Herencia IN-completa

¿Ministerio?

Jesús manda a los discípulos a predicar y ellos ven las manifestaciones del poder de Dios operando de forma increíble.

Ahora vienen con el informe de su labor ministerial y Jesús les prepara un entrenamiento indispensable para comprender su labor ministerial, su misión.

Jesús estaba por enseñarles que la misión espiritual era natural, era completa. Predicarles la verdad sería lo esencial pero no podían olvidar que era seres humanos.

Desde una perspectiva ministerial, la labor de la Iglesia no es preocuparse por lo espiritual sino ocuparse en influir en la vida de manera integral.

Marcos 6:30–44 NVI

30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron lo que habían hecho y enseñado. 31 Y como no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que iba y venía, Jesús les dijo: —Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco. 32 Así que se fueron solos en la barca a un lugar solitario. 33 Pero muchos que los vieron salir los reconocieron y, desde todos los poblados, corrieron por tierra hasta allá y llegaron antes que ellos. 34 Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que comenzó a enseñarles muchas cosas. 35 Cuando ya se hizo tarde, se le acercaron sus discípulos y le dijeron: —Éste es un lugar apartado y ya es muy tarde. 36 Despide a la gente, para que vayan a los campos y pueblos cercanos y se compren algo de comer. 37 —Denles ustedes mismos de comer—contestó Jesús. —¡Eso costaría casi un año de trabajo!—objetaron—. ¿Quieres que vayamos y gastemos todo ese dinero en pan para darles de comer? 38 —¿Cuántos panes tienen ustedes?—preguntó—. Vayan a ver. Después de averiguarlo, le dijeron: —Cinco, y dos pescados. 39 Entonces les mandó que hicieran que la gente se sentara por grupos sobre la hierba verde. 40 Así que ellos se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. 41 Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. También repartió los dos pescados entre todos. 42 Comieron todos hasta quedar satisfechos, 43 y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos de pan y de pescado. 44 Los que comieron fueron cinco mil.

¿Cómo completamos la herencia?

Podemos cambiar y mejorar en muchos aspectos de nuestra vida para preparar una herencia pero siempre estará incompleta a menos que entendamos que Jesús es la parte que faltaba.

¿Cómo nos aseguramos de dejar una herencia completa? Siete consejos.

Consciencia de la necesidad (v.31)

Todo empieza reconociendo que hay carencias en nuestras vidas.

Reconocer que nos falta algo.

Saber que nuestra herencia está incompleta.

Permitir que Dios llene tu necesidad (v.32)

Dios conoce tus heridas y es el único que tiene el remedio para sanarlas.

Permítele a Dios internarse en ti para cambiarte.

Sigue los pasos de Jesús, él te lleva a un lugar tranquilo, venda tus heridas y calma tu ansiedad.

Conoce el corazón de Dios (v.34)

Al ver que Dios trabaja en ti corres el riesgo de pensar que todo se trata de ti, pero observa con sus ojos.

Dios ama a las personas, te salvó no porque eras el final de su misión sino el principio de la salvación del mundo.

No podrás amar a otros a menos que el amor de Dios esté en ti.

Reconoce tu FODA (v.37-38)

Mira y reconoce tus fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. Tú tienes recursos.

No mires lo bueno para exaltarte sino para convencerte de que tienes algo que ofrecer.

No mires las debilidades para descalificarte.

Sigue la estrategia divina (v.39-40)

Dios tiene un plan, necesitas conocerlo.

A veces te pedirá que hagas cosas que no comprendes, sé obediente.

No planees solo, déjate guiar.

En las manos de Jesús (v.41a)

Recuerda que no se trata de lo que tienes sino de que pongas en las manos de Jesús lo que tienes.

Lo que tienes no alcanza pero en las manos de Jesús se multiplicará.

Tu trabajo es poner todo en las manos de Jesús para que él haga lo que sabe y desea hacer.

Dar lo que tenemos (v.41b)

Empieza a servir sin esperar el curso.

El mundo necesita ser inspirado por lo que Dios puso en tus manos. Estaba en ti, lo pusiste en sus manos, él lo multiplicó, lo puso nuevamente en tus manos y ahora te toca a ti compartirlo.

Notarás cuántas cosas grandiosas Dios hace a través de ti.