice: “Cuanto á la colecta para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas”. Aquí tenemos el asunto de la ofrenda especial que se estaba recogiendo para ayudar a los creyentes en Jerusalén quienes estaban sufriendo debido al hambre y la pobreza. Fíjese muy bien en los siguientes puntos:
a. Primero, aquí tenemos una orden apostólica.
b. Segundo, era una orden dirigida no a una sola iglesia, sino a muchas (todas las iglesias de Galacia).
c. Tercero, una orden que abarcaba más de un solo domingo, pues les ordenó que se hiciese cada primer día de la semana, lo cual
implica la costumbre de recoger sus ofrendas en el día domingo.
Sin lugar a dudas tenemos aquí otra prueba de que el día sábado fue abolido y reemplazado por el día domingo como día de adoración.
¿Porqué predicaba Pablo en algunas ocasiones en el día sábado?
“Y pasando por Amphípolis y Apolonia, llegaron á Tesalónica, donde estaba la sinagoga de los Judíos. Y Pablo, como
acostumbraba, entró á ellos, y por tres sábados disputó con ellos de las Escrituras, declarando y proponiendo, que convenía que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, el cual yo os anuncio, decía él, éste era el Cristo” (Hechos 17:1-3). Este texto explica el porqué Pablo iba a las sinagogas en el día sábado. Al llegar a una ciudad nueva, Pablo entraba primero a la sinagoga de los judíos con el fin de evangelizarlos. En sus viajes misioneros, Pablo trataba primero de predicar el evangelio a los judíos incrédulos, los cuales se reunían en el día sábado conforme a la ley. El apóstol no estaba guardando el sábado como los judíos incrédulos, sino que aprovechaba la oportunidad de sus reuniones en este día para evangelizarlos y hablarles de Cristo. El mismo apóstol nos explica su modo de trabajar en 1Cor.9:20 donde dice: “Heme hecho á los Judíos como Judío, por ganar á los Judíos; á los que están sujetos á la ley (aunque yo no sea sujeto á la ley) como sujeto á la ley, por ganar á los que están sujetos á la ley”. Para evangelizar a los judíos era necesario entrar a la sinagoga y predicar primeramente al judío. Pero siempre cuando quedaba establecida alguna iglesia cristiana en algún lugar, el apóstol ya no acudía a la sinagoga en el día sábado.
El elemento moral del cuarto mandamiento permanece vigente:
¿Cuál es el elemento moral del cuarto mandamiento que sigue vigente bajo el Nuevo Testamento? La respuesta es: la necesidad de poner aparte un día para adorar y servir a Dios. Cada ser humano como una criatura de Dios tiene la obligación espiritual y moral de servirle. El día señalado en el Nuevo Testamento para hacer esto es el domingo. Todos los hombres tienen la obligación moral de buscar al Señor el día domingo. Si no lo hacen, son tan culpables como cualquiera que esté quebrantando otro mandamiento moral (adulterio, robo, homicidio, etc.).
En el libro de Apocalipsis, el domingo es llamado el “día del Señor” (1:10). Este quiere decir literalmente el día del señorío de Cristo. En el libro de los Hebreos el apóstol nos dice que no debemos “dejar de congregarnos” (Heb.10:25). Y ya sabemos que los creyentes bajo el Nuevo Testamento se congregan en el día domingo.
Hoy en día, el domingo ha sido convertido en un día apartado para que los hombres puedan hacer todo excepto lo que Dios manda. Los inconversos han quitado a este día su propósito verdadero, usándolo para sus fiestas, sus pecados y sus diversiones. De esta manera roban a Dios este día que le pertenece. El mundo usa el domingo como el día de “todo”, un día dedicado a su egoísmo, a sus placeres y a cualquier otra cosa que no pudieron hacer entre semana.
¿Cómo debemos guardar el domingo (el día del Señor)
Los principios que gobiernan el uso del día domingo son los siguientes:
1. Los judíos santificaron el día sábado dejando de trabajar o sea, haciéndolo un día de descanso. Bajo el Nuevo Testamento, el domingo es un día no de cese de actividades, sino un día de actividad y servicio cristiano, un día apartado para adorar y servir al Señor. Como vimos al principio de nuestro estudio, es muy importante que tengamos un día especial para concentrar toda nuestra atención en las cosas de Dios. Esto significa que como regla general, los creyentes no deben usar este día para su trabajo cotidiano, sino que deben dedicar el día al servicio y a la adoración del Señor.
(Nota: En algunos casos pudiera ser necesario que algunas personas como doctores, policias, militares, etc. tuvieran que trabajar ocasionalmente en este día. Lo cual sería lícito por la naturaleza especial de su trabajo y debido a que no tienen la opción de negarse en casos de emergencia o de guerra, motines, etc. cuando sus servicios no son voluntarios, sino obligatorios. Sin embargo, la regla general para la mayoría de los creyentes es que no deben trabajar el día domingo.)
2. Debemos hacer que el día domingo sea el más importante de la semana. Dios nos ha dado el día y si no lo usamos correctamente la culpa es nuestra. Si no recibimos todo el beneficio espiritual del día domingo, nosotros somos los afectados porque perdemos la mejor oportunidad que tenemos para servir a Dios. La forma como usamos el domingo nos afecta a lo largo de la semana; es decir, nos ayuda o nos perjudica. El siguiente ejemplo nos ayudará a comprender su importancia: Si fuéramos a vivir 70 años después de nuestra conversión, todos los domingos de ese período serían igual a 10 años de nuestra vida. Esto significaría 10 años en los cuales cada día fue dedicado al Señor, 10 años llenos de servicio y de adoración, de buenas obras, de crecimiento espiritual, etc.. Si fuéramos a vivir 35 años después de nuestra conversión, los domingos equivaldrían a 5 años de servicio continuo al Señor. En el mismo sentido, 25 años de vida posteriores a nuestra conversión significarían 3.5 años consagrados a Dios. Por lo tanto, el uso del día domingo debe ser tomado muy en serio.
3. Debemos prepararnos de antemano para el día. El día domingo tiene mucho que ver con nuestro servicio y nuestra santificación. Por lo tanto, debemos prepararnos de antemano para aprovechar mejor el día. Debemos planear cómo vamos a usar el día. Debemos hacer de antemano cualquier cosa que pudiera estorbarnos y debemos determinar de antemano qué haremos si surgen ciertos imprevistos. El diablo siempre tratará de convencernos de que podemos mezclar varias actividades el día domingo; es decir; que podemos trabajar un ratito, hacer otros quehaceres, divertirnos otro momento, y aún así asistir a los cultos y servir al Señor. Para evitar estas tentaciones debemos cambiar nuestra manera de pensar acerca del domingo. No debemos permitir el ser influenciados por el mundo en la forma de usar el domingo.
4. No solo debemos prepararnos para el día, sino que debemos preguntarnos ¿Qué podemos hacer el domingo para servir al Señor? Hay cosas que cada creyente puede hacer el domingo para servir a Dios. Debemos dormir temprano el sábado y prepararnos espiritualmente para las actividades del día. Lo mínimo que podemos hacer es orar y apoyar la obra de evangelización del día domingo. Podemos ayudar en la escuela dominical, en al repartición de folletos, en la limpieza del local, visitando a los enfermos, visitando a las personas nuevas, etc..
Los propósitos para el día domingo:
Mencionaremos varios propósitos por los cuales Dios ha establecido el día domingo:
Primero, el día domingo es un día de adoración en que le mostramos al Señor nuestro amor y nuestra gratitud por lo que El ha hecho en nuestras vidas.
Segundo, el domingo tiene el propósito de ayudarnos en nuestro crecimiento espiritual. En el transcurso de un año escuchamos más de 100 sermones y estudios. Podemos aprender y crecer mucho usando correctamente el día domingo.
Tecero, el día domingo es un día de obediencia, un día en que reconocemos en forma práctica el señorío de Cristo sobre nosotros. Por lo tanto, el uso correcto del domingo es simplemente un asunto de obediencia.
Cuarto, el día domingo es un día de testimonio en que demostramos a los demás que dependemos del Señor y le pertenecemos. Aquellos que dejan de laborar el día domingo demuestran en forma práctica que están dependiendo de Dios para su sustento. También es un testimonio sin palabras a sus familiares inconversos y a sus vecinos.
Quinto, el día domingo prepara a los creyentes en forma práctica para vivir en el cielo. El cielo es un domingo eterno. A fin de cuentas nuestra actitud respecto a este día es un reflejo de nuestra actitud respecto al Señor, respecto a su servicio y respecto a su señorío sobre nosotros.